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En el capítulo anterior...

Muy bien entonces, ¡Vamonos! —grité dento del auto y puse música, para mí sorpresa Oleg y Samuil conocían la canción, incluso la letra, así que los tres íbamos cantando.

—Jaja, no creí que los mafiosos escucharán este tipo de música —dije bajando del auto.

—En realidad no la escuchamos, yo tengo una hermana a la cual le gusta este tipo música —dijo Oleg.

—Yo tengo dos hermanas y ambas escuchan esta música —dijo esta vez Samuil.

Entiendo, bueno al menos escucharemos buena música al salir.

"Alejate de mi, no me toques, no puedo aceptar esto, lo siento"

Bajamos del auto y nos adentramos al centro comercial.

—¡Hey! —grité al ver a Irina y salí corriendo para alcanzarla, ¿el problema? Mis mastodontes también corrieron para alcanzarme y la gente nos empezó a mirar raro.

Antes de llegar a Irina dejé de correr y empecé a caminar normal, pero a este paso no la alcanzaría, así que pensé en hacerle una broma.

—Prestenme un teléfono —le dije a Oleg y Samuil.

—Si señorita.

—Aquí tiene —dijo Samuil pasándome su teléfono, lo agarré y marqué el número de Irina.

—Dile que me tienes secuestrada y que la estás vigilando, lo puedes exagerar a tu gusto —dije yo riendo.

¿Hola? ¿Quién habla?

Tenemos a tu amiga secuestrada.

¿Quién eres? ¿Por qué secuestraron a Alyona?

No grites, tampoco llames a la policía, te estamos vigilando.

Esta bien, ¿qué tengo que hacer?

Quedate quieta en donde estás y no alertes a nadie.

Esta bien, pero no le hagan daño.

—Listo señorita —susurró Samuil y yo asentí con la cabeza, empecé a caminar hacia Irina y...

—¡Ahhhhhh! —gritó ella.

—Creo que yo me asusté más por tu grito, que tú por mi presencia.

—Entonces no vuelvas a asustarme. Espera... ¿no estabas secuestrada? —dice mirando a todos lados.

—¿Qué buscas? —le dije riendo y abrazándola.

—Es que recibí una llamada, dijeron que te tenían secuestrada y que no me moviera de donde... ¡Espera! ¿Era una broma? —dijo y yo empecé a reír como loca—. ¡Agh! Alyona, no hagas ese tipo de bromas, me asusté mucho.

—Lo sé, lo sé, perdón —fue una buena broma.

Para ti y para mí, pero no para ella.

Tú también te reiste, ¿cierto?

Obvio, su cara enojada es la mejor.

—¡Agh! Vamos con los chicos, ya deben de haber llegado, les dije que nos veríamos en la otra entrada.

—Esta bien, espera llamaré a mis mastodontes.

—¿Mastodontes? ¿Tus hermanos te pusieron guardias?

—Si, pero son chicos geniales, escuchamos la misma música y me ayudan con mis bromas —dije y ella me fulminó con la mirada.

—Bueno bueno, llamalos.

—¡Chicos! -grité y ambos me miraron, con la mano les hice señas de que vinieran.

—Señorita.

—Les presento a mi mejor amiga Irina Sóbolev.

—Mucho gusto señorita Sóbolev —dijeron ambos.

—Irina ellos son Oleg —dije señalándolo— y Samuil.

—Es un placer chicos guapos —dijo Irina casi babeando y lo entiendo, Oleg y Samuil no tienen rasgos normales, ambos son muy guapos y con buenos cuerpos.

—Irina comportate —le susurré en el oído.

—Perdón, es un gusto chicos, cuiden muy bien de Alyona.

—Si señorita.

—Bueno ya vamonos —dije yo y los 4 empezamos a caminar.

—Ahí están los chicos —dijo Irina al verlos, caminamos hasta ellos y Nikolai se burló, ¿de qué? Pues de mí.

—Alyona, ¿estás bien? ¿no te hizo nada cierto? —me pregunta Iván.

—Estoy bien, solo que pasé mucho tiempo durmiendo y aún me siento un poco cansada.

—Si estabas cansada, ¿por qué quisiste salir? —me reprocha Irina.

—Es que quería verlos.

—Pudimos ir a tu casa, ¿tu padre no está cierto?

—No, no está en casa, pero no me gusta estar en casa —dije y todos me miraron con pena.

¿Qué babosada dices?

¿Qué? ¿Miento?

Solo eres estúpida, tus amigos te adoran, incluso el monopolio de Nikolai.

Lo sé, pero...

Ningún pero.

Esta bien.

