💀 Capítulo O6: Un trato

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Tahiel después de experimentar el dulce pero amargo sentimiento del rechazo.

Pudo notar que su madre bajaba las escaleras con Daleth como si este fuera un gran amigo de la infancia, aun negando con la cabeza que este ser era mucho más ingenioso de lo que pensaba. Bajo las escaleras a un unos centímetros de distancia oyendo un poco de la conversación, no es que era chismoso, pero temía que la criatura dijera la verdad.

Al llegar a la cocina, se debía pasar por un pequeño umbral que separaba la sala de estar de la cocina. En ella se hallaba una mesa de centro que era de madera y cuadrada, adornada con una tela blanca y en cada una de las esquinas era adornado por diminutos hilos que eran tejidos a mano en forma de flores, en frente se encontraba el refrigerador gris y hacia al lado derecho un reloj circular que daba la hora. A unos cuantos pasos si girabas y quedabas de espaldas hacia el refrigerador, estaba la cocina, la alacena y el lava trastes, todo estaba muy ordenado y limpio.

—¿Entonces tus padres saben que estas aquí?

—No, ellos fallecieron hace mucho tiempo

—Oh...lo siento mucho —mencionó Diana con un dejo de arrepentimiento en su rostro.

—Descuide, estoy acostumbrado...

Tahiel escuchaba de manera atenta, pero con disimulo sacando el juego del refrigerador para beber un poco y sentarse en la mesa.

—Entonces que te parece...—preguntó Diana sin terminar la oración.

Pero, Daleth al ver a la pequeña criatura que comenzó a lamerse. Sí, tenía dos orejas, cuatro patas, unos hermosos bigotes, pequeñas almohadillas en sus patas y era bastante suave.

—No lo puedo creer que... —susurro Daleth maravillado a lo que sus ojos captaban.

Era una belleza extraordinaria, tanto que podría considéralo llamarlo musa.

El gato dio una pirueta y se acostó mirando a Daleth, quien ya estaba mimándolo y diciendo cosas como extraordinario, eres muy hermoso, tus patitas son muy suaves, que deleite...

—¿Te gustan los gatos? —preguntó Tahiel incrédulo a su comportamiento infantil.

—Me fascinan, son muy independientes —comentó Daleth acariciando su lomo y este ronroneaba al instante pasando por sus mano que era humana y luego por sus pies. Después se dirigió hacia Tahiel quien fue hasta sus manos y se las lamía para maullar y restregarse en su camisa que estaba rota.

—Veo que ha creado un lazo con ustedes.

Diana miró a su hijo junto al chico que era mucho más alto que él, observando con detenimiento al minino que recobró energías y corría por toda la cocina.

—Tahiel hijo mío, me alegra que tengas un amigo.

—¡Él no es mi amigo! —mencionó Tahiel cruzándose de brazos—. ¡No lo conozco y digo la verdad!

—Si, somos, ¡Alto ahí!

Todo sucedió muy rápido, Diana quedo congelada tan solo un par de minutos, y Tahiel quedo más que estupefacto ante lo que sus ojos verdes miraban, tenía un mar de confusiones por cómo se sentía, el rescate, y el que este increíble individuo haya dicho que era su amigo, la colera subía poco a poco en su cuerpo y apretaba sus puños.

—¿¡Qué le has hecho!? ¡Qué le has hecho a mi madre!

La sonrisa de Daleth despareció.

—Cálmate, solo la congelé unos minutos.

—¿Tienes poderes o algo así?

Daleth arqueo una ceja como diciendo que si lo que dijo era una maldita broma, lo que vio era real. Él se acercó, pero Tahiel instintivamente se levantó e intentó esquivarlo sin lograrlo, y en el proceso se estrelló contra la pared. Haciendo que el contacto entre ellos fuera más que íntimo.

—¿Te has calmado?

—Si me miras así es imposible

Tahiel miro a Daleth quien se acercó a él mirando detenidamente. Miraba a sus ojos verdes y que el centro de sus pupilas tenía un poco de amarillo en ellos, luego miro sus labios como si fuera un deseo pecaminoso, de cierta forma él también se sentía de esa forma, pero lo negaría, ese secreto se llevaría a la tumba.

