FELICES 18

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FELICES 18 - HOPEMIN

 

Cintas negras y doradas, globos de los mismos colores en los techos, en las paredes e incluso en algunas sillas, la música elevada, haciendo difícil el comunicarse con las personas a menos que sea a base de gritos, los camareros yendo de un lado a otro atendiendo a los invitados, gente ya borracha, otros bailando y otros simplemente limitándose a probar la comida.

El ambiente gritaba "Fiesta" y si, hoy se celebraba a alguien muy especial.

Hoy era su cumpleaños... El cumpleaños número dieciocho de Park Jimin.

El salón desbordaba de personas, la mayoría desconocidas para el protagonista del día, quien se había visto obligado a participar de un evento totalmente vil e indeseable, pero no importaba cuan resistencia ocupara, su fuerza de opinión era totalmente inaudita.

Sus mejillas adoloridas de sonreír tanto, saludando y estrechando manos con personas a quienes jamás se había cruzado en su camino, o incluso abrazando a aquellos quienes decían llamarse sus familiares, y le llenaban de comentarios diciéndole lo guapo que estaba o lo mucho que había crecido; Jimin no podía hacer más que asentir y fingir recordarles cuando por su mente ni quiera rondaba un recuerdo por pequeño que fuera, que le dijese quienes eran aquellas personas.

Sus amigos serian su única fortaleza, los únicos que lo llevarían al escape de las garras de aquellas mujeres mayores que lo veían tan adorable que no se resistían a apretar sus mejillas dejándolas de un fuerte color carmín, pero estos desde el momento de su llegada se habían visto tan inmersos en el alcohol, que no llegaría a sorprenderse que prontamente podría llegar a verlos desnudos, mientras intentaban entonar "High Hopes de Panic! At the disco" 

  Y eso que aún no eran más de las diez de la noche.

Con pesadez camina hasta una de las mesas vacías, sentándose bruscamente mientras jadea y se deja caer en la silla, no había sido fácil el haber logrado librarse de la escandalosa vecina, esa que vive quejándose de absolutamente todo pero que luego se lamenta preguntándose el porqué de su soltería, ahogando sus penas comiendo mucho helado, mientras escucha música de los ochenta. 

Acomodándose un poco mejor, llama a uno de los meseros que había contratado su madre, y le pide un poco de tequila, necesitando distraerse un poco de la impertinente fiesta.

Lentamente lo toma de su vaso, disfrutando del sabor que este emanaba, sintiendo como su lengua quemaba un poco, pero a un nivel realmente satisfactorio, poco a poco el líquido empieza a recorrer su garganta sintiéndola un poco rasposa y con cierta comezón, la cual desaparece totalmente cuando el líquido también ha abandonado su cabida bucal.

Sus ojos se centran en las personas que hablan animadamente a su alrededor, compartiendo comentarios desde la decoración del lugar hasta los debates políticos que recorría el país, totalmente ajenos a un cumpleañero que lo único que deseaba era que el día terminase pronto para verse envuelto entre la comodidad de su cama.

Una presencia se torna detrás de Jimin, quien se da cuenta segundos después tras sentir la filosa mirada en su cuello; no quiere voltear, sabe perfectamente bien quien es, y sabe que tendrá que verse sometido al teatro que montara aquella persona para que los demás no sospechen de lo execrable que es.

Mas, sin embargo, se ve obligado a pararse y voltear cuando sintió como aquella mirada lo perforaba cada vez más, encontrándose con unos penetrantes ojos azules que se veían decorados aquel día por una fuerte sombra color morado sobre los parpados y con un delgado pero perfecto delineado en la parte inferior de las pestañas dando la ilusión de unos ojos más amplios, aquellos que solo le podrían pertenecer a una persona...

Su madre.

— Querido ¿la estás pasando bien? Te he visto un poco distante — Pregunta la mujer mientras posaba una de sus manos sobre el hombro de su hijo, llevando a cabo un tono de voz tan regio que incluso si no fuese porque Jimin ya sabía cómo era, podría llegar a creerse que aquella se encontraba realmente preocupada por él. 

Sin emitir palabra, responde con un asentimiento, deseando desaparecer y no tener que verla más; la mujer no contenta con la respuesta se ve obligada a seguir preguntando, notando como ciertas personas a su alrededor los miraban con incógnita preguntándose de porque la actitud tan rígida del joven.

