Diecisiete

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Jimin creyó que comerían en el comedor de la casa. El mismo dónde habían comido en más temprano. Pero no, se sorprendió cuando vio que los cuatro adultos estaban acomodados en el sofá de la casa, frente a la pantalla plana que colgaba en la pared.

Tenían sus platos de comida en sus piernas, de tan solo oler Jimin se dio cuenta que la comida era puré de papas, con carne que según él era res. O podía ser cerdo, nunca sabía reconocerlo.

—Oh Jimin, ahí estás ¿No interrumpí algo entre tu y Yoongi?— preguntó el señor Cha—. Los llame porque ya íbamos a comer y no los veíamos por ningún lado, pero no sé si estaban haciendo algo o estaban ocupados.

Jimin se mordió la lengua para decir algo como “Si señor, estaba con su sobrino confesando lo trágica que ha sido mi vida, y después por alguna razón sentí la necesidad de besarlo… igual que como sentí en el lago hace unas horas.”

Pero no, no podía decir eso por dos razones. Uno: se suponía que ellos eran novios así que su familia supondría que algo anda mal si a pesar de ser novios no se habían besarlo. Y dos: que no quería decir esas palabras en voz alta, porque significaría que está aceptando tener deseo de besar a Yoongi, y Jimin no quería aceptar aquello.

—Todo bien, no interrumpieron nada— contestó Yoongi, quien venía saliendo del cuarto en el que hace un segundo habían estado —.Solo charlábamos.

Jimin suspiró, dio las gracias a Yoongi en su mente por haber dicho algo y salvarlo de contestar a él, porque sinceramente no tenía idea de que contestar.

—Y bueno, ¿dónde me siento? Tengo hambre— sonrió, tratando de parecer normal, como si nada hubiera pasado hace un momento con Yoongi en el cuarto.

Fue a servirse un poco de comida, viéndolo de cerca si era res, estaba seguro. Se sentó al lado de Yoongi en un pequeño sillón vacío, al lado de sus padres.

—Cariño, Jimin— lo llamó la tía de Yoongi— ¿Estás bien?

Tardó solo un segundo para que Jimin comprendiera a qué se refería la señora. Se había ido de la cocina casi corriendo con lágrimas en los ojos, seguro la señora Cha se quedó preocupada.

Jimin sonrió, lo más sinceramente que pudo.

—Estoy bien, no pasa nada en absoluto.— Su mirada tranquilizadora bastó para que la señora Cha sonriera de vuelta.

Discutieron un momento sobre que película debían ver en la tele. Decían cosas muy distintas entre si. Los padres de Yoongi querían una de terror, sus tíos querían una de ciencia ficción y Yoongi quería una de acción. La pelea sobre que iban a ver se torno más fuerte, y en ese momento estaban todos gritando los títulos de las películas que querían poner.

—¡Les estoy diciendo que veamos Ironman!— gritaba Yoongi, tomó el control de la tele y estaba apunto de poner su película, cuando se lo arrebataron.

—Oh no, veremos Anabelle— ordenó el señor Min con el control que le había quitado a su hijo en su mano.

—Todos están locos, veremos Avatar— exclamó la señora Cha—. Ahora dame el control, cuñadito.

Jimin veía la pelea de toda esa familia, y trataba de retener una risa. Se veían muy graciosos discutiendo y lo mejor era ver el control de la televisión volar de un lado a otro.

—¿Y si vemos orgullo y prejuicio?— dijo Jimin en voz baja.

Después se dio cuenta que no había sido tan baja como imagino, lo habían oído. Todos habían detenido sus movimientos y lo veían fijamente. Por un momento se sintió intimidado por tantas personas examinándolo con la mirada.

—Leí el libro y es muy bueno, solo digo…— repuso de nuevo.

La familia se miró entre si, Yoongi, quien tenía el control nuevamente en su mano, se lo pasó. Jimin se estremeció un poco cuando los dedos de Yoongi tocaron los suyos al momento de devolver el control. Yoongi sonrió ladino al notarlo.

