🌱. . 𝓒apítulo 𝓤no

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𝘰𝘰𝘰 FLOWER GIRL ࿐ྂ
CAP. 001 ˊˎ-

Hana mordía su lápiz mientras intentaba concentrarse en la ecuación matemática. Viendo que no podía hacerlo, dejó el lápiz en la mesa, y se apretó la cola de caballo antes de mirar hacia la ventana que tenía en frente. Afuera estaba oscuro y sólo brillaba la luna. Cuando desvió su mirada hacia la playa, se le rompió el corazón. Estaba completamente llena de basura. La madre de Hana la llevó allí para intentar limpiarla, pero apenas hicieron mella.

Su pequeña habitación de paredes amarillas estaba cubierta de flores. Los baños de la mayoría de la gente eran del tamaño de la habitación de Hana.

No es que le importara. Hana se estiró justo cuando su padre irrumpió en su habitación.

—¿Qué? —preguntó Hana, confusa.

—Tengo algo para ti —su padre parecía que iba a estallar.

—¿El qué? —preguntó la pelirroja.

Su padre sonrió y le mostró un papel. Hana lo agarró y lo leyó.

FORMULARIO DE INSCRIPCIÓN PARA 
ACADEMIA DE HÉROES U.A.

—No —Hana lanzó el papel a través de la habitación y salió de ella.

Su padre la persiguió.

—¿Por qué?

—¡Porque odio usar mi quirk! Sería mejor si... —su voz se apagó.

Su padre la miró a los ojos y suspiró.

—Hana —dijo con suavidad—. Tu quirk es increíble y deberías estar orgullosa de él. Es lo que eres.

—No es la única parte de mí que existe-

Su madre dio un gran bostezo mientras entraba por la puerta principal. La señora Kata tenía ojeras bajo sus ojos, claramente por la falta de sueño. Se quitó los tacones y los tiró contra la pared.

—¿Qué pasa aquí? —preguntó la Sra. Kata.

—Papá que quiere que presente un formulario para la U.A. —gruñó Hana.

—¿Esto? ¿Otra vez? —su madre pasó junto a los dos.

—¿Por qué quieres tanto esto? —preguntó Hana a su padre.

—Tu padre sólo quiere que te des cuenta del gran potencial que tienes —dice su madre, mirando en la nevera.

Hana suspiró y miró a su padre. Riku Kata era un hombre con permanentes bolsas bajo los ojos. Tenía el pelo castaño oscuro y los ojos oscuros. Su quirk era la habilidad de cambiar las emociones de los demás. Funcionaba de maravilla en una discusión.

Su madre Aiko era la que tenía el trabajo. Trabajaba en una tienda de comestibles. Aunque Hana hacía de canguro cuando podía para ayudar a traer dinero a casa.

—¡Bien, llenaré el formulario! —Hana tomó el formulario de las manos de su padre.

Su padre, que se encontraba desanimado, rápidamente alegró la cara y aplaudió contento. La Sra. Kata, por su parte, dejó escapar un suspiro y esbozó una gran sonrisa.

Rodando los ojos, Hana caminó de vuelta a su cuarto y se sentó en su cama, mirando la hoja de papel. Cogió el bolígrafo y empezó a rellenar los datos. Su Venus atrapamoscas se cerró con un chasquido y ella la miró.

Le puso nombre a todas sus plantas, su Venus atrapamoscas se llamaba Haru.

Sus otras plantas se agitaron y la pelirroja desvió su mirada hacia ellas.

—¿Tenéis sed? —les preguntó.

Sus flores volvieron a agitarse. Miró a Haru y acarició el atrapamoscas con suavidad. Cogió su botella de agua y empezó a regar sus plantas. Mientras las regaba, pensó en cómo sería si llegaba a convertirse en una heroína.

—Sería una mala heroína, ¿ustedes qué...

—Cariño, ya hemos hablado de esto —oyó la voz preocupada de su madre desde detrás de ella.

—¡Mamá! —gritó Hana.

Intentó empujar a su madre fuera de su habitación.

—No hables con tus plantas. Ya es bastante extraño que le hayas puesto nombre-

—Fuera —Hana finalmente pudo sacar a su madre de su cuarto.

—¡Buenas noches! —gritó su madre.

Hana cerró la puerta de un portazo y se dejó caer en la cama. Gimió contra la almohada.

