xiv. shadow

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Después de mucho insistir Audrey había logrado que Caitlin fuera a regresarle aquellas mancuernas a Cisco y le dijera la verdad porque se supone que eran mejores amigos así que ahora Audrey estaba sola en la habitación deseando que no le hicieran más pruebas cerebrales. Caitlin se había ido no sin antes hacerle prometer a Audrey que no le diría nada a nadie así que ella lo prometió porque tampoco era algo que ella tenía que contar.

Cuando la doctora regresó decidieron que era buena idea que Audrey regresara a trabajar aunque en realidad no le entusiasmaba mucho volver. No sabía si su hermana iba a estar allí todavía o no y no tenía muchas ganas de averiguarlo pero para evitar ser analizada decidió marcharse hasta que la necesitaran de nuevo o incluso hasta que tuviera que verlos en la noche durante la película.

Al entrar a su piso en la editorial todas las miradas se centraron en ella cosa que la hizo suspirar.

—No me digan que Marilyn sigue aquí.

—Se niega a irse —dijo una mujer—. Thalia le gritó y pidió que se fuera pero no quiso.

—Quiere hablar con usted, jefa.

Ella volvió a suspirar y, muy a su pesar empezó a caminar hacia su oficina donde encontró a Marilyn acomodando las cosas que Audrey le había lanzado durante su pelea. La editora aclaró su garganta para llamar la atención de la mujer.

—Audrey.

—Vete de aquí, Marilyn.

—No —dijo su hermana—. No me iré porque tienes razón. Fui egoísta y solo pensé en mi dolor, no se me pasó por la mente que tú habías perdido a tus dos padres.

—Eso ya lo había notado, Marilyn, eres un poco estúpida —habló Audrey—. Ya puedes irte.

—Audrey —repitió Marilyn, usando un tono de voz más fuerte—. No voy a irme.

— ¿Por qué no?

Marilyn no dijo nada por lo que pareció una eternidad pero entonces sus labios empezaron a temblaron, sus ojos se aguaron y llevó su mano hacia su boca para hacer que el sollozo que soltaba sonara más bajo. Lo primero que atinó a hacer Audrey fue a botar su bolsa en una de las sillas que tenía cerca y correr a abrazar a la otra chica quien le correspondió la acción.

—Lo siento, Auds —dijo Marilyn—. Lo siento mucho. Soy tu hermana mayor, se supone que es mi deber hacerte sentir mejor y protegerte del dolor y lo primero que hice cuando ambas estuvimos lastimadas fue huir a mi otro puerto seguro pero se me olvidó que tú ya no tenías uno.

—Te odio por eso —sollozó Audrey quien también había empezado a llorar—. Te odio por hacerme llorar. Y por no responder a mis llamadas o mensajes. No sabes lo difícil que fue para mí todo esto.

—Lo siento mucho —repitió la otra—. En verdad. Me merezco todo tu odio pero por favor no me pidas que me vaya, no volveré a dejarte sola. Si tú caes, yo caigo contigo.

Audrey cerró sus ojos con fuerza y aferró su agarre a la ropa de su hermana mayor.

—Eres una tarada.

Marilyn se rió en medio del llanto: —Sí, gracias. Ya lo sé.

Siguieron abrazadas, llorando, durante unos minutos más hasta que se separaron. Ambas con los ojos rojos y las mejillas mojadas. Marilyn miró a su hermana con una sonrisa en el rostro mientras las lágrimas seguían cayendo de sus ojos.

— ¿Sabes qué más sé?

— ¿Qué?

—Que Bruce Wayne desapareció de Gotham City y, ¿sabes quién más se esfumó?

—Batman —dijo Audrey.

— ¡Sí! Ese hombre es en verdad idiota.

Audrey empezó a reírse contagiando a su hermana y de la nada la editora supo que no importaba lo que pasara, Marilyn Cooper estaba con ella.

(...)

Joe llegó a STAR Labs con un Wally desorientado y un poco nervioso al que le tuvieron que hacer algunas revisiones para cerciorarse de que todo estuviera en orden pues Alquimia había atacado su mente de nuevo.

—Según esto —dijo Caitlin—, tus signos vitales están bien, Wally.

—Wally, ¿qué viste?

—Era Kid Flash otra vez —respondió el chico—, pero ahora no fue un buen sueño. Peleaba contra el Rival en un aserradero abandonado.

