VI

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BangChan esperaba paciente por la llegada de Felix, ya tenía todo listo para su "campamento", como ya habían acordado. Él instalaría todo y Changbin se encargaría de cubrir el aroma de Felix a los neófitos.

Al percatarse del olor de un lobo en el ambiente, avanzó unos pocos metros lejos de la tienda de campaña para confirmar que se trataba de ellos dos. Sonrió al ver al rubio acercarse a él, por lo que no pudo evitar abrazarle.

—Hola. —sonrió el rubio dejando un corto beso en los labios de BangChan. Dio media vuelta para mirar a Neji. —Deberías de regresar antes de que empiece la tormenta.

—No, me quedaré. Mi conexión con la manada les ayudará a saber todo lo que pasa. Lee tomará mi lugar mañana.

Al caer la noche, la tormenta fue un factor en contra respecto a la temperatura. Los grados eran excesivamente bajos para que el cuerpo de Felix pudiese aguantar toda la noche. Yacía sentado sobre la colchoneta de la tienda, envuelto en las cobijas que BangChan había llevado, tratando de controlar los temblores de su cuerpo.

—Sabía que debía de escoger un punto más bajo. —se recriminó Chris en voz baja. La entrada de la tienda de campaña se abrió, entrando Changbin antes de volver a cerrarla para evitar que se colara demasiado frío.

—No me deja dormir el saber que este frío lo está matando. —se apoyó sobre una de sus rodillas, enfocando su mirada en el rubio. Quedaron en silencio unos segundos.

—Oh, no. Ni siquiera lo pienses. —el rubio se irguió, frunciendo el ceño mirando al Hyūga a su lado.

—Acepta que puedo protegerlo de esta temperatura a la que TÚ lo expusiste. —quiso acercarse, pero BangChan le detuvo al poner la mano sobre su hombro, haciendo cada vez más fuerte el agarre. —Quítame la mano de encima. —dijo con un tono de advertencia, retándole con la mirada.

—No pretendas tocarlo.

—¿Pueden dejar de actuar como niños? —quiso sonar enojado, pero apenas si salía su voz. —Par de... imbéciles. No necesito que ninguno me proteja, ¿entienden?

El castaño se acercó para tomarle de la mano, verificando la baja temperatura de su cuerpo.

—Te estás congelando. —volteó su mirada hacia BangChan. —Si algo le pasa, será tu culpa.

Aquello hizo que el pelinegro le soltara, pues tampoco quería que el cuerpo de Felix cediera ante el frío. Nuevamente, Changbin era capaz de cuidarlo, no él.

—Dije que no necesito ayuda.

—Lix. —le llamó BangChan. —Solo será esta noche, deja que se acerque, como mínimo.

Sin siquiera preguntarle, Changbin se acercó a Felix y pasó un brazo por sobre los hombros del otro. En otra circunstancia, se habría alejado, pero la temperatura corporal de el castaño empezaba a subir la suya, y poco a poco se sentía mejor.

Al pasar de las horas, Felix ya estaba acostado sobre la colchoneta, aún con Changbin cerca suyo y rodeándole con un brazo. BangChan no podía quitarle la mirada de encima al lobo.

—¿Puedes siquiera controlar tus pensamientos? —le miró mal, hablando en voz baja para evitar despertar a Felix.

—¿Acaso dudas de sus sentimientos por ti? —le miró con una sonrisa de medio lado. —Sé que está enamorado de ti, pero también lo está de mí, aunque él no quiera admitirlo.

—Dudo que tengas razón.

—Si él me escogiera...

—Cosa que no hará. —le interrumpió.

—Pero si lo hiciera, ¿tratarías de matarme?

—Es una idea tentadora, pero no. No me atrevería a herirlo así.

—No, claro que no. —dijo sarcástico. —Solo lo convertirías en un chupasangre como tú.

—Yo no quiero eso. —arrugó el entrecejo. —Jamás quise eso.

—¿Entonces por qué no lo detienes en esa idea?

—¿Crees que no lo he intentado? Lo dejé una vez, pero...

—Te hubieras alejado otros seis meses, yo lo hubiera hecho feliz. Créeme. Tienes que al menos considerar que yo soy mejor para él.

—Aunque me cueste aceptarlo, sí lo he considerado. Sé que lo puedes proteger, eso me ha quedado claro los últimos días. Y además de eso, le puedes dar una vida humana, y es todo lo que quiero para él. Pero no pretendo forzarlo a hacer algo, nunca más. La última vez que lo hice, casi nos matamos.

—Sí, lo recuerdo bien. —bajó su mirada hacia el perfil del rubio. Lucía muy tranquilo. —¿Cómo tomaste las cosas la vez que pensabas que él había muerto?

