five, pedro pascal

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te amo y más, diego luna.

Miré a Piero como señal de que ya debíamos entrar, él asintió y tomó los regalos mientras yo encendía las velas del pastel.

—Uno, dos... tres —susurré antes de entrar y empezar a cantar en español

—¡Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te lo deseamos todos... cumpleaños feliz!

Pedro sonrió entre un bostezo, observé las pequeñas arrugas en las esquinas de sus ojos, me encantaban.

¡Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, que los sigas cumpliendo hasta el año tres mil! —terminamos de cantar, y Pedro aplaudió

—¡Feliz cumpleaños papá! Sopla las velas —incitó Piero y yo acerqué el pastel para que las apagara, él lo hizo de un solo soplido

Piero rodeó la cama y se apresuró a abrazar a su padre

—¡Bravo! —una sonrisa se formó en mi rostro—. Feliz cumpleaños, mi amor.

Dejé el pastel a un lado y me sumé al abrazo.

—Gracias —susurró, y dejó un beso en la cabeza de Piero y uno en mi mejilla

—¡Ábrelos! Rápido, o llegaré tarde al bus —lo apresuró Piero

—Okay, okay —él asintió, mientras abría la pequeña caja

—Ese es el de Piero, el mío puede esperar un poco —Pedro frunció el ceño con diversión—. ¡José Pedro!

—A ver, veamos qué es esto —siguió desenvolviendo el regalo con una sonrisa, al terminar de quitarle el papel abrió la caja encontrándose con lo que Piero había hecho

Era una carta y una pintura, la cual Piero había hecho en su curso.

—Léelo. —animé

—Gracias papá, por ser mi mejor amigo, el mejor comediante, el mejor doctor, el mejor compañero de aventuras, el mejor cocinero, el mejor profesor, el mejor papá. Te amo, gracias por ser mi papá. —leyó, antes de mirar a Piero, el cual estaba con una sonrisa, lo atrajo a si en un abrazo

—Aún falta la pintura —comentó Piero, Pedro sacó el pequeño lienzo, ahí estaba dibujado un cielo lleno de estrellas y tres personas acostadas en el pasto

—¿Somos nosotros? —cuestionó, aunque fuera obvio

—¿Quiénes más serían? —ironizó Piero y Pedro rió—. Ya se hace tarde, feliz cumpleaños papá.

—Gracias, campeón —le dio otro abrazo antes de salir corriendo del cuarto hacía la sala—. ¿Y cuál es este increíble regalo que puede esperar?

Su sonrisa coqueta y mirada divertida me hicieron sonreír en mi contra.

—Está en la encimera de la cocina —dejé un beso corto en sus labios antes de levantarme—. Iré a dejarlo en el bus.

Él asintió mientras yo caminaba fuera de la habitación, Piero me esperaba con su mochila en la puerta, reí a causa de su impaciencia. Lo acompañé hasta la parada de bus y esperamos hasta que llegara.

—¿Crees que a papá le guste su regalo? —pregunté indecisa

—Sip, a mi me gusto, y no es mi cumpleaños —me sonrió

—Te amo, corazón —me arrodille al ver el bus a algunos metros, dejé un beso en su frente

—Yo también, mamá.

Me despedí de él y finalmente se subió al expreso, me devolví a la casa encontrándome con Pedro sentado en una de las sillas delante de la barra de la cocina mientras tomaba una taza de café.

—¡Ese era mi café!

—Ahora es mío, y tengo derecho porque soy el cumpleañero —presumió

—A ver cumpleañero, abre tu regalo.

Él me volvió a sonreír, mientras dejaba la taza a un lado y empezaba a abrir la caja. Cuando la tuvo abierta no dijo nada y su sonrisa desapareció, intercambió miradas entre la caja y yo.

—¿En serio? No me estás molestando —negué con la cabeza—. Paola con esto no se juega.

—Que no es un juego, es en serio.

—¿Cuántos meses tienes?

—Tengo cuatro semanas, recién voy a cumplir un mes —contesté

—Paola... —se levantó, y el miedo me envolvió, no por lo que haría sino por lo que diría—, no sabes cuánto te amo.

Sin esperarlo me abrazó por la cintura y me dio una vuelta, mientras mis piernas por inercia rodeaban su torso.

Yo también te amo, Joche.

—¡Estás embarazada! —empezó a besar todo mi rostro

—¡Sí, estoy embarazada! —reí mientras él me abrazaba nuevamente antes de colocarme en el suelo

—No me lo esperaba... —se pasó una mano por la cara—, seré papá de nuevo.

Asentí y él sonrió.

—Te amo, te amo, te amo mucho. —dejó un beso en mis labios, suave y casto—. Creo que hay que decirles a los padrinos ¿no?

—¿Ni siquiera he cumplido un mes y tú ya le vas a escoger padrinos? —asintió

—¿Qué te parece el nombre Paulo o Paulina?—me reí nuevamente

Sin duda Pedro era, es, y siempre será el amor de mi vida.

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