Una puerta se abrió.

Volteó para ver si él lo había notado. No lo hizo.

Con duda, pasó por la puerta que emanaba una luz roja brillante y se adentró a lo que sea que estuviera allí.

Con árboles rojos y un piso color negro, parecía que estaba en un bosque. Avanzó un poco más, con cautela, y se encontró con un lago rojo con un brillo casi cegador. A la otra orilla del ente de agua, yacía un hombre con sombrero y una caña de pescar. ¿Quién era y qué hacía él ahí? Se suponía que ella, Andrew y Charlie eran los únicos que sabían de este lugar.

Avanzó hacia la figura de otro lado del lago, mientras escuchaba suavemente gritos a lo lejos de alguien familiar pidiendo ayuda, cada paso que tomaba daría paso a otro grito, y así, sin importarle, siguió caminando hasta su objetivo. No era un hombre como tal; tenía un sombrero y una caña de pescar, parecía que era algún tipo de cocodrilo.

—Ven, siéntate conmigo un rato. —Pidió el pescador. Miró la puerta aún abierta a lo lejos, y con duda, se sentó al lado del sujeto. ¿Qué quería decirle?

—Deja al demonio con sus demonios. —Dijo. Cassidy entendió a lo que se refería. Afton. Lo tenían que dejar ir, pero él no quería. Por más que quisiera irse, no podía dejarlo solo. Debía ayudarlo.

—Pero... Tengo que-

—Descansa tu propia alma. No hay nada más. —Concluyó.

Lo observó por un momento. ¿Podría hacerlo? ¿Descansar una vez por todas, por fin reunirse con los demás y tener juntos su día más feliz?

Miró al lago.

Algo dentro de él era intrigante. Sentía cómo la llamaba, a través de su brillo poderoso e impotente.

Tenía que ir ahí.

Se levantó.

Miró por última vez a la puerta.

—¿Y... Qué pasará con Andrew? —Ella preguntó —¿Él... Vendrá aquí?

Él asintió.

Confiando en el sujeto, se acercó lentamente al lago, y su brillo comenzó a aumentar a medida que se adentraba lentamente en el cuerpo de agua.

Espera, no.

Andrew no lo haría. Su alma aún estaba llena de odio y rencor.

—No, ¡NO! —Volteó a ver al pescador  —Él no vendrá. Tengo que ir con él. —Trataría de levantar uno de sus pies para salir del agua; pero este no salió, y en cambio, sintió cómo era atraída con fuerza hacia el fondo del lago.

Volvió a intentarlo, esta vez con su otro pie y con ayuda de sus manos, y el resultado fue el mismo; una fuerza la jaló de vuelta al lago, con más intensidad que antes, llevándose más de ella como resultado.

—¡DÉJAME SALIR! Él me necesita —Suplicó, mirando otra vez a quien estaba a la orilla del lago; se mostraba indiferente hacia ella, incluso podía decir que la estaba ignorando, como si lo que estuviera pasando fuera algo normal de ver. ──Por favor...

Sintió como lentamente el agua seguía absorbiéndola, jalándola hasta el fondo de el como si de arena movediza se tratase; mientras más fuerza hacía para salir, más hondo se iría.

Lo único que quedaría de ella sería su mano extendida en la superficie, con la esperanza de que alguien iría allí y la ayudara a salir.

Y esperó. Esperó hasta que todo su cuerpo se hundió y no quedara rastro de ella.

Todo se volvió oscuro.

“Cassidy.

Tienes un nuevo propósito ahora.

Arregla los errores que se han cometido. Libera a los encadenados, lucha por la paz que merecen, y obtén tu final feliz.

Las consecuencias de su actuar van a llegar. Algo nuevo vendrá. Tu deber es detenerlo y tumbar su reinado de terror y perversión.

Sólo así podrás encontrar la felicidad que tanto buscas.

Suerte.”

Despertó en una habitación, con hongos y rocas brillantes rodeándola en cada esquina.

Un hombre barbudo de prendas rojas se presentó frente a ella con una espada en sus manos. Se le hacía... Extrañamente familiar.

──Estás viva. Eso es bueno. ──Le tendió la espada ──Toma la espada de luz y ve. ──Hizo lo que le pidió y se volteó, dándole la espalda al contrario.

Vio unas puertas a lo lejos y las cruzó. Era tiempo de cumplir su propósito.