—No puedo explicarlo fácilmente, solo sé que es un sentimiento que no le deseo a nadie. —esbozó una sonrisa irónica. —Aunque suene raro, me alegra que estés aquí.

—¿Debería de tomarlo como que a pesar de que quisieras matarme en estos momentos, te alegra que le esté dando calor? —BangChan río.

—Si no fuéramos enemigos naturales, y no intentaras a cada rato quitarme mi razón para vivir, tal vez me agradarías.

—Y si no estuvieras pensando en chuparle la sangre al hombre que amo, tal vez... —pensó sus palabras. —No, dudo que me agrades aún así.

BangChan esbozó una sonrisa. La sola idea de que Felix al final acabará entregando su corazón a Changbin le hacía doler el propio, pero había una cosa de la cual está seguro, y es que sin importar cuánto lo amé, está dispuesto a dejarlo ir, incluso a apartarse de su camino para no irrumpir en su felicidad.

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Al otro día, Felix fue el último en salir de la tienda. Al despertar, se percató de que estaba solo, por lo que salió en busca de Chan o de Changbin. Lo primero que vio, fue un lobo de un pelaje oscuro, quien le miraba curioso y con las orejas levantadas.

—Hola, Niki. —apenas sonrió, aún no acostumbra a llevarse con el resto de la manada como lo hace con Changbin. BangChan apareció entre los árboles, saludándole con un gesto de mano. El lobo se alejó de ellos, buscando vigilar la zona. —¿Superaras lo que pasó anoche?

—Solo no la tendré en mi lista de noches favoritas.

—¿Tienes una? —levantó una ceja, cruzándose de brazos.

—Todas las noches las he pasado contigo, como cuando aceptaste casarte conmigo, señor Bang.

—¿De verdad piensas que voy a querer dejar de usar mi apellido? Estamos en el siglo veintiuno.

—¿Te casarás con él? —se vieron interrumpidos por la tercer voz, Felix miró por sobre el hombro de su novio, no supo cómo reaccionar ante la mirada de Changbin.

—¿Sabías que estaba escuchando? —sus ojos molestos se enfocaron en su novio, no era así como quería darle la noticia a su mejor amigo.

—Sabes que merecía saberlo.

—¡No así! —pasó a un lado suyo, ignorándolo, para ir detrás de Changbin.

Alejados de BangChan, se permitieron poder alzar la voz en ese lugar. Changbin lleno de decepción y Felix tratando de ser escuchado. Tuvo que tomar del hombro al castaño para que le mirara de frente, no le gustaba imaginar todo lo que él podía estar pensando.

—¡¿Puedes esperar un momento?!

—¡Estoy harto! Sabes todo el tiempo que he esperado por ti, y aún así tú... —exhaló con fuerza, presionando los puños. —¿Cuándo pensabas decirme?

—No quería que fuera en medio de todo esto, hubiera preferido planearlo de otra manera, no pensé que Chan fuera a hacer las cosas a propósito. —aunque al final quizá fue con la buena intención de terminar con todo ese "triángulo amoroso".—Puedes pensar lo que quieras de él, pero es a la persona que... amo. Eres muy especial para mí, y no quiero que esta decisión vaya a afectarnos.

—Como si un saco de sangre fría fuera capaz de apartarme de tu vida. —se acercó para abrazarle. Felix extrañaba los días en que tenían la misma estatura, aunque ahora solo los separaban unos dos centímetros, tampoco era grande la diferencia.

—Sé que yo no soy esa persona para ti, recuerdo bien lo que me explicaste de la imprimación. Yo solo quiero que seas feliz, que podamos estar bien. —la imprimación es sagrada para los lobos, con la cual estaban dispuestos hasta dar su vida por su persona especial; y no necesariamente tiene que ser su pareja, solo... su persona especial. Y Felix está seguro de que él no es la de Changbin.

—Solo dame algo de tiempo para procesarlo. Tengo que hacerme a la idea de tener que verle la cara a ese idiota cada vez que quiera verte. —separaron el contacto, sonriéndose uno al otro. —Tengo que irme, aún tenemos cosas que resolver.

Felix se quedó de pie en el mismo lugar, hasta que perdió a Changbin de vista. Retornó en su camino, yendo hacia BangChan. Aún no estaba del todo contento con él, pero su intención ayudó a poder quitarse ese peso de encima. Antes de que pudieran dirigirse la palabra, Niki volvió a aparecer en medio de ellos. Gruñía mirando a BangChan, sin mostrarle los dientes, por lo que el pelinegro escuchaba sus pensamientos para saber qué quería decirle.

—Ya empezaron.

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Los SKZ estaban juntos en medio de aquel campo de batalla que habían designado. Las manchas de sangre que Felix había dejado fue la que acabó guiando a los neófitos hacia donde estaba la familia. Los neófitos eran rápidos, pero la experiencia de cada SKZ fue suficiente para poderse defender una vez la distancia se cortó.

