Capítulo 8

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«-¡Mamá, papá! -Llamó la pequeña Iris desde la ventana. 

-¿Sucede algo, Iris? -Preguntó Vainilla, bajando las escaleras. 

-¿Está todo bien, pequeña? -Jim salió de su estudio al oír el grito de su hija.

Iris los observó un momento con el ceño fruncido, antes de suspirar. 

-Está todo bien -asintió ligeramente con la cabeza-. Pero la tía Vi, junto con la tía Scarlet, vienen con su familia... 

Vainilla suspiró, riendo. 

-Pensé que algo pasaba... -Dijo, antes de abrir la puerta.

-¡Tía Babú! -Gritó Lili, saltando a los brazos de la bruja.

-Lamento la tardanza, tuvimos que esperar a Scarlet y a su familia... -Se disculpó Pervinca, llegando con su hermana. 

-Buenas noches, Babú -sonrió Grisam, pasando a la casa.

Uno tras otro, los invitados de esa noche fueron entrando. Algunos, llegaban sonriendo o saludando de forma formal, lo cual hizo fruncir el ceño a Vainilla. 

-Te he dicho que no me hables así, Scarlet -sonrió-. Recuerda que somos amigas ahora, y los chicos se llevan muy bien... 

-Aún me siento incómoda... A pesar de los años que han pasado, me siento mal por todo lo que les hice -respondió, abrazándose a sí misma. 

-¿Vienes, Scarlet? -Su esposo, James Burdock, le llamó desde la sala. 

-Anda, tranquila -Vainilla le dio un nueva sonrisa-. Pasa y toma asiento. 

Minutos más tarde, los niños se sentaron frente a la bruja de la luz, esperando a que iniciara la historia. 

-¿Rose y Roseto conocen la historia? -Preguntó Lili, pues a ellos no tuvieron oportunidad de explicarles la historia. 

-Mamá nos ha contado parte de la historia -sonrió Rose, a lo que el pequeño Roseto asintió. 

-Si es así, comencemos -dijo Vainilla, sonriendo-. ¿En qué me quedé...? 

-¡Espera, Babú! -Llamó Grisam, interrumpiéndola-. Creo que es el turno de que alguien más narre...

-¿Cómo? -Preguntó, frunciendo la nariz. 

La única respuesta que obtuvo fue una sonrisa por parte del rubio. Suspiró. 

-Bien... Pero si le haces algo a mi mecedora tendrás que arreglarla sin poderes -advierte, sentándose a un lado de Jim y su hermana.

Y, así, Grisam empezó desde donde se quedó Babú la noche anterior».

Minutos antes de que las chicas llegaran a mi casa, Tommy y los demás ya estaban conmigo. Entre ellos estaba mi primo, James Burdock. 

-No puedo creer que hayas podido venir... -Reí, observando a James. 

-¡Claro que he venido! -Sonrió desde su lugar-. No podía perderme tu cumpleaños... 

-El año pasado no lo hiciste -aseguró Francis-. Estoy seguro de eso porque nunca antes te había visto... 

Tommy suspiró, negando. 

-Deberías de ser más discreto, torpe -replicó, haciendo que James sonriera. 

-No hay problema -dice-. Es cierto lo que dice... Solamente he venido unas cuantas veces, y su cumpleaños pasado no fue una de esas ocasiones.  

-Y era el cumpleaños dieciocho... -Masculló Francis, provocando que Tommy le diera un empujón-. ¡Ay! 

-Que no seas tan directo -replica, otra vez. 

Acantos, quien estaba al fondo de la habitación, se acomodó las gafas, analizando la situación. 

-Entonces, ¿eres el primo de Grisam? -Preguntó, ladeando la cabeza. 

Acantos había logrado controlar su problema con la letra "r", y, ahora, hablaba con mayor fluidez... Sin embargo, cuando entraba en desesperación, podía llegar a tener nuevamente su pequeño problema. 

-Sí... Soy su primo -asintió, sonriendo-. ¿Por qué? 

-No se parecen mucho... -Murmura Jim, dándose cuenta de los grandes rasgos que nos separaban.  

-Eso es porque obtuve características físicas por parte de mi madre y su familia -respondió James.

