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***

Si Jungkook hubiera podido, hubiera quemado la mansión Park hasta los cimientos con un solo movimiento de su encendedor.

Desgraciadamente, si lo hubiera hecho, las autoridades habrían llegado directamente a su puerta. Los incendios provocados eran malos para el negocio, y él nunca se había rebajado a asesinar...

Todavía.

Pero ciertas personas lo retaban a cruzar la línea de todos los días, en especial una que resultaba ser de su propia sangre.

—¿Cuál es la emergencia? —Joo Hyuk se encorvó en la silla frente a la de Jungkook con un bostezo—. Tengo sueño, dame tiempo para dormir.

—Según las páginas de sociedad, no has dormido en el último mes.

En cambio, Joo Hyuk había estado de fiesta por todo el mundo. Un día por México, Francia al siguiente. Su última parada había sido en las Vegas, donde había perdido cincuenta mil dólares en la mesa de póker.

—Exactamente —volvió a bostezar—. Por eso necesito dormir. Mi mandíbula se endureció.

Joo Hyuk tenía treinta años, pero actuaba como si estuviera en sus veinte. Si no fuera su hermano, le habría cortado todo el rollo sin dudarlo, sobre todo teniendo en cuenta la mierda en la que se encontraba gracias a él.

—¿No tienes curiosidad por saber por qué te he llamado aquí?

El menor de los Jeon se encogió de hombros, ajeno a la tormenta que estaba gestando Jeon Jungkook.

—¿Extrañaste a tu hermanito menor?

—No del todo —Jungkook sacó su carpeta manila de su cajón y la colocó sobre el escritorio—. Ábrela.

Joo Hyuk lo miró con extrañeza, pero accedió. Mantuvo la mirada fija en su rostro mientras hojeaba las fotos, lentamente al principio, luego más rápido a medida que el pánico se apoderaba de él.

Jungkook se sintió satisfecho cuando finalmente levantó la vista, con la cara más pálida.

Al menos entendía lo que estaba en juego.

—¿Sabes quién es la mujer de esas fotos? —le preguntó Jungkook. No recibió respuesta—. ¡Min SeoJon! —golpeó la foto sobre el escritorio—. La sobrina del mafioso Min Seok. Veinticinco años, viuda y la niña de los ojos de su tío. El nombre debe se te debe hacer conocido, teniendo en cuenta que te la cogías antes de irte fuera del país.

—¿C-Cómo...?

—Esa no es la pregunta correcta, Joo. La pregunta correcta es qué tipo de ataúd te gustaría en tu funeral. ¡Porque eso es lo que tendré que planear si Min Seok se entera de esto!

Joo Hyuk se encogió en su silla mientras Jungkook se ponía de pie, su cuerpo estaba lleno de furia ante su idiotez.

—¿Una princesa de la mafia? ¿Me estás jodiendo? —Jungkook barrió la carpeta sobre el escritorio en un movimiento furioso. El pisapapeles de cristal rompió en un estruendo contra el suelo—. Has hecho algunas estupideces en tu vida, pero esto se lleva el premio. ¿Sabes lo que te haría Min Seok si se entera de esto? Te destriparía de la forma más lenta y dolorosa posible. Ninguna cantidad de dinero te salvaría. Colgaría tu cuerpo de un maldito paso elevado a la autopista como advertencia... ¡Si es que queda un cuerpo después de que haya terminado contigo, maldiga sea!

—No... No entien...

—¿En qué carajos estabas pensando? ¿Cómo mierda la conociste?

—En... En un bar. No hablamos mucho, solo congeniamos e intercambiamos números. No tiene tantos ojos puestos ahora que es viuda... pero te juro que no supe quién era hasta que nos acostamos. Me dijo que su padre estaba en la construcción...

—Está en la construcción —una vena palpitó en la cien de Jungkook.

—S-Sé que parece malo, pero no lo entiendes... —dijo Joo Hyuk, con una expresión torturada—. Yo... Yo la quiero.

—La quieres —Una terrible calma descendió sobre él.

—Sí. Ella es increíble, hermosa, inteligente...

—La amas; sin embargo, has estado cogiendo con todo lo que se mueve durante las últimas dos semanas.

—No lo he hecho —Joo se puso rojo—. Fue un acto para mantener mi reputación, ¿sabes¿ Tuve que irme un tiempo porque su primero se escapó y su tío estaba reprimiendo a toda la familia, pero tuvimos cuidado.

Jungkook nunca había estado tan cerca de asesinar a un miembro de su familia.

—Al parecer, no fueron suficientemente cuidados —respiró hondo y esperó a que se le pasara la rabia explosiva antes de sentarse, lenta y deliberadamente, para no alcanzar a Joo Hyuk y estrangularlo—. ¿Quieres saber como conseguí esas fotos, hermanito?

Joo Hyuk negó con la cabeza.

—Park Naum entró a mi despacho hace dos putas semanas y las puso sobre mi mesa. Casualmente, te vio con SeoJon, consiguió lo que necesitaba y vino a hacer un trato —una fina sonrisa se dibujó en sus labios—. ¿Quieres adivinar cuáles son los términos del trato?

Joo Hyuk volvió a negar con la cabeza.

—Me caso con su hijo, y él guardará las pruebas para sí mismo. Si no lo hago, enviará las fotos a Min Seok y tú morirás.

Los ojos de Joo Hyuk se abrieron de par en par.

—Mierda... Jungkook, yo...

—No digas ni una palabra más. Esto es lo que harás —le clavó una dura mirada—. Contarás todo tipo de contacto con esa mujer. Me importa una mierda si ella es tu única y verdadera alma gemela y nunca encontrarás el amor después de ella. Desde este momento, ella no existe para ti. No la verás, ni hablarás, ni te comunicarás con ella. Si lo haces, congelaré todas las malditas cuentas que tengas y pondré en lista negra cualquier persona que te ayude económicamente.

El abuelo Jeon estaba al tanto de los desenfrenados hábitos de gasto de Joo Hyuk, así que en su testamento le dejó el control total de la empresa y de las finanzas familiares.

—También voy a reducir tu asignación mensual a la mitad hasta que demuestres que eres capaz de tomar mejores decisiones.

—¿Qué? No puedes...

—Sí vuelves a interrumpirme, las reduciré a cero. Ganarás la parte restante del dinero aceptando un trabajo en una de nuestras tiendas, donde serás tratado como cualquier empleado. Nada de tratos especiales, ni beber o coger en el trabajo. De lo contrario, estarás despedido, ¿Entendido?

Joo Hyuk tras un largo silencio, apretó los labios en una fina línea y asintió brevemente.

—Bien. Ahora lárgate de mi despacho. Si descubro que has violado mis reglas y has vuelto a contactar a SeoJon, te mataré yo mismo.

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