Falofilia (7): The real Jeong Sunhye

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-¡Y Jiana me dijo que las hormigas se volverían gigantes si las metíamos en la piscina! Pero me mintió…- bufó Doeun, cruzándose de brazos. Hye rió.

-Seguro Jiana tampoco tenía idea de que las hormigas no iban a crecer si se arrojaban a la piscina. – articuló Sunhye, con la vista fija en la carretera.

-Jianie siempre me miente… pero la amo… es mi mejor amiga… – empezó a balbucear la castaña, soltando pequeñas risas.- Pero HyeHye… no te pongas celosa. Yo también te amo a ti.

La mayor no dijo nada, pues su vergüenza no la dejaba.

-Es ahora cuando me dices que tú también me amas, Hye. – le recordó Doeun, sonriendo ampliamente, pero sin mostrar sus dientes. Ante aquella mirada de cachorro, Sunhye simplemente no pudo negarse.

-También te amo, Eun. – murmuró, sonriendo, ruborizada.

Doeun se calló en ese momento y los que siguieron después y Sunhye lo agradecía, pues no quería tener que morir de la vergüenza por otras cosas que se le pudiesen salir a Doeun en ese estado de ebriedad, donde parecía no tener filtro alguno a la hora de hablar.

Un par de minutos después, ambas estaban frente a la casa de Sunhye, quien hace tan solo un par de meses vivía solo con su hermana mayor, Yeonjung, quien la había recibido con los brazos abiertos cuando volvió del intercambio estudiantil en Estados Unidos. Sus padres le habían pedido que volviese a Busan, pero Sunhye prefirió vivir con su hermana en Seúl y, después de conocer personas tan fantásticas como las que eran sus nuevos amigos, no se arrepentía de su decisión.

Salió del auto, pensando que tendría que abrirle la puerta a Doeun y llevarla ella misma hasta el interior de la casa, pero se sorprendió en cuanto la menor abrió la puerta y salió por su cuenta, caminando entre tropezones hasta la entrada.

Sunhye la siguió rápidamente, posicionándose a su lado.

-¡Chaeryeong! – gritó Doeun, deteniéndose unos metros antes de llegar a la puerta.

-Eun, Chaeryeong no se encuentra aquí, esta es mi casa. – le hizo saber Hye, parándose frente a Doeun, quien la miró con el ceño fruncido.

-¿Por qué me trajiste a tu casa, HyeHye? – preguntó Doeun, enarcando una ceja.

-No tenías dónde dormir. Yo me ofrecí a darte hospitalidad porque sé que mi hermana no pasará aquí la noche, además, a ella no le molestará. – le explicó Hye, esperando que Doeun le entendiese.

Esta sonrió.

-Si querías que durmiera contigo no tenías que inventar una excusa…- Doeun hipó.- Yo hubiese venido… si era contigo… sin importar nada…

Sunhye sintió calientes sus orejas.

-No, Eunie… yo… y-yo…

Doeun abrazó a Hye, acercando en demasía su rostro al de la mayor.

-Silencio, HyeHye. Despertarás a Chaeryeong…- susurró la castaña, mirando fijamente a los labios de la pelinegra, quien empezó a entrar en pánico de inmediato. ¿Y si Doeun la besaba? ¿Qué se supone que debería hacer si la menor la besa? ¿Apartarla? ¿Y si se sentía rechazada?

Pero no tuvo tiempo de pensar mucho más, pues Doeun la besó en la nariz y se apartó, tambaleándose hasta la puerta, donde empezó a golpear aparatosamente, sin cuidado alguno. Hye tuvo que respirar más de tres veces, contando hasta diez.

La mayor caminó hasta ella y la apartó levemente de la puerta, dándole tiempo para mirarla con una sonrisa boba y abrazarla por la espalda, trepándose en su cuerpo como un pequeño koala.

Sunhye sonrió y abrió la puerta, luchando por no caer hacia atrás y herir a Doeun. Cerró la puerta de su hogar una vez que ambas estuvieron dentro. Eun enredó sus brazos en el cuello de Hye y apoyó su mejilla en el hombro de la mayor, suspirando pesadamente.

-¿Estás cansada, Eunie? – preguntó Hye, caminando hacia la cocina por unas aspirinas y un poco de agua, estaba segura de que la pequeña las necesitaría.

