Ya era el día de la fiesta del eclipse, y Mina estaba hermosa. Era la única noche, en la que podrían pasarla sin convertirse, debido al eclipse lunar.

Al llegar, había demasiados chicos y chicas de su edad. Todos lucían realmente bien.

—Mina. —Una voz femenina la sacó de su encanto—. ¿Cómo estás?. Me llamo Haluk.

—Un gusto. Estoy bien, la fiesta es mejor de lo que pensaba. —Sonrió emocionada.

—Luces realmente hermosa hoy. —Se acercó a ella. Mina no captaba las dobles intenciones de la chica, y simplemente se sonrojó.

—Muchas gracias, también eres muy hermosa.

—¿Tú crees? —Puso una mano sobre la de la pelirroja.

—S-sí... —Comenzó a sentirse avergonzada por tanta atención.

—Mina, ven. —Una mano completamente ajena a ambas chicas, jaló a la pelirroja.

—¿Nayeon? —Dijo, al momento en que ambas se encontraban más apartadas de la fiesta.

—¿Por qué andas coqueteando con chicas sin antes haber hablado conmigo? —Se cruzó de brazos la omega.

—¿Qué?

—¿Eres sorda o qué?, ¡Era muy obvio que ella te quería coger!

—Nayeon, calma... —Intentó tranquilizar a la omega— ¿Qué pasa?, ¿Por qué tan furiosa?, Eres tú la que no ha aceptado salir conmigo, ¿No?

—Eso no importa. Si hubieses hablado conmigo desde un principio, hubieses sabido que te iba a pedir ser mi novia, pero claro, siempre ligando con cualquiera que se te cruce. —Ni siquiera pensó en las palabras que había dicho, hasta ver la cara de Mina completamente sorprendida.— Q-quiero decir-

El beso de la pelirroja no le permitió seguir con su excusa, pero tampoco le importaba. Mina era suya, su alfa, y lo sabía.

—Sí, quiero ser tu novia, Nayeon. —La abrazó. 

Y así la pasaron, entre besos, caricias y unos cuantos "te quiero". 

La curiosidad de Nayeon comenzó a atacar a la pelirroja.

—¿Y por qué es tan importante esta fiesta para ti? —Esa era la mayor duda que la atacaba. 

—Bueno... Es un tema un poco delicado. Había una chica, que era amiga mía y de Momo. Se llamaba Jiwoo. Ella anhelaba venir a esta fiesta, y bueno... Falleció tras un accidente automovilístico... Yo encontraba muy absurdo todo esto de la fiesta, pero me encantaba escucharla, hablar sobre teorías de cómo sería... —Dijo, con una sonrisa, mientras miraba al cielo.— Estaría muy feliz al saber que le atinó a una de sus suposiciones.

—¿A cuál?

—A que encontraría al amor de mi vida aquí. —La miró directamente a los ojos, sin dejar de sonreír. Tenía aquel brillo en sus ojos, que transmitía confianza a sus palabras.

—Mina, yo... —No sabía qué decir. Se había quedado enmudecida.

—Nunca pensé que sería la chica que le gustaba molestarme en la escuela. —Rio con burla, recibiendo un codazo por parte de Nayeon—. Pero me alegra que seas tú... Creo que, a pesar de todo, eres mi falsa Alpha.

—Y tú mi falsa Omega. —Contraatacó Nayeon. 

Se dieron un beso, tierno, al parecer de todos los que alcanzaban a verlas. Y dieron por finalizado aquel día.

Ambas serían felices, y aunque el matrimonio que surgiría más adelante sea por un acuerdo, a ellas les encantaba la idea. Hasta tuvieron un pequeño hijo, el cual adoraban.

Todo terminó muy bien para ambas.