Sonriendo falsamente se acerca de la mejilla de su hijo, plantándole un casto beso en aquella, pero dejando las marcas de su labial color rojo, provocando que cada uno de los vellos que recorrían la piel de Jimin, se erizaran por completo, no obstante, no de una manera notable tras estos verse ocultos por sus jeans ajustados y su camisa de manga larga color blanco.

Él no se aleja, se mantiene rígido en su postura, esperando que la mujer sea quien tome la iniciativa de alejarse; cuando esta vuelve a su posición inicial, lleva su mirada al resto de personas notando que estas han dejado de prestarles atención.

— Te veo... limpia — Dice Jimin mientras la mira de pies a cabeza, deteniéndose en los extrañados ojos azules de su madre, quien se ha reído nerviosa por no comprender con exactitud las palabras de su hijo pero que sin embargo siente familiaridad y teme lo que pueda salir de la boca de Jimin — Que raro es verte así... de pronto ¿se te ha perdido tu mierda?... ¿tus drogas?

La mujer da un pequeño brinco exaltada, empezando a reir forzadamente mientras empuja levemente el hombro de su hijo, pidiendo que deje de decir atrocidades y cosas sin sentido que no tenían nada que ver y dejando una última caricia en el hombro del contrario, se aleja a pasos veloces, bajo la atenta mirada llena de desaprobación del rubio.

Alza una ceja mientras su semblante se endurece, no creyéndose que él sea producto de aquella mujer, esa misma que desde hace varios años se había visto envuelta en las drogas, a un nivel de depender totalmente de ellas, a un nivel de volverse violenta atentando contra él, su esposo e incluso ella misma, llenando constantemente a los dos hombres de la casa de moretones, cortaduras, múltiples hematomas aun decoraban su cuerpo, llegando a acabar con la paciencia del hombre mayor, quien ya cansado de todo, tomo una de las decisiones más cobarde para unos, pero más valiente para otros: se suicidó, dejando una carta para su pequeño y único hijo quien solo contaba con catorce años en ese momento; y con todo el pesar en su corazón, amarró una cuerda en su baño y se colgó de esta misma, llegando a una muerte casi instantánea, siendo encontrando por el casi adolescente quien a partir de ese momento soñaba constantemente con el cuerpo de su padre siendo sostenido por una gruesa soga alrededor de su cuello, mientras este se mecía un poco de adelante hacia atrás, con sus ojos totalmente abiertos, expresando el dolor que se había visto a aguantar por más de veinte años.

Muchos pensaron que la mujer había quedado devastada tras la muerte de su esposo, pero no estaban más que equivocados, pues el mismo día que este se había suicidado, esta había decidió no descolgar el cuerpo y jugar un poco con él, haciéndolo bailar, girar, sacudir, escupiéndole, mojándole, todo bajo la atenta mirada de un Jimin recién golpeado que lloraba desconsoladamente dentro de la bañera de aquel mismo baño.

Áspero, vuelve a sentarse en la silla donde estaba antes, tomando totalmente de una, otro de los vasos que había pedido con anterioridad pero que al momento de tomar se había visto interrumpido con la llegada de su madre; dejando el vaso sobre la superficie de la mesa se levanta para ir en búsqueda de sus seguramente ahora borrachos amigos.

Desde una de las esquinas del salón, una persona le miraba con curiosidad mientras ingería la última gota de su botella de Umeshu, sobó su barbilla con suavidad y mientras sus ojos se oscurecían, una sonrisa ladina apareció en su rostro.

Jimin caminó entre las personas que se encontraban en el salón, yendo directamente hacia el lugar donde estaba seguro que encontraría a sus amigos, no equivocándose y encontrándolos perfectamente ahí.

No sorprendiéndose para nada tras ver a el mayor del grupo y a aquel moreno de lindos hoyuelos besándose desesperadamente sobre una de las paredes, mientras se tocaban en lugares bastante comprometedores, importándoles poco, las miradas de los demás y que los otros tres chicos también amigos de ellos, los estuviesen grabando con sus celulares mientras les incitaban a que se deshicieran de las prendas.

