Capítulo 33

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Este capítulo puede ser sensible para algunas personas por contenido sexual sin consentimiento.

Si te incomoda recuerda que dejo notas de autora al final.




















LA REVELACIÓN Y LA DESAPARICIÓN DE DYLAN.

Detective Sofía Rymer, tu turno.

—Creo que la clave... ¡Siempre estuvo ahí!

—¿Qué dices? ¡Estas cartas no tienen sentido alguno! —dijo Gastrell, mostrándolas.

—Piense... —Comencé a pasearme y a pensar en voz alta mientras Tina y Gómez se unían a las miradas incrédulas—. Como dijo Tina: ¿por qué Callie Morgan dejaría la clave en manos de su asesino? ¡Es ridículo! 7-08-D...

—Sin preámbulos, Rymer.

—Es una clara alusión a una coordenada... ¿Verdad? Algo que nos lleva a un código para abrir la caja... —Los miré, a lo que todos estaban esperando mi deducción—. Eso quiere decir que..., si nos vamos al número 7, se podría interpretar como buena suerte... o como 7 vidas... Y si nos vamos a un calendario... 08 es un claro ejemplo de mes de los agosto que es el mes de los gatos Y... ¿D?

—Dolly —concluyó Gastrell, pensante.

—¡LA CLAVE ESTÁ EN EL COLLAR DE SU GATA!

—¿En el gato feo y moribundo que rescatamos? —inquirió Gómez.

—¡Sí! Ella lo hizo todo de una manera bastante ambigua y algo difícil de entender. —Me desplacé de un lado a otro con el corazón dependiendo de un hilo—. ¡Pero tiene todo el sentido del mundo! ¡Si la clave llegara a estar en su collar, veremos lo que ocultaba Callie Morgan!

Gastrell se paró de la silla, impresionado. No puedo describir la conexión que sentimos en ese momento... La química... Ese aire inspirador... Esa...

—¿Dolly sigue en el veterinario? —le preguntó a Gómez, matando el momento.

—Sí, ha estado ahí desde que pensamos que no era relevante en la investigación.

—Debemos ir por ese gato. —Tomó su chaqueta y me hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera.

Apenas subimos al auto, Gastrell comenzó a manejar de una manera un tanto alocada. Yo sentí que estaba flotando en el triunfo, en la dicha de ser certero. Algo me decía que tenía que jugármela por esa chica, que debía encontrar a su asesino. No sé por qué, pero tenía aquel instinto de hacer justicia; algo en mí me pedía dar todo en ese caso, pese a que fuera una solo una humilde practicante. Creo que esa chica estaba pidiendo a gritos que alguien pagara.

Aparcamos fuera de la veterinaria. Gastrell, al bajarse, desabrochó un botón de su terno y cerró la puerta con fuerza. Entramos al lugar, decididos y sacando a relucir nuestras placas.

—Departamento de policía: ¿Dónde está la gata de Callie Morgan?

El joven pareció sorprendido por tan repentina aparición.

—Buenos... ¿días?

—Sin preámbulos: ¿dónde está Dolly?

—Eeeh... —vaciló unos segundos, extrañado por tan inesperada visita—. Se la llevaron hace días... ¿Por qué? ¿No debía entregarla?

—¿Se la llevaron? ¿Quién carajos se la llevó?

—Se la llevó... No lo sé una muchacha pelirroja, alta, ojos azules... Me dijo que ella estaba a cargo del gato...

Se la llevó... ¿Meredith?

—No sé cómo se llama, yo solo se la pasé.

—Mierda.

—Es que... Yo... Bueno, la chica me persuadió. ¡Yo no atiendo el local, mi papá lo hace y...!

