☄️Capítulo 3.

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    Una enorme punzada en mi frente hizo que me despertara, no sabía lo que había ocurrido, alce mi vista hacia el acantilado, pero un pitido en mi oído y mi vista borrosa hizo que me dificultará un poco el levantarme, pero sabía que me caí de una altura un poco alta. 

    Estoy tan agradecida de los dioses que no había lastimado, aunque el olor a sangre me llamó la atención, sentía algo tibio que me recorría en la frente y al percatarme que era; palidecí un poco, era mi sangre. No tenía un espejo, ni nada con que verme.

    Lentamente comencé a revisar mi cuerpo si tenía algo roto, afortunadamente todo estaba en su lugar, solo que la herida de mi frente no sabía con exactitud la profundidad, esperaba que fuera leve.

    Estaba dispuesta al levantarme para poder regresar al castillo, cuando un sonido entre los arbustos hizo que estuviera en alerta, por inercia me lleve una mano a mi espalda, pero mi arco y mis flechas no las tenía consigo, eso me frustró un poco, si era un animal le daría una muerte digna y sin dolor, pero ¡me encontraba indefensa!

    Negué rotundamente la cabeza, la última opción que me quedaba era huir o tomar una roca que estaba teñida de mi sangre y me puse en modo de defensa.

    Esperé un par de segundos para esperar a que el animal saliera, pero al ver que es lo que salió, la roca que tenía resbalado de mis manos al encontrar frente a un hermoso ser que estaba delante de mí con sus brazos alzados, una estatura alta, cabello negro y orbes grises, en la mitad de manera horizontal eran de un color café claro.

    —¡No dispares! Oh—exclamó abriendo su boca en señal de asombro.

    —Oh, ¿qué?

    —No se ve a una bella dama todos los dí... ¡auch! Eso no se vale, ¿estoy desarmado no lo ves?

    —¡Tenía que defenderme! —Respondí lanzándole la roca, no sabía si eras una criatura aterradora.

    —Criatura aterra...jaja eres buena en haciendo chistes

    No dije nada, solo junté ambas manos y mirar hacia arriba, hasta que me di cuenta la herida ya que mi mano comenzó a mancharse de sangre.

    El chico de ojos grises con un toque café, cabello azabache y con ropas un poco holgadas junto a sus largas botas, reacciono de manera instantánea en ayudarme, pero di dos pasos atrás un poco asustada.

    Él se sorprendió, abrió su boca para decir algo.

    —perdón por asustarte, pero déjame que te cure, si no paras la sangre será peor—Comentó.

    Al ver que abrió su boca más me sorprendí.

    —Eres... ¿un vampiro? ¡No chupes mi sangre! —Mencioné un poco temerosa

    —¿Qué? No, no soy de esos vampiros, soy de otra clase, no te haré daño, confía en mí —Volvió a comentar.

    —¿Como voy a confiar en alguien que no me ha dicho su nombre?

    —Tienes razón, me llamo Caelum ¿y tú?

    —Soy Tryell

    —¿Eres la princesa del reino Wynneldra?

    Asentí.

    Caelum de manera inmediata se arrodillo como los demás caballeros elfos lo hacían, colocaba mis manos al frente de él.

    —No es necesario... —comenté con una sonrisa nerviosa hasta que un fuerte mareo hizo que me sentara en una roca.

    —Debo actuar rápido —mencionó el vampiro de manera preocupada.

    De manera sorpresiva, aquel joven invadió mi espacio personal, realmente quede petrificada al ver que me tomó de mis pies y me levanto llevándome en su regazo, al verlo podía notar lo fuerte que era, por inercia coloque mis manos en su cuello, no pude evitar tener un ligero rubor que coloreaba mis mejillas pálidas, Caelum al verme se sonrojo un poco.

    —Sujétate bien

    Asentí aferrándome en su cuello.

    Sentí como una ráfaga de viento golpeaba mi cara a una velocidad sorpréndete, una vez que paramos observe que estaba un poco lejos de mi hogar, pero en su lugar había un paisaje bastante precioso que me otorgaba Caelum.

