ix. explanation

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Estaba oscuro. La chica no podía decir con certeza en dónde se encontraba, lo único que sabía era que estaba de pie en medio de la negra nada.

Empezó a caminar en círculos primero y después en línea recta todavía dubitativa. De pronto vio una luz blanquísima que quemaba sus ojos, frunció el ceño poniendo su mano frente a ella a modo de visera para proteger un poco su vista y, un poco confundida, empezó a caminar hacia la luz que apareció.

Al llegar al punto máximo de ésta sintió como empezaba a absorberla de un modo extraños, como si fuera un hoyo negro; aunque ni siquiera tenía sentido pues la misma luz era lo que estaba tragándola.

Gritó y gritó hasta que una extraña voz inundó sus oídos y la luz pareció dejar de absorberla.

—Audrey —dijo la voz—. Mi nombre es Alquimia. Sabes quién soy.

— ¿Qué demonios quieres de mí?

—No, no. Tú eres la que quiere algo de mí.

Audrey arrugó la frente.

— ¿Como qué?

—Lo que se te fue arrebatado luego del Flashpoint.

— ¿A qué te refieres?

—Tus poderes, Audrey —habló Alquimia—. Los poderes que Flashpoint te concibió, puedo dártelos de regreso.

—Estás loco.

La muchacha escuchó la risa macabra de Alquimia.

—Solo tienes que aceptar, Audrey, y te regresaré tus poderes.

—Gracias por la oferta, estoy mejor siendo un ser humano normal.

—Estás cometiendo un gran error.

— ¿Sí? Oh, lástima —Audrey se encogió de hombros—, suelen decirme que soy muy estúpida.

—Regresaré.

—Lo que sea.

Audrey despertó con la respiración agitada y sudor en su frente. Se enderezó e intentó calmarse; el sueño —o pesadilla— no había sido tan aterrador. Tal vez sí, parecía ser borroso en la mente de Audrey hasta que ella logró espabilarse y aterrizar en nuestra tierra.

¿Acababa de soñar con Alquimia? La respiración volvió a agitársele. No podía ser, ella no pudo haber sido una metahumana en Flashpoint, Barry se lo hubiera dicho.

Audrey apretó la mandíbula y chocó su mano contra su frente al recordar que le habían específicamente pedido al muchacho que no les dijera nada sobre su vida en la línea temporal que había creado. Maldijo un par de veces hasta que algo más cruzó su cabeza: si ella hubiera tenido poderes en el Flashpoint Barry no estaría tan quitado de la pena sabiendo que Alquimia acechaba a los que eran metahumanos ahí, ¿o sí?

La chica inhaló y exhaló con fuerza un par de veces antes de deshacerse de las cobijas y salir de la cama para servirse un vaso de leche fría, salió descalza de su cuarto abrazándose a sí misma pues de la nada le dio un dolor de cabeza insoportable que vino combinado con otro recuerdo desconocido para ella.

En él, Barry, sus padres, Marilyn y ella estaban de pie en quién sabe dónde y Audrey se quejaba de los sillones en la sala.

—Oh.

—Lo sé. Y mandaron los nuestros a ve tú a saber dónde.

— ¿Por qué demonios trajeron los que no eran?

— ¿Verdad que es categóricamente imposible? —Preguntó ella.

—Sí. Es como si tú entregaras un libro de J.K. Rowling y dijeras que es de Charles Dickens.

Y la imagen se esfumó.

Audrey quiso aventarse por la ventana. No sabía de dónde demonios estaban viniendo estas cosas tan extrañas y estaba listísima para hacerle un gran interrogatorio a su mejor amigo apenas el sol saliera.

Pero antes de que eso pasara, ella en serio quería ir a tomar leche.

(...)

Al día siguiente, Audrey llegó a STAR Labs cuando Jesse se encontraba haciendo pruebas de velocidad junto a Barry. Todos estaban demasiado concentrados en lo que pasaba entre los dos velocistas que no se percataron mucho de la llegada de la chica.

—Hola, chicos.

— ¿Qué hay, Audrey? —Saludó Cisco sin quitar la vista de la pantalla.

— ¿Qué sucedió?

Caitlin alzó la mirada hacia la chica notando que ese día lucía extrañamente desaliñada y agotada. Tenía ojeras en el rostro, estaba despeinada, llevaba puestos unos pantalones flojos, una blusa blanca y un suéter largo color café.

— ¿Estás bien?

