₀₅

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-Un empresario muy importante que es precisamente de Corea me contactó, de hecho viajó hasta aquí solo para que negociáramos.

Inconscientemente niego con la cabeza, es que ahora todo tiene sentido... Taehyung es de Corea y es un empresario muy importante que viajó hasta aquí. Cosas como estas evidencian que las coincidencias no existen.

Esta ha sido la puta gala más horrible de la historia de las galas.

Desde el minuto cero, Taehyung ya estaba creando desastres. Empezando porque por su culpa tuve que mentir a Hoseok diciendo que no lo conozco, algo que es ridículamente falso.

A Hoseok se le ocurrió la brillante idea de que Taehyung nos acompañara en la mesa. Estábamos, su padre, su madre, su hermana, su esposo, su nuevo querido socio, él, y yo.

Pensaba con molestia que carajos pretendía Taehyung, viendo como se lleva de lo mejor con Hoseok. Ambos se tratan como si se conocieran de toda la vida.

No lo entiendo, ¿por qué tiene que verle la cara de esa manera?. Seguro que a Hoseok no le hará gracia saber que estuvo tratando con el hombre que engendró a mis hijos. Como tampoco le agradará descubrir que fue de Taehyung de quien le tuve que hablar cuando me notó media consternada en una de nuestras conversaciones. Sé de antemano que mientras me veía llorar a medida que le contaba lo más breve posible, supo la importancia que tuvo Taehyung en mi vida.

Me humedezco los labios con mi lengua, estática en mi silla, sin mirar a nadie. Siento la boca seca, algo contrasentido porque a cada rato bebo de mi copa. Es imposible ignorar que Taehyung me mire mientras mi prometido le habla, o mientras él le habla a mi prometido, si es que le da igual.

Trago algo más de mi copa, contando los segundos para que esta noche acabe.

Tal vez este tiempo lo puedo aprovechar pensando en soluciones para mi verosímil situación. Sin embargo no hago más que hacerme interrogantes absurdas. Así que, metafóricamente hablando, todo se irá por la borda si Hoseok me pregunta por qué estuve tan rara cuando me presentó con su "nuevo amigo".

-Cariño, te llaman- una dulce y conocida voz me ayuda a disipar mi burbuja de pensamientos

Me doy cuenta de que me vibra el celular en el bolso. Todos los invitados están en silencio debido a que el señor Hunter está dando un discurso, subido en una especie escenario que montaron en el lugar,

La pantalla me muestra el nombre de mi mejor amiga.

-Me apartaré para atender- digo ignorando que Hoseok me pregunta con la mirada de quien se trata.

Siento unos ojos encima cuando me pongo de pie pero los ignoro y me muevo sobre mis tacones hacia algún baño de la planta baja dentro de la casa.

-¿Lisa? ¿Ocurre algo?- me pongo el teléfono en el oído.

-Quítate, pulga- la voz de Eun-Sang sale de mi altavoz delantero, y aunque atino a fruncir el ceño, sé que lo que ha dicho va dirigido a Dae-hyun

-¡Déjame, yo quiero hablar!

-¡Tú no!

-¿Eun-Sang? ¿Se puede saber que hacen con el teléfono de Lisa?- digo el nombre de la mayor de los dos a sabiendas de que ella me sabrá responder que pasa

-Ah, mami, quería llamarte porque no sé en donde esta mí collar. Ya sabes, el que dice mi nombre, es que no lo veo por ninguna parte.

Llegué a pensar que Lisa me llamaba porque Dae-hyun no quería dormirse por extrañarme o al así- Eun, estoy ocupada ahora ¿vale?. Además, no se que haces con el celular de Lisa, cuando llegue mañana a casa podemos buscarlo.

-¿Mañana trabajas?

-No, tendremos tiempo de buscarlo, no te preocupes.

-¿Entonces no sabes adónde está?- casi puedo escuchar como abulta los labios- No quiero que se pierd... ¡Oye!- oigo sonidos ensordecedores, como si le arrebataran el teléfono

-Amma, ¿cuándo vienes?, Nonna se comió mis dulces de la merienda- me informa lo último a modo de queja

-¡No es cierto mami, él dijo que no los quería!- me masajeo el puente de la nariz mientras los escucho discutir, entre el palabro escucho el llanto de Dae.

-¡No te quiero!.- Exclamó Dae-hyun.