—Mi novio es el invitado, y por lo tanto el debe decidir la película.

Los señores Cha sonrieron de ternura al ver a su sobrino defender así a su novio. Y sus padres asintieron dándole la razón, Jimin debía escoger.

Pusieron la película. “Orgullo y prejuicio” era el libro favorito de Jimin, y la película le fascinaba. Así que Jimin mantuvo una sonrisa todo el tiempo.

En un momento recordó que en casi todo el día no había tocado su celular, lo buscó en sus bolsillos hasta encontrarlo. Pero no prendía, la batería se le había acabado y no pudo encenderlo. Decidió olvidarlo, vería la película y la disfrutaría, después buscaría un cargador.

Vaya sorpresa fue la de Jimin cuando se dio cuenta que no era el único que estaba disfrutando la película. Al parecer había hecho a cinco personas más fans de orgullo y prejuicio.
























Namjoon agradecía a todos los cielos por qué sus padres se hubieran creído la mentira de que estaba enfermo. No era bueno en mentir, pero quería quedarse para salir con Jin.

Y vaya que había sido una buena idea. En toda su vida había pasado un momento tan agradable como ese. Se encontró con Jin en el parque y charlaron por horas, Namjoon descubrió que Jin tenía una risa peculiar.
Pero que le encantó mucho.

No fueron a ningún lugar a comer, o a un cine ni nada de eso. Solo se quedaron en el parque, acostados en el césped verde adornado por una que otra cosa blanca. Había poca gente, así que no hubo ruido que los interrumpiera. Habían jugado a adivinar las formas de las nubes. Curiosamente, Jin dijo que una nube tenía forma de corazón y la nube de al lado que Namjoon vio, tenía forma de llave.

—Es la llave que abre tu corazón— le había dicho Namjoon, con la mirada sería, pero expresando un montón de sentimientos en sus ojos.

—Estoy feliz de que seas tu quien tiene mi llave —le había respondido Jin.

Namjoon se había abierto con Jin, le contó las cosas por las que había pasado en un pasado. El bullying que recibió de niño.

Sintió una gran calidez en su corazón cuando Jin le tomó la mano, lo miró a los ojos y le dijo firmemente con esa voz tan dulce que tiene: “Tu eres perfecto Namjoon, si los demás no pueden verlo, que se jodan. Pero yo si lo veo.”

Y tras finalizar aquellas palabras, Jin hizo algo que Namjoon no esperaba. Se inclino sobre el sin importar que alguien del parque los viera y depósito un pequeño beso en sus labios.

Solo fue un rose, de apenas uno o dos segundos. Pero fue suficiente para que el corazón de ambos estallara de felicidad. Namjoon ahora sabía que Jin era una gran persona, y por supuesto que iba a intentarlo con el. No dejaría que se le fuera, Kim Namjoon había decidido enamorar a Kim SeokJin.

Aunque verdaderamente no había mucho que hacer, Jin ya estaba enamorado de el, solo faltaba que ambos abrieran sus sentimientos y en unos días (si corría suerte) serán novios. Al menos eso espera Namjoon, y también Jin en su interior.

Después del maravilloso día que habían pasado estaban ahora en su casa. En la casa de Namjoon. La casa estaba muy silenciosa debido que su familia se había ido con sus tíos. Iban a ver una película y comer palomitas. Ese era su plan, sin dobles intenciones ni nada, solo querían disfrutar de un momento agradable el uno con el otro.

Ninguno había mencionado lo del beso que se habían dado en el parque, pero era claro que les había gustado pues sus sonrisas no se habían quitado desde entonces.

Subieron las escaleras para llegar al cuarto de Namjoon, y se acostaron en su cama. Uno al lado del otro, con el tazón de palomitas en medio de ellos. Pusieron una película de comedias, una de las favoritas de ambos. “¿Dónde están las rubias?” y posiblemente una de las favoritas de casi todo el mundo.