    —Esto es muy hermoso —mencioné con una sonrisa, hasta que miré que Caelum aplastaba unas flores que no conocía del todo bien, pero eran blancas y tenían una forma de campana.

    —Tranquila esta es la flor Can-can tiene propiedades curativas sobre todo también detiene el sangrado —dijo mientras las untaba en mi frente no si antes de llevarme al arroyo y ayudarme a limpiar la herida.

    No podía articular palabra, un desconocido que por mi loca cabeza quería asesinarme, tomar mi sangre y dejar mi cuerpo por ahí tirado, pero mi pensamiento fue del todo erróneo; estaba equivocada, al contrario, este vampiro me ayudo.

    Hasta que por fin pude abrir mis labios para salir un quejido, ya que parte del ungüento que había hecho me dolía, pero después de varios minutos dejo de doler.

    —Gracias por ayudarme y me disculpo por haberte tirado la piedra —mencioné avergonzada desviando mi mirada sintiendo un ligero rubor en mis mejillas pálidas.

    Caelum se rio, sentí su mirada buscando la mía.

    —No hay nada que agradecer, al principio pensé que huirías corriendo ya que muchos han huido cuando los he intentado ayudar, tal vez sea el hecho la mayoría cree que somos Dompher o Ghoutk, pero somos muchos y de diferente especie.

    Quede más que estupefacta antes sus palabras, mis orejas puntiagudas bajaron considerablemente ya que estaba arrepentida de lo que había hecho.

    —Tranquila Tyrell, no es tu culpa por no saber mucho de los distritos de Issendar, entre ellos hay varios tipos de vampiros con talentos únicos, pero desgraciadamente para mí aun no se a qué especie pertenezco.

    —¿No lo sabes? —dije sorprendida. 

    Él negó con la cabeza.

    —Pero es lo que menos me importa he sobrevivido gracias a que no tengo un lugar fijo, y debo agradecerte de que eres la primera persona que no huyo de mí, estabas asustada pero no lo hiciste y eso agradezco de ti, aunque seamos unos desconocidos, ambos sin importar las diferencias de nuestra raza confiamos el uno con el otro. 

    —Tienes toda la razón Caelum, aunque seamos personas desconocidas no lo hicimos —dije con una sonrisa y luego me acerqué en el arroyo con la enorme cascada que se veía a lo lejos, sonreí al ver el hermoso paisaje que era decorado con distintas flores blancas.

    Me acerque a una distancia prudente para observar mi reflejo y la sangre que goteaba de mi frente había parado de manera drástica y me enjuague con delicadeza y lo que se suponía que me dejaría cicatriz ya no estaba.

    Hasta que unas manos masculinas sujetaban el agua cristalina para tomar el agua del arroyo coloqué uno de mis mechones blancos detrás de mi oreja, me acerqué a él y bebi el contenido del agua, cuando terminé de hacerlo, el sol había golpeado mis ojos o eso creía, pero al acercarme más pude notar que el fondo del agua se encontraba una joya.

    —Mira Caelum, es una joya —susurré sorprendida.

    —Es verdad, ¿de quién será? —mencionó mientras él iba a sacarla cuando fui más rápida.

    Comencé a inspeccionarla junto con Caelum, era bastante extraña, una piedra preciosa de color azul muy reluciente y que de seguro de algún rey lo había olvidado.

    —Que extraño, no todos los días se encuentra una joya bastante preciosa —mencionó Caelum mirándome y luego a la joya.

    Le pasé la joya a Caelum con una sonrisa, mientras subía mi vestido blanco mostrando una de mis piernas desnuda y en una de ellas llevaba un pequeño bolso.

    —¿¡Que haces!? —exclamaba Caelum todo sonrojado al ver lo que estaba haciendo—. debes taparte.

    Comencé a reírme.

    —No me digas que es la primera vez que ves a una mujer. 

    —No, pero la manera en lo que hiciste me tomo desprevenido —dijo desviando la mirada hacia otro lado.

