El chocolate es, por excelencia, el detalle perfecto para cautivar a esa persona especial. Se transforma en una extensión de los sentimientos del enamorado hacia su pareja. Sin duda, este derivado del cacao genera una diversa gama de sentimientos entre los amantes; de hecho, los impulsa y e intensifica. ¿Sabía que el chocolate nos hace sentir más el amor?

Diversos estudios alrededor del mundo han llegado a la conclusión de que el chocolate produce emociones muy similares al amor y la alegría. Su consumo causa una estimulación fuerte en los sentidos del olfato y el gusto, lo que libera una cantidad de hormonas en el organismo.

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En el resto de la mañana, los chicos siguieron hablando de cualquier cosa que se les viniera en mente. La tranquilidad en el trío era tan agradable que no notaron cuando sus compañeros empezaban a llegar, siendo mirados con curiosidad por los mismos. Quienes se cuestionaban desde cuando había tanta cercanía entre esos tres.

Pero era una chica de hebras castañas quien más los miraba, queriendo entender porque Midoriya sonreía así.

-- Bueno, las clases no tardarán en empezar.-- Comento Todoroki levantándose de su lugar y dándole el asiento a su compañero que iba ahí. -- ¿Quisieras venir con nosotros a la hora del almuerzo? Para seguir platicando.-- Propuso. Siendo seguido por el asentimiento de su novio.

-- Lo siento, hoy no puedo.-- Se rasco la nuca un poco apenado.

-- Si ya tienes planes con la hongo esa, los cancelas.-- Demandó el rubio con el ceño fruncido.

-- No, no, no es con ella. Sino con mi psicóloga.--

Ambos chicos volvían a mirarlo con preocupación, Midoriya no tardó en notarlo y hacer un ademán con la mano dando a entender que no era nada grave.

-- Tranquilos, solo es para ir viendo mi progreso.-- Dijo con orgullo, pues hasta el admitía que había mejorado desde las últimas sesiones. Los chicos comprendieron y asintieron, compartiendo esa alegría con el pecoso.

-- Bien, te esperamos afuera.-- Afirmó el cenizo.

-- ¿Van a ir por mi?-- Sus ojos se agrandaron y un manojo de nervios se hizo presente.

-- Pues claro, es lo que hemos estado haciendo este tiempo.--

-- ¿Por qué cambiaría eso?-- Le siguió Shoto.

Midoriya solo sonrió con ternura y asintió, contestando con un sencillo "bien". Jamás pensó en llevarse bien con una... pareja.

Y su mente volvía a divagar y a sentirse inseguro ¿Por qué tenía que pensar en eso justamente cuando iba mejorando? Odiaba a su mente.

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Las clases se le hicieron eternas por alguna razón, su miedo volvía y ese malestar en el estómago no le dejaba concentrarse con claridad en lo que la profesora le decía. Odiaba sentirse así.

Afortunadamente la campana de la escuela escuchó sus plegarias, siendo ese ruido el que diera inicio a la hora del almuerzo. Midoriya se levantó y respiro hondo, intentando calmar esa fea sensación llamada inseguridad. Ya más calmado y dispuesto a ir a ver a la mujer, una castaña lo detiene.

-- Hola Midoriya.-- Saludo amablemente la chica.

-- Oh, hola Uraraka.-- Sonrió, devolviéndole el saludo. 

La joven miraba con un poco de curiosidad y tristeza aquella sonrisa que ahora era dirigida a ella, queriendo ser también merecedora de la que vio en la mañana. 

-- ¿Vienes con nosotros a comer? Últimamente no has estado muy presente.-- Se acercó al chico para mirarlo más de cerca, queriendo ver si en algún momento salía aquella sonrisa que tanta curiosidad le daba. Sin darse cuenta que incomodaba un poco al peliverde.

-- No, disculpa. Ya tengo un compromiso.-- Se alejó un poco de la chica.

-- ¿Con Bakugo y Todoroki?-- Dijo sin pensar.-- Te he visto más unido a esos dos.--

Eso si desconcertó un poco al más alto, pero le resto importancia, pues aquello era cierto e intento dar su mejor mentira a la chica, no le gustaba mentir, a parte de que no era muy bueno haciéndolo, pero tampoco quería que más personas se vieran envueltas en sus problemas. Disculpándose mentalmente con la pareja por meterlos en algo que no tenía que ver con ellos, solo le pudo contestar con un vago "sí" y antes de que la chica siguiera cuestionándolo se fue con prisa del salón, el cual ya le estaba sofocando.