Uno de ellos, el menor, encontrándose en bóxer, descalzo, con su camisa mal abotonada y con su corbata color rojo amarrada en su frente, siendo manoseado por el mayor de los tres.

Una carcajada salió desde lo más profundo de su garganta, negándose a acercarse a ellos y hacer parte del ridículo show que estaban haciendo los cinco chicos, quienes seguramente se verían envueltos en una serie de videos virales en internet, siendo víctimas de burla e incluso de memes.

— Será un bonito recuerdo para poner el día de la graduación — Dijo Jimin en voz baja mientras guardaba su celular dentro de su bolsillo trasero.

Negando, camino hasta las escaleras que daban al segundo piso del salón donde se encontraban una serie de habitaciones, el siendo poseedor de la llave de una de esas habitaciones, donde seguramente podría descansar de esa asquerosa fiesta que se estaba llevando acabo.

Pero vaya sorpresa que se llevó cuando tras llegar a la puerta de la habitación, darse cuenta que esta estaba sin llave, temeroso entró a la habitación, dándose cuenta que había otra presencia ahí, un chico se encontraba de espaldas mirando por la ventana mientras tomaba alguna sustancia en un pequeño vaso, inmediatamente Jimin lo reconoció.

— Hoseok Hyung ¿Qué hace aquí? — Preguntó firme y en un tono alto, debido a que la música aún seguía bastante fuerte a pesar de que se encontrasen un tanto alejados de la fuente del ruido.

El nombrado volteo lentamente, terminando de tomar aquella sustancia en el vaso y dejando este mismo sobre un escritorio que la habitación ocupaba.

No respondió, solo se limitó a sonreír sin mostrar los dientes, y acercarse tan solo un poco a Jimin.

— ¿La estas pasando bien?— Preguntó mientras lo miraba directamente los ojos, con un aura oscura y dominante, lo suficiente para cohibir a Jimin, pero quien intentó con todas sus fuerzas no demostrase sumiso, manteniendo su postura rígida y su mentón en alto, asintiendo a la pregunta mientras entrelazaba sus manos en la parte baja de su espalda. — No tienes por qué mentirme, sé muy bien que la estás pasando del asco. 

  — La idea de la fiesta era de mi madre, no mía, realmente es una pérdida de tiempo todo esto que está haciendo, especialmente por algo tan vano como lo es mi cumpleaños — Dijo restándole importancia mientras se adentraba un poco más a la habitación.

— Pero ¿qué dices? Cumples dieciocho años, pasas a ser independiente ante diferentes situaciones, además... en estos momentos, ya eres legal — Lo miró de pies a cabeza, deteniéndose en ciertas partes con descaro, mas sin embargo el menor estuvo totalmente ausente de eso.

— Realmente no lo soy hyung — Dijo Jimin mientras miraba el reloj que se encontraba en una de las paredes de la habitación — Nací exactamente a las 11:45 pm, y recién son las 11:05, así que... aún sigo siendo ilegal, aún tengo diecisiete años —. Jimin sonrió casi a tal de hacer desaparecer sus ojos, contagiando de esta manera al de tez pálida.

— Así que aun eres ilegal... interesante — Dijo casi con deseos aciagos, provocando que el temor que ya poseía Jimin se incrementara más.

— Bueno... yo... creo que me iré, no quiero molestarlo Hoseok Hyung, no sabía que se encontraba usted aquí — Dijo el joven haciendo ademan de irse, pero viéndose detenido voluntariamente cuando vio como la mano de HoSeok se alzaba en el aire, indicándole que se detuviese.

— No me molestas, de hecho, para nada... además, deja de tratarme de "hyung" me haces sentirme viejo — cruzando sus brazos le miró con una ceja alzada.

— ¿seguro que lo único que le hace sentir viejo es el que yo le trate de "hyung"? ¿nada más? — Preguntó Jimin con ironía, riéndose de su propio chiste, originando una sonrisa en su rostro que desapareció totalmente, tras ver como el mayor le miraba con gracia y una sonrisa siniestra aparecía en su rostro.

El mayor no respondió nada más, acercándose lentamente a Jimin quedando a escasos centímetros del cuerpo de este, y estirando su brazo derecho, cerró fuertemente la puerta, acorralando contra esta misma al menor, impidiéndole totalmente su escape.