—Necesito amigos —Hana sostuvo su almohada cerca de su pecho.

El trayecto en bicicleta de Hana hasta el instituto era largo. La escuela secundaria Salty Banks estaba a una buena distancia de su casa. La reunión matutina de Hana implicaba recorrer tres millas en bicicleta y luego tomar un tren. Sin embargo, eso fue detenido por un villano.

¿El quirk del villano? Hana no estaba segura, pero a lo mejor era la habilidad de hacer que las chicas de catorce años llegaran tarde a clase.

La chica se dio cuenta de que un chico se interponía en su camino y trató de frenar, pero se chocó con él de todos modos. Esto hizo que su bicicleta volcara y ella cayera encima del chico.

—¡Ay! —gritó Hana al ver que se había raspado la rodilla.

—Ay... —Hana miró hacia abajo y vio que estaba sentada en la espalda del pobre chico que había atropellado.

Ella gritó y se quitó de encima de él de un salto. El chico se quedó quieto en el suelo por un momento.

—Lo siento mucho —Hana se inclinó y le ayudó a ponerse en pie.

Tenía el pelo negro verdoso y los ojos verdes. Tenía pecas a lo largo de sus dos mejillas. Lo que le llamó la atención fue el hecho de que era más alta que él. Hana era alta para su edad, pero le dijeron que eso era normal. A pesar de ello, era más alta que todos los chicos de su clase.

—Está bien —dijo el chico, frotándose el cuello.

La pelirroja recogió el cuaderno del suelo y se lo entregó. Él le entregó su bolso con los libros.

—No debería haber dejado de caminar de...

De repente, apareció Death Arms agarrando una torre de teléfono que se estaba cayendo antes de que tocara el suelo. Hana estaba a punto de disculparse de nuevo con el chico pero éste corrió hacia la multitud que se estaba congregando. El héroe profesional dio un salto y se abrió paso entre la multitud.

Hana decidió seguirle. Empujó su bicicleta entre la multitud y se puso al lado del peliverde.

—¿Cuándo terminará esto...? ¡No puedo ir en bicicleta hasta el instituto! —Hana observó cómo otro héroe saltaba por encima de la multitud.

Hana no sabía su nombre, pero un grupo de chicas cercano chillaron al verle.

—¿Quiénes se enfrentan? —preguntó el chico de pelo verde saltando para intentar ver—. ¡¡Es Kamui Shinrin!! ¡¡Una joven promesa que últimamente está pegando fuerte!!

Hana no estaba segura de con quién estaba hablando.

—Primero preguntas y luego pegas la parrafada, chaval —un hombre se volvió al chico de pelo verde—. ¡Tú eres un friki!

Eso sí que parecía correcto.

—Uh, bueno... —dijo el chico, ahora avergonzado.

Hana se rió ante eso, lo que hizo que el chico se sonrojara más.

El villano lanzó a Kamui Shinrin a un lado, pero éste aterrizó perfectamente en el suelo.

—En plena hora punta haces uso indebido de tus poderes y cometes un robo con violencia. ¡Eres la encarnación del mal!

Hana resopló y el chico la miró confundido.

—¿Todos hablan como oradores motivacionales o sólo él? —bromeó.

El chico se sonrojó y sonrió con torpeza.

Al parecer, Kamui Shinrin estaba a punto de hacer su movimiento característico cuando una mujer gigante se dejó caer y pateó al villano fuera de las vías del tren y al suelo. Hana parpadeó mientras la gente (los hombres) hacía fotos.

—¡Pan comido para la próxima heroína más sexy del mundo! —se dio la vuelta y saludó—. Hola a todos, ¡hoy es mi primer día! ¡Podéis llamarme Mount Lady! ¡Tranquilos, que yo os salvo el trasero!

La gente empezó a vitorear salvajemente. Más hombres hicieron fotos. La mujer volvió a su tamaño normal y puso al villano en retención. Mount Lady saludó a la multitud con una gigantesca sonrisa en la cara. Hana no pudo evitar sentir que era falsa.

La multitud comenzó a dispersarse. Hana observó cómo el chico de pelo verde se dirigía hacia donde había caído el villano. Se subió a su bicicleta y avanzó. Iba murmurando para sí mismo. Escribía muy rápido en su cuaderno. Hana se inclinó sobre su hombro, curiosa.