Barry rascó su nuca manteniendo un semblante serio. No podía creer que Alquimia en verdad estaba yendo contra Wally. Tal vez su próximo experimento había sido Audrey pero al no poder convencerla se fue con él.

—Eso pasó en Flashpoint —dijo él, poniendo sus brazos en jarra—. Antes de que te hirieran. No son sueños, deben ser recuerdos de esa vida.

— ¿No es eso lo que le pasó a Audrey? ¿Tuvo recuerdos? —Preguntó Iris.

—Sí, pero ella los tenía por sí misma, Alquimia no la manipulaba —respondió Barry a su novia.

—Más gente tiene poderes ahora —habló Cisco ganándose una mirada de Caitlin. Él hablaba de Wally y Audrey y, obviamente, de ella.

— ¿Cómo detenemos esto?

—Digo, ¿hay forma de detenerlo? —Le respondió Cisco a Iris—. Alquimia ya fue por Audrey y otros más. Si Alquimia estuvo en la policía puede estar en cualquier lado.

Iris frotó el hombro de su hermano menor y H.R. empezó a sugerir algo.

— ¿Y si aislamos a Wallace hasta solucionar esto?

— ¿Quieres encerrarlo?

—Joe tiene razón —dijo—. Lo encerraremos. Piensen: no podemos evitar que Alquimia se meta en su cabeza pero al aislarlo controlamos la situación desde ahí.

Se quedaron pensativos.

—Aunque no me gusta, papá, tal vez él no está equivocado.

—Pero solo hasta que tengamos una mejor manera de protegerte —aceptó Joe con mirada extraña.

—Estoy de acuerdo con Joe.

—Cancelaré lo de Cecile —dijo el otro hombre sacando su celular del bolsillo.

Aquel comentario llamó la atención de Iris quien miró a su padre con rapidez y lo frenó con unos ruidos.

—Espera, ¿tienes una cita con Cecile?

—Sí. La iba a llevar a la película en el parque.

—Tienes que ir —dijo Wally.

Barry miraba a los dos West intentar convencer a su padre de que fuera a la función y, luego de varios comentarios, Joe terminó aceptando y Cisco se le unió. Hubo un momento incómodo donde Caitlin se dio cuenta que algo raro pasaba con él pues había aceptado ir a ver El Resplandor y a su amigo le daba pavor esa película así que ella también se apuntó a la salida con el pretexto de que de todos modos ya iban a ir con Audrey.

Entonces H.R. dijo que también iría para después mostrarles cómo había mejorado la cosa que lo hacía ver como su asistente en la otra tierra de tal manera que el Equipo Flash fueran los únicos que lo vieran como Harrison.

Barry pensó que sería buena idea llamar a su mejor amiga para informarle lo que acababa de pasar y lo hizo pero la que contestó no fue la voz de Audrey sino de otra que conocía gracias al Flashpoint.

¿Marilyn?

—Hola, Barry.

—Oh, vaya, hola —dijo él—. Qué grata... sopresa.

—Lynn —dijo una tercera voz. La voz de Audrey—. Dame el celular.

—Eres una aguafiestas. Quería saludar a tu mejor amigo.

—Lynn.

—De acuerdo —dijo Marilyn—. Un gusto saludarte, Barry.

—Claro, sí, igualmente.

—Hola.

—Auds —Barry frunció el ceño—, ¿qué demonios?

—Luego te explico —respondió ella—, ¿qué sucede? Estábamos a punto de ir al parque para ver la película. No me digas que no irás porque te asesino.

Barry no quería decirle que no iba a poder cumplir su promesa pero tuvo que hacerlo y para que comprendiera le pidió que se alejara de Marilyn para que le contara lo que había pasado con Wally y Alquimia.

— ¿Van a encerrar a Wally? Oh.

—Me quedaré a cuidarlo.

—Por supuesto que sí.

Barry frunció el ceño: — ¿Eso qué significa?

—Nada, Bartholomew.

—Audrey...

—Nada —repitió ella. Ambos se quedaron callados durante unos segundos hasta que Audrey aclaró su garganta—. Bueno, debo irme al parque si quiero llegar a tiempo. Nos vemos, Barry.

—Espera, Audrey.

Pero la chica no esperó a oír lo que él tenía para decir pues colgó la llamada.

¿Por qué le había enfadado pensar que estaba haciendo eso por Iris? No era como que nunca había hecho eso, siempre tenía detalles con Iris que anteriormente la chica ni siquiera tomaba en cuenta y a Audrey en realidad no le molestaba que su mejor amigo hiciera eso.

