capítulo 6

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Todos contemplaron la voluta de humo que aún estaba en el lugar de aquella espeluznante visión, y supusieron que era mejor bajar a tierra unos minutos.

—¡cómo supiste que era una ilusión? -preguntó Araline a raisa

—pues...la verdad es que solo la miré y algo me dijo que no era real. ES que parecía tan extraña... -se interrumpió, porque un escalofrío había recorrido todo su cuerpo.

—esa mujer...¡yo la vi cuando me subí al avión de los ángeles -dijo Circe muy agitada.

Todos se miraron entre si, y murmuraron algunas palabras de incredulidad.

—¡por que no lo digiste antes! -dijo Doolik un poco enfadado

—porque no lo recordaba ¡¿crees que es fácil decir algo cuando tienes a esa horrible bruja enfrente? pues no lo es - -respondió Circe haciendo ademanes con las manos

—¡suficiente! Esto no nos lleva a nada -protestó Luna —ella quiere que nos dividamos, y si lo logra nos va a capturar uno por uno. Así que ¡dejen sus rabietas inmaduras y vayámonos de aquí de una vez!

Todos guardaron silencio y Doolik suspiró pesadamente mientras pronunciaba una serie de palabras en cunebris para las guadralas.

Volvieron a bolar, y esta vez se mantenían al asecho vigilantes ante todo lo que pasara por sus miradas. Raisa no quería admitir el miedo que le atestaba el corazón, pero no hiso falta, porque Gladius la abrasó contra su pecho y le susurró.

—es normal tener miedo, Raisa. Hasta yo lo tengo. Pero no te preocupes. Tu y yo sabemos que esa bruja no es rival para nosotros

La niña solo le sonrió, y dejó que sus hombros descansaran sobre el pecho de su amigo.

—¡las cavernas! ¡allá adelante! –gritó Dunkel girando la cabeza en la dirección que miraban sus ojos.

—¡hablas de esas cosas que parecen monstruos enormes? –preguntó Caelan impresionado y asustado a la vez

——no son monstruos, solo es el cristal que se refleja en el orizonte –le explicó Circe

——si, la luz proyecta sombras sobre él, y por eso se ve como un enorme monstruo con cabeza alargada y colmillos –explicó Uriu

doolik les ordenó a las guadralas que bajaran detrás de Dunkel, y uno a uno fueron bajando de sus monturas. Doolik acordó con las guadralas y Dunkel, que sería más sensato que ellos sobrevolaran las cavernas y los vieran del otro lado, de modo que emprendieron el viaje lo mas rápido que pudieron.

Raisa sujetó su Báculo contra el pecho, mientras que con la mano derecha sostenía la mano de Caelan. Todos, en filas de cuatro, se adentraron en las enormes cavernas. Todo era tan liso y resbaladizo a causa de que todo era de cristal brillante y grueso, que tuvieron que arrastrarse en muchas ocasiones para no tropezar, hacer ruido y causar una avalancha.

Dentro de aquellas cavernas, el aire se volvíafrío y la luz muy tenue. Estalactitas brillaban en diversos colores. Rojo rubí,azul safiro y amarillo topacio y verde esmeralda. Algunas eran tan delgadascomo agujas, y otras tan gruesas como árboles centenarios. Aquel escenario tan aterrador y deslumbrante a la vez, hacía parecer como si miles de estrellas hubieran quedado atrapadas bajo la tierra, creando este entorno tan brillante. Los más altos tuvieron que agacharse para no cortarse con las afiladas puntas de aquellas piedras, y los mas pequeños se miraban unos a otros fijamente para no perder la concentración.

—¡auch! ¡fíjate por donde pisas! –susurró Circe cuando Doolik aplastó su pie derecho por accidente

—nunca dije que fuera bueno para ver en la oscuridad, sabelotodo –respondió el elfo rodando los ojos

—¡me llamaste sabelotodo? ¡tu eres un...

No se había dado cuenta de que habían comenzado a gritar, pero ahora iban a sufrir sus consecuencias. Las estalactitas de cristal, caían como enormes copos de nieve a medida que el techo de la caverna donde estaban colapsaba y el cristal se desperdigaba por todos lados

—¡corran! –gritó Morlok usando sus manos para proteger a Circe y Raisa.

Todos se agruparon en una esquina de la cueva, y cayeron unos sobre otros a causa del movimiento que la avalancha producía. En poco tiempo, muchas de las cavernas habían quedado totalmente convertidas en vidrio roto e insípido.

—¿están todos bien? –preguntó Gladius incorporándose

—creo que no todos –dijo Morlok intentando sentarse. Todos vieron con horror el enorme corte de su pierna y la sangre que corría por ella

Circe se asustó mucho al verlo, y sacó algo delgado de su cinto. La flauta de Aradis estaba en su mano, y brillaba con tal intensidad que deslumbró a el hechicero.