Uraraka solo miraba confundida por donde el pecoso se había ido, sentía que algo le pasaba al chico, quería descubrirlo, pero sentía que ciertas personas se lo impedirían, no sabía quiénes, pero el sentimiento abarcaba su corazón.

-- ¡Hey! Uraraka ¿No vienes?-- Preguntó una pelirrosa en el marco de la puerta, sacando de sus divagaciones a la mencionada.

-- Si, ya voy.-- Sonrió y se fue junto a un pequeño grupo combinado del bakusquad y del dekusquad.

De no muy lejos, la pareja escuchó esa pequeña conversación que tuvieron Midoriya y Ochako, sintiendo un débil dolor en el corazón al ver a esos dos tan juntos, se sentían celosos pero a la vez ¿orgullosos? De ser los únicos que sabían del pequeño secreto del pecoso.

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-- Hola Izuku.-- Sonrió la pelinegra con cariño.

-- Hola.--

-- ¿Qué tal? ¿Cómo ha iniciado tu día?--

-- Al principio bien. Hable con los chicos de varios temas, ellos ya no se separaron por mi, pero tampoco eran muy demostrativos. Eso me hizo sentir en un ambiente tan cómodo que por un momento se me olvidó que estaba con...-- Sus palabras fueron cambiando de tono y con ello su sonrisa.

-- Una pareja.-- Concluyó la mujer, a lo cual el niño solo pudo asentir.

-- Cuando lo recordé me sentía tan mal, tan inseguro, tenía mucho miedo, el estómago me daba vueltas y me sentía patético.-- Tomó con sus manos sus cabellos, tirando con un poco de fuerza de ellos, frunciendo sus labios y su mirada perdida en cualquier lado, menos en la cálida mirada de su doctora.

-- ¿Por qué te sentiste patético?--

-- Porque iba tan bien ¿¡Por qué demonios tuve que pensar en eso!? ¡Ellos no están haciendo nada malo! Yo... yo soy el inútil que no se esfuerza.-- Alzó la mirada, con los ojos rotos en mil, siendo sus saladas lágrimas aquellos cristales que cubrían la vitrina de dos perfectas esmeraldas. -- No se que hacer para ya no sentirme así.--

La mujer lo miraba serena, ella era la que debía poner el ejemplo, aunque por dentro le dolía ver al chico así. Se levantó de su asiento para sentarse ahora junto al menor.

-- Dime Izuku ¿Te acuerdas la primera vez que viniste a mi consultorio?-- El chico solo asintió. -- Tenías tantos nervios que cuando empezamos a hablar te rompiste.-- El chico por fin la miró. -- ¿quieres saber cuál es la diferencia de ese entonces a ahora?--

-- Si.-- Susurro.

-- Que en ese entonces fuiste obligado a venir, no tenías la intención de cambiar. Pero ahora luchas por superar ese miedo, luchas por saberlo manejar y no caer en la desesperación, luchas no solo para que tu seas libre, sino también para que tus amigos lo sean frente a ti.-- Lo miro orgullosa. -- Izuku, te has esforzado tanto desde que llegaste que hasta lograste hablar con una pareja como si nada.--

-- Pero al final -- Fue interrumpido.

-- Pero al final lloraste, si. Pero te quieres levantar, ya no solo por ti, sino también por ellos; quieres demostrar que tus miedos no te van a vencer.-- Las lágrimas del peliverde cesaron, ahora solo era una mirada de impresión la que le dedicaba a la pelinegra. -- Izuku, serás el más grande héroe, por el simple hecho de que no solo salvas a los demás, sino también a ti.-- 

Midoriya se quedó callado, sintiendo en su corazón cada palabra, cada mirada y sonrisa de orgullo que le decía su doctora. Inhalo y exhalo, se limpio las pocas lagrimas que aún estaban en sus mejillas y sonrió.

-- ¿Qué puedo hacer por ellos?-- La contraria sabía que Izuku les quería agradecer de alguna forma.

-- ¿Sabes hacer chocolate?-- 

-- ¿Chocolate?-- Ladeo la cabeza confundido, recibiendo un simple asentimiento de la mujer. -- Si, hace tiempo le hice uno a mi mamá.--

-- Pues dales un chocolate. Uno especial para cada uno, después de todo, el chocolate es una de las comidas del amor, la amistad y el agradecimiento.-- Se levantó de su lugar, miro la hora y se acercó a la puerta. -- Nos vemos el miércoles, Izuku.--

Midoriya sonrió en grande y asintió. Siendo esperado afuera por dos chicos, quienes se alarmaron un poco al ver al pecoso con los ojos hinchados.