— ¿Qué hace? — Preguntó temeroso notando como el mayor miraba deseosamente sus labios con sus ojos tan oscuros que cualquiera pensaría que estos eran de un color totalmente negro.

— ¿Qué hago? — Rio brevemente para luego verse pensándolo por unos escasos segundos, su sonrisa sin mostrar dientes seguía viva en su rostro — talvez... actos ilegales.

Todo paso tan rápido, que no fue totalmente consiente de cuando el mayor puso el pasador a la puerta, para luego verlo cargándolo violentamente sobre su hombro, llevándole rápidamente a la cama donde lo depositó de la misma manera brusca, pero sin causarle daño alguno a Jimin.

No entendía como, pero ahora se veía a si mismo sin camisa, mientras el chico amarraba violentamente sus manos con una soga que ni idea de donde había salido aquella; para cuando regresó del shock, intentó zafarse de aquel amarre, pero era totalmente imposible, había hecho un perfecto nudo que sería totalmente complicado el deshacerse de aquel.

— Hyung, p-pare, esto no es gracioso — Tartamudeó el menor, asustado de la idea que estaba divagando por su mente.

"Él no lo haría ¿cierto?... Él no podría..."

Pero se respondió a sí mismo, cuando vio como el mayor se quitaba con ganas todo el traje que el día presente portaba, quedando totalmente desnudo, dejando a la vista su erecto miembro que desde hace rato se había visto deseoso de escapar de los pantalones del mayor.

Lástima que el menor no se había dado cuenta de aquel detalle. Dando patadas intento impedir el que le quitasen el pantalón, más sin embargo todos sus intentos fueron erróneos tras no haberlo conseguido, ahora verse igualmente desnudo frente al cuerpo de Hoseok.

Las lágrimas se habían acumulado en sus ojos, tenía mucho miedo de lo que sería capaz de hacerle el mayor, no quería, realmente no quería.

Echó su cabeza hacia atrás cuando vio como Hoseok había tomado su miembro en manos y lo había acercado a la boca de Jimin, deseoso de que lo chupase; este trato de rechistar, pero no pudo hacer nada cuando ya tenía gran parte de la longitud de aquel dentro de su boca.

Su cabello había sido agarrado firmemente haciendo que su cabeza fuese de adelante hacia atrás, dejando rastros de saliva en toda la extensión de Hoseok.

Pensó en morderlo, pero se vio alejado de aquella opción, cuando no tenía fuerza siquiera para intentar alejarse del mayor.

Violentamente se encontró de pronto en cuatro, difícil posición teniendo en cuenta que sus manos se encontraban atadas, quedo mirando directamente a la pared, que tras el reflejo de la luna que se proyectaba por medio de la ventana, notaba como la sombra de Hoseok se encontraba detrás de él, se veía tan grande, tan dominante, tan impotente.

Y el ahí, frágil, débil, sin la capacidad de hacer nada.

— Por favor no me hagas nada — Imploró, sintiendo momento después como la palma de la mano del contrario era impactada contra sus nalgas dejando una leve marca rojiza.

Agitó sus manos en un intento de zafarlas de las sogas que lo amordazaban, mas sin embargo era imposible, un perfecto nudo las decoraba impidiendo cualquier tipo de escape.

Una nalgada, dos, las marcas no se hicieron esperar, y la curva de la espalda del rubio tampoco, quien intentaba no jadear ante los espasmos producidos por los golpes.

— Eres tan lindo... — Susurró acercando sus labios a una de las escapulas del menor, donde dejo en esta una serie de besos húmedos que erizaron al menor, prosiguiendo a repartirlos por toda la pequeña pero contornada espalda de aquel, quien reprimía cualquier intento de sonidos involuntarios mordiendo su labio inferior con fuerza.

Mas ruegos, más deseos de soltarse, más nalgadas por cada palabra pronunciada.

La música retumbaba por las cuatro paredes de la habitación, haciendo un eco en los odios de ambos, Jimin sabía que no valía la pena gritar, pues sus intentos serian en vano, tras la música estar a un nivel elevado, lo único, que lograría es que el resultado de lo que fuese a estar a punto de presenciar se tornara a algo mucho más perverso y aterrador.