-Estoy… enamoraaaaada… HyeHye…- balbuceó la menor, con la voz adormilada. El corazón de Sunhye se agitó.

-¿D-de quien estás enamorada, Eun? – preguntó la pelinegra, deteniendo sus movimientos para escuchar atentamente cada palabra de Doeun.

-De… de…- Doeun río tontamente.- tu graaan amigo…

Hye frunció el ceño.

-¿Gran amigo? – inquirió, con confusión.

-Realmente graaande, HyeHye…- volvió a reír.

-¿Hyunjin?

Doeun estalló en carcajadas. Se removió tras la espalda de Hye, hasta que consiguió bajarse de su espalda.

-¿S-sabes lo que me haría Felix si… me acerco a su hombre? Preguntó Eun, enarcando una ceja.

La pelinegra rió.

-Me hago una idea.

Doeun asintió.

-Creo que… tu amigo es… más grande que el de Hyunjin…confiesa Eun, mordiéndose el labio inferior y dedicándole una mirada demasiado sensual, de modo que el cuerpo entero de Hye tembló.

-E-eh… eh… Eunie, y-yo… a-ah…

-¡Hye! – exclama Doeun, tornando su cara en una mueca aterrada.- ¡Tienes algo en la boca!

-¿Qué? ¿Qué tengo? – pregunta la mayor, espantada. Doeun camina hasta ella y rodea su cuello con los brazos.

-La mía.

Seguidamente, planta sus labios pasionalmente sobre los de la mayor, gimiendo en aprobación ante el dulce y mentolado sabor de los delicados belfos de Jeong.

Doeun movió sus labios lenta, pero profunda y sensualmente. No esperaba que Hye le correspondiera, pero no quería morir sin antes captar el delicioso sabor de ese par de hermosas carnosidades. No importaba si Sunhye se traumaba de por vida después de aquél momento, pues Doeun lo estaba disfrutando tanto, que podría jurar que estaba más que absorbida por el momento.

Su lengua rozó con la de Hye y sintió su entrepierna empezar a humedecer. Demonios, quería seguir hasta la última fase, pero no podía permitirse tal cosa. Así que, recaudando el poco autocontrol que le quedaba, fue preparándose para separarse… sin embargo, su espalda baja chocó contra el mesón de la cocina y los dientes de Sunhye se enterraron con fuerza en su labio inferior. Un gruñido se oyó. No era suyo en lo absoluto.

Quiso abrir los ojos, ver qué diablos sucedía… pero, joder, el sinhueso que creía inexperto, se metió en su boca sin aviso alguno, invitando al propio a una irresistible danza de delirante lujuria, que abundaba en cada movimiento de su lengua contra la de Hye. Y entonces, no pudo resistirse.

La fuerte cadera de la mayor empujó contra la suya, provocando que Doeun gimiera como respuesta. Ahí estaba. Esa enorme y deliciosa polla. Estaba rozándose descaradamente contra su coño.

El beso pasó de ser apasionado a salvaje, había mordidas por doquier, sus dientes chocaban y sus lenguas parecían conocerse más que a la perfección.

Doeun sintió que todas las sesiones de sexo que tuvo en el transcurso de su vida se fueron a la mierda cuando las grandes y femeninas manos de Sunhye apretaron su trasero con tal necesidad, que Eun pensó que la pelinegra le arrancaría el pantalón con ese simple agarre. No era una mala idea, en realidad.

Doeun se sentó sobre la encimera, abriendo más sus piernas y haciendo serpentear sus manos por el cuello de Hye hasta llegar a su pecho y arañar mientras mordía el labio inferior de la mayor, haciéndola jadear.

Llevó su impuro y lascivo recorrido de manos traviesas hasta los hombros de Jeong, haciendo el amague de querer deshacerse de la chaqueta de la chica. Sintió su clítoris duro pulsando contra la tela de la braga cuando la muy descarada sonrió en medio del beso, lamiendo su lengua y atrapándola entre ambos labios para empezar a succionar de ella de forma que cada pequeño y húmedo sonido creaba un espiral de placer que viajaba a través del cuerpo de Doeun, haciéndola temblar y apretar los muslos.

Y, así, mientras tenía a Doeun postrada ante el impuro blowjob que le hacía a su lengua, Hye se deshizo de su chaqueta, arrojándola en algún lugar de la cocina. La castaña apretó los puños alrededor de la camiseta de la mayor, buscando más.