Entre puños y patadas, la batalla empezó a desarrollarse. Se podían escuchar el crujir de los huesos de cada neófito que era golpeado, o bien, derrotado. La manera de poder acabarlos era fracturando los huesos de su cuello, para después quemarlos, solo que ese paso sería cuando todos estuviera, preferiblemente, decapitados. La agilidad de Jeongin, la fuerza de Jisung, la velocidad de Namjoon, y demás virtudes de los otros, les permitían abrirse paso entre el gran grupo de nuevos vampiros

Tomando por sorpresa a los neófitos, los Quileute saltaron desde una gran piedra sobre ellos, con sus colmillos y garras dispuestas a matarlos. Lograban trabajar en equipo, pues ya fuera que uno de los SKZ pusiera a merced de los lobos a algún neófito para que acabara con él. Changbin, al descender de la montaña, tomó a uno de los enemigos por el cuello con sus colmillos, ejerciendo presión hasta estar seguro de que había logrado acabar con él. Los hocicos de los lobos comenzaban a llenarse de sangre, al igual que las manos y ropajes de los vampiros.

Jin, quien avanzaba sin problemas con ayuda de su esposo, llegó hasta una muchacha de cabello rubio y corto que estaba escondida detrás de un árbol. No la atacó, pero miró a Namjoon para ver cómo podían actuar con ella. La expresión de la muchacha mostraba su temor.

(...)

—¿Hay heridos? —preguntó Felix, BangChan informaba a su novio de todo lo que ocurría en la batalla.

—No, pero Gina se acerca cada vez más. —levantó su mirada. —La escucho pensar. ¡Niki, vete de aquí!

El lobo emitió un gruñido, debía de ocultarse en caso de que ellos necesitaran su ayuda.

—Ella sabía que no estabas ahí, captó mi aroma.

—Debió de suponer que estaría contigo. —no sabía en qué dirección llegaría Gina, y no quería ser tomado por sorpresa.

—No viene sola.

Escucharon unas hojas ser pisadas. BangChan se posicionó delante de Felix al ver acercarse una Mujer de cabello rojo oscuro y largo. Su cuerpo era esbelto, y no duda de la belleza que porta, pero aún así no quita que es enemiga de ambos. Supo quién era.

—Hanbin. —le llamó, al menos podría intentar persuadirle. —Gina solo te está utilizando, ella quiere distraerme porque sabe que te mataré.

La escucharon llegar, posicionada sobre una de las ramas de un árbol de gran altura. Los escuchaba atenta, BangChan la miró a los ojos por un par de segundos.

—De hecho es lo que espera que suceda, porque así no tendrá que lidiar contigo después.

—No le hagas caso, Hanbin, recuerda que dije que juegan con tu mente.

—Puedo leer su mente, sé todo lo que piensa sobre ti.

—¡Miente!

—Solo te creó a ti y a todos los demás para vengar a su pareja, él es lo único que le importa. —la mujer miró a Gina, buscando algún signo que le indicara que todo lo que le decían era una mentira. —Solo jugó con tus sentimientos, te hizo creer que estarán juntas toda la vida, pero si salen vivos de esta, acabará matándote.

—No le creas, sabes que para mí no hay nadie más que no seas tú.

—Piensa, eres de aquí, por lo que conoces bien todo el pueblo. Es lo único por lo que te eligió. No siente nada por ti.

—¡Hanbin! No permitas que él nos separe, sabes lo que siento por ti.

Su cabeza pensó en las palabras de BangChan, pero su corazón se dejó guiar por la de Gina. Había hecho todo por el, hasta entrenar a los neófitos para que fueran perfectos en esa batalla. Aún estaba dispuesta a dar su última batalla para que ambos puedan estar juntas por siempre. Por lo que centró su par de ojos carmesí sobre BangChan y Felix, y antes de pretender atacarlos, se vio bloqueada por el ataque de Niki. Los dientes del lobo se clavaron en su hombro, arrastrándola unos metros lejos de los otros tres. Sus garras rasguñaron su pierna, generando una herida, y sus dientes, de gran tamaño, lograron penetrar hasta lo más profundo, sacándole un grito de dolor. Antes de que Gina escapara, BangChan la detuvo.

—¡¿Cuánto más pretendes huir?! ¡Sabes que lo único que quieres es matar a Felix! —la castaña dio media vuelta, encarándolo, mostrando el enojo que llevaba por dentro en su mirada. —Solo quieres que yo sienta lo mismo que tú cuando maté a Kiyoshi.¡Nada de eso hubiera pasado si tu novio no hubiera sido un completo animal! Pudieron haberse alejado y dejarnos en paz. Pero no, él se atrevió a querer matarlo. ¿Y sabes? No me arrepiento de haberlo despedazado, ¡de dejarlo como lo único que siempre fue! Absolutamente NADA.