Una mano se posiciono en su boca, cubriéndola por completo, sintiendo todo el cuerpo del mayor sobre él; unos dedos, en su parte baja y un intento de gemido ahogado cundo sintió como su miembro era apretado entre las largas y firmes manos del aperlado.

Arriba, abajo, su miembro era masturbado con gran esmero, apretujándolo con fuerza, pero sin llegarle a causar algún daño, de pronto aquel se vio abandonado por los largos dedos, Jimin sintiéndose un poco solitario, pero recomponiéndose totalmente cuando sintió un leve tirón de uno de sus testículos.

Una nueva nalgada y un dolor electrizante que recorrió todo el cuerpo del menor quien contuvo nuevamente un gemido contra la palma del contrario.

"¿Qué está pasando?... ¿Por qué...?"

En movimientos agiles, como si hiciera aquello todos los días de su vida, lo giró, obligándolo a mirarlo directamente a sus oscuros ojos quienes denotaban un ambiente tan maquiavélico y maligno, digno de si de una película de terror se tratase.

Cogiéndolo de la mandíbula, le presionó para que abriese la boca, para luego verse introduciendo por ahí dos de sus dedos, no faltaron muchas más indirectas, pues el menor comprendió rápidamente que les debía de chupar.

Un gemido ronco se escuchó en la habitación, siendo el mayor el dueño de aquel, quien llegaba a una excitación sublime tras el rozar de los dientes de Jimin con sus dedos, la humedad dejada en ellos, y la cantidad de expresiones que apuntaba el pequeño mientras echaba su cabeza de adelante hacia atrás. 

Era suficiente, así que, separando los dedos de la boca del menor, lo llevó hasta la entrada de este mismo, introduciendo primero uno; con el labio inferior entre sus labios, Jimin intento esconder aquel gemido que quería escaparse desde lo más profundo de su garganta, logrando su cometido, pero en el trayecto logrando lastimarse un poco, a tal punto de incluso sacarse sangre, el sabor metálico recorrió toda su lengua, el placer que sintió al momento de tragarse lo poco que había liberado era inaudito.

Como si de un garfio se tratara, HoSeok dobló su dedo, expandiendo un poco más el interior del menor; un segundo dedo y esta vez ese obsceno sonido no tuvo retención, retumbando entre las paredes, casi como si de una sinfonía se tratase.

De adentro hacia afuera, en forma de tijera, doblándolos repetidas veces, tantas formas y con cada una el interior del menor se expandía cada vez más.

Poniendo una mano en la nuca del menor, mientras fijaba su erección con su entrada, se agacho un poco, plantando un pequeño y fugaz beso en los labios del contrario, dejándolo totalmente consternado y atónito de aquella acción, que no permitió el lograr prepararse mentalmente para cuando el miembro de HoSeok entro sin dudarlo, con firmeza. 

Un grito escapó de su garganta cuando sintió como todo su interior era llenado con la erección del mayor.

"No..."

— Por favor... no, para... — Rogó el menor entre lágrimas que se osaban escapar por medio de sus mejillas.

Una fuerte estocada con signos de violencia fue dada en respuesta, callando las suplicas del menor.

Siguió introduciéndose en él, sin dejar algún centímetro por fuera, los testículos de HoSeok chocando con las paredes que recorrían la entrada de Jimin; la violencia incrementaba y con eso la danza de gemidos soltados por ambos, los cuales se dispersaban con el sonido de la música.

Sus caderas acelerando el ritmo a medida que sus manos aprietan la piel de Jimin con deseo, la erección de este palpitando con fuerza, codiciando el lograr liberarse, replicando por un orgasmo que sabe que llegara pronto.

"¿Por qué estoy sintiendo esto? ¿Por qué me gusta?"

Nuevamente puesto en cuatro, tropezando en el intento de agarrase de las sabanas por sus manos encontrarse sujetas, quedando tendido en la cama, con su culo al aire; trató de recomponerse, fallando, pues el codo de HoSeok se lo impidió provocando que este arqueara la espalda de manera provocativa mientras soltaba un gemido.