—las princesas la repararon antes de que la magia se fuera, y me la dieron antes de partir de Amberwin –explicó la muchacha —no me agradezcas, no lo hago por ti, si no porque sé que Raisa va a estar muy triste si algo te pasa

La chica suspiró, y sopló en la boquilla. Una nota aguda y profunda salió del instrumento, y todos hicieron exclamaciones de asombro cuando las heridas del hechicero comenzaron a serrarse de inmediato.

Pero algo más se curó en esta ocasión, porque el cristal comenzó a armarse como si de un rompecabezas se tratara, y todas las piezas encajaran en el lugar correcto. Cada caverna que había sido destruida volvió a reconstruirse, y los viajeros se sorprendieron más aún cuando se dieron cuenta de que solo debían cruzar una cueva mas para llegar al otro lado.

—¡amiga! ¡eso fue increíble! –celebró Araline

—bueno, de todas formas yo fui quien causó la avalancha en primer lugar –respondió Circe apenada

—no, Doolik también tubo parte de la culpa ¿verdad que si? –respondió Araline mirando a su primo con una severidad impresionante

—sí, lo que digas –respondió el elfo llevándose las manos al mentón

—presiento que esto no va a terminar nada bien –dijo Zéphiruz resignándose a esperar lo peor

—si, lo se –respondió Caelan suspirando

Ahora que habían salido de las cavernas, todo parecía mas claro y menos aterrador. El atardecer se asomaba en el horizonte y teñía el cielo de colores pastel, como el rojo o el naranja.

Adelante, muy lejos, se podía vislumbrar una enorme puerta roja, que parecía dar hacia algún lugar misterioso

—¡es la puerta de la nueva Eldorat! –dijo Dunkel muy emocionado

—ay que pasar por ahí entonces –dijo Doolik

—si. Nosotros ir hacia el sur –indicó el skignatt con un dedo de su mano derecha.

—ahora el gobernador es muy cortés con los visitantes –comentó Araline cuando comenzaban a acercarse desde el aire.

—que alivio –dijo Zéphiruz —y entonces ¿qué pasó con Azazel?

—lo desterraron de Faeri y nadie sabe si continúa con vida –respondió Morlok cambiando su expresión de una sonrisa a un gesto de pena

—¿lo extrañas? –preguntó Raisa

—no, el jamás se preocupó mucho por mi –respondió restándole importancia con un gesto de la mano.

—leí que su hermano menor es el nuevo gobernador -comentó Uriu

—si, el pueblo de Eldorat lo eligió como gobernador por ser quien liberaba algunos prisioneros sin que Azazel se diera cuenta. Además, siempre ha sido mucho mas amable y humilde que Azazel –replicó Araline

—¿cómo se llama? –preguntó Luna

—su nombre es Casian –le respondió Morlok —cuando era niño, me encantaba jugar con el. Es muy bueno para hacer reír a la Gente

—aún no entiendo como no lo eligieron para gobernador antes –dijo Circe

—si lo eligieron como gobernador, pero Azazel sobornó a muchas personas para inclinar la balanza a su favor –explicó Morlok

—por eso detesto la política –dijo Luna arrugando el entrecejo

—si, es muy manipulable en estos tiempos –exclamó Doolik, que hasta entonces no había dicho ni una sola palabra.

—¿Cuándo vamos a llegar? –preguntó Caelan

—si acampamos esta noche, llegaremos mañana al atardecer –respondió Gladius

Todos estuvieron de acuerdo en descansar en tierra firme, de modo que al desmontar,armaron sucampamento a la sombra de un fresno.

La noche ya había caído, y unas pocas estrellas comenzaban a alumbrar el cielo.

Araline y Doolik se dieron cuenta de que el mal de la magia se estaba extendiendo cada vez mas rápido, y no fueron los únicos. Los demás también habían comenzado a sentir que el ambiente se tornaba sombrío y melancólico, como si algo le estuviera faltando. El bosque estaba en silencio, y el viento apenas y hacía murmurar las ojas de los árboles.

—nosotros vamos a montar guardia hoy –dijo Morlok a Uriu

—está bien –dijo Uriu de buena gana

—¿seguros? –preguntó Araline —

—si, no ay problema. Nos vamos a turnar para dormir –explicó el hechicero

Todos estuvieron de acuerdo y se sentaron a cenar tan tranquilos como podían estarlo después de lo que había pasado aquel día. Pero mas allá de esos bosques tan poco apasibles, alguien que tenía fe en ellos los miraba atentamente con una sonrisa muy paternal, porque sabía que aún tenía esperanza aquel mundo tan mágico y lleno de fantacía. 


¡que hermoso capítulo! sin duda podemos apreciar mas el cambio de Morlok con las chicas ¿no creen?

les leo en comentarios. ¡gracias por leer!

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