—Perfecta —respondió Audrey—. Tuve una mala noche, es todo. Ahora, ¿qué sucedió?

Caitlin enarcó una ceja. Ahora todos los presentes en el córtex tenían los ojos clavados en ella, incluso Iris la miraba expectante. Audrey sintió que se encogía.

— ¿Chicos?

Los muchachos parecieron terminar con el trance y le explicaron a Audrey lo de un video de seguridad de Iron Heights que captaba algo muy extraño en la celda donde tenían encerrado al Rival, haciéndoles llegar a la conclusión de que se trataba de Alquimia, nombre que hizo que un escalofrío recorriera la espina dorsal de la editora.

Luego de explicarle, el equipo siguió fascinándose con las pruebas de velocidad haciendo a Harry desesperarse.

Audrey rodó los ojos ante la necedad que Harry tenía a los increíbles poderes de su hija y cuando la pantalla dejó de mostrar los datos de los velocistas la chica ladeó la cabeza esperando a que llegaran al córtex.

Cuando estuvieron ahí, el primero en hablar fue Wally: —Bien hecho, Jesse.

La chica le sonrió emocionada y al ver a Audrey sonrió todavía más.

— ¡Audrey, hola!

—Hola, Jesse —saludó ella—. Lo hiciste genial.

—Dejen de alentarla —gruñó Harrison.

Barry entró al córtex en ese momento y lo primero que vio fue a su mejor amiga.

— ¡Auds! —Saludó con felicidad pero se detuvo al ver su apariencia—, ¿estás bien?

—Sí, sólo dormí mal —ella se encogió de hombros y luego extendió sus brazos—. ¿Vas a darme un abrazo de buenos días o qué?

Barry rió divertido y corrió hasta donde estaba Audrey para envolverla en un abrazo. Caitlin los miraba con ternura porque en serio esperaba que en algún momento ellos dos tuvieran algo más que esa increíble amistad aunque el futuro dijera que Barry Allen terminaría casándose con Iris West en algún momento.

Al separarse, Barry abrazó a Audrey por los hombros y dijo: —Debemos cambiarnos, Jesse.

La aludida asintió un par de veces y ambos salieron corriendo a diferentes direcciones, al regresar traían puesta ropa normal.

Barry caminó por el córtex.

—Entonces, ¿van a irse?

— ¿Quién se va? —Preguntó Audrey.

—Nosotros —respondió Harry.

—Deberían quedarse un poco más.

—Sí, eso creo.

—Necesitas tiempo para dominar tus poderes, Jesse —dijo Barry.

—Y nadie mejor que Bartholomew para que te enseñe —habló Audrey ganándose una mirada despectiva por parte de Iris.

Si algo había cambiado era eso. Iris ahora ya no la miraba con indiferencia, desde la cita con Barry, la chica West la miraba con desprecio. A Audrey la verdad no le importaba agradarle o no, pero sí que quería romperle los dientes cada que la miraba de esa manera.

Unos instantes más tarde, Jesse se llevaba a Wally de STAT Labs dejando a Harry con la palabra en la boca haciendo que Audrey quisiera reír pero las ganas se le quitaron al ver cómo Iris abrazaba a Barry, intercambiaba unas palabras con él y dejaba un beso en su mejilla antes de caminar a la salida.

Sí, le costaría acostumbrarse a los repentinos sentimientos de Iris hacia Barry.

—Oye, Harry —dijo Caitlin.

— ¿Sí?

— ¿Seguro que tienen que irse?

—Debo arreglar mucho allá.

—No es lo mismo sin ustedes —opinó Audrey.

Cisco apuntó hacia ella dándole la razón: —Es más divertido cuando estás ayudándonos en esta Tierra.

—Tiene razón —admitió Barry—. Y Audrey también; no ha sido lo mismo sin ustedes.

Todos estaban mirando al científico quien se encontraba sonriendo un poco.

—El equipo no está completo sin Harrison Wells.

El hombre tardó unos segundos en responderle a Caitlin a quien miró antes de hablar.

—Entonces cambien eso —les sugirió—. Un universo de Harrison Wells está a su alcance. Si quieren uno, consigamos uno.

Se miraron entre sí, haciendo muevas y encogiéndose de hombros. La mirada de Barry chocó con la de su mejor amiga quien al verlo se encogió de hombros y sonrió, claramente considerando la sugerencia de Harrison.

El superhéroe miró a sus otros compañeros de equipo y luego Cisco dijo: —Suena como un plan.