Ahora...

Marilyn salió de la oficina de la chica y la abrazó por los hombros: — ¿Nos vamos o qué?

—Thalia va con nosotras.

Y hablando de la Reina de Roma, una Thalia sonriente se acercaba a su mejor amiga pero la sonrisa se borró al ver a Marilyn. Las señaló a ambas.

—No me digan que van a pelearse otra vez porque en serio quiero ir a ver El Resplandor con el grupo de nerds que Audrey tanto quiere.

—No lo haremos —dijo Marilyn, quien seguía abrazando a Audrey—. Estamos bien.

La otra chica la miró: —Sí, lo estamos.

Entonces la sonrisa en el rostro de Thalia volvió a aparecer porque, secretamente, esperaba que se reconciliaran para poder pasar tiempo con Marilyn.

Porque a Thalia le gustaba Marilyn un poco.

—No te da miedo la película, ¿cierto?

Audrey no pudo escuchar la respuesta de Marilyn pues un dolor agudo en su sien se hizo presente antes de que pudiera ver una imagen que parecía ser de ese momento en su cerebro. Iris y Barry charlaban y lo único que ella pudo escuchar de aquella conversación fue la voz de su mejor amigo diciéndole a Iris algo como Aunque no te des cuenta, no hay Flash sin Iris West.

Y se le revolvió el estómago.

—Odio a ese chico —dijo Audrey.

— ¿A quién? Audrey, ¿estás bien?

Fue entonces que ella se dio cuenta que su mejor amiga y su hermana la sostenían de los brazos para que no cayera al suelo.

—Sí, yo... me mareé. Ya saben, me pasa mucho.

—No es cierto.

—No. No lo es —admitió ella haciendo una mueca—. En fin. Estoy bien, ¿nos vamos?

No esperó respuesta. Empezó a caminar siendo seguida por las otras dos chicas quienes la miraban extraño.

Audrey maldición internamente. En serio debía aprender a controlar sus poderes pronto.

Y también debía darle un par de golpes a su mejor amigo por ser tan idiota.

(...)

Si Audrey pudiera utilizar una palabra para describir aquella tarde de película en el parque sería: incómodo.

Aparentemente Joe West había llevado a aquella mujer del trabajo, Cecile, como acompañante a algo que ella llamó cita pero Joe lo negó a lo que Audrey solo había encogido sus hombros antes de regresar a su lugar con sus amigos. Pero habían llevado a H.R. y a él le encantaba hablar y eso fue lo que hizo con Cecile, hablar y hablar a tal punto que Joe solamente los miraba con el ceño fruncido cosa que divertía a Audrey.

—Abofetearé a alguien —le murmuró Joe a Cisco en el oído, él asintió.

Justo después de decir eso la película empezó a proyectarse y todos los presentes guardaron silencio pero algo puso alerta a parte del Equipo Flash: una extraña sombra se vio colada en la proyección y comenzaba a incorporarse. Audrey tomó a su hermana y a su amiga de la mano para salir corriendo junto a ellas.

—Todos, muévanse —gritó Joe— ¡Muévanse!

Toda la gente presente se levantó de sus asientos y corrió a distintos lados para escapar de ahí pero Cisco se detuvo para mandar una alerta de metahumano a STAR Labs. Al ver esto, Barry sin rechistar salió corriendo a ponerse traje y tomó rumbo al parque dejando sola a Iris.

Las cosas se pusieron locas para la mujer pues en el instante después que se fue Barry, Wally empezó a convulsionarse en el piso de la celda y corrió hacia allá para ayudarlo.

Mientras la mayor de los West lidiaba con su hermano menor, Flash llegaba al parque para enfrentar a Sombra.

El Equipo Flash corrió hacia la camioneta donde siempre viajaban, Audrey se había escapado de Marilyn y Thalia dejándolas con Joe y su cita para llegar al vehículo. Los cuatro entraron rápidamente y prendieron los transmisores para hablar con Barry.

—Barry, aquí estamos, ¿nos oyes?

—Me lanzó por el aire —le respondió él a Caitlin—. Necesito verlo, ¿no hay luz aquí?

—La luz atrasará sus vibraciones moleculares, entonces lo atraparemos.

— ¿Cómo iluminaremos el lugar?