No lo dejamos terminar, ya que corrimos nuevamente hacia el auto y nos colocamos el cinturón de seguridad con rapidez. Gastrell colocó las llaves y, al hacer andar el vehículo, produjo un chirrido ocasionado por la velocidad de este mismo. Nos dirigimos hacia la casa de la susodicha. Necesitábamos todos los detalles posibles cómo: ¿Por qué tenía al felino? ¿Qué conseguía ella? Se sabía que había rivalidad con Callie, es por eso que siempre en su diario se refería a ella como M y a Dylan como D. Pero, ¿qué tan lejos capaz de llegar la vocalista de los Bullet Ford? ¿Estaba eliminando la evidencia de su asesinato? ¿O estaba encubriendo a alguien?

Me tomé el tiempo de leer el diario de Callie en voz alta mientras Gastrell manejaba, atento.

Hoy M me visitó. Me dijo que quería solucionar todo, mi respuesta claramente fue un No.

Querido diario, es cursi lo sé, pero llevo treinta días en rehabilitación y estoy volviéndome loca. John me vino a ver y fue lindo. Me trajo palomitas.

Querido diario, ha pasado mucho tiempo, yo diría que un año y me siento demasiado bien. Hoy salí de rehabilitación y no negaré que me da un poco de miedo. Mía, por otro lado, me ha preguntado como estoy. Se notaba preocupada... y creo que estoy dispuesta a arreglar las cosas con ella.

En fin... Espero recuperarme :D

Dios, esta chica no quería morir... ¿Qué demonios fue lo que la hizo caer nuevamente?

—Alguien de seguro le ofreció drogas la noche de la fiesta y ella no se resistió.

—Creo que ese alguien es muy evidente quién fue, ¿no?

—Lo sé...

Un aire de nostalgia sacudió mi ser. Siempre vemos a los famosos como si fueran una especie de muñecos de seda que se pueden insultar, querer, criticar, admirar, acosar, cuando se de la ocasión, pero se nos olvida que son igual a nosotros y el daño que ellos sufren también lo sufrimos nosotros. No son seres apartados de la sociedad. A veces piden ayuda a gritos y nadie los salva...

Volviendo a la acción, nuevamente aparcamos fuera de la lujosa casa de Meredith. Golpeamos la puerta tan fuerte que la abrió de inmediato. Vestía un pijama de polar rosa y una coleta desordenada. Tenía un aspecto perdulario y también triste. La chica con esa rudeza y brillo inigualable, estaba acabada. De hecho, juzgando a su apariencia, se me pasó por la cabeza que se estaba delatando y que ya no quería más guerra. Su nariz ya ni se arrugaba del disgusto.

—¿Me llevarán detenida? ¿Tan temprano?

—¿Tenemos algún motivo para tomarte detenida?

—No lo sé, díganme ustedes.

—Necesitamos al gato.

Ella frunció el ceño, pero antes de que pudiera reprocharnos algo, Dolly se desplazó por el pasillo con elegancia, maullando en plan de saludo. Era una gatita muy amigable...

—Ahí está —intervino Gastrell pasando a llevar el hombro de la pelirroja. Lo seguí, entrando completamente decidida en buscar la evidencia que delataría al asesino, la evidencia por la cual tanto añoramos todo este jodido tiempo.

Me puse de cuclillas y observé a Dolly. Lucía triste, melancólica y misteriosa. Se dejaba analizar..., de hecho, increíblemente era como si estuviera tratando de cooperar para descifrar quién llevó a la muerte de Callie Morgan.

Coloqué mis guantes y toqué su relicario en forma de corazón para abrirlo.

La foto de la gata con Callie siempre estuvo ahí. La analicé una y otra vez: esa sonrisa que se expandía en el rostro de la pelinegra mientras abrazaba a su mascota no tenía precio. Callie era de esas chicas de ojos juguetones; con un carisma tan brillante que le sacaba una sonrisa hasta el más deprimido. De todas formas, eso no importaba ahora. No importaba que tan bella y que tan extraña y misteriosa energía atraía. La verdadera pregunta que debíamos plantearnos era: ¿qué había después de aquella foto? ¿Era solo eso y ya? La respuesta era no; porque tras unos minutos escudriñando el relicario más de lo normal, me atreví a sacar la foto.

