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https://youtu.be/og9q7oKivxU

I've waited a hundred years
But I'd wait a million more for you
Nothing prepared me for
What the privilege of being yours would do.

If I had only felt the warmth within your touch
If I had only seen how you smile when you blush
Or how you curl your lip when you concentrate enough
I would have known what I was living for all along
What I've been living for.

La infancia no es desde que se nace hasta cierta edad, y a cierta edad, el niño crece y deja atrás ciertas cosas infantiles. La infancia es el reino en el que nadie muere.

Los días de preparativos estaban bajo control gracias a la gran ayuda de Hyunjin y Jeongin un poco mas del pelirosa, aunque era ahora cuando se daban cuenta de que quizá el muchacho había exagerado con tantos detalles. De verdad se podía notar todo su empeño por querer que salga una boda perfecta. Para Felix, no era necesario tanto detalle, solo quería casarse con BangChan, nada más.

—Hyunjin, ¿no crees que empieza a ser demasiado? —se acercó al pelirosa, posicionándose a un lado de el. Ambos estaban en la entrada principal de la casa. Observaba a conocidos de los vampiros cargar mesas, llevándolas justo donde ella había indicado. Las decoraciones eran principalmente en tonos blancos.

—¿Qué? ¡Claro que no! Solo estoy consiguiendo lo necesario para una boda perfecta. —sonrió demostrando toda su emoción, en sus manos llevaba toda la lista completa de lo que el consideraba esencial.

—¿Dónde pongo este? —preguntó Minho cargando un gran tronco.

—Ese va a los lados del pasillo.

—¿Cuál pasillo? —ahora era Jisung, también cargando otro, solo que un poco más pequeño.

—¡¿Acaso no tienen imaginación?! —quiso en ir detrás de ellos, pero se volteó para mirar a Felix. —Tú, quiero que vayas a tu casa y duermas mucho. ¡Es una orden! —gritó lo último alejándose de la casa.

(. . .)

Estar en su habitación simplemente le generaba un gran sentimiento de tristeza. Nunca pensó que llegaría el día en el cual tuviera que recoger todas sus cosas en cajas, justo como el primer día en que se mudó con su padre. Por un lado se sentía mal de dejarle solo, pero también estaba consciente de que tenía que seguir su camino, el cual ya estaba trazado. Terminó de sellar una caja con cinta, girando levemente su cabeza hacia el respaldar de su cama, donde aún yacía aquel atrapa sueños que Changbin le había dado. Hacía días que no lo veía por estar pensando en su boda.

Se acercó para tomarlo entre sus manos, cada día pedía que su amistad con el lobo no se viera afectada por su decisión. Aunque la vez que hablaron sobre la boda, Changbin pareció tomar bien las cosas; quizá se estaba preocupando de más.

Sintió una brisa acariciar su espalda, por lo que se levantó para ir a cerrar la ventana, sin contar con que BangChan estaría al frente suyo. Se sobresaltó, pues no lo escuchó ni sintió llegar, le recriminó con la mirada.

—¿En serio aún no te acostumbras?

—Podrías avisar cuando entras, quizá así empiece a hacerlo. —aunque ya un poco tarde, considerando todo el tiempo que llevan siendo novios, y todas las veces que BangChan ha entrado en su cuarto.

—¿Sigues sin arrepentirte?

—Sabes que eso no pasará.

—Pero aún puedes cambiar de opinión.

—Suena a que el arrepentido es otro y solo quieres que yo me arrepienta, así no te sentirás mal por ser el que cancele todo.

—¡No! He esperado un siglo para poderme casar, pero...

—¿Pero? —enarcó una ceja, sin recibir respuesta. —¡¿Pero?!

—Aún no te he dicho todo de mí.

—¿Qué? ¿No eres virgen?

Soltaron una pequeña risa, BangChan rodeó la cama, paseándose por la habitación. El rubio se sentó, esperando a que su aún novio se decidiera por responder de una vez.

—Cuando era más joven, empecé a revelarme. Me molestaba que papá quisiera controlar mi apetito, así que hubo un tiempo en que me fui por mi cuenta, quería saber lo que era cazar. Me fui por los hombres, pero solo aquellos que eran una aberración para la sociedad, ya sabes... los que trataban de lastimar a las mujeres, o los que se dedicaban a robar. Pero me di cuenta de que yo también era un monstruo.

—Chan, si eran ese tipo de personas, entonces eran criminales. ¿Puedes imaginar a cuántas vidas salvaste?

—Es lo que siempre me decía, pero al final eran seres humanos. Cuando morían, veía sus ojos y solo estaba yo reflejado en ellos, supe de lo que era capaz. Puedes llegar a ser capaz de algo así, es lo que no quiero.