— ¿Ves esos autos? —Le preguntó Cisco a H.R., ampliando la imagen de una de las cámaras.

—Sí.

—Entraré en sus computadoras...

Audrey dejó de prestar atención a la explicación de su amigo porque una idea descabellada acababa de cruzar por su mente y cuando estuvo a punto de decirla en voz alta, Caitlin se quitó las mancuernas que le quitaban su poder para salir a dárselas a Barry.

—Tengo una idea —le dijo Audrey a Cisco—, no hagas nada con las computadoras.

Y ella también salió de la camioneta.

La chica corrió hasta donde estaba su mejor amigo buscando a Sombra y cuando él la vio se alteró el triple.

—Oye, ¿qué haces aquí?

—No sabré controlar mis poderes si no hago algo, Flash —le respondió ella—. Tengo un plan. Algo loco y poco probable a funcionar pero es un plan. Solo dame la señal.

— ¿Señal de qué?

—Para prender las luces de los autos, genio.

Barry no quería escucharla, quería llevarla de vuelta a la camioneta donde estaría a salvo y donde Cisco se encargaría de meterse a las computadoras de los carros para prender las luces pero entonces Sombra volvió a aparecer y lo golpeó con fuerza tumbándolo.

¡Señal!

Audrey tomó una bocanada de aire antes de abrir las palmas de sus manos y concentrarse en una cosa: las luces de los autos. Movió sus manos como si estuviera dibujando un círculo y de este modo movió el comando de la palanca a un lado de cada volante de cada auto para encender las luces. Y de alguna manera, funcionó.

Justo cuando la Sombra empezó a debilitarse por la cantidad de luz Caitlin le gritó a Flash para que él volteara y atrapara las esposas, al hacerlo caminó hacia el hombre tendido en el pasto que ya no era Sombra y se las puso.

—No te gusta la luz, ¿verdad?

En la camioneta, H.R. y Cisco seguían sorprendidos por lo que Audrey acababa de hacer. Ella tenía la respiración agitada pero una sonrisa enorme en el rostro, Flash giró a verla y de manera inmediata también sonrió.

—Buen trabajo.

—Gracias —dijo ella.

Y así fue la primera vez que Flash y Neûron trabajaron juntos.

(...)

De camino a STAR Labs Audrey tuvo que llamarle a sus dos acompañantes para justificar su repentina aparición y luego de unos reclamos por parte de Thalia pudo decirles que estaba bien y que iría al laboratorio. A su hermana no le importó porque ya estaba acostumbrada a que hiciera eso pero a Thalia, como siempre le enfadó.

Cuando todos llegaron Iris los recibió con la noticia de que Wally se había salido de control y que tuvo que golpearlo en la cabeza para que perdiera el conocimiento porque actuaba como si hubiera estado poseído, ahora mismo estaban teniendo una conversación sobre Alquimia y la cantidad de metahumanos que podría mandarles.

—Son Sombra, Magenta y Clariss, faltan otros tres.

— ¿Se dan cuenta que yo podría ser una de las seis, no? —Preguntó Audrey— Yo era parte de ese grupo pero conseguí mis poderes yo misma así que Alquimia irá por otro meta del Flashpoint.

—El caso es encontrarlo —le respondió Cisco a ella.

—Bueno, si vienen más, los detendremos.

—Ajá —dijo Audrey a su mejor amigo—, ¿cómo?

—Como podamos.

Ella entrecerró los ojos un momento, mirándolo amenazante.

—De todos modos —Barry aclaró su garganta, señalando la pantalla—, Alquimia no puede atrapar a Wally si está en la celda.

—No podemos dejar que Wally sufra ahí —le dijo Iris a Flash.

Audrey señaló a la chica que no era tan de su agrado, especialmente en ese momento, y de este modo le dio la razón.

—Y escondernos no hará que Alquimia se vaya.

—Estoy de acuerdo con Iris —habló la otra chica, sorpendiéndose a sí misma y a Barry y a básicamente todos los presentes—, ¿qué? O sea, evitar esto no hará que Alquimia deje de molestar, ¿o sí?

—Debemos enfrentarlo —dijo Cisco como comentario inofensivo, pero Audrey notó que él miraba a Caitlin quien estaba cabizbaja.

Audrey cerró los ojos sintiendo la presión que la pobre muchacha sentía en ese momento pues estar obteniendo los poderes de Killer Frost no era un muy buen augurio. Caitlin negó con la cabeza intentando advertirle a su amigo que no hablara.