Había arqueado una ceja y pudo ver que Daleth desvió su mirada, como lo observaba hace unos minutos atrás. Daleth dejo salir un ligero suspiro no podía abalanzarse contra Tahiel, más aun sabiendo que el humano no sabía nada de él, lo miraría más raro de lo que ya es. Daleth se aclaró su garganta, cerro sus ojos por unos momentos y los abrió.

—Primero, necesito que te calmes para poder hablar de forma civilizada...—mencionó colocando una de su mano en su cadera y la otra al lado del rostro de Tahiel.

—¡¿Civilizada dices!? ¿Quién sale de una caja de madera al estilo oriental y es un ser maligno?—comentó Tahiel alzando la voz, pero al ver que Daleth alzó una ceja—.Lo siento—dijo.

—Se que estas realmente confundido, que en tu cabeza tienes millones de preguntas que hacerme, y antes de que digas algo, no soy un demonio, muchos nos catalogan como demonios por llevar cuernos, tengo un cuerno en la cabeza, pero poco a poco te explicaré, si es que así lo deseas.

Tahiel miró al chico de cabellos azulados, aquel corte que se hizo le asentaba muy bien tanto que tuvo que desviar un poco la mirada, debido a que los ojos de aquel sujeto lo escaneaban con detenimiento y al verlo a hablar, pudo notar que algunos de sus dientes eran remplazados por colmillos, por un momento dejo de escucharlo por haberse perdido en esos bellos pero exóticos ojos dorados, abrió sus labios por inercia y sintió como la mano que estaba modificada se la cerraba lentamente.

—¿Ya estas mejor?

Tahiel asintió.

—No...¿hiciste esos trucos de magia conmigo? —preguntó Tahiel con una voz temblorosa

—¿Te refieres a que utilice un especie de encantamiento contigo? —preguntó Daleth con una sonrisa—.No, es algo que, de alguna otra forma siento que te calmas de ese modo cuando alguien te mira a los ojos.

Tahiel palideció un poco, ¿Cómo supo que él se calmaba de esa forma? La única persona que sabía de esto era su santísima madre. Sorprendido abrió sus labios para decir algo, pero lo único que se escucho fue un silbido, Daleth al ver eso comprendido que estaba sorprendido, iba a hablar nuevamente, pero al ver que la tensión en el cuerpo de Tahiel disminuía de a poco, se alivió que sus palabras aún tenía efecto en él después de tanto tiempo.

—Bueno, ¿Qué es lo que quieres preguntarme? —preguntó Daleth dando un paso hacia atrás quedando a una distancia prudente.

Tahiel al ver que la distancia volvía a la normalidad dejo salir un suspiro de alivio, se rasco su cabeza para pensar en una pregunta tardo un par de segundos para nuevamente hacer contacto visual con él.

—¿Por qué mi madre te ve diferente y yo te veo como tal eres?

—Porque eres especial—mencionó con una ligera sonrisa, en las palabras que él decía era verdad.

Tahiel se cruzó de brazos y golpeaba la madera de manera insistente con el pie, sin embargo, Daleth sabía que no lo creería por lo que tuvo que mentir.

—Bueno, está bien —Daleth rodo los ojos hacia un lado—.cree una ilusión, solo tú me veras como realmente soy, el resto de las personas me vean como un simple humano.

—¿Mi madre volverá de ese estado?

—Claro que sí, luego de que terminemos esta conversación.

—¿Por qué te encerraron en la caja?

Daleth dio un suspiro.

—Esto parece un interrogatorio.

—Lo es —mencionó Tahiel aun manteniendo sus brazos cruzados—.No me das para nada confianza y tampoco hace un par de días no creía en lo paranormal, soy escéptico sabes.

«El otro Tahiel lo hubiera creído, pero no lo recuerdas... »—pensó Daleth para sí mismo.

En cambio, Daleth dio una sonrisa burlona y paso la mano derecha por sus cabellos, formando una sonrisa traviesa.

—Ya que, me estas interrogando señor oficial, ¿porque no hacemos un trato? Soy muy bueno en eso y mi especialidad es el juego —canturreo acercándose nuevamente hacia Tahiel.

Tahiel lo pensó por un momento llevando una de sus manos a su mentón, sintiendo la mirada penetrante de Daleth quien movía sus cejas de arriba abajo, aquel acto hizo que Tahiel tuviera un ligero rubor pero que pronto se esfumo cuando se aclaró la garganta.

—Está bien —dijo Tahiel alzando su mano—. ¿Pero qué tipo de trato será? —arqueo una ceja.