Clave: 589688

—¿Pasa algo con el gato? —preguntó Meredith desde atrás—. ¿Está bien?

Entonces, por milésima vez, volví a mirar a Gastrell, esta vez, indicaba triunfo.

—¿Qué? ¿Qué ocurre? —volvió a preguntar Meredith.

—¿Por qué tenías al gato?

—No lo sé...Yo... Yo quería cuidarlo...

—¿Algo te remueve la conciencia?

—No..., pero...

—¿Dónde está Dylan, Meredith? Desde que murió Callie ha estado desaparecido. Si sabes algo, habla ya.

—Yo... ¡Joder, no lo sé!

—De seguro se intentó contactar contigo, no nos mientas.

—Mi abogado dice que no puedo decirles ninguna palabra a ustedes. Lo... siento.

(**)

El turno de la pelirroja llegaría después. Hoy por hoy correspondía saber a qué le temía tanto Callie Morgan.

Cuando marcamos el código y la caja se abrió, unas tercianas me invadieron. La ausencia de sonido y la presencia de algo tan confidencial, me hizo creer en la esperanza.

Considero que los detalles son importantes, así que lo asimilé a una puerta vieja en un día de ventolera, a un ladrón saliendo de una alcantarilla, a una pelota de golf entrando a un agujero. Y haciendo un resumen de dichas comparaciones, puedo decir que ahí dentro había misterio, secretos y verdades.

Ya en la nueva casa de Callie y con Gastrell tomando un litro de agua desde su botella, nos dimos cuenta de que aquel video parecía encajar a la perfección en el computador. Admito que tenía miedo de cagarla, de no saber realmente qué era lo que tenía esa caja fuerte. Si había algún hito importante en mi vida sería ese: descifrar la muerte de Callie Morgan.

Apenas la carpeta comenzó a mostrarse, me percaté de que existía la presencia de un único archivo llamado: «tómame y entérate».

El detective hizo click.

Entonces pasó así: Dylan acomodó la cámara de su celular en uno de los esquineros frente a la cama de Callie. Por la música a todo dar, deduje que se trataba de una fiesta. Ella se encontraba sentada mientras bebía una botella de vino. A simple vista se notaba algo confundida.

—¿De dónde sacaste este vino? Está... delicioso —balbuceó ella y dejó la botella en el piso.

—¿Te gusta? —inquirió él sentándose a su lado, lo suficientemente cerca.

—Sí... un poco. —Se encogió de hombros de una manera un tanto infantil, luego ladeó su cabeza y juntó los ojos en un gesto de tratar de enfocar dónde y con quién estaba—. Yo... Yo debo irme, estoy un poco mareada... —Se colocó de pie, pero este jaló suavemente de su brazo y la sentó.

—¿Te han dicho que eres jodidamente linda?

—No, nunca... —Volvió a encogerse de hombros, resignada, con mucha lástima.

—De seguro ellos no te han mirado bien... Eres hermosa. —Se giró un poco para tomarla con una mano del cuello. Ella lo miraba, atenta, incluso con un ápice de inocencia.

—¿Tú crees?

—Jamás había visto a alguien como tú.

—Gracias... Perdón, no recuerdo tu nombre...

—Eso... Eso no importa ahora —susurró y se acercó a ella—. Lo que me pasa contigo es demasiado fuerte...

Callie solo se limitó a mirarlo mientras él se le acercaba. Lo repasaba con la mirada, de arriba hacia abajo, y cada vez que se quedaban a una patética distancia, ella no movía ni un pelo... Inclusive se quedó quieta cuando él rozó sus labios con el de ella.