—Tomando notas, eh. ¿Es que quieres ser un héroe? —le preguntó el hombre de antes con una carcajada.

El chico se dio la vuelta y esbozó una amplia sonrisa.

—¡Sí! Más que nada.

Hana llegó tarde al instituto, pero no pareció que mucha gente se hubiera dado cuenta. Llamó a la puerta del despacho de la orientadora.

—¡Adelante!

Hana parpadeó ante el despacho vacío. ¿Había oído mal?

—Oh, lo siento —la orientadora se levantó de repente en su asiento detrás de su escritorio.

La señorita Aoki era una belleza de pelo rubio y ojos verdes. A veces, cuando Hana se aburría y terminaba sus estudios, se sentaba con ella en su despacho. A la Srita. Aoki le gustaba hablar... mucho. Hana no estaba muy segura de cuál era su quirk y, sinceramente, no sentía la necesidad de preguntar.

—Yo... tengo este formulario de inscripción para U.A. Me dijeron que te lo diera a ti —Hana le entregó el papel.

—Pensé que no querías entrar en el trabajo de héroe —la señorita Aoki la miró por encima del formulario.

Sus gafas estaban sujetas a una cadena, pero parecía que nunca las usaba.

—Mi padre me convenció de que al menos rellenara una solicitud. No es que vaya a entrar de todos modos —Hana se rió.

La U.A. tenía un rango de aceptación inferior al 2%. No les interesaría una chica que habla con plantas.

—¿Esa es la escuela a la que fue All Might? —preguntó la Srta. Aoki.

Asintió.

—Oh, es tan encantador. Una vez me salvó —la Srta. Aoki se mordió el labio inferior y comenzó a abanicarse.

Hana miró el póster de All Might en la pared. Se aclaró la garganta, sacando a la mujer mayor de su trance.

—Lo siento, eso fue... muy inapropiado de mi parte —la señorita Aoki parecía avergonzada.

—No pasa nada, es... encantador... supongo...

All Might era el único héroe que ella se molestaba en seguir. Era el símbolo de la paz, después de todo. Siempre que salía en las noticias, lo veía con admiración.

—Bien, señorita Hana. Lo enviaré lo antes posible —dijo con una sonrisa jovial.

—Gracias —agradeció y salió del despacho con un suspiro.

—Oh, hola, Hanna.

Hana se detuvo y se giró para ver a Tsuyu Asui. La chica de pelo verde oscuro le dedicó una sonrisa. Hana asintió y saludó con la mano.

—Hola, Asui. ¿Vas a ver a la señorita Aoki?

—Ya te lo he dicho, llámame Sui —regañó Asui.

Hana sintió que sus orejas se tornaban rosadas. Comenzó a disculparse salvajemente.

—Lo siento, se me olvidó... Dios, perdona-

Asui la interrumpió.

—Está bien. Tengo que entregar esta solicitud para la U.A..

Hana parpadeó y se metió las manos en los bolsillos del uniforme.

—Oh... yo también presenté un formulario... —Hana no estaba segura de por qué se sentía cohibida.

—¿De verdad? ¡Eso es genial! Sin duda vas a entrar —Asui asintió con la cabeza.

—La verdad es que, de todas formas, no me interesa. Deberías entrar tú antes que yo —Hana miró al suelo, dando golpecitos con el pie.

—Espero que entremos las dos —dijo Asui con una sonrisa despreocupada.

—Sí... tengo que ir a clase. ¡Adiós A- Sui! —Hana salió corriendo.

Asui la vio salir corriendo y negó con la cabeza, mirando al cielo.

Hana miró por la ventana del tren. Su música estaba muy alta; tanto que se podía oír desde el otro lado del tren. Su bicicleta fue derribada y un hombre la miró mal; se había tropezado con ella.

—¡Lo siento! —Hana se disculpó y recogió su bicicleta del suelo.

En momentos como éste deseaba poder volar. Odiaba ir en tren. Llegó a su parada y bajó su bicicleta del tren. Su música seguía sonando en sus oídos. Tarareó mientras volvía a casa en bici.

Hana miró los árboles al pasar. Los cerezos en flor acababan de florecer. Pensó en Sui y en su formulario. Por mucho que no quisiera admitirlo. Sólo quería saber que alguien pensaba que su quirk era... lo suficientemente bueno.

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