extra. life in district 7

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EXTRA
dae y johanna







Hay días que a Johanna aún le cuesta unos segundos recordar que la persona junto a la que despierta es Dae. Siente su presencia y le asusta. La escucha respirar, aún dormida. Mira a su alrededor, su vieja habitación en su casa de la Aldea de Vencedores.

Siempre ha vivido sola allí, al menos desde hace tanto tiempo que no vale la pena intentar recordar otra cosa. Pero ya no. Dae duerme a su lado, Jian hace lo mismo en la habitación que en algún momento perteneció a otra persona. Johanna suspira, tratando de disfrutar de aquella tranquilidad por unos minutos más.

No sabe cuánto tarda exactamente Dae en incorporarse. Abre los ojos y la imita. Por la luz que atraviesa las cortinas, es capaz de ver cómo ella se vuelve a mirarla, con el pelo revuelto y una leve sonrisa en el rostro.

—Buenos días —saluda la del 8. Johanna asiente.

—Buenos días.

La mano de Dae busca a la suya. Johanna contempla sus dedos entrelazados, preguntándose en qué momento pasó todo eso. En qué momento dejó a Dae entrar en su vida de un modo tan fundamental. No sabe la respuesta,
pero descubre que no le importa.

Ambas bajan a desayunar. Es tarde, pero hace ya tiempo que dejaron de seguir el horario del 13. Los primeros días en el 7, hacían lo imposible por romper con aquello, hasta el punto de que adoptaron la costumbre de levantarse casi a mediodía. En algún momento, lo más seguro es que deban volver a otra rutina, pero por el momento solo quieren disfrutar de la tranquilidad de poder decidir cómo vivir.

Jian ya está en el salón, escribiendo algo en un cuaderno. Las saluda al verlas.

—Ha acabado el juicio de Katniss —comunica entonces—. Inocente, claro. Volverá al 12.

—No podía ser de otro modo —asiente Dae, pensativa—. Intentaré llamar a Haymitch y preguntar más tarde.

—Finnick y Leilani aún no han llamado —apunta Johanna. Es su silencio el que más inquieta a ambas. Suponen que seguirán en el Capitolio, pero no consiguen explicarse el motivo—. Podríamos preguntarle también. Estaría bien saber qué ha sido de ellos.

—Dudo que se queden en el Capitolio mucho más después de esto —responde Dae, con el ceño fruncido—. Todos los demás ya hemos vuelto, que yo sepa.

—Beetee está en el 3, a Enobaria la mandaron al 2, nosotras estamos aquí. Katniss y Haymitch están liados con el juicio, y Peeta... —Johanna la frase en el aire—. Pero ¿ellos?

—Puede que quieran tenerlos cerca de Katniss —recuerda Dae.

Johanna asiente. Ya han hablado del tema varias veces y esa es la hipótesis que más les convence, pero tampoco están especialmente seguras.

—Intentaremos enterarnos cuando consigamos hablar con Haymitch —termina por decir Johanna—. Vamos a desayunar. ¿Ya has comido, Jian?

Este asiente. En las últimas semanas, ya desde que estaban en el 13, ambos han aprendido a entenderse, al menos. Johanna aún no sabe cómo tratar al hermano de Dae y Jian, que según ésta le gusta que le dejen ser independiente, tampoco le aclara mucho. Por el momento, parecen llevarse bien, y eso basta a Johanna.

—Aún me sorprende que tengáis tanto de esto —comenta Dae al llegar a la cocina, levantando el bote de sirope que Jian ha debido dejar después de desayunar—. Y cómo puedes decir que estás harta de él.

Johanna ríe.

—Cuando una ha pasado toda su vida tomándolo... —Se encoge de hombros—. Aunque lo eché de menos en el 13, la verdad. Que allí no tuvieran era un recordatorio de que no estaba en casa.

—Me gustaría tener algo así por el 8 —comenta distraídamente Dae.

El principal motivo por el que no había querido regresar a su distrito era porque había quedado prácticamente arrasado. Las revueltas allí habían empezado mucho antes que en el resto de Panem. Habían resultado en una represión sangrienta. Y, ya después del Vasallaje, los bombardeos no habían cesado.

Dae le había dicho una vez que no quería huir de su origen, pero que tampoco se sentía preparada para verlo en ese estado después de todo lo que había sucedido en los últimos meses. Quería volver, quería ayudar a reconstruirlo. Pero aún no. Quería sanar primero. Y no quería ver a su hermano arrastrado a aquel lugar de nuevo.

—¿Te apetece algo además de tortitas? —cuestiona Johanna, encendiendo el fuego y tomando la sartén. Dae niega.

Hay algo tan tranquilizador, tan hogareño en aquella situación. A Johanna le gusta estar cocinando para alguien más que ella misma. Para alguien por quien se preocupa infinitamente y de quien, o eso piensa, ha acabado por...

