XIV. "Vienen por nosotros."

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XIV.

"Vienen por nosotros"









Jade despertó sintiendo unas suaves caricias en su rostro, eran delicadas a pesar de que sean unos ásperos dedos quienes se las proporcionaban. Abrió los ojos para encontrarse con Paul viéndola fijamente, sonrió por inercia y lo abrazó provocando que Paul tuviera que volver a acostarse junto a ella.

No podía creer que finalmente luego de tanto tiempo se encontraba entre sus brazos nuevamente, era como estar en su paraíso personal, rodeada de caballos, dragones, perritos, un enorme lobo gris y Sebastian Stan, aunque este último nunca se lo mencionaría a su novio.

— Tenemos que hablar— dijo el lobo terminando con el silencio que reinaba. Esa frase nunca terminaba en algo bueno, por lo que Jade se sentó rápidamente en la cama preocupada por el tema de conversación que quería sacar Paul. — Jake vino ésta mañana, hay algo que debo contarte.

Oh, no, pensó Jade. Siendo su primer pensamiento la imprimación.

— Vas a dejarme, ¿cierto? — murmuró jugando con sus manos.

Paul se extrañó tanto que se quedó sin palabras.

¿Cómo podía creer ella que iba a dejarla justo cuando acaba de recuperarla?

— ¿Por qué crees que voy a dejarte?

— Ayer hablé con Jacob, le pregunté sobre la imprimación ya que había escuchado mencionar a Edward que él se había imprimado de Renesmee— suspiró—. Él me lo contó todo.

— ¿Qué te dijo? — le preguntó al borde de explotar.

¿Quién se creía que era Jacob para decirle a SU impronta sobre la imprimación? Era su deber contarle sobre ella.

— Mencionó qué era y que todos los lobos tienen una, incluso tú.

El tono de voz apagado que utilizó hizo que Paul se preocupara, ¿por qué estaría triste de ser su impronta si supuestamente ella lo quería? Luego, lo entendió.

Jake no le había dicho que ella era su impronta, sólo le había informado del tema. Lo cual internamente agradeció, ya que él quería ser quien se lo dijera, aunque se haya tardado mucho en decírselo. Pero ahora que sabía que ella en verdad lo quería no había que se lo impidiese.

Paul se sentó frente a ella de igual forma y agarró sus manos evitando el constante movimiento que estas tenían, besó cada una de ellas provocando escalofríos en la espalda de Jade y la miró a los ojos.

— No me imagino ni un día del resto de mi vida sin ti, sin tu risa, tus malos chistes, tus lágrimas, besos, abrazos. No imagino una vida si no estás a mi lado junto a mí y millones de patitas que correrán por toda la casa que tendremos frente al lago, donde nuestros hijos jugarán y crecerán. Hasta que nos hagamos viejos y te siga amando con la misma intensidad o incluso más de lo que lo hago ahora— habló mientras las lágrimas de Jade caían sin retorno y antes de que ella pudiera hablar, la interrumpió—. Tú eres mi impronta, Jade. Lo supe desde el primer segundo en que te vi.

El labio inferior de Jade no podía temblar más de lo que ya lo hacía, las palabras de Paul la dejaron anonadada. Ella era su impronta, su alma gemela, realmente se encontraba en su paraíso personal. Lo amaba, ella lo amaba con todo su corazón y alma mundana, y no tenía miedo de que él lo supiera, ya que sería un honor que él le rompiera el corazón, aunque Paul nunca sería capaz de ello, nunca más.

— Te amo— susurró.

— ¿Qué? — preguntó el chico, aunque había escuchado perfectamente, sólo creía que sus oídos lo engañaban.

— Te amo, Paul.

La resistencia que tenía se fue a la mierda, dejando salir a su lobo interior quien se tiró sobre ella besándola con una pasión incontenible. Jade devolvió el beso con gusto, sabiendo que esa era la forma de Paul de contestarle su confesión.

El lobo se separó de ella a duras penas para decirle lo primero qué quiso salir de sus labios desde el primer momento en que la vio en el bosque.

— Cásate conmigo.

— Paul...

— Cásate conmigo, Jade. Permíteme hacerte feliz, darte todo lo que quieras, protegerte. Por favor, encanto.

— No debes decirlo dos veces— dijo la castaña con una sonrisa para luego volver a atacar los labios para comenzar a demostrarse su amor como aquella primera vez luego de la batalla contra los neófitos.

Jade no necesitaba de un anillo costoso para aceptar la propuesta de Paul, sólo necesitaba que él se mantuviera a su lado para creer que nada de esto era un sueño.







──── • ✾ • ────



La noticia de que Jade y Paul volvieron se esparció al igual que el despertar de Bella, todos ya habían ido a visitarla y conocer a esta nueva vampiresa. No había día en el cual Jade no iba a visitar a Nessie, y Paul siempre la acompañaba, aunque estar rodeado de chupasangres no era lo suyo, no podía evitar ir con ella, además de admitir que Renesmee se había ganado un lugar en su corazón.

Pero no todo era color de rosa, la niña crecía de manera inexplicable a una velocidad increíble, todos tenían miedo de cuánto tiempo les quedaba junto a ella, lo que hacía que sus momentos juntos sean realmente valorados.

Ese día Jade y Paul iban a llevar a Renesmee a un paseo, ya que la pequeña quería jugar en la nieve, obviamente Jake iría con ellos. Bella y Edward le tenían una gran confianza a Jade, sabían que mientras su hija esté con ella nada le ocurriría, en otras palabras, su confianza era ciega, además de que cada vez que Nessie volvía de alguna aventura con Jade estaba llena de alegría y anécdotas irremplazables.

Aunque esta vez Bella también los acompañó.

Renesmee atrapaba copos de nieve mientras los adultos la veían, era increíble ver a la niña jugar. Jacob y Paul se encontraban en su forma lobuna, alertas por si alguien se acercaba.

— Edward cree que la respuesta está en Brasil— habló Bella a los presentes—. Hay tribus ahí que podrían saber algo.

— Si lo necesitan yo puedo ir— se ofreció Jade, provocando un malestar en Paul el cual salió como un pequeño gruñido sin amenaza, por lo que le contestó—. Tú vendrías conmigo, serían como unas vacaciones.

La imagen de Jade en bikini lo hizo cambiar de opinión, tal vez no era mala idea.

El ambiente se puso tenso cuando una figura a la lejanía apareció, ambos lobos comenzaron a gruñir ubicándose frente a sus improntas.

— ¿Quién es ella? — preguntó Renesmee abrazada a una de las patas de Jake.

— Creo que es nuestra prima de Denali.

— ¿Irina? — preguntó Jade.

Bella corrió a velocidad vampírica hacia donde había desaparecido la vampiresa, pero al volver les comentó que esta había saltado al agua.

Volvieron a la mansión Cullen a contar lo sucedido.

— Tanya había convencido a Irina a que viniera a reconciliarse— explicó Carlisle al cortar la llamada.

— Tal vez cambió de opinión— sugirió Edward.

— Ver a Paul y Jacob debe haber sido demasiado— opinó Jade.

— Hubiera querido hablar con ella— dijo Bella.

— Es familia, ya volverá.

Y con ese comentario de Carlisle la conversación de dio por terminada.

Edward comenzó a tocar el piano enseñándose a Nessie, la cual era una imagen digna de ver. La manera en la que Jade veía la situación dejó a Paul embobado, sus ojos brillaban cada vez que Renesmee tocaba la tecla correcta con orgullo. Eso le hizo pensar que estaba perdido, si Jade reaccionaba así con una niña que no era suya, no podía imaginar cómo lo haría con los propios. Realmente él iba a estar a la deriva por ella.

Pero todo fue interrumpido cuando el estallido de un jarrón se hizo presente llevando la atención de todos a Alice. Jasper corrió a su lado.

— ¿Qué sucede?

— Los Vulturis, vienen por nosotros.





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