De pronto, pasos rápidos se oyeron por las escaleras. Alguien subía. 

-¡LLEGAMOS! -Gritó Flox, abriendo la puerta con brusquedad, provocando que se estampará contra la pared. 

-Uy... -Soltó Vainilla, cerrando los ojos por el fuerte ruido-. Lo sentimos... -Sonrió, apenada por el carácter de su amiga. 

Pervinca, quien había entrado en silencio a la habitación, sonrió hacia mí y se me acercó.

-Felicidades, maguito -dijo, dando algunas palmadas en mi hombro. 

Alcé una ceja, confundido. 

-¿Eso es todo? -Pregunté. 

-¿Qué más querías? Tu regalo está abajo -Rió mientras se iba a sentar con los demás. 

Suspiré antes de sentarme. 

-¿Quién es él? -Preguntó Nepeta, apuntando a James. 

-Oh, es cierto -reí-. Para las que no lo conocían, él es James Burdock; mi primo. 

-¡Vaya! -Soltó Flox-. Es cierto que se parecen... En cierta forma... -Ladeó la cabeza-. En realidad, no se parecen... 

-¿También es mago de la oscuridad? -Preguntó Shirley, la cual estaba sentada a un lado de Tommy.

-¡Claro, Shirley! -Asegura por nosotros Pervinca-. Igual que toda la familia de los Burdock... 

-¿Ustedes ya lo conocían? -Preguntó Scarlet, confundida. 

Las gemelas, Pervinca y Vainilla, conocían a James desde hacia varios años atrás, cuando vino para una navidad y nuestras familias se juntaron.

-Sí... Fue hace algunos años -sonrió Babú-. Tal vez, cuando nosotras teníamos seis... 


Después de que la mayoría de los chicos se fueran, las gemelas, Jim y yo fuimos al acantilado. Según Babú, su padre había pronosticado una marejada y quería estar presente, por lo menos, unos minutos. 

-No creo que sea buena idea salir a estas horas... -Reconoció Jim, pues pasaba de media noche.

-¡Vamos, Jim! -Animó Pervinca, volando frente a él-. No seas un aguafiestas... ¡Es una noche bellísima...! Además, Grisam es el que cumple años y dijo que no habría problema... 

-No me refiero a eso... -Murmura, dándose por vencido. 

-¡Verás que no pasa nada malo! -Vainilla sonrió-.  El enemigo se ha ido... Y no creo que nos resbalemos del acantilado -rió. 

-Bueno, conociéndote, Babú... -Me burlé. 

-¡Oh, vamos! Ese día fue un accidente... -Replicó, cruzándose de brazos-. Además, era de mañana, y pude volar... 

-¿Y si hubiera sido de noche? -Alcé una ceja. 

Frunció la nariz, antes de girarse hacia el frente. 

-Pervinca me hubiera salvado. ¿Verdad, Vi? -Replicó, buscando apoyo en su hermana. 

-¿Eh? -Bajó la mirada hacia su hermana-. Oh, claro que lo haría -sonrió-, o te diría que te convirtieras en algo...  

Jim ladeó la cabeza, confundido. 

-¿De qué hablan? -Preguntó. 

-Ah... Es cierto que de eso no te hablé -sonrió, asintiendo-. Un día, antes de que se fuera Feli, estábamos aquí en el acantilado... Y las olas eran más altas de lo normal. 

-Y se cayó por acercarse tanto -agregó Pervinca, burlándose de la mala suerte que había tenido su hermana. 

-¡Pervinca! -Reclamó, cruzándose de brazos. 

-Pero, afortunadamente, era de mañana... ¡Y pudo volar! -Pervinca continuó. 

-Oh... Ya veo... -No del todo seguro, Jim asintió. 

-¡Miren las olas! -Gritó Babú, corriendo hasta un lugar más cercano para poderse mojar el rostro con las pequeñas gotas que llegaban hasta nuestro lugar. 

Hablamos de su accidente, y aún se sigue acercando de esa forma a la orilla del acantilado... Pensé con desaprobación, mientras la seguía junto con Jim. 

Vainilla soltó un suspiro de satisfacción cuando una gran ola chocó contra las rocas y la salpicó. 