—Tranquila, te entendemos, no te pongas triste, ¿si? —me dijo Iván y no niego que me sentí mejor, definitivamente no era pena, siempre fue la preocupación de mis mejores amigos.

Me alegro que te des cuenta.

Si si, gracias por hablar conmigo y apoyarme.

Y eso que lo hago gratis.

Jaja, siempre piensas en dinero.

Si hubiera nacido, habría sido una mujer exitosa.

¿No te hubiese gustado ser mafiosa?

Probablemente sí, querría ser exitosa y esa es una manera rápida de serlo.

No me gustaría que fueras mafiosa.

¿No? ¿Por qué?

No quisiera verte en ese mundo tan oscuro.

Se que no, pero imagínate que hubiera nacido, creo que yo sería una excelente mafiosa, a ti te mantendría oculta y te cuidaría.

¿Oculta? Jaja, ¿qué eres? ¿la hermana mayor?

Sería increíble, ya de por si, soy como una hermana mayor.

Creí que querías ser mi mejor amiga.

Déjale ese papel a Sóbolev, yo tengo el papel de hermana mayor.

Jaja, está bien.

—Vayamos a conseguirte un teléfono nuevo —dijo Nikolai y yo asentí.

Los seis empezamos a caminar, mientras hablábamos de cosas triviales, también buscábamos una tienda de celulares.

—Ahí hay una tienda —dijo Iván y caminó hasta allá, los demás lo seguimos.

—Perfecto, hablemos con la chica —dijo Irina y se dirigió hacia ella—. Hola, estamos buscando un teléfono para mí amiga.

Pero literalmente fue ignorada, las chicas que atendían ese lugar estaban hipnotizadas, ¿por qué? Pues por los chicos que andaban con nosotras. Y lo entiendo, Nikolai y Iván se ven literalmente perfectos y no puedo dejar atrás a Oleg y Samuil.

—¿Escuchó? —le dije a la chica.

—Si si, ¿no pueden esperar un maldito minuto —insistió la chica.

Listo, me enojé.

Calma fiera.

¿Cómo quieres que me calme? ¿Viste cómo me habló?

Claro que lo vi, pero deja que los hombres se encarguen de esto.

¡Mala idea!

Nikolai sacó su arma y le apuntó a la chica en la cabeza, las demás empezaron a gritar, por lo que Oleg y Samuil cerraron las puertas y no dejaron que nadie entrará.

—¿Qué son esas formas de hablarle a mis chicas?

—Jaja dijo "a mis chicas" —me susurró Irina al oído.

—Lo sentimos mucho señor.

—¿Señor? ¿Te parece que soy tan viejo? ¿Te estás burlando de mi?

—No, no, no, por favor baje el arma —dijo ella nerviosa.

—Aun no te has disculpado o prefieres una bala en tu cráneo.

—No, no, por favor, se lo suplico, no me mate —suplicaba la chica, mientas lloraba—. Lo siento mucho, lo siento, lo siento —tartamudeó.

—No suena muy sincero —cuestionó Nikolai, la chica se asustó bastante y nos miró a mí y a Irina.

—Lo siento, por favor, perdonen mi vida —suplicó y presentí que ya era hora de acabar esto.

—Niko, ya no la asustes más, mírala, está temblando —dije bajando el arma de Nikolai.

—Si tú lo dices está bien —suspiró y guardó su arma—. Agradecele, te salvó la vida —le dijo a la chica, la cual estaba limpiando sus lágrimas, aunque más que las lágrimas, todo su maquillaje se había corrido y ahora parecía un alien.

Jaja, si los aliens se ven así, no tendrán que invadir, de verlos todos se asustarían.

¡Uh! Eres mala.

No puedes negar que tú también piensas que se ve horrible.

Bueno, sabes que no soy de usar maquillaje, naturalmente no me gusta y dudo que me llegue a gustar.

Te ves mucho mejor sin maquillaje.

Gracias, yo también lo creo.

—Muchas gracias señorita —dijo la chica.

—Esta bien, no pasa nada, pero te recomiendo que para la próxima pongas tu trabajo por delante, en vez de mirar hombres.

—Si, si, lo entiendo, muchas gracias.

—Perfecto, vamonos chicos —dije y todos salimos de la tienda.

—¿Tenías que hacer todo ese escándalo? —le reprocha Iván a Nikolai.

—Era justo y necesario.

—No, no lo era, podíamos hablarlo.

—Si lo hablábamos ella no habría hecho caso —dijo Irina y era cierto, personas como ella no entienden mediante palabras.

—No iba a matarla, ¿por qué se alteran? —se defendió Nikolai.

—Lo se, pero no debiste de exagerar así, si Alyona no te detenía, apuesto a que la chica se hubiera orinado encima.