Daleth dio una leve sonrisa.

—¿No es obvio? —arqueo una ceja—. Quedarme contigo.

—Pero, que estas...—no pudo articular palabra porque su mano fue atrapada por la mano de Daleth en un movimiento rápido.

—El trato es quedarme a tu lado para contarte toda mi historia, ¿no querías saber todo de mí señor interrogador? —mencionó con una sonrisa. —Por tu expresión callada y avergonzada estoy en lo cierto, eres bastante curioso, pero no lo admites. Déjame complacerte en que me conozcas como yo quiero conocerte, a cambio yo te enseño y tú me enseñas.

—¿Qué? —preguntó con voz temblorosa junto a un ligero rubor en sus mejillas.

Tahiel negó de manera rotunda a lo que estaba pensando en ese momento.

«Por dios, soy un pervertido» —pensó Tahiel mientras desviaba su mirada haciendo que sus quijada temblara.

Daleth solo lo observó perplejo ante las acciones que el castaño estaba mostrando, eso era realmente nuevo para la vista de él. Era un nuevo Tahiel que quería descubrir por completo.

—Me refería a conocer tu mundo Tahiel, son más de trescientos años y estoy más que seguro que han cambiado muchas cosas.

—Ah, sí, eso...

—Bien, es un trato entonces.

Tahiel asintió.

—Sí, es un trato.

Antes de que Tahiel acercara su mano a la de Daleth, él con un movimiento la paro en seco.

—El trato se paga con un poco de sangre Tahiel, ¿no tienes miedo? —preguntó Daleth.

—Absolutamente no —dijo Tahiel mintiendo, su rostro reflejaba serenidad, aunque en su interior de su ser estaba con miedo de lo que podría suceder.

Tahiel observó como Daleth dio una enorme sonrisa y pincho con su mano de curvo el dedo índice y él también lo hizo en su otra mano para unir ambos índices y mezclar ambas sangres y de repente ocurrió, una ráfaga de energía invadió a ambos cuerpos, por expresión del más alto estaba más que impactado de la misma forma que Tahiel.

Ambos al mismo tiempo tragaron saliva y Tahiel pudo sentir que el dorso de su mano izquierda apareció un tatuaje en forma de la letra uve, junto a unas enredaderas en forma y pequeñas flores eran adornaban su mano. La sensación que sentía le quemaba y le picaba en la zona, pero podía soportarlo y luego de ver que aparecían algunas cuantas flores en tinta negra, la enredadera le daba vueltas en su muñeca.

Tahiel se sorprendió, pero aún más al ver que en la mano de Daleth también se le formaba el mismo tatuaje solo que al final se sellaba en un círculo y comprendió que el trato estaba hecho.

[...]

Tahiel estaba un poco confundido con todo esto. Él juraba en lo más recóndito de su ser la figura que veía en todas las noches, podría ser Daleth.

Tenía sus sospechas, pero tal como dice el dicho: «A tus enemigos hay que tenerlos cerca», y Tahiel eso haría, haría que si esa criatura era el causante de sus pesadillas lo acabaría con sus propias manos. ¿pero cómo? Si él no tenía experiencia en matar a alguien, salvo que había peleado contra esos bravucones y que luego en venganza lo siguieron hasta su casa, lo golpearon, amordazaron, y casi fue violado, de no ser porque él había llamado a la increíble criatura que estaba ahora a su lado como si nada hubiera pasado, Tahiel no lo hubiera contado, pudo haber estado muerto.

¿Cómo podría ser él? Luego de que lo salvó, simplemente Tahiel no podía comprenderlo y eso lo frustraba muchísimo, tanto que agarraba sus cabellos y los sacudía haciendo un sonido con sus labios. ¿podría ser una estrategia de este mismo? Tahiel negaba, una y otra vez, hasta que volvió a soltar el mismo sonido que hizo con su boca y desparramar sus cabellos.

—¿Y a ti que te sucede? —preguntó Diana riéndose por el comportamiento de su hijo.

—¿Qué? Lo siento — comentó Tahiel avergonzado por su comportamiento.

Daleth lo observo y dio una leve sonrisa, pareciendo divertido ese inusual comportamiento en él.

Tahiel se aclaró la garganta y volvió a preguntar.

—Perdonen, ¿de que hablaban?

