41

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Maratón (3/5)


Las demás noches las dedicaron a cualquier actividad que se les antojara. Pasearon por los encantadores rincones llenos de libros de Shakespeare and Company, exploraron el Louvre a deshoras y fingieron ver películas francesas independientes en blanco y negro en un cine de arte y ensayo mientras se besaban en secreto en la parte de atrás como adolescentes.

Jimin había visitado París muchas veces, pero explorarlo con Jungkook era como verlo por primera vez.

La última noche, Jungkook lo llevó a una cena privada en la Torre Eiffel. Había reservado todo el espacio en la segunda plana, así estaban solo ellos, el menú de siete platos y la ciudad a sus pies en toda su brillante gloria nocturna.

—Bien, ¿Cuál es la comida que no soportas y que todo el mundo adora? —dijo Jimin—. Yo iré primero. Las aceitunas. Las odio.

—Quiero decir que me sorprende, pero eres la misma persona que come pepinillos con papas fritas y pudin, así que... —Jungkook se llevó el vino a los labios—. Ya se ha dicho bastante.

—No soy el que limpió nuestro suministro de pepinillos hace dos semanas porque no podía dejar de robar mi merienda.

—No seas dramático. So Jo compró más pepinillos al día siguiente. —se rió—. Para responder a tu pregunta, no soporto las palomitas. La textura es rara y huele fatal.

—¿En serio? Entonces, ¿qué comes durante el cine?

—Nada. Las películas son para verlas, no para comer.

Jimin lo miró fijamente.

—A veces, estoy convencido de que eres un extraterrestre y no un ser humano de verdad.

Jungkook rió.

—Todos tenemos nuestras manías, amor mío. Al menos yo no canto Stay Gold en la ducha.

Las mejillas de Jimin se tiñeron.

—Lo hice una vez. Escuché la canción y se me quedó grabada en la cabeza, ¿ok?

—Fue bonito, aunque desafinaras.

—No desafiné —murmuró Jimin—. ¿Alguna vez has pensado en lo que habrías sido si no hubieras nacido Jeon?

—Una o dos veces —Jungkook se encogió de hombros—. Soy un hombre de negocios. Para eso nací. Disfruto con mi trabajo, aunque ciertos aspectos no siempre sean divertidos. No creas que estoy tirando la pasión de mi vida a la borda para trabajar en una oficina de esquina porque me siento obligado.

Jimin asintió.

—¿Y tú?

—Quisiera decir que astrónomo, pero se me dan fatal las matemáticas y las ciencias. No sé. Supongo que soy como tú. Soy feliz haciendo lo que hago. La planificación de eventos puede ser estresante, pero es divertida y creativa... y no hay nada más satisfactorio que tomar una idea y darle vida.

Una sonrisa rozó los labios de Jungkook.

—Así que ambos somos felices donde estamos.

—Sí, supongo que lo somos... Me alegro de haber venido a París.

Los ojos de Jungkook se iluminaron.

—Yo también.

Se miraron fijamente, olvidando su comida. El peso de una docena de palabras no pronunciadas se interpuso entre ellos y amenazó con derramarse en el silencio.

Antes de que lo hicieran, un timbre separó sus miradas y Jungkook se fijó en su teléfono.

Soló una maldición en voz baja
—Lo siento. Tengo que contestar —dijo—. Una emergencia de trabajo.

—No pasa nada —sonrió Jimin.

Juntkook fue a atender la llamada y Jimin se dedicó a terminar su plato.

Se alegraba de haber ido a París.

Su pulso se aceleró. Había ido a París muchas veces, pero era la primera vez que se enamoraba de verdad en la ciudad del amor.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro