II. "Hay muchos Paul en el mundo, ¿cierto?"

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II.

"Hay muchos Paul en el mundo, ¿cierto?"




Jade llegó a la residencia completamente exhausta, esa cabalgata había gastado todas sus energías, pero lo único que ocupaba su mente, era aquel chico.

Oh, Paul.

No podía dejar de pensar en él, en sus ojos, su cabello, su voz. No podía decir que estaba enamorada, el amor a primera vista no existe, nunca se sabe si la otra persona es un asesino en serie. Sin embargo, eso no detenía los pensamientos inapropiados de Jade.

Katherine la miraba desde el sillón, intrigada. Su hermana era una persona muy concentrada cuando de cocinar se trataba, pero Jade, estaba colocando sal a la masa de los cupcakes, en vez de azúcar. A no ser que a los Black les gustaran los pastelillos de chocolate salados, eso iba a ser un total desastre.

La mano de Jade fue detenida por la de su hermana, quien tiró a la basura la mezcla arruinada, dejando a Jade en total confusión.

— ¿Qué te sucede?

— No creo que a alguien les guste los pastelillos salados, Jade.— le respondió su hermana, señalando con su dedo índice la "S" del recipiente.

La mayor se llevó la mano a la frente con frustración, todo aquello era culpa de ese extraño y hermoso chico.

— ¿Qué ocurrió cuando te fuiste?— Le preguntó, pero antes de que contestara la interrumpió.— Y no me digas "nada", te conozco muy bien. 

Jade sabía que su hermanita no iba a dejarla tranquila hasta que le contara todo con lujo de detalles, y así lo hizo. Le contó sobre su llegada al río, el extraño ruido que alertó a Atenea y la aparición del chico, al igual que su conversación.

— Wow, si esto no fuera Forks, diría que eso es extraño.— Rió.— Te gusta.— Afirmó.

— No, Kat, es imposible. Recién lo conozco, ni siquiera sé quién es.

— Eso es lo divertido.




──── • ✾ • ────




Felix estacionó la camioneta frente a la casa de los Black, en el instante que los tres adolescentes bajaron de la camioneta, Billy Black junto a Sue Clearwater salieron de la casa con unas sonrisas más grandes que sus rostros al ver a los, anteriormente, pequeños Argent.

— Chicos, cómo han crecido.— Los alagó, Billy al llegar junto a ellos.

— ¡Billy!— Chillaron, ambas chicas para luego lanzarse sobre él, abrazándolo, provocando risas del él.

— Oh, mis niñas. Ya son dos mujeres hermosas.

Las chicas sonrieron, complacidas. Billy había sido como un segundo padre para ellos, mientras jugaban junto a Jacob, Embry y Quil, todas las tardes luego de la escuela hasta que tuvieron que irse.

Luego de una ronda de abrazos, entraron a la casa. Todo estaba como lo recordaban.

Se sentaron en los sillones junto a la mesa ratona, mientras Sue traía el té y los pastelillos, tenían mucho sobre lo que hablar.





Había pasado una hora y todo ya estaba aclarado, los Argent sabían lo que tenían que hacer. A la mitad de la conversación había aparecido Jacob, los saludó un tanto rápido y se fue a toda prisa por una tal "Bella".

— ¿Embry y Quil están por aquí?— Preguntó, Jade, esperando que la respuesta fuera positiva. Realmente quería ver a sus mejores amigos.

— Claro, deben estar en La Push.— Me respondió, Sue.— Ahora les diré que llegaste, se pondrán tan contentos.




──── • ✾ • ────




Jade llegó a La Push como Sue le había indicado, la brisa proveniente del mar le hizo agradecer haber traído una campera. A lo lejos, pudo ver una figura varonil acercándose, tenía el cabello corto y no llevaba más que unos pantalones a las rodillas, cuanto más se acercaba, más podía identificarlo.

— ¿Embry?

— ¡Jade!— Gritó el morocho, a la vez que la elevaba del suelo dándole un par de vueltas. 

Cuando sus pies volvieron a tocar la arena, pudo volver a respirar y confundida le preguntó:

— ¿Te cortaste el cabello? ¿Creciste? ¿Y desde cuando tienes abdominales? ¡¿Eso es un tatuaje, Embry Call?! ¿Estoy alucinando? Creo que no voy a volver a aspirar Nesquik.