Los brazos de Dae rodeándola por detrás le hacen tensarse un instante, pero se relaja pronto. La siente apoyando la barbilla en su hombro. Antes de conocer a Dae como ahora, siempre había pensado que sería una persona tan poco cariñosa como ella misma era, pero se había equivocado. Sonríe débilmente.

—No deberías distraerme mientras cocino.

—Estoy segura de que eres lo suficientemente cuidadosa como para no causar un incendio —responde Dae—. Pero si te molesta...

—No tanto —interrumpe Johanna.

No está de tan mal humor como otros días. No ha tenido pesadillas. Dae tampoco. El cómo ambas despertaban era fundamental para ver cómo afrontaban el día. Y, por ahora, no hay motivos para pensar que va a ser uno malo.

Las dos comen en silencio. Cuando el teléfono suena, es Dae quien se levanta primero. Cuestiona silenciosamente si quiere que vaya ella. Johanna asiente y la ve marcharse rápidamente. Pocos segundos después, Dae la llama.

—¿Qué pasa? —pregunta, entrando en el salón.

Ella se vuelve a mirarla con una sonrisa emocionada.

—Son Leilani y Finnick —explica.

—¿Están bien?

—Están en el 4.

Johanna suspira. Porque eso significa que ellos finalmente han huido del Capitolio, como tanto tiempo deseaban llevando hacer. Johanna no hubiera soportado un día más en aquel lugar. La noticia de su marcha había sido recibida con alivio. Ahora, por fin, sabe que sus amigos se han liberado de aquel lugar también.

Hablan un poco con ellos. No hay mucho que contarse, aún no. Les hablan de la vuelta de Katniss, Haymitch y Rosemary al 12. Ellas comparten su nueva normalidad en el 7. Hay que adaptarse aún, pero el futuro parece decididamente prometedor, en comparación a lo que tenían antes.

A Johanna no se le escapa la sonrisa de Dae cuando cuelgan.

—¿Qué? —pregunta. Le gusta verla sonreír, la paz que ese simple gesto le transmite. Dae se encoge de hombros.

—Me alegro por ellos —se limita a decir ella—. Y por nosotras.

Armándose de valor, Johanna toma su mano. Siempre le cuestan esos gestos. Dae lo sabe. Lo valora. Johanna suspira.

—Yo también —asiente—. Mucho más de lo que pueda parecer.

Dae ríe. Se acerca más a ella. El beso es más una simple caricia de sus labios con los suyos, pero basta para hacer que recorra una maravillosa sensación por el cuerpo de Johanna. Aún le cuesta. Aún no sabe mucho. Pero hay pocas cosas que tenga tan claras como Dae. Todo lo que ella es. Todo lo que ella le produce.

—Lo sé —le responde, mirándola con ojos brillantes—. Te conozco.

Johanna sabe que es verdad. Que, de un modo aún sorprendente, Dae la conoce y, pese a ello, la ama. Hay mucho que no puede decir, pero trata de transmitírselo en su sonrisa.

Y la que Dae le devuelve le asegura que lo ha entendido a la perfección.

Siempre me había gustado el 7, pero lo recordaba muy distinto a como es ahora. Johanna y Dae me hacen sentir tan en casa como estoy en el 4, aunque de un modo distinto. Después de tanto sin atreverme a visitarlas, me alegra haber sido capaz de dar el paso.

Dae alguna vez me ha dicho que aún echa de menos a Jian, que se fue al 11 hace unas semanas. Pero también les gusta la soledad que ambas comparten. Dice que no necesitan nada más y le creo. Se las ve bien. Felices. Y no podría alegrarme más por ellas.

Tienen una vida bastante tranquila. Me recuerda un poco a la que Finnick y yo tenemos en el 4. Es bonito ver cómo todos hemos ido adaptándonos a este nuevo mundo, a esta nueva existencia. Sé que a ellas les costó tanto esfuerzo como a cualquiera de nosotros. Me alegra ver que les ha salido bien.

Creí que los recuerdos al reencontrarnos me harían regresar a todo lo que vivimos. Que volverían las pesadillas con tanta fuerza como antes. Pero no lo han hecho. Sé que sigo sanando, pero ver como verdaderamente todo ello da esfuerzo resulta increíblemente reconfortante.

No descarto la posibilidad de ir al 12 en un futuro, ahora que sé que soy capaz de enfrentarme a esto. Deseo visitaros. Ha pasado mucho tiempo, ¿no crees? Sería bonito verte de nuevo.




De una carta de Leilani Demeter-Odair
a Katniss Everdeen, tres años después
del fin de la guerra.













llevaba con esto escrito meses jsjs

tenía pensados unos extras cortitos sobre otros personajes después del final de la guerra, pero no llegué a publicarlos por equis motivos

pero ahora con el anuncio de la precuela ya siento mi obsesión con thg volver (si es que alguna vez se fue claro), así que dejo esto por aquí esperando poder subir alguno más en el futuro y con muchas muchas ganas de leer ya el libro nuevo aaaaaaa

pd: mil millones de gracias por todo el apoyo al fic, aún me llegan notificaciones diarias y me parece muy fuerte 🥹❤️

ale.

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