Sunhye llevó sus manos hasta la hebilla de su cinturón y se deshizo de este en un tiempo record. Dejó el accesorio a un lado de la encimera y llevó sus manos a la chaqueta de Doeun. No hizo falta que dijese absolutamente nada, Eun, por su cuenta, se deshizo de su chaqueta y Hye le ayudó a quitarse la camiseta de cuadros y la blanca de manga corta, dejándola únicamente en top que traía debajo.

Doeun quiso apartarse cuando Hye le toqueteó en su torso. No fue una caricia cualquiera, Doeun sintió como su intimidad goteaba. Pero Jeong no la quería lejos, mucho menos deseaba dar explicaciones, así que, en cuanto Doeun consiguió librarse de sus labios, guió sus besos al cuello de la menor, no tardando absolutamente nada en encontrar un punto erógeno que la hizo restregarse como gata en celo contra las caderas de la mayor.

Esta siguió haciendo lo que le venía en gana con su cuello, mientras tanteaba por la encimera, buscando el cinturón. Una vez lo hubo hallado, no tardó en llevarlo hasta la espalda de Doeun, guiando las manos de esta hasta allí.

-¿Q-qué…? ¡Ah...! ¿Qué q-quieres… mmh…? – La castaña quería hablar, pero Hye no.- Unnie…

-Demonios, Doeun, cállate un momento. – gruñe la mayor, dejando a la castaña absolutamente congelada. Sunhye llevó las manos de Doeun hacia el frente, en medio de ambas y amarró sus muñecas con el cinturón, escuchando con dificultad el jadeo que dejó escapar la pequeña en el momento en que apretó el cuero contra su piel.- Te gusta, ¿verdad?

Doeun asiente embobada. Sunhye sonríe y se deshace rápidamente de su pantalón, de modo que queda en ropa interior y Doeun puede ver, por segunda vez en su vida, la gran y rojamente furiosa cabeza del pene de Hye. De inmediato, se le hace agua la boca. Era simplemente sensacional.

La mayor jala del cuerpo de Doeun para que se baje de la encimera, besándola en la frente y poniéndola de espaldas una vez que los pies de Doeun tocaron el piso. Esta se inclina voluntariamente y las manos de Hye se cierran con fuerza sobre sus nalgas, masajeándolas un poco.

Jeong lleva sus manos a la parte delantera del pantalón, donde se encarga de desabrochar, no sin antes tocar delicada, pero intencionalmente la intimidad de Doeun, quien se retuerce y empuja su trasero contra la entre pierna de Hye, sintiendo el delicioso roce que se crea entre su culo y la gruesa erección de la mayor.

-Qué culo más caliente, Eunie. – susurra Sunhye en su oído, después de empezar a bajar todas las prendas inferiores de la menor.

-¿Q-quién… demonios eres? – murmura Doeun, sonriendo perezosamente. Seguramente si no se encontrase más ebria que sobria, ya habría detenido todo para preguntarle bien a Hye qué mierda con ese cambio de actitud. Pero estaba demasiado excitada y también demasiado borracha.

-Tu más anhelada fantasía. – se burla Jeong en su oído, haciéndola gemir.

Una vez el culo de Doeun se encuentra desnudo, empinado y a su total disposición, Hye se toma la molestia de observarlo un par de segundos, mordiéndose el labio inferior y tratando de retener los indecorosos deseos que le invadían en ese momento al ver a su exquisita Eunie en tal pose, no porque no pensase cumplir cada uno de sus sueños húmedos con la menor, sino porque sabía que si le daba rienda suelta a su imaginación, probablemente pasarían cosas muy desagradables con la apretada vagina de Doeun… y eso era lo que menos quería.

-¿Por qué tardas tanto? – lloriquea Doeun, removiéndose inquieta.

Hye reacciona y se arrodilla, dejando su rostro a la altura del trasero de la menor.

-¿Qué harás, HyeHye? – pregunta Doeun, sonriendo traviesamente. Sunhye corresponde a la sonrisa y, con sus dos manos, agarra las masas de carne de la menor, acercando su rostro a la entrada, muy lentamente. Doeun apretó los puños, cerró los ojos, esperó. La humedad de la escurridiza lengua de Hye no tardó en pasearse por sus labios vaginales, pero sin ingresar, tan sólo tanteando, provocándola.