—¿Quieres que cambie de opinión?

—Tienes que saber que no serás el mismo que verás en el espejo dentro de un año.

—No le tengo miedo a nada de eso. Tú lo lograste, y yo también puedo hacerlo. Deberías de darte mérito por eso. Lo que espero ver dentro de un año en el espejo es a alguien como tú.

Su conversación quedó en el aire por un chiflido desde afuera de la casa de Felix, por lo que el pelinegro miró extrañado hacia la ventana, para después centrarse en BangChan buscando que le dijera quienes estaban afuera.

—Vinieron por mí. —sonrió a su novio. —Es mi despedida de soltero.

—¿Y qué tipo de despedida tienen los vampiros?

—Meh, una donde hay osos. —se acercó a Felix para besarle antes de encaminarse hacia la ventana. —Te veré en el altar. —le guiñó un ojo antes de saltar por la ventana, Minho, Hyunjin, Jeongin y Jisung le recibieron.

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Su noche no fue la mejor, y se echaba la culpa por ello. Antes de dormir, pensó en lo que BangChan le había contando sobre su etapa de rebeldía, y que algo así podía llegar a pasarle a él si no sabía controlarse. Las horas de la madrugada lo alcanzaron mientras pensaba en el día, su boda estaba a punto de ocurrir, y los nervios comenzaban a dejarse notar. Cuando pudo dormir, su mente le traicionó provocándole pesadillas todo el rato.

Ahora que estaba en casa de los SKZ, se miraba en el espejo su rostro cansado. Jeongin le miraba mal, llevaba unos minutos reclamándole por no haber dormido lo suficiente, sin ni siquiera haberle dejado explicar.

—¿Quieren una mano? —Jisung se asomó por la puerta, llevaba un traje azul marino y sus cabellos azulados recogidos hacia atrás, dejando al descubierto su frente.

—¿De verdad? —Jeongin la miró con asombro, sosteniendo el saco blanco del traje de Felix.

—Sí, no me molesta la elección de novio que tuviste. —sonrió, terminando de acercarse a los dos. Tomó la corbata entre sus manos, mirándola con cierta nostalgia al pensar en lo mucho que a el le hubiese encantado tener la oportunidad que tiene Felix.

—Solo te molesta mi falta de respeto por la mortalidad.

—Exactamente. —dejó la corbata sobre la cama y tomó un cepillo, mirando el cabello de Felix ideando en su mente un peinado que fuese con él.

—Ni te molestes en eso, así está bien.

—¿Qué? ¡No! —interrumpió Jeongin, no está bien.

—No se esfuercen en querer peinarlo. —los tres dirigieron sus miradas hacia la entrada a la habitación, Elizabeth estaba de pie luciendo un precioso vestido negro, el cual resaltaba su hermosa figura y sus rasgos finos. —Lo intenté muchas veces cuando mi hijo era un niño, y nunca lo logré. Es igual de rebelde que él. —susurró a la muchachas. —¡Ven, Peniel!

Su madre entró al cuarto, cuando a los pocos pasos fue su padre el que entró. Portaba una caja en sus manos, los ojos de su padre estaban brillosos, ver a su hijo con ese lindo traje blanco te traía demasiados recuerdos sobre la infancia del pecoso, desvió su mirada ganando una gran sonrisa de su hijo.

—Queremos que tengas algo especial de la familia Lee. —dijo Elizabeth con una mirada amorosa, tomando la caja que tenía su ex esposo para abrirla, mostrando un broche pequeño.El símbolo era una especie de pequeño dragón color dorado, el cual Felix llegó a ver más de una vez en su infancia. Nunca preguntó de qué se trataba. —Dice que representa la fortaleza y orgullo de un la persona, pero también su pureza.

—Era de tu abuelo.

—El solo pensar que ese broche pasará a tu hijo, y al hijo de tu hijo. —bajó su mirada, respirando profundo para tranquilizarse y así no arruinar el maquillaje con sus lágrimas emotivas.

—¡Bien! Es hora de que termines de vestirte. ¿Quiere ayudarnos? —Jisung tomó el traje, brindándoselo a Elizabeth para que le ayudara a Felix.

—¡Por supuesto!

(. . .)

Los invitados ya estaban en sus asientos, esperando ansiosos a que fuera el momento de que empezara la boda. Felix , aún dentro de la casa, miraba algo atemorizado hacia donde estaban todos. Por más que trataba de tranquilizar sus nervios, no había poder humano que lo lograra.

—¿Estás listo? —preguntó su madre.

No respondió, sus manos sudaban frío y podía sentir su corazón a punto de salirse de su pecho. Sentía que en cualquier momento podía morir por culpa de un ataque. Su padre se acercó al otro lado, serio como siempre, pero transmitiéndole la paz que necesitaba en esos momentos.