-¿No le gusta esa sensación? -Preguntó sin girarse-. Si no hubiese tanta neblina, todo sería mejor... 

-Aunque, no sé el porqué hay tanta neblina... -Mascullé, mientras me le acercaba-. Apenas y puedo ver cuando las olas... 

¡Splash! 

Otra gran ola que chocó contra las rocas me interrumpió. El viento había iniciado a soplar con mayor fuerza, y el agua hacía grandes ondulaciones. 

Chocando contra las rocas, nuevas olas venían hacía nosotros; mojándonos más. 

-¿No les da mala espina esto? -Preguntó Jim. 

-¿Por qué? -Vainilla se giró hacia él-. ¿Pasa algo? 

-Bueno... El clima es un poco molesto para estar aquí y... 

Un fuerte grito se oyó tras nosotros, haciéndonos girar al instante. 

Pervinca. 

-¡Babú! -Gritó, pero la neblina nos impedía verla. 

-¡Pervinca, Pervinca! ¿¡Dónde estás!? -Gritó con desesperación Vainilla, mientras buscaba a tientas a su hermana. 

-¡Chicos! -La voz de Pervinca se oía cada vez más lejos. 

Sin esperar un grito más por parte de alguna, alcé el vuelo por encima de la niebla, pero Vi seguía sin aparecer. 

-¡¿Pervinca?! -Le llame, pero no hubo respuesta. 

Mientras tanto, Vainilla, que era la única bruja de la luz en ese momento, inició a encender las pequeñas piedras cercanas, dejando ver un poco a través de la neblina. Se encontraba a tientas en el suelo, tratando de buscar más cosas que pudieran ser de ayuda y encenderlas; palmeaba todo el lugar, tratando de ubicarse. 

-¡¡Pervinca!! -Gritaron a la vez ella y Jim. 

Al igual que yo, no obtuvieron respuesta. 

-¿Dónde estás? -Pregunta Babú a la nada. 

Sin darnos cuenta, la niebla fue desapareciendo poco a poco; dejándonos comprobar que Pervinca no estaba ahí. Ella ya no estaba con nosotros. 

-¿¡Dónde está Pervinca!? -Grita Vainilla con desesperación, mientras pequeñas gotas rodaban por sus mejillas-. ¿Dónde está mi hermana? 

Desconcertados por la desaparición de Pervinca, nos acercamos a Babú. 

-¿Se hizo invisible? -Pregunté. 

Vainilla me vio con cierta molestia, mientras abrazaba a Jim. 

-No creo que jugaría de esa forma... -Respondió Jim por ella, mientras le acariciaba el cabello para tranquilizarla. 

-Entonces, ¿qué le pudo haber pasado? -Pregunté, observándolos-. Hace menos de media hora, estaba junto a nosotros. 

-¿Creen que sea Él, de nuevo? -Babú alzó la mirada, preocupada. 

«-Fin del relato de hoy -dice Grisam, levantándose de la mecedora. 

-¿¡Qué!? No, papá -replicó Lili-. ¡Debemos saber qué pasa después!  

El mago rió, mientras levantaba a su hija en sus brazos. 

-No creo que sea buena idea... -Murmuró, apuntando a Iris y a Rose, quienes se quedaron dormidas a un lado de Roseto. El pobre no podía moverse, pues se despertarían después.

Con cuidado, Scarlet y James tomaron a sus hijos. 

-Gracias por la historia de hoy -sonrió Scarlet. 

-No hay problema -Vainilla se despidió de la pareja-. Nos vemos pronto... 

Con un gesto afirmativo, Scarlet y su familia se perdieron de vista cuando doblaron la esquina. 

-La iré a dejar en su cama -murmura Jim, llevando consigo a Iris. 

-Sí... Está bien -sonrió la bruja-. Yo subo en unos minutos... 

Lili suspiró con molestia. 

-Yo quería saber qué pasaba... ¿Es cierto que pasó eso contigo, mamá? -Preguntó. 

-Claro que sí -sonrió Pervinca-. Todo esto es real. 

-Es nuestra historia, Lili -Grisam pellizcó la mejilla de su hija con suavidad. 

-No, Grisam... -Negó Babú, posicionando su mano en el hombro del mago-. Es la historia de Fairy Oak».









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