    Saque la cadena que llevaba y nuevamente estire el vestido hacia abajo.

    —¿Para que tienes una cadena? —pregunto ladeando la cabeza Caelum.

    —Uno nunca sabe que podría pasar, además es mágica, se estira y sostiene tu propio peso, pero de seguro servirá para colocarla con la piedra —mencioné mientras que pasaba el broche y me colocaba en el cuello.

    Pero no encontraba el maldito gancho por lo que se me dificultaba un poco, hasta que las manos de Caelum rozaron las mías haciendo que me sonrojara en cada toque.

    —¿Puedo?  

    —Adelante —dije con una sonrisa sosteniendo mi cabello.

    Al ver el colgante quede maravillada, brillaba con una enorme intensidad de color azul, Caelum también la volvió tocar.

    —Se ve hermosa en ti

    —Gracias Caelum —susurre con una ligera sonrisa.

    Un silencio invadió el lugar en donde nos encontrábamos, no era incomodo, pero se podía escuchar el sonido de los pájaros y algunos animales que pasaban por ahí, hasta que Caelum hablo.

   —Creo que debemos regresar o si no el rey Theron, tu padre comenzará una búsqueda en tu nombre —dijo Caelum con una sonrisa.

    Verlo de cerca era apuesto, no lo negaba de seguro media como un metro, su cabello llegaba hasta sus hombros y sus ojos eran tan raros como los míos, pero podía notar que a medida que hablaba asomaba sus colmillos que eran filosos, me quede un rato mirándolo hasta que su pregunta me descolocó un poco.

    —¿Quieres tocarlos?

    Asentí.

    Un ligero rubor asomaba en mis mejillas y también Caelum de se había ruborizado un poco, alce una de mis manos hacia sus labios, el abrió su boca y pude tocar sus filosos colmillos, eran sumamente puntiagudos.

    —Vaya son bastante filosos, para desgarrar cualquier cosa, es la primera vez que veo a un vampiro como tú—dije asombrada para luego sonreír. 

    —Y para mí, en ver a una hermosa elfa que me dio con una roca al momento de conocernos —dijo Caelum riéndose, observándome en todo momento.

    Me reí ante el comentario del vampiro.

    Él se paró y extendió su mano hacia mí, para apegarme a su pecho, sentir su olor me hizo dar un pequeño suspiro, pero de cierta forma me hizo tranquilizarme, me alzo en su espalda y de manera instintiva lo rodee con mis brazos y ambos un leve asentimiento de cabeza emprendimos el viaje de vuelta a mi hogar.

    Note como si todo se moviera en cámara lenta, algunas mariposas se posaron en algunas ramas de los árboles, y desde esa distancia podía ver el cabello de Caelum que se movía de manera lenta, hasta llegar al lugar en donde me había caído, pero encontramos otro camino en el cual poder ingresar, él me bajo con delicadeza.

    —Llegaste sana y salva dulce princesa

    —¿Dulce? ¿Soy comible? —conteste riéndome

    Caelum hizo una reverencia y luego menciono.

    —Puede ser, pero como soy todo un caballero es mi deber dejar que esta hermosa dama llegue sana y salva a su castillo.

    —Gracias por todo Caelum, fue muy grato pasar el poco tiempo que tengo con un desconocido

    —A ti por alegrarme las noches, ahora tendré otro motivo en la cual pensar.

    —¿En qué? —dije un poco curiosa por sus palabras

    —En ti, Tyrell.

    Quedé más que sorprendida ante tales atrevimiento del vampiro, más no fue un impedimento de que quizas pueda surgir algo más, solo asentí antes sus palabras llevando una mano a mi rostro, sin duda Caelum era un gran seductor cuando se lo proponía o esa daba de que hablar.

    Pero puedo decir con certeza que empezaría una gran aventura en mi vida, no lo sabía, pero presencia que así sería, porque sin darme cuenta el destino hizo de las suyas.

    El destino hizo juntar a dos perfectos desconocidos cuyo destino fue sellado desde su nacimiento.

    El problema es que ellos aun no lo sabían.

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