El mayor mordió sus labios en signo de satisfacción. Sus manos agarraron cada una de las nalgas del menor respectivamente, clavando las uñas en estas mientras volvía a introducirse firmemente en Jimin, sometiéndolo a un dolor placentero. Obligándolo a ser partícipe de violentas embestidas y azotes que seguramente le dejarían con la piel enrojecida por varios días.

Como pudo, se agarró de las sabanas, tratando de mirar al frente, pero tornado un poco borroso tras las lágrimas haber invadido en su totalidad sus ojos.

Un golpe más en sus nalgas, pero esta vez el dolor había incrementado, esta vez las palmas del mayor no habían sido utilizadas, esta vez el cinturón había entrado en el juego.

Mas azotes, mientras una de sus manos agarraba el cabello del menor, viéndose forzado a alzar su rostro.

Los gritos ya no podían ser contenidos, el dolor era azas, el calor se había adueñado de su cuerpo, su erección pareciendo fuego entre sus piernas.

— ¡Ya basta! ¡para por favor! ¡duele! — Gritaba en desdén el menor, pero ni una sola de sus palabras era escuchadas por Hoseok, quien concentrado en sus arremetidas también buscaba algo alrededor de la habitación que pudiese utilizar contra Jimin.

— Ah~ si, grita más — Dijo en voz baja el mayor mientras llevaba la mano que contenía el cinturón a la cadera del rubio, y su otra mano agarraba mejor el cabello del mismo.

La veracidad de los empujones aumentó, introduciendo su miembro por completo, mientras se agachaba un poco más friccionando su cuerpo con el del menor.

— ¡Hyung pare! ¡deténgase! ¡me duele! ¡no más!

"No, no pare, siga por favor, deme más, lléneme totalmente"

Y haciendo caso omiso a las verdaderas palabras que salían de la boca del menor, se sentó sobre las colchas, volteando al menor y sentándolo sobre su regazo, para fijar firmemente su miembro erecto en la entrada del menor, introduciéndolo totalmente; un nuevo grito escapo de la boca del más pequeño, intentando contralarse mordiéndose el labio inferior, pero mostrando una actitud delatora cuando el mismo había empezado a subir y bajar, como si un zipper se llegase a tratar por sobre el miembro del mayor.

— N-No más... P-pare... Ah~ Detén- Ahh~ — Ya ni las palabras de ruego banal lograban salir de su boca, los gemidos placenteros se habían adueñado de sus cuerdas bucales.

Los movimientos eran cada vez más constantes, llegando a agitar la cama, casi pareciendo que esta se fuese a desarmar, azotándose contra la pared, provocando un ruido fuerte pero que era opacado por los gemidos de ambos.

El mayor sonrió ladino tras darse cuenta como la fuerza mayor emergida ahora, era la que otorgaba Jimin, subiendo y bajando violentamente, introduciendo todo el miembro dentro de sí, tocando su próstata, generando que espasmos placenteros recorrieran por cada centímetro de su espalda.

Hoseok posicionó sus manos en las caderas del menor, haciendo movimientos más calmados ayudando tan solo un poco a Jimin a una mejor fricción, pero que no era tan necesaria... El condenado, sabia moverse realmente bien.

"Esto es una violación ¿Por qué la estoy disfrutando tanto?"

Ya aburrido de fingir que quería que parase, paso sus manos aun atadas por sobre el mayor, quedando estas en la nuca de HoSeok, aferrándose mejor al cuerpo de este; ya nada importaba, se había visto delatado desde hace mucho que no la estaba pasando nada mal ¿Por qué seguir en un actuación vil e idiota? Con ambos cuerpos pegados el uno al otro, mientras el miembro de Jimin era apretado por el vientre de ambos, la cabalgata prosiguió, mientras un movimiento de caderas acelerado empezaba a hacer presencia.

En círculos, de adelante hacia atrás, todo sin dejar de introducir en su totalidad el miembro de Hoseok en su interior, haciendo que los testículos también le golpearan, generando un ruido tan obsceno, pero tan placentero a la misma vez.
¿Un paraíso infernal era acaso eso?

"¡me encanta! Quiero más... necesito... lo necesito"

Con todas las fuerzas que aun permanecían vivas, Hoseok se levantó de la cama, sin dejar de penetrar a Jimin y azotándolo contra una pared, continúo haciendo sus movimientos pélvicos que cada vez volvían más loco al menor quien no paraba de pronunciar el nombre del mayor cada vez con más deseo.