Las piernas de Doeun temblaron y, por un momento, temió caer al piso. Pero los dedos de la pelinegra se apretaban en sus muslos, dándole la seguridad de que no caería.

Intenta ponerse de pie correctamente, pero entonces, la lengua de Hye invade su interior.

-¡A-ah, mierda! – Grita, extasiada.- M-más… más profundo…- la hábil lengua de Hye se mueve en su interior, provocándole cosquilleos que le hacen formar una gran “O” con la boca. Su respiración estaba desigual y sentía que se derretía por dentro. Tenía demasiado calor. Iba a correrse y Hye ni siquiera había terminado de prepararla.

Y mientras la lengua de Sunhye se movía con sagaz experiencia en el coño que le estaba haciendo perder la cabeza, al mismo tiempo, la mayor metió el primer dedo.

-Mm-mh… ah, Hye… otro… mete otro, joder. – rogó la castaña, apretando sus dientes. Jeong no dudó un segundo antes de ceder a la súplica y, de paso, meter uno más, por lo que dentro de Doeun, ahora tres dedos se movían a sus anchas y Hye se deleitaba, sintiendo la inmensa calidez que la entrada de la menor poseía.

Joder, se notaba que a Doeun le gustaban los penes grandes… ¿cómo lograba estar tan estrecha entonces?

Sunhye empujó de forma algo brusca los dedos en Doeun, rozando superficialmente un lugar que hizo a la castaña derretirse gracias a sus dedos, apretando con tanta fuerza que la pelirroja creyó no poder sacar sus dígitos hasta que Doeun se recuperase del fuerte orgasmo que acababa de tener. Las caderas de la menor pulsaron contra la mano de Hye, buscando enterrarlos más profundo y alargar la sensación.

Pero Hye los retiró de inmediato. Y, antes de que la menor pudiese quejarse o terminar de eyacular, Sunhye tenía el glande dentro de Doeun. Y esta gritó.

-Relájate, Eunie, será mejor si te calmas…- le aseguró Hye, acariciando su transpirada espalda, que se sacudía con dificultad por la falta de respiración.

-Es tan grande…- murmura Doeun, escondiendo la cabeza entre sus manos amarradas.- Me encanta…

Hye se movió un poco, tanteando terreno antes de intentar meter más del glande. Doeun gimió tan fuerte que creyó estar lastimándola.

-Sí… métela toda…

Bueno, al parecer no.

Sunhye mordió su labio inferior, introduciéndose más profundo.

Sintió su garganta temblar, tenía unas inmensas ganas de gemir.

Doeun se sentía demasiado bien, demasiado húmeda y caliente. Apretaba de maravilla, madre santa.

Apoyó sus manos en la encimera, a cada lado de la cintura de Doeun, terminando de ingresar por completo y no pudiendo reprimir un gruñido casi animal que brotó desde lo más profundo de su pecho cuando las paredes de sedosos y exquisitamente angostos músculos se ciñeron contra su polla.

Maldición. El coño de Doeun era la jodida gloria.

La sensación de la tersa piel de Doeun contra sus caderas la prendió el doble. El toque era tan sutil, que fácilmente podría ignorarse… de no ser porque su pene entero se encontraba profundamente enterrado de forma deliciosa en la vagina de la chica más sexual que había conocido en su vida, entonces Hye podría ignorarlo, pero, como se encontraba la situación, era bastante difícil.

-Eunie…- susurró Hye, con la voz temblorosa. Su pene lo ansiaba, ella lo ansiaba, estaba desesperada.- Me moveré ahora…

-Debiste hacerlo hace rato, HyeHye…- murmura Doeun con la voz ronca, meneando provocativa y descaradamente sus caderas, haciendo salir y entrar una parte de la gran e hinchada polla en su interior, provocándose un gran y largo gemido.- Mier-ah… se siente genial, HyeHye…

“HyeHye, HyeHye”… si la pequeña seguía diciéndole de ese modo se iba a volver loca. Adoraba que sus amigos la llamasen así, pero, en estas circunstancias, su estómago ardía y su sangre con velocidad como fuego líquido, quemándole las entrañas y manifestándose en el gran pulso que se situaba en su erección, deseando a Doeun y a nadie más que a ella. Se oía tan bien saliendo de sus labios, con su dulce y aguda voz que adoraba quebrar, causándole gemidos.