—Jajajaja, pues yo hubiera querido ver eso —dijo Irina riéndose.

—Bueno bueno, vamos a calmarnos —dije yo interviniendo—, aún tenemos que conseguir un teléfono.

—Cierto, vamos.

Luego de la gran discusión Iván seguía bastante enojado y Nikolai pues no podía hacer nada para aliviar ese enojo. Irina se la pasó mirando ropa desde las vitrinas y Oleg y Samuil pues, cada vez que alguien pasaba por mi lado o me miraba, ellos lo fulminaban con la mirada.

De verdad que este día no podía ser más raro. Y aún necesito conseguir un teléfono, pero ya llevamos rato caminando y aún no hemos visto otra tienda de teléfonos.

Parece que aquella era la única.

No, siempre hay varias en cada centro comercial, sería muy raro si en esta solo hubiera una.

Bueno, raro o no, ¿no te está dando hambre?

¿Hambre? Aún no siento hambre, aunque si que me duele un poco el pecho.

¿Será de caminar tanto?

No creo estar tan fuera de forma.

Recuerda que dormiste por varios días.

Supongo que tienes razón, deberíamos parar a tomar algo.

—Chicos, ¿podemos parar a tomar algo?

—Claro nena, ¿qué pasa? ¿te sientes mal?

—Me siento un poco cansada, debo estar fuera de forma.

—Vale, más adelante está el área de comida —dijo Iván y sujetó mi brazo.

—Esta bien, no te preocupes, puedo caminar bien —dije y me solté de su agarre, pero inmediatamente me mareé y el volvió a sujetarme.

—Se nota —susurró y siguió caminando.

—Esta mesa tiene suficientes asientos, quedemonos aquí —dijo Irina y todos nos acomodamos, pero Oleg y Samuil se quedaron de pie.

—Sientense.

—Señorita no es correcto —anunció Samuil.

—¿Eh? ¿Cómo no es correcto? —pregunté confundida mirando a Nikolai.

—Alyona, sabes que los empleados no se juntan con los jefes, pero por mi no hay problema.

—¿Ven? No hay problema, ya habló el jefe -declaré.

—Esta bien, pero, a sus demás amigos, ¿no les molesta?

—Na, cuando habla el jefe, nosotros apoyamos —insistió Irina.

—Bueno, entonces, con vuestro permiso, nos sentaremos.

—Bien, ya que todos están sentados, ¿quién se levantará a ordenar? —preguntó Irina y todos reímos.

—Tranquila, aquí hay camareros —anunció Iván y llamó a un camarero.

—Buenas tardes, bienvenidos, ¿qué van a ordenar? —dijo el camarero, mientras destapaba su pluma y se preparaba para anotar nuestro pedido.

—Ni siquiera hemos visto el menú —le susurró Irina a Iván.

—Jaja, lo siento, no me percaté de eso —se disculpó Iván.

—Bueno bueno, yo quiero un latte y una dona de chocolate —dije yo— Chicos pidan lo que quieran —le avise a Oleg y Samuil.

—Gracias señorita, ¿qué tal una cerveza? —le preguntó Oleg a Samuil y él asintió-—. Dos cervezas por favor.

Todos los demás ordenaron y en unos minutos nos trajeron todo. Luego de comer, charlar un rato y ver como Oleg y Samuil se tomaban otras 3 cervezas, continuamos con nuestra búsqueda. Ya cuando nos habíamos decido a ir a otro centro comercial, encontramos una tienda al salir de la tienda, todos nos reímos y entramos. Iván consiguió unos auriculares nuevos, Nikolai una memoria USB y yo un teléfono nuevo.

Todos tuvieron suerte.

¿Suerte? ¿Eso te pareció suerte?

Jaja, ya se que tardaron en encontrar la tienda, pero al final lo lograron.

Hablas de encontrar una tienda en un centro comercial, como si fuera encontrar oro bajo el mar.

¿Exageré mucho?

Bastante.

¿Qué harán ahora?

Yo me siento cansada, solo quiero volver a casa y dormir.

—Chicos estoy muy cansada, me iré primero.

—Esta bien, descansa —me dijo Iván.

—Duerme bien nena —dijo Irina abrazándome.

—¿Hasta mañana? —me pregunto Nikolai, refiriéndose a que mañana teníamos entrenamiento.

—Si, dormiré temprano para mañana estar como nueva, gracias chicos —dije y bostecé.

—Esta muy cansada, nos iremos —dijo Samuil y literalmente en cuanto dijo eso caí rendida, por suerte Nikolai me sujetó a tiempo.

—Gracias Niko.

—¿Seguro que estás bien?

—Si, solo es sueño, nos vemos —dije y caminé a la salida.

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