Callie comenzó a corresponderle en un gesto que consideré romántico. No me malinterpreten, empezó en ese plan, en un plan donde ella también colocó una mano sobre su cuello para tener una mejor perspectiva de un beso inocente a simple vista.

—Tu perfume es delicioso... —musitó Dylan bajándole la tira al vestido ajustado negro para besar su clavícula—. Eres un arte que el mundo debe conocer.

Eso bastó para que él la hiciera reposar de manera suave en el edredón y empezaran a posicionarse más cerca del respaldo de la cama. Dylan se ubicó arriba e inició unos besos en el cuello acompañado por el manoseo de uno de sus muslos. Fue en ese instante donde él sonrió hacia la cámara para luego meter una de sus manos en la entrepierna de Callie y besarla en la boca. De manera rápida, ella hizo a un lado su cara y dejó de corresponder al beso.

Pero él continuó más rápido.

Y más.

—No... No quiero...

—Sí quieres, por algo entraste hasta acá conmigo.

Ella trató de sacarle la mano, pero fue en vano. El muchacho tenía mucha fuerza y determinación.

—Basta...

Pero él subió su vestido y se puso de rodillas para desabrocharse los pantalones y bajar su cremallera, desesperado.

—Solo relájate...

—No... Yo.... no quiero...

Por acto reflejo, la chica cerró sus piernas y trató de pararse, pero como un rayo, él volvió a situarse encima, esta vez con el condón puesto. Comenzó a besarle los pechos, pero ella hacía su mayor esfuerzo con sus manos por sacarlo de ahí. Por desgracia, él tomó de sus muñecas y las lanzó hacia el colchón, fuertemente.

—¡Me duele!

—¡Quédate quieta, joder!

—¡No quiero! ¡Suéltame!

Él intentó meter su miembro, pero no pudo por la rigidez de la entrepierna de Callie. Estaba actuando por instinto, protegiéndose de un hombre tan fuerte. Supongo que eran gajes del oficio tener que ver obligada tal video.

—Vamos..., relájate... Será placentero... —susurró.

—¡Qué me dejes!

—Venderé este video, y te aseguro que te daré comisión si pones de tu parte. Gano mucho haciendo esto.

Él intentó de nuevo con fuerza y Callie gritó; pero él tapó su boca.

Fue ahí cuando Marcos abrió la puerta, sorprendido.

—¡¿Qué se supone que haces?! —dijo tomando de las hombreras de su camiseta para que saliera encima de ella. Dylan de inmediato guardó su miembro erecto en el boxer. Callie, por otro lado, trató de inclinarse hacia adelante, pero tal parece que estaba demasiado mareada, así que se cubrió la cabeza con su frente y se bajó el vestido.

—¿Por qué demonios me interrumpes, Marcos?

—Será porque la estás violando... tal vez. Se nota que no está consciente, idiota.

Callie a ese punto creo que estaba dormida.

—Sí lo está. Ahora con tú permiso, seguiremos con lo nuestro —dijo lanzándose arriba nuevamente—. Estamos muy drogados y pasándola bien, ¿no, Callie?

—No... Yo... —continuaba ella, lanzando palabras confundidas—. De... déjame en paz...

—Mira, no quiero líos en mi puta casa, así que más vale que la dejes.

—¿Por qué no te nos unes, Marcos?

—No sé si te has dado cuenta, pero a mi no me va el rollo de tener sentimientos o emociones y ella es mi jodida hermanastra. Sin embargo, vivo con ella, por ende, no quiero líos ni berrinches o incluso un embarazo no deseado. Así que no dudaré en acusarte. ¿Estamos?

—¿No te interesa un trío?

Marcos chasqueó la lengua, atónito por lo que ese hombre le proponía. Me impresionó que no se inmutara en absoluto la situación que ella estaba viviendo. ¡¿Por qué no lo hacía?! ¡Estaban abusando de su hermana!

—No. Claro que no.

—Mira como la beso... Como la toco...