Hye supo, entonces, que no podría soportar simplemente escuchar esos gemidos. Ella tenía que ver la cara de Doeun cuando su miembro entero se encontrase dentro. Ella adoraría poder retratar su bello rostro contraerse cuando le doliese alguna embestida, ella anhelaba poder grabarse entera la expresión de sus facciones cuando llegase al orgasmo.

Así que, sin preámbulo alguno, salió de ella, haciéndola sentir molesta y terriblemente vacía. Doeun casi sintió lágrimas desbordándose por sus mejillas. No entendía por qué Hye se apartaba de ella.

Pero entonces, sus dudas se dispersaron en el momento en que la mayor la volteó y la cargó en sus fuertes brazos, estrechándola contra su duro pecho, besándola en los labios y pidiéndole sin palabra alguna que enredase sus piernas en las caderas ajenas, ubicó sus muñecas amarradas alrededor del cuello de Hye y miró hacia abajo. Y allí estaba de nuevo, la enorme polla de Jeong Sunhye, pidiendo más de ella… se iba a volver loca como ese pene no eyaculase en su interior.

Así que la dejó ingresar y gimió como una necesitada, porque lo estaba. Sus ojos se pusieron blancos, su cadera respondió de inmediato ante la intromisión y se empaló a sí misma en la dureza de la mayor con una rapidez que pudo haberle herido, pero que tan solo le excitó mucho más.

-Muévete… muévete, por favor…- susurró Doeun contra sus labios, apretándose alrededor de la polla de Hye, haciéndola estremecerse y entrecerrar los ojos, abriendo sutilmente los labios y dejando escapar pequeños suspiros.

-No me aprietes tanto. – gruñó la mayor, luciendo amenazante.

-Muévete, entonces. – la retó Doeun, a lo que Sunhye respondió con una tétrica sonrisa.

-Si eso es lo que quieres…

Doeun esperó que se moviera, pero no que con la primera y potente embestida llegase a su punto g en el primer golpe.

-¡Sí!

-¿Sí, así? ¿Te gusta?

-M-me fascina… más… otra vez..

Sunhye repitió la acción, solo que esta vez, no se detuvo.

Embestida tras embestida, la piel de Doeun chocaba bruscamente con la suya, escociendo, pero creando morbo ante los chasquidos entre sus muslos y el culo de la menor.

-M-mierda… llega tan profundo, HyeHye…- gimió Eun, con los ojos fuertemente apretados. Un sinvergüenza hilo de saliva resbalaba por su mandíbula, haciendo a Hye lamerse los labios con necesidad. Besó la boca de Doeun, moviéndose más rápido, sintiendo la tensión en su estómago, su cadera se elevó por cuenta propia y un dulce cosquilleo se esparció por todo su cuerpo al sentir a la castaña contraerse una vez más. Conocía la sensación. Estaba por venirse… pero… mil veces más pronto de lo usual.

Quizá se debía al estrés acumulado o a que no había tenido sexo con nadie en mucho tiempo por su abstinencia obligatoria, pero ese delicioso sentimiento se estaba apoderando de sus sentidos y, ahora, se movía a un ritmo descontrolado, jadeando sobre el cuello de Doeun y lamiendo su sudor, sintiendo en la lengua el salado sabor y deleitándose con él. Joder, Doeun sabía exquisita de pies a cabeza.

Los talones de Eun golpearon su espalda y se presionaron contra su culo, haciéndola entrar más profundo.

-E-estoy por llegar…- balbucea Doeun. Acerca su boca a la de Hye y tira de su labio inferior con sus propios dientes.- Hazme venir…

Hubiese sido perfecto que, en ese momento, Sunhye hubiese podido embestir más duro a Doeun y hacerle correrse como pedía… pero ninguna de los dos contaba con que la mayor perdería la cordura y se correría primero y en gran abundancia dentro de la menor, haciéndola temblar ante el caliente y húmedo tacto viscoso del semen de Sunhye derramándose en su interior con fuerza. Afortunadamente, aquello fue suficiente para hacerla venir de la misma forma, por lo que se aferró al cuello de Sunhye mientras apretaba el miembro de la misma entre sus paredes, viniéndose con un grito que Jeong recordaría por el resto de su vida.
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3318 palabras... Este capítulo fue más largo que la pichula de Sunhye...

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