-Eun-Sang, busca a Lisa y dale el celular ahora mismo. Ni siquiera deberían estar despiertos, son las diez de la noche- pedí con voz severa, empujando la puerta del baño, quedando yo afuera, ni siquiera sé por qué entré, suponiendo que la casa esté vacía tengo suficiente privacidad para que no me molesten ni yo molestar a nadie.

-¡El empezó!

-¡Yo no fui, amma, e-ella me pellizcó en el brazo!

-Kim Eun-Sang, tú y yo hablaremos cuando llegue ¿ok?

-¡Siempre soy yo, ush!

-¿Niños? ¿Que hacen?

Y la llamada se corta.

Suspiro y escondo un mechón de mi cabello detrás de mi oreja, es hora de que vuelva a la gala, y me estoy dando cuenta de que no me apetece para nada. Apoyo la espalda de la pared que tengo detrás y mi mirada recae sobre mis tacones, sencillos y del mismo color que mi vestido.

-Eran ellos ¿no?- una voz que no tardo en reconocer hace que mi mirada se levante y yo me tense de pies a cabeza. Todavía no lo asimilo bien, pero me convenzo de que es él cuando miro a mi izquierda, ¿Estuvo ahí todo el tiempo?

-¿Ellos quienes?- tal vez mi intranquilidad sea el motivo de mi pregunta retórica.

-Deben haber cambiado mucho...- mencionó, recostándose de la columna perpendicular a mí, dándome la vista de su perfil derecho.- , como tú.

-¿Me puedes explicar cual es el motivo por el cual estás provocando todo esto?

-¿Esto?...- me enfoca, repitiendo con intriga el pronombre demostrativo. Pienso que va a acercarse a mí y mis instintos se ponen receptivos, pero solo se separa de la pared un momento para volverse a acomodar, ahora con uno de sus brazos aprisionado entre su espalda y el cemento pintado de azul oscuro.

-Pudiste simplemente acercarte a mí. No era necesario involucrar a Hoseok, le estas viendo la cara de estúpido. A lo mejor es que sabes que si sabe quien eres realmente no fuera tan empático contigo. Las mentiras definitivamente son lo tuyo.

¿Cuanto tiempo ha pasado desde que no lo veía reír con suficiencia? ¿Cuanto desde que estuvimos a solas?

-¿Y quien soy, realmente?- arruga las cejas, sonriendo con arrogancia.

Maldición, seguía siendo muy malditamente atractivo ante mis ojos. Descubrir como todavía me atrae su físico me hace sentir mal.

-¿En serio quieres que responda a eso?- pregunto irónica, me tomo la libertad de darle una expresión de "Por favor"

-Nada me aseguraba que ibas estar hablándome tan tranquila como ahora. Eso sin contar que me estas agrediendo verbalmente, por eso ideé todo esto.

Bufo com una sonrisita sarcástica y miro a otro lado. Agredir, sí, se atreve a hablar de agredir.

-Han pasado tres años.-Me escanea de pies cabeza por un segundo, hay desfachatez en su expresión. Enfoca mi rostro otra vez - Tú ...al parecer has hecho muchos rejustes en tu vida.

-Reajustes en los que no estás.-modifico la oración a mi favor, suspicaz, mis palabras salen más duras de lo que quiero. Puede que sea auténtico mi trato hacia su persona, o tal vez la bebida si me ha hecho efecto- Sorprendente ¿no?

-Mucho- responde serio. Pareciera que se ha decidido a dar respuestas cortas.

Su voz llena el silencio que se encierra entre las paredes, y hasta hace más eco que la mía. Mi corazón sigue sin normalizar sus latidos, pero lo sobrellevo mejor de lo que esperaba.

Me imaginé este momento de otra forma, no habla mucho, no me presta total atención, no esta insistiéndome ni mucho menos invadiendo mi espacio personal. Esto me da a entender que si hubieron cambios, moralmente lo hubieron.

-Necesito ver a los niños.

-Es muy malo necesitar ¿verdad?- hablo desganada, con una sonrisa leve y frívola amoldando mis labios. Hoseok debe estarse preguntando por qué tardo, quizá venga por mí, espero no se encuentre con nada que no le guste.

-Me darás el permiso ¿no?- pregunta, como si fuese imposible que yo le responda algo contrario a lo que el espera.

-¿Y qué si no te lo doy?- levanto una ceja

-Son mis hijos, ¿sabes?

-No eres quien para exigir nada, Taehyung.

-Ya son tres años desde que no sé de ellos, ¿no te parece suficiente?- recalca cada palabra que dice, ahora un poco más exaltado, su interés por mi respuesta sale a relucir.

Aprieto los labios, pensando en que no quiero ser tan dura pero tampoco quiero dar mi brazo a torcer. Contraigo las manos a cada lado de mi cuerpo, mis posibles respuestas me acorralan. No hago frente a su interrogante, girando sobre mis talones para irme por donde vine.

Mis tacones picaron contra el suelo hasta que volvió a hablar:

-Si estás tan decidida a negarme verlos, entonces no te importará que tome medidas.

Detengo mis pasos sin voltear, y cuando lo hago él ya ha dado muchos. Contengo un gemido de sorpresa por su repentina proximidad.

-¿Medidas? ¿De qué mierda hablas ahora?- no me molesto en cuidar mi lenguaje, guardando y sacando su perfume de mis pulmones.

-Puedo exponerte a una cita judicial y que otra persona decida- dijo ladeando la cabeza momentáneamente.

-Perdiste la cabeza ¿no?

-Hace mucho tiempo- se sinceró con insignificancia.

-Sigo pensando lo mismo- bramé enojada dándole la espalda para continuar caminando

-El rojo te queda bien.

Frené, pero yo en serio no me iba a voltear. En seguida seguí con mi camino pensando en lo imbécil que era.

(...)

De vuelta al apartamento, no me esperó más que besos desenfrenados y respiraciones torpes. El húmedo intercambio de salivas nos conduce a la habitación. Mi acompañante baja la cremallera de mi vestido y lo saca de mi cuerpo exhibiendo mis bragas de encaje, murmurando par de obscenidades antes de hacerme caer de espaldas a la cama con su cuerpo encima.

Le abro paso entre mis piernas y él ataca mi boca sin contemplaciones masajeando uno de mis glúteos con su mano. Sus labios se desplazan hacia mi mandíbula y luego hacia mi cuello. Miro al techo del cuarto y cierro los ojos queriendo sumergirme en placer. Cuando estoy de lo más excitada por su estímulo en la piel de mi cuello, creyendo que todo aspirará a más; siento como sus movimientos se van haciendo lentos hasta detenerse.

En cuestiones de segundo todo su peso me cae encima, haciendo que suelte un quejido, las tetas me dolían. Tomo rápidamente sus hombros y lo empujo al otro lado de la cama. Una vez bocarriba miro sus labios entreabiertos y sus ojos cerrados en señal de que se había quedado dormido.

Desahuciada, bajo los pies de la cama y camino hacia el baño. Hay mucha humedad entre mis piernas, que cruel de su parte dejarme con las bragas mojadas.

Voy directo a la ducha, quitándome antes la única prenda que uso. Me recojo el pelo con una liga que encuentro en el lavamanos y luego me meto bajo el fluido del agua tibia para darme un baño. Espero así se me baje la calentura y me relaje un poco.

El recuerdo de mi conversación con Taehyung invade mi mente, pero lo espanto sacudiendo la cabeza y suspirando.

Minutos después ya estoy vestida. Solo me quedaba una muda de ropa, decidí que la usaría mañana, por ahora puedo aguantar con una camisa de Hoseok y unas bragas. Por suerte ropa interior no me falta.

Voy hacia la cama y me encargo de quitarle los zapatos a Hoseok. Desabotoné su camisa y sus pantalones para retirarlos también. No le pondría alguna pijama porque era innecesario además de que me daba pereza, no estaba mal que durmiera en boxers.

Terminando de sacarle el pantalón por el pie, él se acomoda en la cama, poniéndose bocabajo. Apagué las luces y entonces si me zambullí a su lado. Cubriéndonos a ambos con el edredón.

Le di una última mirada al cuerpo masculino junto a mí, dejando un beso en la frente. Después le di la espalda y pegué las piernas con mi estómago antes de cerrar los ojos.

Siguiente capítulo...

No me gusta presenciar este indecoroso silencio, pero tampoco quiero hablarle. Me enoja lo increíblemente hipócrita que es mi subconsciente, ordenándome que lo mire, y luego regañándome cuando lo hago.

Me atrapa observándolo, y lo menos que hago es dejar de verlo.

-¿Hay alguna cosa que me quieras decir?- relaja la espalda en el sofá, recorriéndome entera con los ojos en un milisegundo.

-No.- digo, con una pizca de obviedad y seriedad

-Puede ser que yo si tenga muchas por decirte.

Graciasxleer😊

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