—Hablamos sobre la ciudad ya que Daleth no lo conoce mucho, por lo que estaba pensando en que mañana le hicieras un recorrido—mencionó Diana con una sonrisa apoyando ambas manos sobre la mesa luego observó a Tahiel que todavía llegaba la camisa rota, Tahiel se dio cuenta y se levantó.

—Iré a cambiarme volveré en un rato.

[...]

—¡Ay, Jesús!, ¿Por qué entras así? —exclamó Tahiel apretando la camisa que tenía en sus manos estando semi desnudo.

—Vamos Tahiel, no hay nada de novedoso en ver a otro chico con el torso desnudo, tenemos lo mismo.

—S-si —Tahiel murmuró desviando la mirada y terminaba de colocarse una camisa junto a una sudadera—.¿Qué haces aquí?, ¿Espiar o atravesar paredes es otro de tus dones?

—Sí y no —dijo con una sonrisa Daleth para acercarse a él de manera lenta haciendo que la distancia entre ambos fuera más cercana.—buscaba el baño

—Eso es un pretexto.

Daleth sonrió aún más.

—Me has pillado, solo quiero venirte a recordar sobre nuestro querido acuerdo, debes decirle a tu madre que me quedaré por un tiempo indefinido.

—¡Qué! —exclamó aturdido ante la petición que le acaba de hacer—. ¡Tú eres el que me engaño en primer lugar!

Daleth se rio un más dejando ver algunos de sus colmillos.

—Eso soy, soy el maestro del engaño mi querido Tahiel, tengo habilidades especiales que a través del juego y de algunas palabras puedo convencerlos, además hicimos un trato mi estimado, me quedaré contigo y lo aceptaste, sé que el fondo lo quieres porque ansias saciar tu curiosidad.

—Créeme que no, Daleth

Daleth ensanchó más su sonrisa y ladeo su cabeza para admirar la belleza de Tahiel.

Tahiel se apresuraba en bajar las escaleras mientras ignoraba las palabras molestosas de Daleth, pero en el trascurso piso mal uno de los escalones haciendo resbalar en el proceso, Daleth que fue más rápido, lo agarra de manera delicada utilizando su propio cuerpo para amortiguar su caída. El rostro de Tahiel reflejaba absoluta incredulidad, el miedo se apoderó tan solo un instante en el castaño, su respiración se aceleró dando un leve jadeo. Tan solo un instante sus miradas se conectaron y todo la incertidumbre que le provocaba Tahiel en ver a este chico se esfumo en unos segundos que eran eternos.

Daleth tampoco, solo pudo abrir y cerrar la boca como buscando las palabras adecuadas, como estuvo tanto tiempo encerrado había olvidado como es coquetear en una situación así, pero negó esa posibilidad, ahora solo quería que Tahiel estuviera bien y no se haya lastimado en el proceso. Al observar que el castaño no se movía, se preocupó, iba dirigir su mano derecha hacia los cabellos cuando Tahiel alzo su mirada y hubo un instante una increíble conexión, su respiración se acorto un par de minutos, pero exhalo con lentitud, por ese ligero pero increíble segundo pudo mantener la esperanza que con Tahiel podría empezar de nuevo.

Sabía que en el fondo tenía una oportunidad, pero debía actualizarse en los nuevos idiomas, vestimentas, palabras y la increíble tecnología, y quien era la persona que podría enseñarle era Tahiel.

Daleth se aclaró la garganta para hacer la siguiente pregunta y Tahiel solo escuchó unas sutiles pero delicadas palabras.

—¿Te encuentras bien?

Tahiel solo asintió, intentó levantarse, pero debía tocar parte del cuerpo de Daleth, nervioso se intentó mover, toco los duros pectorales que observaba en esa ajustada camiseta, un cuerpo ejercitado, miró el cabello que era azulado luego esos ojos dorados que lo atraían de forma peligrosa y finalmente miro sus labios que estaban entreabiertos escuchó nuevamente su nombre, pero no le importo.

Un aclaramiento de garganta hizo traer de vuelta a Tahiel.

—¿Se puede saber que ocurrió aquí? —Preguntó Diana confundida y a la vez preocupada al encontrar al amigo de su hijo y su hijo en una posición extraña.

Daleth rápidamente se levantó haciendo que Tahiel también lo hiciera y quedara un poco confundido en el proceso.