Ya estaba a punto de llegar a su deseado orgasmo. Un líquido espeso color blanco se empezó a asomar por la punta del miembro de Jimin, escurriéndose por este mismo, para segundos después verse disparando pequeños chorros, untando de aquel liquido pegajoso y caliente el abdomen de ambos chicos y con ello la danza de sonidos placenteros y lujuriosos que denotaba Jimin desde lo más profundo de su garganta.

Con lascivia, apretó sus manos atadas detrás de la nuca de Hoseok atrayéndolo mucho más a su cuerpo, provocando que el mayor reforzara su agarre en las piernas del menor por sobre su cintura, y en pocas embestidas más, la cavidad de Jimin se vio invadida por el líquido color blanco que cedió Hoseok desde el placer que indicaba su próstata.

Aun con sus movimientos de cadera activos, volvió a depositar el pequeño cuerpo de Jimin sobre la colcha, en donde este pasó de nuevo sus manos por sobre la cabeza de Hoseok, liberándolo de aquel agarre.

Con toda la paciencia del mundo, el mayor se dirigió a las manos del rubio, donde empezó a desatar aquel nudo que había hecho con anterioridad, viéndose en aprietos cuando no lo lograba desenlazar.
Pero no vasto de unos intentos más y con ello más embestidas hasta que este por fin cedió, liberando en su totalidad las manos de Jimin, dando a la vista unas fuertes marcas de color rojo alrededor de sus muñecas, se notaban que no eran graves, pero sin embargo si se tomarían su tiempo para desaparecer.

Un último empujón y salió del interior de Jimin para ir en búsqueda de su ropa y de la del pequeño, tirándosela en sus manos, diciendo de forma desentendida el que se la colocase rápidamente, el rubio acatando sus órdenes.

Sin palabras de por medio, ambos empezaron a vestirse, si no fuese por la música viva en el primer piso, el silencio podría reinar en la habitación, casi llegando a un nivel en el que pudiesen escuchar sus propias respiraciones.

El primero en terminar fue Jimin, quien cohibido miró hacia la ventana, enigmático de cómo actuar ante la situación que hace un momento acababa de pasar... ¿había disfrutado, su... prácticamente violación?

— Jimin... — Escuchó como el mayor le llamaba con esa voz grave y ronca que tanto le caracterizaba, volteándose hacia el encontrándoselo con este mirando hacia algún punto en específico de la pared, extrañado llevo su mirada hacia el mismo lugar dándose cuenta que el mayor estaba observando el reloj que se posicionaba en la pared, el cual estaba marcando exactamente las 11:45 pm.— Felices 18.— Dijo como último para volver su mirada oscura hacia Jimin; paulatinamente se acercó hasta este, tomando sus regordetas mejillas entre sus manos para acercar sus labios a los contrarios, uniéndose en un beso lejos de la lujuria y de lo rijoso, era tierno y pausado, demostrando cariño y apego natural. 

Por bastante tiempo se mantuvieron pegados, moviendo sus labios a un compás perfecto, mientras el mayor le daba mimos a la cabeza del rubio y el otro se aferraba firmemente a la cintura del otro, no deseando separarse jamás del contrario.

Pero todo llega a su final y separándose de forma lastimera se miraron el uno al otro a los ojos, volviendo a darse un beso más corto, más fugas, pero más demostrativo.

Ni una palabra más y el mayor se vio abandonando la habitación, dejando a un Jimin con una sonrisa tonta en sus labios.





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Eran las dos de la tarde del día siguiente, nunca se había sentido tan cansado en su vida, pero se veía obligado a levantarse tras escuchar los fuertes gritos de su madre llamándole para que fuese a comer algo, así que, con todo el dolor del mundo, se levantó de su preciada cama, realizando gestos de aflicción en el proceso.

Una serie de malestares, algo así como si un shock electrizante hiciera presencia, sintió en su trasero al momento de erguirse, pero con toda la fuerza de voluntad del mundo, y aguantando el dolor de su parte trasera, emprendió camino hasta el comedor donde su madre le esperaba con una infinidad de platillos que a la vista se veían apetecibles. 