— ¿Qué? —Preguntó confundido Barry.

—Nada.

—Vamos, Caitlin.

—Cisco —advirtió Audrey.

—Ahora no, Cisco.

—No puedo seguir callando. Debes decirles. Audrey lo hizo.

—Sí, Cisco, pero yo no... —la nombrada guardó silencio al darse cuenta lo que iba a decir.

Pero yo no me estoy convirtiendo en una villana.

— ¿Qué está pasando? —Preguntó Joe.

—Cait...

—Esta bien, Audrey —dijo ella.

Se quedaron en silencio durante unos segundos hasta que Caitlin se quitó las esposas que regulaban sus poderes y las dejó a un lado.

—Tengo poderes.

— ¿Qué?

— ¿Qué clase de poderes?

Sí.

Audrey quería golpear a Iris hoy más que nunca.

No hay Flash sin Iris West.

Ugh.

Caitlin hizo una mueca, alzó sus manos y de ellas emanó hielo.

—Del tipo frío —respondió temerosa.

Cisco y Audrey fueron los únicos que no lucieron sorprendidos ante tal revelación porque en realidad ya lo sabían. Entonces, Caitlin desactivó sus poderes y con sus ojos llorosos miró a su amigo: — ¿Estás feliz?

— ¿Qué? ¿Íbamos a guardar secretos?

—No era tu secreto para contarlo, ¿o sí, Cisco?

—Lo hice porque me importas.

—Si te importo no les debiste haber dicho. Porque esto me pasa a mí —la doctora había empezado a alzar la voz—. No a ti. Yo me volveré malvada, yo tendré que irme pronto.

Audrey luchó contra las ganas de ir detrás de su amiga porque sabía que necesitaba tiempo a solas, tampoco podía negar que estaba enojada con Cisco por forzarla a decir tal secreto cuando todavía no estaba lista para hacerlo.

—Nos vibré a los dos peleando en el futuro —explicó—. Ella era Killer Frost.

— ¿Y qué? ¿Por eso la obligaste a decir algo que no quería, Cisco?

—No, Audrey —respondió él—. No quise que pasara esto. Era por su propio bien.

—Sí, pero no estaba lista —Audrey rodó los ojos—. Iré a hablar con ella.

—Yo voy —la frenó Barry, tomando su mano para evitar que se fuera.

Por un momento ambos volvieron a sentir una fuerte electricidad recorrer su cuerpo e intentaron ser lo menos evidentes posibles pero lo que Barry no evitó fue mirar a su mejor amiga quien tenía la mirada perdida en el camino que había tomado Caitlin.

Ninguno dijo nada al respecto. Ni siquiera Iris quien también notó algo extraño.

—No lo arruines, Barry.

—No lo haré.

Pero minutos más tarde, Iris, con todo el pesar del mundo, tuvo que ir a interrumpir su charla porque Wally había despertado y Caitlin lo tenía que revisar; sin embargo todo volvió a salirse de control cuando Alquimia regresó a la mente de Wally West y él empezó a quejarse por el dolor. Caitlin le inyectó algo luego de que pusieran de lado al muchacho que logró hacerlo calmar.

—Bueno, ¿ahora qué?

—Estos episodios suceden con más frecuencia —le dijo Iris a Audrey.

—Sí, si no los detenemos sufrirá daño cerebral permanente.

Barry llevó sus manos a su cabeza con exasperación y Audrey a su lado lo miró de reojo.

—Esto no es tu culpa, Bartholomew.

—No, no. Lo es. Yo hice el Flashpoint.

—Audrey tiene razón, Barr —dijo Joe, tomando el hombro de su hijo—. No es tu culpa. Y creo que haremos lo que Wally quería. Así encontraremos a Alquimia.

—No, es muy peligroso.

—También lo es no hacer nada.

—El Doctor Alquimia tiene una roca que dispara láser —habló Cisco—. No sabemos qué más tiene.

—Cisco tiene razón, ¿y si vamos a una trampa?

Audrey soltó un suspiro: —Si vamos a una trampa... yo me apunto.

— ¿Qué? —Dijo Barry— No. Audrey, tú te quedas aquí.

La chica elevó una ceja.

—No lo creo, compañero.

—Entonces iremos nosotros tres con Wally.

—Joe.

—Si pongo a Wally en riesgo, haré todo por protegerlo.