— Algunas cosas cambiaron desde que te fuiste.

— Puedo notarlo.

Ambos rieron.

— Ven es por aquí. — Le indicó, comenzando a adentrarse al bosque.— Todos están tan felices de conocer a la famosa Jade Argent.

¿Todos?

Caminaron un pequeño rato hasta llegar a una cabaña bastante pintoresca, rodeada de plantas y flores. Era hermosa.

Quisiera vivir en un lugar así algún día.

En el pórtico de la entrada había dos chicos y una chica, la cual al acercarse más pudo ver que tenía tres cicatrices en su lado derecho de la cara, de la frente hasta la barbilla. Tenía curiosidad de preguntarle que le había pasado, pero no creía que fuera buena idea y menos si la acababa de conocer.

— Chicos, ella es Jade Argent, mi mejor amiga. Ya les he hablado de ella, regresó a Forks esta mañana.

La primera en acercarse fue la chica, la cual alegre le dió un corto abrazo, al cual correspondió tímida.

— Yo soy Emily, ese de allí es Sam y aquel es Jared. Faltan más chicos, pero pronto llegarán.

Jared y Sam la saludaron, aunque este último con un poco de desconfianza.

— Allí vienen Quil y Paul. — Escuchó la voz de Embry detrás suyo, se emocionó al ver a Quil, pero se sorprendió al escuchar el nombre del otro.

Hay muchos Paul en el mundo, ¿cierto?

Sin darse cuenta su mirada conectó con la de él, quien detuvo su caminar, parecía que no existía nadie más que ellos, otra vez. Pero todo fue interrumpido por un Quil emocionado que la abrazó dejándola sin huesos enteros.

Al separarse de Quil, luego de unos "Te extrañé", pudo ver a Sam hablando con Paul, quien no dejaba de mirarla a ella y a Quil, lo que le resultaba realmente incómodo.

Embry y Quil comenzaron a contarle todo lo que se había perdido esos diez años, obviamente, evitando cierto tema. Le contaron sobre Bella y el enamoramiento que tenía Jacob por ella, el cual no le era correspondido.

El sonido de una motocicleta los alertó a todos, de ella bajó Jacob y una chica bastante pálida que tenía cara de deprimida. 

Seguramente es esa tal "Bella".

Jacob al verla se le acercó y la abrazó con la misma intensidad que Quil, solo que esta vez se disculpó por haberla saludado tan secamente, antes.

— Ella es Bella, una amiga. — Las presentó, Jacob.

— Hola, Bella. Soy Jade.

— Hola. — Respondió, tímida.

— Ahora que al fin llegó Bella, no tendremos que soportar el monólogo interno de Jake. — Dijo, Embry, causando que todos los demás comenzaran a burlar a Jacob.

— "Ojalá Bella llamara."

— "Ojalá Bella no llamara."

— "Debería llamar a Bella."

Jade sólo reía, tratando de evitar esa mirada penetrante de cierto chico.

— Ya cierren la boca, ¿no ven que lo avergüenzan?— Reprendió a los chicos para luego continuar. — "Debería llamar a Bella y colgar."— Se burló, provocando más de sus risas.

Luego de comer la deliciosa comida, que había preparado Emily para ellos, Jacob se llevó a Bella a su casa, mientras que Emily y Jade, trataban de que los chicos no se atragantaran con el postre, un delicioso pastel de chocolate.

— ¿Quieres una rebanada, Jade?— Le preguntó una Emily, sonriente.

— No, gracias Em. Va en contra de mi dieta.

— ¿Dieta? ¿Tú?— Preguntó, Quil riéndose.

— Ya era hora, ¿no crees?

— Oh, vamos Jade.— Siguió, Embry.— Tu siempre has sido delgada.

— Debo estar en forma, Call.

— Sí, claro.— La burló.— ¿A quién debes perseguir?

Si tan sólo supieran.

Antes de que Jade pudiera darle un golpe en la nuca a Quil, por masticar con la boca abierta, su celular sonó. Al ver el nombre de quien la llamaba todo su cuerpo se tensó y se dirigió a afuera para contestar, bajo una atenta mirada.

— ¿Qué ocurre?

"Te necesitamos."





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