Consumida por la ira, Gina arremetió en contra de BangChan, cayendo los dos al suelo en una lucha por ver quién era el más fuerte. En lo que ella se estiró para alcanzar a Felix, BangChan la tomó del cabello para tumbarla de nuevo en el suelo, y de una patada, poder alejarla de ambos. Gina subió a uno de los árboles, dispuesta a matar al rubio de cualquier manera, y lo mejor sería agarrar altura.

Con una seña, BangChan le indicó al pelinegro que se ocultara detrás de un árbol, sin contar con que Gina se lanzara hacia él. Felix cayó al suelo, poniendo ambas manos sobre las muñecas de la castaña, y no ponía en duda la fuerza de un vampiro, pues no podía moverla ni un centímetro. En lo que mostró sus colmillos lista para matarlo, BangChan se lanzó sobre ella para dejar a Felix libre, y así fue como pudo acabar alejándose de ambos vampiros.

Hanbin imitó su ataque, quedando Gina libre del rubio. Con BangChan en medio de su plan, no podían acabar con el rubio, por lo que ambos vampiros decidieron primero acabar con él. A pesar de que BangChan fuese hábil en las peleas, la increíble fuerza temporal de Hanbin y el conocimiento de Gina para pelear, lo pusieron en peligro, pues la pelirroja le tomó de ambos brazos, mientras que su principal problema lo sujetó del cuello para empezar a ejercer fuerza y así matarlo.

Negándose a perder a BangChan de esa manera, Felix se dispuso a buscar algo en el suelo que pudiera ayudar a su novio. Con una piedra en mano, generó un corte con la punta de está para que su sangre comenzara a brotar. El olor era fuerte, y lo suficiente para que los vampiros se olvidaran de Bangchan por unos segundos, los cuales fueron perfectos para que este pudiera soltarse del peligro. Con un cabezazo se deshizo de Hanbin, y de un puñetazo de Gina. En otra circunstancia, no se atrevería a golpear a una mujer, a pesar de ser vampiro, pero no podía poner en práctica su pensamiento si él y Felix corrían peligro. A veces había que hacer grandes excepciones.

Sabiendo que Niki volvía a acercarse, BangChan tomó a Hanbin y la lanzó al suelo, donde Niki aprovechó nuevamente para alejarla de ellos.

—¡Gina! —le llamó, extendiendo una de sus manos en busca de ayuda. Al ver que su amada lo miraba, pensó que la ayudaría, pero Gina la ignoró por completo para volver a concentrarse en BangChan. —¡Gina, ayúdame!

Niki esta vez estaba con el único pensamiento de terminarlo, por lo que no permitiría que volviera a escapar. Quedando solo dos ahora, la pelea podía ser más sencilla. El aroma de la sangre de Felix volvió a atraer a Gina, cosa que BangChan aprovechó para posicionarse delante de ella y bloquearle el paso. Ágil y veloz, la tomó de un brazo para voltearla, quedando los dos espalda con espalda, sus manos se colocaron en el cuello de ella, encajando los dedos para no permitirle que escapara. De un solo movimiento, la alzó por los aires, acercándose para tumbarle en el suelo. Gina, aturdida por el golpe en su cabeza contra una piedra, no se percató del momento en que BangChan volvió a alzarla con un solo brazo, y con el otro, hizo su cabeza hacia atrás para dejar al descubierto su cuello. Mostrando sus colmillos, y con sus ojos en un tono rojo, la mordió justo en la yugular. Sus dientes se clavaron con ganas, sintiendo el amargo de la sangre de Gina. El trozo de piel se desprendió por completo, cayendo la mujer al suelo sujetando la herida grave que ahora tenía. Retrocedió, alzando su mirada para ver a BangChan acercarse lentamente, los labios de este estaban cubiertos de su sangre. Ambas manos del pelinegro tomaron su cabeza, y con sus piernas, le impidió a Gina poder alejarse. De un movimiento, acabó por romper los huesos de su cuello.

BangChan retrocedió unos pasos, pasando su mano por la comisura de sus labios para quitar la sangre. Miró a Felix, sintió alivio al verlo sano y salvo. Niki se arrimó a ellos, fijando sus ojos oscuros en el rubio, volviendo a emitir gruñidos.

—¿Qué sucede ahora? —preguntó el rubio, observando a BangChan sacar un encendedor del bolsillo de su pantalón y lanzándolo al cuerpo de Gina.

—Jeongin quiere que nos vayamos. Ven, llegaremos rápido, están al pie de la montaña.

Adaptación de: Eternidad Contigo [NS]

Créditos. @CelaenaUchiha18

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