Tenía que aprovechar, el tener a su madre de esa manera tan melindrosa pues era algo tan insólito, que intentaría disfrutar lo más que pudiese, así se tensara o se cohibiera ante el afecto tan demostrativo de esta, el cual solo se debía a cierta persona...

— ¿la pasaste bien cariño? — Dijo con resonancia la mujer, mientras se sentaba en la otra punta de la mesa, contraria a la que se encontraba Jimin, quien solo se limitó a asentir ante la pregunta efectuada.

Ni una palabra más salió de los labios de la mujer, o de Jimin, solo se dedicaron a comer en silencio, mientras intentaban que el cruce de miradas fuese mínimo; la primera en terminar fue la mujer quien se levantó suavemente con los platos en sus manos dispuesta a irlos a dejar en la cocina.

En ese mismo momento una cabellera negra se asoma por la escalera, acompañada de una serie de pasos que retumbaban por sobre las paredes de aquella residencia, los sonidos de repente de detuvieron, el rubio por el rabillo del ojo se dio cuenta como el hombre se había detenido a unos pocos pasos de él, encontrándose mirándolo fijamente mientras rascaba su cabeza con pereza.

— Mi amor ¿Cómo amaneciste? — Chilló la mujer, mientras corría a los brazos del hombre y depositaba un beso en sus labios, el cual fue seguido con cierto toque de indiferencia acto que llego a pasar totalmente desapercibido por la mujer.

Más preguntas fueron realizadas y cada una de ellas fue respondida por el hombre quien no se había demorado en sentarse en la silla que daba continuidad a la cual se encontraba Jimin. La mujer sonrió en respuesta, una sonrisa que desapareció tras darse cuenta de algo...

— Jimin ¿no vas a saludar a tu padre? — Preguntó su madre con evidente furia en sus ojos, tras no haber logrado en los meses que llevaba de relación con el hombre, que su hijo lo quisiera, así como lo había hecho con el infame que había sido su esposo.

— Él no es mi padre — Dijo Jimin sin vacilación, escupiendo sus palabras con furia, demostrando lo insatisfecho que se encontraba con el que la mujer se encontrará ennoviada con aquel hombre. 

— ¡Ay, Jimin! Él y yo nos casaremos dentro de poco, quieras o no quieras, el pasara a ser parte de nuestra familia, por lo cual es tu deber de reconocerlo como padre ¿entendiste? A partir de hoy quiero que empieces a llamarlo así — Habló la mujer casi entre dientes, intentando ocultar la irritación que presentaba y el deseo de atentar violentamente contra su sangre, pero ella no podía quedar así de mal, no frente a él, su futuro marido.

— Perdón que me meta, pero... no hay necesidad querida, realmente no me molesta para nada que Jimin no me llame "padre" a fin de cuentas no nos llevamos tantos años y siento que le seria incomodo llamar "padre" a alguien con quien solo se lleva siete años — Dijo aquel mientras le miraba con determinación.

— ¡Pero...! — Trató de rechistar la mujer, pero se vio interrumpida por el hombre de veinticinco años quien le apretó su mano en signo de que todo estaba bien, incitándola a que se calmara y no llegase a hacer un drama por aquello; ella entendió y soltándose de la mano de su futuro marido fue nuevamente a sentarse en la otra punta de la mesa.

— Además... creo que prefiero que él me llame por mi nombre, no se... siento que mi nombre suena mucho mejor saliendo de los labios de Jimin... ¿no lo crees? — Sin despegar la mirada del joven, lo indagó, pendiente a su respuesta, mientras una sonrisa ladina se adueñaba de su rostro.

— Si... Hoseok...

Los ojos del joven se clavaron en los de su madre, sonriendo victorioso cuando sintió como la mano derecha de HoSeok se introducía por medio de su ropa interior, apretando su miembro con lujuria y lascivia, empezando a subir su mano de arriba abajo, un movimiento continuo.

La mujer de la misma manera sonreía, totalmente ajena a lo que sucedía debajo de aquella mesa.














¡Muchísimas gracias a @EB-Young_Forever
Por permitirme hacer la adaptación de esta magnífica obra.

Recuerden, todos los créditos son para su autora.

La historia original es:

Felices 18 ∆ YoonMin ∆
Por: EB-Young_Forever.




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