Y de alguna manera Barry fue convencido por Joe y Audrey.

(...)

Joe West había llevado a todo el departamento de policía a la operación para capturar a Alquimia. A Audrey le había parecido algo exagerado pero le formulaba más adrenalina de la normal.

Iban todos juntos caminando a una bodega, Audrey a un lado de Flash, a los policías no les causaba gracia que aquella chica estuviera acompañándolos pero tampoco habían dicho nada al respecto, además sabía utilizar armas y llevaba cargando una así que...

Bajaron unas escaleras que llevaban al sótano y de pronto Wally soltó un quejido que hizo frenar a todos.

Ven a mí, Wallace.

—Lo escuché —murmuró Audrey a Flash—. La voz de Alquimia llamando a Wally.

Flash le lanzó una mirada a su mejor amiga.

Prosiguieron con el recorrido.

—Está bien tener miedo —le dijo Flash al chico—. Yo tengo miedo.

—Sí, yo también —admitió la chica—. Lo siento, no me hablaban a mí.

Sin querer, Wally rió.

—El miedo me mantiene alerta —prosiguió Flash.

—Entonces estoy en alerta máxima.

Dejaron a Wally adentrarse más al sótano, solo.

Lo que pasó a continuación fue algo realmente extraño y aterrador.

Alquimia se dio cuenta de que le tendían una trampa y Flash tuvo que correr para inmovilizar a los secuaces del malvado, Audrey apuntó con su arma a Alquimia pero no pudo dispararle a tiempo pues él ya había dirigido aquella roca mencionada por Cisco hacia Barry mandándolo a volar.

— ¡Flash! —Gritó.

—Audrey Cooper —habló Alquimia—. Me rechazaste.

La chica se quedó inmóvil ante la voz de Alquimia dirigiéndose a ella.

—Y Flash pagará por eso.

Dicho esto, el hombre tomó rumbo hacia el mejor amigo de la chica y empezó a atacarlo una y otra vez con la roca. Audrey quería hacer algo pero tampoco podía dejar que los demás vieran sus poderes entonces corrió a un escondite mientras esperaba escuchar la señal que Barry le daría a Joe para que le disparara a Alquimia.

Se concentró en un tubo que colgaba del techo y, al escuchar la señal esperó a que Joe disparara y cuando lo hizo ella dejó caer el tubo sobre Alquimia.

Cuando al fin derribaron a todos los policías empezaron a rodear a los malos y ella salió de su escondite. Barry la miró sabiendo lo que había hecho.

—Se acabó, Alquimia.

— ¿Se acabó? —Le respondió a Flash—. No tienes idea de lo que está a punto de comenzar.

Al decir esto el lugar empezó a sacudirse y segundos más tarde un extraño rayo azul brillante apareció moviéndose de un lado a otro. Audrey frunció el ceño mirando a todos lados, Barry se quedó sorprendido mirando el rayo.

— ¿Vieron eso?

— ¿Ver qué? —Le preguntó Joe a Flash.

Audrey vio a su mejor amigo seguir algo con sus ojos y a los lugares donde volteaba los malos eran soltados.

—Eh... ¿Flash?

—No sé qué está pasando —el rayo azul que Barry veía empezó a derribar a todos los policías—. Salgan de aquí.

Entonces Flash siguió al rayo azul.

—Wally, Audrey, diríganse a la puerta. No sé separen de mi.

— ¿Qué? No voy a dejar a Flash solo, Joe.

Lo que fuera que Barry seguía no los dejaba salir de ningún modo y siguió derribando a los policías que le disparaban hasta que al fin logró tirar a Flash cosa que hizo que Joe y Audrey corrieron hacia él dejando a Wally solo por un segundo.

Fue entonces que el joven tomó la roca de Alquimia a pesar de los gritos de los otros tres, después de hacerlo fue encerrado en algo que parecía un capullo humano.

Pero algo que desconcertó más a Audrey fue que un segundo estaba tomando la mano de Flash y al siguiente algo retenía al velocista contra el techo. Joe y ella se incorporaron mirando hacia él con sorpresa.

— ¿Quién eres?

Audrey no podía comprender. Barry tampoco, pero él lo que no comprendía era al ser extraño que lo sostenía del pecho.

Savitar —le respondió—, el dios de la velocidad. 

n/a: créditos del hermoso gif de nuevo a spideysthetic y del edit con la letra de seeing bling a pairands 

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