Daleth le explico rápidamente como ocurrieron las cosas, que Tahiel había tropezado un escalón y lo había salvado colocándose como amortiguador para que él se llevara todo el peso.

—¡Ay no querido!, ¿pero estás bien? —mencionó preocupada por el relato del peli azul.

—Sí, estoy bien, aunque la verdad duele un poco la parte baja de mi espalda, pero me recuperare pronto señora, no se preocupe.

—Comprendo bueno vayamos a la cocina que les preparare algo, de seguro están muertos de hambre—mencionó ella con una sonrisa mientras caminaba hacia la cocina.

Daleth iba a seguirla cuando sintió que le detenían una de las mangas de su chaqueta de cuero, se sorprendió, pero al girarse, se encontraba Tahiel cabizbajo, pudo notar un ligero rubor en sus mejillas y sus labios entreabiertos como pensando en las palabras que diría.

—Gracias.

El asombro en su mirada era obvia, pero luego un ligero movimiento hizo que Tahiel se sorprendiera también, llevo una de sus manos y revolvió los cabellos castaños manteniendo una sonrisa y Daleth siguió a la madre de Tahiel quien le preguntaba cosas triviales.

Tahiel solo pudo tener un ligero rubor en sus mejillas. Resulto que la persona quien quiso sorprender fue sorprendida. Utilizó la misma táctica que él y no pudo evitar dar una enorme sonrisa hacia la dirección de Daleth.

El castaño dio un ligero suspiro, observó como su madre se concentraba en cocinar mientras que Daleth leía algunas especies que estaban envueltas en unos frascos.

—Mamá, Daleth no tiene a donde ir, será mejor que se quede con nosotros —mencionó mientras hacía contacto visual con ambos.

Ambos sujetos la miraron incrédulos por aquella confesión que resulto ser más que impactante. A veces Tahiel podría ser muy directo y sin escrúpulos que causaba que muchas veces cayera mal para algunas personas. Su madre solo pudo asentir.

—Además —dijo mientras se sentaba en la silla para ver como su gato se subía en su regazo. —no te he contado como fue como rescate a Niro, lo encontré en la calle cuando unos chicos lo maltrataban, pero no se preocupen, les di una paliza a esos estúpidos chicos sin corazón por los animales. Realmente no sé cómo pueden existir personas así. Deberían... ser.... eliminadas.

Tahiel observo a Daleth como le dio una mirada discreta sabiendo que en realidad había acabado con la muerte de aquellas tres personas, supuso además que era innecesario contarle a su madre.

Él miró a su madre que se quedó pensativa por un momento, la observo detenidamente. Era alta, tez como la nieve, sus ojos eran tan verdes que al mirarlos podía imaginar al mismo bosque con un poco de amarillo en el centro, que lucía pura e inocente, y el cabello castaño. Era una mujer muy hermosa, admirada y respetada por todos los colegas donde trabajaba en la galería. Además, ella se consideraba muy reservada, asequible ante todo lo que le pidiera su único hijo, ya que el segundo, nunca nació debido a un aborto espontaneo.

—Claro, no tengo problema. Es mejor así; la casa no se siente tan vacía, ya que es grande. Pero, hay un solo problema...—comentó su madre mientras se levantaba de la mesa. —Síganme chicos—dijo ella apagando la cocina y el gas.

Ambos se miraron entre sí, y solo asintieron para seguir a Diana quien subía las escaleras, Tahiel se quedó callado en todo momento mientras que pudo notar una leve sonrisa por parte de Daleth.

Ella abrió una habitación que estaba un poco alejada de las otras, viéndose varios de cuadros sin terminar y materiales de pintura. Tahiel supuso que es lo que vendría.

—Te preguntaré algo Daleth, ¿no tendrías problemas con dormir con Tahiel? Después de todo, son amigos. La otra habitación se ocupa para el taller que tiene Tahiel. Siéntete libre de hacer lo que quieras, ahora este es tu nuevo hogar—sonrió Diana—. Además, chicos, estoy segura de que Tahiel te mostrará el pueblo como es debido y me alegra que tengamos a nuestros dos nuevos integrantes...

—Ya sabía que ibas a decir que Daleth dormiría conmigo—mencionó llevándose una mano a su cien.

—No te preocupes Tahiel, la pasaremos bien~




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 Me gustaría saber tu apreciación me ayudaría muchísimo

Los leo brujix



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