Aquella taza con el té caliente había quedado a un lado, siendo espectadora de aquél acto.

Ella se encontraba sumergida en la oscuridad de la cocina, envuelta en sus más profundos pensamientos, tratando de calmar su corazón lleno de ira.
Nuevamente, habían perdido más jóvenes cumpliendo con su deber. Todos los que perdieron tenían potencial.

Soplaba con suavidad la taza con el té caliente, alejando el cálido humo. No tenía prisa, no es como que tuviera que ir a otro lado o hacer algo mejor. Pensaba que a esa hora nadie iría a la cocina, pues todos se encontraban dormidos.

Se equivocó.

Un cálido y repentino abrazo la despertó del universo de sus pensamientos.
"¿T-Tanjiro?... ella preguntó, sorprendida, ese abrazo repentino no lo esperaba. Pero lo necesitaba.

"Shh"... "no levante la voz o despertará a todos" dijo él, una voz suave que empezó en el oído de ella, y terminó en su cuello. Ambos cuerpos se juntaron más.

"¿Qué crees que estás haciendo?" preguntó.
Su cuerpo sentía como la vívidas manos del pelirrojo recorrían su cuerpo. ¿Qué pasaba por su mente?.

El aliento del muchacho le dió una sensación como ninguna otra antes vivida. Una sensación electrizante. Algo que recorría hasta el último rincón de su cuerpo.
La miró a los ojos, colores violeta y vino tinto se encontraron...

"Si le soy sincero... no lo sé" respondió. Una respuesta que la confundió más. Acercó sus labios al oído de ella, mientras sus brazos la apegaban más. "Vine por algo de agua, y la ví a usted aquí... sola".

"¿Y... por qué haces esto" ella casi deja escapar un gemido suave que logró silenciar a tiempo. Aquel chico, en solo segundos la estimularon como nadie antes lo había hecho. Era embriagante sentir el aliento de él en su cuello, apartando su haori y estimulando esa zona.

"De nuevo... no lo sé". Esa era su respuesta para todo. Una pequeña risa dejó escapar el muchacho, no se estaba burlando, solo le pareció gracioso.

"¿No sabes nada? Ella lo miró a los ojos, aquellos ojos que antes le parecieron tiernos, ya no lo eran, sentía como aquellos ojos la desnudaban con mucha calma, explorando hasta lo último de su cuerpo.

"Solo sé que quiero agradecerle" al fin dió una respuesta diferente. El perfume que ella emanaba, ese aroma como ningún otro le decía que no pare, que continúe, sin miedo.

¿Q-Qué? Preguntó. El chico de nuevo la miró a los ojos, se acercó cada vez más, ella trataba de alejarse, pero él la buscaba, sus labios buscaban los de ella.

"Sí, quiero agradecerle por todo lo que ha hecho" ambos rostros estaban a pocos centímetros. Ambos labios, a poca distancia. "Si no hubiera sido por usted, ya no estaríamos aquí".

"Eso"... ella quedó atónita, él chico tierno y hasta gracioso que conoció hace unas semanas no era el mismo. La deseaba, le quedó muy claro. "E-Esto está mal, s-soy mayor que tú, Tanjiro".

Él la tomó del montón. La miró sonriente, se acercó con lentitud, tal cual una fiera haría con su presa indefensa. Del chico solo salió una pregunta que cambió el ambiente.

"¿Y?" seguido de una sonrisa.

"Pero yo..." enmudeció, él la enmudeció con un beso. Las manos de él recorrieron su espalda, en tanto que sus labios la seguían silenciando. No quería despertar a los que se encontraban en esa finca, lo que hacían era un secreto, y de seguro lo seguiría siendo.
Cruzaron los dedos, en tanto que él libraba una batalla dentro de la boca de ella, teniendo clara ventaja, también cruzaron algo más, algo que no debieron.

Ella no sabía que hacer, no sabía que decir, todo eso era repentino, pero él lo convirtió rápidamente en algo excitante. No era un sueño, pero tampoco quiso que terminara. Esa noche nació algo, aunque confuso para ella por lo repentino que fué, pero algo nació.

Cabe decir que ambos uniformes terminaron en el suelo.