Yoongi apenas podía procesar lo que estaba ocurriendo. Todo sucedió en cuestión de segundos, pero para él, cada momento se sentía como si se estuviera desarrollando en cámara lenta. Justo después de que la chica mitad demonio repitiera esa inquietante frase, Jimin, con una mirada que parecía no pertenecerle, se lanzó hacia ella con una furia inhumana.

Lo que Yoongi vio a continuación lo dejó completamente atónito. En medio del movimiento de ataque, algo imposible sucedió: de la espalda de Jimin brotaron unas enormes alas de un blanco resplandeciente, tan puras que parecían hechas de luz misma. Las alas se desplegaron con un batir poderoso, llenando la habitación con una energía casi celestial que contrastaba de forma violenta con la grotesca presencia de la chica.

Jimin, ahora con esas alas angelicales extendidas, parecía una figura sacada de una visión divina. Pero en lugar de la paz que se asociaría con un ángel, sus movimientos eran rápidos, precisos y mortales. Con un solo golpe de sus alas, Jimin lanzó a la chica contra la pared, el impacto resonando con un crujido que hizo que Yoongi sintiera un escalofrío recorriendo su espina dorsal.

La chica mitad demonio, aunque claramente sorprendida, no se detuvo. Se levantó una vez más, su rostro desfigurado por una mezcla de odio y diversión.

—Así que el pequeño ángel tiene más de lo que parece. —murmuró, su voz cargada de un sarcasmo venenoso.

Pero antes de que pudiera continuar, Jimin la atacó de nuevo, esta vez usando sus alas como si fueran armas. Las plumas, afiladas como cuchillas, cortaron el aire y se clavaron en la piel demoníaca de la chica, haciéndola gritar de dolor.

Yoongi estaba paralizado, incapaz de moverse o de hablar. La imagen de Jimin con alas de ángel era algo que jamás habría imaginado, y verlo atacar con tanta violencia lo dejó completamente anonadado. Era como si dos mundos completamente opuestos se hubieran encontrado en ese instante, la pureza de un ángel luchando contra la oscuridad de un demonio.

Cada movimiento de Jimin era como una danza letal, sus alas batiendo con una fuerza increíble, empujando a la chica de un lado a otro de la habitación. La sangre, tanto humana como demoníaca, se mezclaba en el suelo, creando un contraste perturbador con la luz que emanaba de las alas de Jimin.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Jimin golpeó a la chica con un ataque final, sus alas brillando intensamente mientras la enviaba contra la pared con una fuerza devastadora. La chica mitad demonio cayó al suelo, su risa grotesca apagándose en un gorgoteo de dolor mientras su cuerpo comenzaba a desintegrarse en una nube de humo oscuro.

Jimin, aun respirando pesadamente, se giró hacia Yoongi. Sus ojos, que antes habían estado vacíos y fríos, ahora reflejaban una mezcla de agotamiento y algo más… ¿Tristeza? Las alas todavía estaban extendidas, pero parecían más pesadas, como si llevaran el peso de un dolor antiguo. Yoongi finalmente logró moverse, dando un paso hacia Jimin, sin saber qué decir o hacer.

—Jimin… —susurró Yoongi, su voz quebrada por la conmoción.

Pero antes de que pudiera decir algo más, las alas de Jimin comenzaron a desvanecerse, desintegrándose en partículas de luz que flotaron en el aire antes de desaparecer por completo. Jimin cayó de rodillas, agotado, y Yoongi corrió hacia él, arrodillándose a su lado, sin comprender del todo lo que acababa de presenciar.

—¿Qué eres tú…? —preguntó Yoongi, con la voz temblorosa, mirando a Jimin con una mezcla de miedo y preocupación.