-- ¿Estas bien?-- Increíblemente Bakugo fue el primero en preocuparse y en acercarse al más bajo.

-- Si, no es nada. Solo algo que ya quería sacar.-- Contestó con tranquilidad. Calmando así a los otros dos. -- ¿Nos vamos?--

-- Vamos.-- Confirmó Shoto al ver que el peliverde estaba bien.

Y con un simple ademán se despidieron de la mujer. Desapareciendo en lentitud de la vista de la mujer.

-- Supongo que todo está yendo bien si tienes esa sonrisa.-- Escucho la mujer a sus espaldas, sin serle necesario voltear para saber de quién era la voz.

-- Esos dos realmente fueron un ángel para él.-- Sonrió para meterse en su consultorio seguido de su pareja.

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Las clases pasaron más rápido y sin menos presión, a la hora del almuerzo pudo platicar a gusto con ambos chicos. Estos afortunadamente no preguntaron el porqué del anterior llanto, sabían que cuando Midoriya se sintiera seguro se los diría.

Las clases terminaron, algunos se salían del salón sin decir nada, otros se despedían entre ellos, mientras otros hacían planes para esta misma tarde. El ojiverde buscaba con la mirada a su querida amiga, encontrándola en poco tiempo. 

-- ¡Uraraka!-- Llamo no muy lejos el chico. Captando enseguida la atención de la nombrada y de la pareja del salón, quienes disimuladamente miraban hacía la dirección del grito.

-- Midoriya.-- Se acercó a él con una sonrisa.-- ¿Qué pasó?-- 

-- ¿Quieres venir a mi casa?--

Silencio.

El mitad albino estaba procesando.

El cenizo estaba impresionado.

Y la castaña emocionada por le reciente propuesta.

-- S-si.-- Contestó torpemente para enseguida ser jalada a la salida por su amigo, quien le dijo que necesitaba su ayuda.

La pareja solo miraba lo antes sucedido, queriendo dar una explicación mental a lo que vieron.

No debían tener celos ¿Verdad? Eran dos simples amigos, dos amigos en la casa de uno, dos amigos sin la compañía de un adulto, dos amigos estando solos...

Estúpidos celos.

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-- Entonces quieres hacer chocolate para alguien.-- Dijo la de pelo corto.

-- Así es, pero la verdad ya no recuerdo como se hacían.-- Se rascó la cabeza un poco apenado. -- ¿Me ayudarías?--

-- Pero claro que si ¡Eres mi amigo, estamos para ayudarnos!-- Saltó feliz en el sillón del dueño de la casa.

Sin más que decir y con una sonrisa se pusieron manos a la obra. Colocaron música y entre bailes, bromas y risas terminaron el dulce. Solo hacía falta decorarlo.

-- Y dime Midoriya ¿Para quien es este bello detalle?-- Dijo, decorando su chocolate, el cual también iba ser dado a alguien especial para ella.

 Izuku se pensó un poco la respuesta, pero al final solo se concentro en lo suyo.

-- Para dos personas muy especiales.-- Y de nuevo esa sonrisa de la mañana, aquella que no era dirigida para ella, ni en ese momento ni ahora.

La chica solo apreciaba esa sonrisa que en un solo día vio y logró que su corazón se agitara, despego la vista y con el sentimiento en mano siguió decorando, esperando que uno de esos chocolates fuera para ella, esperando que ella sea una de esas personas causantes de esa increíble sonrisa.

Pero ella no era la única que decoraba con un sentimiento el dulce, Izuku también tenía varias cosas que transmitir en un simple alimento.

Cada corazón por separado.

💜Mwlodyylili.💜

Holaa, buenos días, tardes o noches. Primero que nada ¿Cómo están?

Se me olvido por un momento que hoy tenía que actualizar, pidoperdón.

En fin.

Dato curioso del capítulo: En este capítulo la primera vez que lo escribí lo hice casi llorando, porqué no me sentía bien y menos por la situación la cual estaba pasando. Lo que la psicóloga dice en estos momentos son las palabras que yo misma me dedique en su tiempo y quería compartirlas con aquellas personas que estuvieran pasando por un muy mal momento al igual que yo.

No se si l hice bien y si trasmití correctamente lo que quería, pero espero le haya ayudado a alguien <3

Sin más que decir, las, los y les amo un chingo. Gracias por leer, no se les olvide tomar agüita.