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Jimin miraba a su bebé, está sonreía con él, los del pueblo se habían encargado de que la bebé tuviera las mejores condiciones para que viviera, todos estaban sorprendidos cuando su deidad nombró a la bebé como sacerdotisa del templo, pero no se opusieron, pues cuando llegaban visitantes a conocer sobre el templo, no había alguien totalmente experimentado para hablar, aunque ellos conocían muy bien la historia, además la misma deidad dijo que se encargaría de educar a la bebé.

Yoongi por su parte se encargaba de la salud de la bebé y ver qué cambios podría tener esta, por el momento la pequeña Yoonji solo bebía leche que le proporcionaban los del pueblo, porque pese a que aunque Jimin la haya dado a luz, por su otro cambio su cuerpo no produciría leche nunca más. El trabajo en el pueblo era normal, Yoongi atendía a algunas personas que llegaban para recibir atención médica, luego de pasar a adorar a la joven deidad, Jimin jugaba con su bebé hasta que sintió la presencia de su padre, por lo cual abrazó más a su hija.

—Veo que volviste a engendrar con el mortal. —le dijo.

—Es lo que las personas hacen cuando se aman padre. —hablo.

—No permitiré que tenga un lugar con las demás deidades. —lo vio. —así que no insistas en darle un lugar.

—No tengo planeado darles un sitio con mis demás hermanos. —mencionó. —desde aquel suceso me quedó claro que ellos no serán bienvenidos a la familia. —miró a su bebé y sonrió. —por ello tengo otros planes con ella.

—¿Otros planes? —se rio su padre. —no finjas que no dices eso para que cambie de opinión Haru.

—No miento padres. —lo miró a los ojos. —¿Por qué quería que el que mató a sus hermanos quiera aceptarla como deidad?

—Fueron un error, como lo es esa niña. —lo señaló. —así que debe de morir también.

—Mis planes con ella son mejores que darles títulos de deidad. —se levantó y la puso en la cuna. —se volverá mi sacerdotisa, una que hará ver de otra manera a las deidades. —se paseó por la habitación sin dejar de estar alerta por su hija. —mi hija será alguien muy poderosa e influyente, tanto así que tendré a muchas personas a mis pies, rogando y suplicando que les conceda deseos y se los daré, pero a cambio deberán de servirme y adorarme eternamente, su vida me pertenecerá solamente a mí.

—Ese no es el propósito de ser deidad. —habló su padre. —ese mortal te metió ideas en la cabeza.

—Él no tiene nada que ver. —lo vio. —la humanidad crea caos y destrucción, merece ser castigada y yo me encargaré de ello.

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