—¿Marcos...? —Trató de sacárselo de encima para divisar si se trataba de él.

—Sal de ahí, Dylan, joder. —Marcos lo tomó de los hombros y lo jaló para que saliera de ahí.

Fuck... ¡Qué aguafiestas...! —regañó y se hizo a un lado—. Vamos a ver, me dejas hacer esto tranquilo y te pago... Porque créeme que en estos momentos estoy jodidamente caliente.

—¿Pago?

—Ay, Marquitos, no sé si sabías, pero vendo videos por internet. Tengo relaciones sexuales con las chicas, se las doy a un par de pervertidos y me pagan un buen dineral. Muchas están conscientes, otras no... Por eso siempre escojo a personas como tú hermanita. —Le pegó unas cachetaditas en la mejilla.

—Me impresiona ser mejor persona que tú. Wow. Gran idiota eres al creer que no corres un gran riesgo en prisión.

—Hasta el día de hoy nadie me ha atrapado. —Se encogió de hombros.

—Vete y búscate a otra.

—¿Que tan buena persona eres si te llegara a ofrecer buenas ganancias por los videos que recopilo?

—¿Cuánto? —Marcos alzó la barbilla. Era un sujeto que se mantenía impávido. No había mucho movimiento o carisma en él.

—Qué se yo, lo que quieras.

—No con Callie.

—Con Callie.

Por desgracia, él se quedó unos instantes dubitativo. Golpeé mi muslo de la rabia. ¡¡Por qué se mantenía tan relajado!! Rogaba que su única opción se limitara a salvarla... ¡Pero ahí estaba sin siquiera inmutarse!

—¿Lo que yo quiera?

—No lo sé, dude. Lo que necesites para pagar tu renta o... qué se yo. Solo tienes que aceptar y... Bob is your uncle! Nadie se va a preocupar de tu hermana, nadie le va a creer; y lo sabes.

—Quiero... Quiero vomitar. —Morgan se inclinó hacia adelante, pero Dylan siseó un: «Shh» y la lanzó nuevamente hacia atrás, esperando la respuesta de Marcos.

—Sería un buen negocio para ti y...

—Acepto —se apresuró en decir.

Maldije una y otra vez en mi mente. Gastrell frotaba su frente, abrumado.

—Bien, Marcos... —sonrió asintiendo—. No te conocía ese lado tan cruel...

—Deja tu ironía de lado. Si no me pagas, tendremos serios problemas. —Se dirigió hasta la puerta—. Esto lo hago para que ni ella ni yo quedemos sin casa.

—Uy, qué bondadoso.

—Adiós y jódete.

¡MIERDA! él se había ido. «¡No, no, no!».

—¡Mar... Marcos!

Dylan se situó arriba de ella nuevamente.

—¡No te estoy haciendo nada que no te guste!

—¡Marcos!

—¡Quieta, Callie! ¡Deja de ser tan dramática!

—¡Ayúdame! ¡Basta! ¡Marcos!

Y fue ahí cuando Dylan tomó una pastilla del velador de Callie y la colocó en su boca. Acto seguido, la besó. Si bien la imagen se tornaba algo difusa, logré deducir que la volvió a drogar, porque ella instantes después... se durmió.

El resto ya era historia.

Dylan abusó de ella.

Y Marcos la vendió como a un juguete.


(**)

NOTA DE AUTORA:
Hace poco leí un caso igual. Estas cosas lamentablemente pasan muy seguido. Y por supuesto que Callie se va a hundir más :c

Tengo pena, sálganse de wattpad quiero estar sola

Para los que no pudieron leer: lo qué pasó fue que Dylan abusó de ella con él consentimiento de marcos ya que Callie estaba muy drogada. Entonces Dylan grabó el video para luego venderlo. Y le daría una comisión a Marcos.

¿Se esperaban esto de Marcos o confiaban en él?

Bueno, nos vemos en un próximo capítulo
Besitos, Lía.

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