De pronto la gente que estaba en STAR Labs empezó a movilizarse dejando a Audrey sola con el corredor escarlata.

—Eh, Bartholomew —llamó Audrey—, quiero hablar contigo.

—Claro, ¿qué sucede?

La chica dudó un poco, se cruzó de brazos y empezó a columpiarse con ayuda de sus pies. Tronó su boca.

—Sé que el acuerdo fue nada de Flashpoint pero... ¿tenía poderes ahí?

Barry abrió la boca para responder pero lo único que salió fueron sonidos sin sentido. Se rascó la nuca antes de ladear la cabeza y cruzarse de brazos como Audrey.

— ¿P-por qué?

—Anoche tuve un sueño —le explicó—. Alquimia estaba en él.

Aquel nombre puso a Barry alerta.

— ¿Qué?

—Dijo algo de mis poderes así que quería saber si... bueno, tenía poderes en Flashpoint.

Su mejor amigo lucía sorprendido y preocupado. Si ella tuvo poderes en aquella línea temporal, Barry ni siquiera lo supo.

Lo cual era más alarmante.

Barry no podía saber con certeza qué demonios quería Alquimia con su mejor amiga o incluso si era verdad lo de sus poderes.

—No que yo recuerde. No —mintió.

— ¿Seguro?

—Cien por ciento.

Más bien cero por ciento.

—Bueno —Audrey entrecerró los ojos—. En otras noticias, tuve otra de mis visiones. Estábamos tú, mis padres, Marilyn y yo viendo un sillón de muy mal gusto en una casa que quién sabe de quién era.

De nuevo, Barry lució sorprendido.

¿Por qué demonios ella parecía estar recordando todo lo que pasó en Flashpoint si no tenía que hacerlo?

Él movió su mano y tronó la lengua un par de veces antes de negar como loco con la cabeza: —Tal vez ese sea tu poder. Visiones extrañas.

—Oh, eres tan divertido.

—Lo sé —dijo Barry—. Deja de tener visiones conmigo, Auds.

La chica se encogió de hombros.

—Es inevitable.

El superhéroe la observó unos segundos preguntándose por qué nunca había notado lo linda que era Audrey Cooper. Su sonrisa era preciosa, sus ojos estaban brillando siempre, su simple presencia causaba respeto y felicidad al mismo tiempo y él en serio amaba su personalidad.

La chica se sintió extraña al notar que Barry la observaba tan detalladamente pues esta era la primera vez que hacía eso con ella; las únicas veces que él lo hacía eran al ver a... Iris.

Audrey aclaró su garganta.

—Bueno, debo de ir a la editorial.

—Sí, sí —dijo Barry—. Yo a la policía, ajá.

—Volveré al rato, pienso ayudar a los chicos en su búsqueda de otro Wells.

—Claro, sí —Barry sonrió con nerviosismo—. Ajá. Nos vemos, Sophia.

—Adiós, Bartholomew.

(...)

Audrey no volvió en todo el día y Barry no pudo verla tampoco. Quería hablar con ella, no sabía de qué; podían hablar del clima en Central City, de su familia en Gotham, Audrey quizá podría al fin decirle cómo murieron sus padres, ella también podía hablar por horas y horas acerca de su teoría de por qué, al menos en esa línea temporal, Bruce Wayne era Batman.

Ella podía hablarle hasta de la historia de una pluma y a Barry le parecería interesante. Porque Audrey hacía de lo más insignificante algo asombroso.

Además acababa de tener un momento demasiado incómodo en casa de los West porque estaba besándose con Iris y las cosas estaban empezando a pasar a otro nivel cuando Joe abrió la puerta de la casa y estuvo a punto de descubrirlos.

Entonces, a medianoche, el superhéroe le marcó a su mejor amiga.

— ¿Hola?

— ¿Auds?

— ¡Barry, hola! —Dijo ella— Oye, siento no haber podido ir de nuevo a STAR Labs. Resulta que tenía demasiado trabajo.

Barry caminaba luego de haber salido de la casa de los West e iba pateando piedrecillas que se cruzaban en su camino conforme avanzaba.

—No te preocupes —se encogió de hombros—. Tampoco pude regresar. Pero oye, ¿qué estás haciendo?

— ¿Ahora mismo? —Audrey hizo un sonido que solía hacer cuando pensaba cómo acomodar su respuesta— Estaba haciendo unos hotcakes.

— ¿A medianoche?