—Sí. No me vayan a dejar caer.

-Nunca- hablaron al mismo tiempo sus padres.

Los tres avanzaron, fueron unos pocos metros antes de llegar al inicio del pasillo que Hyunjin había decidido hacer. No negaba que la decoración había quedado hermosa, pero no se sentía capaz de poder apreciarla suficiente pues no quería hacer contacto visual con cada invitado. Hubo más de uno que no supo su identidad, pero el color de sus ojos delataba su procedencia. Al otro lado habían unos cuantos lobos, y entre ellos se sintió animado al ver Changbin.

Por un momento, llegó a creer que el Seo se ausentaría, pero sintió que todo iría bien por el simple hecho de que él está presente. Le estaba sonriendo.

El camino fue un poco largo, al menos para Felix, pero al verse una vez frente a BangChan fue como si todos los demás se hubieran esfumado de su mente. El padre de la ceremonia indicó a todos los invitados que tomaran asiento para así dar inicio.

—Señoras y señores, estamos aquí reunidos para presenciar el matrimonio de Christopher Bang y Lee Felix. Repitan después de mí: Yo, Christopher Bang...

—Yo, Christopher Bang. —se miró para mirar de frente al rubio, encantado por cómo se veía con ese traje. —Te tomo a ti, Lee Felix, para amarte siempre. —se adelantó a las palabras del padre, no quería alargar demasiado las cosas.

—En las buenas y en las malas. —siguió Felix.

—En la riqueza y en la pobreza.

—En la salud y en el dolor.

—Amarte

—Atesorarte, por el resto de nuestros días.

—Acepto. —dijeron ambos al tiempo.

Ya habían repasado más de una vez lo que debían de decir en su boda, por lo que no fue necesaria la intervención del padre. Sellaron su unión con un beso que expresó todo el amor que había entre ellos. Las diferencias de sus procedencias no fueron suficientes para impedir una unión de ese tipo, si bien empezaron mal, su resultado había sido completamente opuesto. Nunca se imaginaron que encontrarían en el otro esa inspiración para vivir, ese motivo por el cual querer ser mejor cada día, y ahora que estarían juntos, poder progresar como la pareja que ahora son.

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La recepción también dejó ver todo el empeño de Hyunjin y Jeongin. Los árboles tenían decoraciones lumínicas en sus ramas, las cuales caían como cortinas blancas y finas. Las mesas tenían todos los bocadillos necesarios para los humanos y lobos, pues los vampiros no necesitaba de nada. Algunos se empezaron a acercar a la pareja, para conocer al nuevo integrante de la familia SKZ. Primero fue un grupo de tres vampiros, un hombre, dos donceles.

Ahora estaba delante ellos, quienes le recibían con una mirada tranquila.

—Ellos son mis primos, el es Taehyung.-el chico le sonrió. Taehyung, con un intenso cabello rojo y ojos del mismo color, se veía un doncel fuerte de carácter. Con una figura delgada y belleza sin punto de discusión.

—Jimin y su pareja Yoongi —los presentó BangChan .

Yoongi aunque tenía una estatura baja, su mirada era intimidante aún teniendo un rostro sereno, Jimin era el más pequeño de los tres y su cabello tenía un tono anaranjado, labios gruesos y una apariencia infantil, eso sin contar los ojos rojos brillando como dos rubíes.

—Natalie, ven. —le llamó Taehyung a otra pelirroja unos pasos más atrás.

Felix no entendía, pero esa  mujer se veía recelosa al acercarse poco a poco. Miraba a alguien que no era ninguno de ellos, y su expresión reflejaba el desagrado que le causaba la presencia de esa persona.

—No quiero hacer esto. —murmuró, a lo que Jimin le respondió codeando su costado. —Invitaron a varios de ellos. —dijo en un tono más alto, los demás miraron hacia donde ella miraba. Los Quileute también la miraban, molestos por el claro rechazo que estaban recibiendo si tan siquiera sabían quién era ella.

—Son amigos nuestros. —les defendió Felix, también sintiéndose molesto por la actitud de la vampira.

—Eso no me convence, han matado a muchos de nosotros, muchos que solo querían vivir tranquilos.

Negándose a seguir con ellos y soportar la presencia de los lobos, dio media vuelta y regresó por el lugar que llegó. Sus hermanos miraron apenadas a la pareja, ofreciendo una disculpa antes de ir tras ella.

—Bueno, supongo que no hay bodas sin dramas familiares. —comentó BangChan para hacer sonreír a su esposo.

Adaptación de: Eternidad Contigo [NS]

Créditos. @CelaenaUchiha18

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