Disfrutaron la película, entre risas y comentarios graciosos. En un punto se pusieron a platicar sin importarles que ya no le estaban prestando atención a la pantalla.

—¿Cuánto crees que tardarán Yoongi y Jimin en el darse cuenta que se quieren de verdad?— preguntó Jin. A lo que Namjoon contestó con un suspiro cansado.

—Ni idea, parecen estar muy ciegos. ¿Sabes algo?— Jin lo miró con confusión—. Desde que éramos niños, a Yoongi siempre le llamó la atención Jimin. Es decir, Jimin era su vecino, pero nunca habían cruzado palabra a excepción del día que se conocieron. Tenía curiosidad de saber cómo era Jimin, cuando por fin se hablaron y entablaron una “amistad” lo ví muy feliz. Demasiado, cómo no lo había visto nunca. Ellos dos piensas que su relación es solo de amigos, se quieren convencer de que solo fingen ser novios ante mis padres pero la verdad es que se quieren. No como amigos, no como algo falso o fingido. Se quieren, de verdad lo hacen.

—Pero podrían tardar en descubrirlo— concluyó Jin.

Siguieron comiendo palomitas y viendo la película. Cuando está acabó ya eran las 7:00pm y Jin debía irse a su casa o se haría más noche. Con tristeza caminaron hasta la puerta de la casa y Namjoon despidió a Jin. Estaban frente a frente, sin saber muy bien como despedirse. Después de unos segundos, Namjoon tomo el valor para inclinarse y depositar un beso en su mejilla.

Las mejillas de Jin se colorearon, pronunció un suave “Adios” y se dispuso a dar la vuelta.

Se quedó parado en su lugar cuando vio al padre se Jimin, el señor Park en la acera de su casa. Obviamente como la casa de Jimin estaba pegada a la de Yoongi, Jin pudo ver a la perfección al señor, estaba sacudiendo el tapete de la entrada.

Pero algo no andaba bien, no sabía cómo pero lo presentía.

Los movimientos del señor Park era lentos, había puesto en su lugar el tapete de nuevo, pero no sé enderezaba. Seguía inclinado hacia adelante y notó como tenía su mano sosteniendo su abdomen, como si le doliera.

—¿Sucede algo, Jin?— preguntó Namjoon al ver que Jin se había quedado mirando fijamente a la casa de los Park.

—Es el padre de Jimin. Siento que algo no está bien…— Y tan pronto como dijo esas palabras el señor Park se desplomó en el piso.

Jin abrió sus ojos de incredulidad, y con temor. Sin siquiera voltear a mirar a Namjoon salió corriendo de la casa para poder entrar a la de Jimin. Tan rápido como sus piernas pudieron llegó al lado del señor. Con alivio soltó un suspiro al ver que seguía respirando. Pero lo hacía débilmente.

Levantó la cabeza del hombre y la puso sobre sus piernas. Pues ahora Jin estaba sentado en el suelo. No había señal de alguna herida, ni de sangre. Recordó que Jimin le había comentado que su padre estaba enfermo, y que debían operarlo de la bilis. Debió haber sido eso lo que causó su desmayo.

Oyó un sonido de pisadas, al levantar la vista vio Namjoon frente a él, preocupado también por el señor inconsciente.  Jin lo miró, con preocupación el la cara.

—Llama a una ambulancia, por favor.— Su voz salía como un susurro. Inmediatamente Namjoon le hizo caso, sacó su teléfono y se alejó de ahí para hablar.

Jin hizo lo mismo, pero no llamó a la ambulancia, llamó a Jimin. Sentía tanta pena por interrumpir su día de relajo que se tomó con la familia Min, pero debía avisarle. La llamada ni si quiera sonó, directamente se fue a buzón de voz, lo que significaba que Jimin no tenía el teléfono encendido.

Mierda.



...
Si ustedes gustan, pueden pasar a leer el segundo capítulo especial de "Esto, es tan cliché: especiales" en dónde se narra con mucho más detalle la cita de Namjoon y Jin.

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