—Mira, Flash, acabo de llegar del trabajo —dijo—. Julian no respondió mis mensajes, Jason no respondió mis llamadas, Caitlin me dijo que mañana tenía que ir a STAR Labs si quería ayudarlos en la búsqueda de otro Wells y...

—Espera, ¿Jason?

Audrey arrugó la frente alejando el celular de su oreja para mirarlo de forma extraña como si Barry pudiera ver su reacción.

Aunque...

—No. No hagas esa cosa rara de ver tu celular de forma extraña, Sophia —dijo él.

La conocía demasiado.

—Ahora, ¿quién es Jason?

No podía ser el mismo Jason del Flashpoint. Ese idiota que le seguía el rollo a Audrey junto a si estúpida amiga o lo que fuere que se llamaba Beverly. No podía, simplemente no.

¿O sí?

—Ajá. Es un chico que conocí. Me cae bien.

—Oh —respondió—. Escucha, no te llamé para eso, yo...

—Querías venir, ¿no? —Lo interrumpió ella— Puedes venir, desde que preguntaste qué estaba haciendo empecé a hacer más hotcakes.

El velocista dibujó una sonrisa antes de salir corriendo rápidamente a dirección de la casa de su mejor amiga y justo cuando llegó, escuchó a la chica hablar al otro lado de la línea.

—Solo no vayas a... —Audrey cerró los ojos al sentir que un viento ajeno al clima movía su pelo— entrar así. Barry, voy a golpearte.

—Lo siento —dijo él.

—No te preocupes —respondió ella, volteando un hotcake—. De acuerdo. Dispara.

Esa era su señal. Siempre lo había sido.

Cada que alguno decía dispara el otro contaba su día al pie de la letra. Qué habían hecho, qué habían comido, con quiénes hablaron, qué pasó en su trabajo...

Así que Barry empezó a escupir todo su día. Desde lo irritante que era trabajar con Julian hasta lo que pasó en la casa de los West, cosa que hizo a Audrey reír mientras comían su cena.

A la chica le gustaba hacer los hotcakes pequeños y delgados para crear una torre de diez de ellos. A diferencia del Flashpoint, Audrey sabía de repostería, así que al hacer hotcakes siempre fabricaba su harina especial que incluía cocoa en polvo y que a Barry le encantaba. Luego la torre la adornaba con una bola de chocolate de vainilla y el fruto rojo que tuviera a la mano.

Después de que Barry terminara de contar su día fue el turno de Audrey para desahogarse. Lavaron los trastes sucios mientras ella le contaba a Barry cómo Thalia había llevado a su sobrina a la editorial y que tuvo que ayudar a leer y corregir dos libros realmente asombrosos.

Para cuando llegó la hora de irse a dormir ya eran las tres de la mañana.

—No puedo creer que se hizo tan tarde.

—Yo tampoco —Audrey tronó la boca. Estaban sentados en la cama cara a cara—. Por cierto, una última cosa.

— ¿Qué?

—Tuve otra visión o algo así —dijo ella llamando la atención de Barry casi al instante—. Estábamos en Jitters y yo estaba volviéndome loca por algo que estaba leyendo en una hoja mientras tú intentabas calmarme. Quiero decir, eso pasa casi siempre pero no recuerdo haber vivido eso, al menos no en esta línea.

Barry notó que Audrey había remarcado aquella palabra con todas las intenciones. Cerró los ojos un momento.

—Quieres que te cuente, ¿no?

—Quiero respuestas.

El muchacho suspiró. Ambos estaban listos para dormir, se habían cepillado los dientes y lavado la cara y puesto la pijama porque así eran ellos.

A veces hacían absurdas pijamadas en casa del otro. Audrey tenía ropa y pijamas para Barry en su casa y viceversa por si eso llegaba a pasar en algún momento porque en realidad era algo espontáneo.

Barry palmeó el lugar libre a su lado para que ella fuera.

—En Flaspoint tú y yo... tú y yo...

—Cielos, Bartholomew, escúpelo.

—Estábamos comprometidos. Tú y yo —dijo Barry—. Planeábamos la boda y luego tú la cancelaste.

—Oh, por Dios —exclamó Audrey—, ¿qué demonios?

El chico se encogió de hombros y jugó con las sábanas sobre las que estaba sentado.

— ¿Cómo pasó? ¿Cuándo? No puedo creerlo —dijo ella—. Tú y yo. Vaya, opino que no funcionaríamos, ¿no?

Estaba tan equivocada.

— ¿Por qué no lo haríamos?

—Bueno, por algo cancelé la boda.

—No la cancelaste por eso, Auds.

— ¿Entonces por qué fue?

—Porque descubriste que me gustaba Iris.

Audrey parpadeó varias veces.

—Eres un idiota, ¿pensabas casarte conmigo sintiendo algo por Iris?

Barry tartamudeó un gran rato antes de rascarse la nuca y mover la cabeza con nerviosismo haciendo que si mejor amiga enarcara una ceja.

—No... tal vez... sí.

— ¿Lo ves? Eso es ser idiota.

—No lo es.

—Lo es —dijo Audrey—. Bueno, espera, entonces las visiones que tengo...

—Son cosas que pasaron en Flashpoint —terminó Barry la oración—. No sé por qué estás recordándolas. No deberías hacerlo.

Audrey parpadeó varias veces por dos cosas: la sorpresa y sus ojos estaban cerrándose debido al sueño.

—Qué extraño.

— ¿Qué?

—Barry Allen y Audrey Cooper casándose —respondió—. Suena irreal, sobre todo aquí porque, ya sabes, está escrito que vas a terminar casándote con el Ojo.

El corredor escarlata soltó un gruñido ante el uso de aquel apodo.

—Por lo menos ahora sé el motivo de mis visiones —dijo ella—. Pensé que estaba, no sé, enamorándome de ti y planeando inconscientemente un futuro juntos.

Ambos soltaron una carcajada.

— ¿Tan malo sería enamorarse de mí?

Audrey, todavía sonriendo por haberse reído, volteó a verlo.

—Por supuesto que no —le respondió ella—. Eres maravilloso, Bartholomew. Pero imagínate planear un futuro que nunca llegará porque vas a casarte con Iris y lo sabemos.

El superhéroe exhaló con fuerza sin darse cuenta de lo que estaba sintiendo en ese momento.

Tristeza, decepción. Muy en el fondo, aunque él de veras era demasiado necio y estúpido para admitirlo, deseaba que ese futuro donde se casaba con Iris no existiera.

Porque de alguna manera, aunque él tampoco quería admitirlo, Flashpoint le ayudó un poco a abrir los ojos.

Audrey bostezó y decidió empezar a destender las cobijas para dormir porque en verdad estaba exhausta.

—Tengo la respuesta a dos de las cosas raras que estuvieron pasándome —dijo ella, estirándose un poco para apagar la lámpara que iluminaba el cuarto—. Me falta saber por qué soñé con Alquimia.

—Seguro no es nada.

—No lo creo —volvió a bostezar y se removió en la cama para poder taparse—. Buenas noches, Bartholomew.

El chico la vio darse la vuelta hacia él y le sonrió mientras empezaba a acomodarse para dormir.

—Buenas noches, Sophia.

Esa noche, por primera vez desde que comenzaron a dormir juntos, el chico se tomó el tiempo de mirarla dormir. Lucía tan calmada con los ojos cerrados, soñando en lo que sea que su mente estaba fabricando esa noche.

Barry observó sus pecas e intentó contarlas pero no pudo, notó que tenía una pequeña sonrisa en el rostro y él se preguntó si estaba soñando en algo alegre.

En sus padres, quizá.

Vio si cabello recién cortado. Sus largas pestañas.

La vio a ella.

Y demonios, Barry empezó a aceptar lo que en realidad estaba pasando; sabiendo que lo que sentía muy en el fondo podía ser verdad.

Iris West no era la chica indicada.

No importaba lo que decía el maldito periódico del futuro.

Audrey Cooper era la chica.

Audrey Allen. Audrey Cooper-Allen. No importaba lo que ella eligiera, seguía siendo genial la idea.

Muy en el fondo, Barry Allen aceptó que su mejor amiga podía ser el amor de su vida.

n/a: BAUDREY EN SU MÁXIMO ESPLENDOR I MEAN PODEMOS HABLAR DE QUE BARRY AL FIN ESTÁ ACEPTANDO QUE SIENTE ALGO POR AUDREY??!??!?!¿

espero que les haya gustado, en verdad quería seguir con el cuarto capítulo pero decidí escribir momentos de barry y audrey solos porque tenía más sentido para mí. y, ¿qué opinan de audrey sabiendo lo suyo con barry en flashpoint? ¿y su sueño con aLQUIMIA?

voten y comenten qué les pareció el capítulo, cinnamon apples 

nos leemos en otro capítulo.

middleofnow xx. 

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