Esa mañana.

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Capítulo 1.

La vida es como un juego de ajedrez, a veces debes pensar muy bien las cosas para poder llegar a tu meta, superando los obstáculos que se te presentan en el camino. El tablero sólo está allí, representando el área en donde estás, tu lado del tablero tiene las piezas a tu favor, las cuales ayudarán a que puedas defender tu territorio y evitar que pierdas en una partida. Pero, ¿Que es un juego sin los adversarios contrarios?. En ajedrez siempre debes jugar con alguien más, ya que después de todo, es un juego de 2, el cual consiste en la rapidez y agudeza mental que tengas para poder ganar en el juego. Suena fácil. Pero eso es en el juego.

Como dije, la vida es como un juego de ajedrez, pero aveces este juego es más complicado de lo que suponías.

Estaba en una nueva escuela. Caminando malo que sería mi nuevo salón de clases. A pesar de ya suponerse que ya era la hora escolar, habían aún estudiantes en aquel pasillo. Tal vez hablando algo entre ellos o cosas que para mí no son de mi incumbencia, pero no podía levantar la mirada de aquel pasillo, el cual irónicamente, estaba diseñado como el típico tablero de ajedrez en blanco y negro. Lo que me hizo que se volviera a venir a mi mente el hecho del porque me había mudado reciente a esta nueva ciudad.

Los problemas en las escuelas son algo frecuente, yo no soy de buscar problemas, pero, ¿Que ocurre cuando tú eres el problema? . No lo podía evitar, no importaba cuanto tomará mis pastillas recomendadas por el psicólogo, el seguía allí, esperando una oportunidad para arruinarlo todo.

— Este año será diferente —me dije a mi mismo viendo el letrero que indicaba el número del salon— clase 2 B...

Pronuncie lo último como un susurro antes de soltar el aire que tenía retenido.

— Aquí voy —.

Inmediatamente abrí la puerta. No era una sorpresa que al hacerlo la mirada de todos los presentes recayeran en mi, era imposible no ponerme nervioso, pero sin embargo, empuje todos esos nervios y di el paso hacia dentro, cerrando la puerta detrás de mí.

— ¿Eres el nuevo estudiante?—la voz tranquila del profesor resonó asiendo que pusiera mi completa atención.

— Si, me dijeron que este sería mi salón de clases —ya podía sentir como las palmas de mis manos se humedecían de sudor.

—Oh, si ese es el caso, bienvenido a School bears—se levanto de su asiento— Muy bien, preséntate a tus compañeros.

Esa fue mi señal, era el momento de poder dejar mi oscuro pasado atrás y ver hacia un blanco futuro.

Entre risa, susurros y algunas miradas raras hacia mi, tome aire por segunda vez consecutiva para hablar.

— Hola, como se habrán dado cuenta, soy nuevo en esta institución, me mudé por cuestiones difíciles que ocurrieron en mi escuela anterior, así que espero iniciar de nuevo—mi rasque mi cabellera marrón desordenando un poco mi cabellera— me llamo Freddy, será un gusto el conocerlos a todos ustedes— Sonreí de manera leve.

— Ok, si eso es todo, elije donde te puedes sentar, iniciaremos pronto la clase.

Tache la casilla de mi lista imaginaría, "presentarse sin cometer un error" lista. Ahora solamente necesitaba enfocarme en una de las cosas más importantes al llegar a una escuela nueva, donde me voy a sentar.

Avancé entre los pupitres de los demás, los cuales no prestaron mucha atención en mi camino de encontrar asiento.

Anticipé mi mirada, buscando los posibles puestos correctamente disponibles. Me encontré con los que estaban vacíos, junto con solamente tres personas ocupando los asientos al rededor, dos chicos y una chica.

El pelirrojo a mi izquierda tenía todas las mesas a su alrededor vacías, aunque su mirada aguda y postura algo confiada me dieron la sensación de que era alguien problemático, pero el tener a alguien que me defendiera cuando lo necesitará sería un punto a mi favor.

El otro era una chico de lentes, cabello morado y lago hasta sus hombros, tenía un aire intelectual, y parecía estar prestando atención en todo momento a la clase, por lo que deduje que era un cerebrito, por lo tanto, sería un buen compañero en cuanto a estudios.

Por último mire a la chica rubia. ¿Que raro? Ni la conozco, pero parece emocionada con mi presencia, ¿Acaso es de esas chicas raras y enérgicas? Por su forma tan insistente con la que movía su mano, era más que obvio de discernir que lo que quería era que me sentara junto a ella. Aunque fuera un acto raro, parecía una chica amable, por lo que tuve que considerar el sentarme a su lado.

Ya tenía a los que estaban a mi alrededor, lo que faltaba era elegir por el momento un equilibrio entre ellos.

No pude ver cuándo mi pie chocó con la pierna estirada del pelirrojo provocando que la física hiciera su trabajo llevando mi cuerpo al suelo.

— ¡Ahhh!—.

Grité al momento de chocar con fuerza.

—¡¿Eh?! ¡¿Wath ath fuck?! — pude escuchar del chico pelirrojo—¿Acaso no vez por dónde vas o que?— Hablo incorporándose de donde estaba sentado.

Al recobrar un poco el sentido, tuve que admitir algo, ese chico era impresionantemente alto.

— A ver, déjame...— no termino de hablar el chico cuando alguien le abofeteó con fuerza su mano.

—¡ Aeden!¡No puedo creerlo, apenas llega el nuevo y ya estás golpeándolo!— la rubia confrontó de manera histérica al pelirrojo.

—¡¿Que?! Molly, tu lo viste, el se callo al chocar contra mi pierna, no tuve nada que ver— se defendió inmediatamente el chico.

La chica de manera sobre exaltada se fue acercando más al chico. Me quedé atónito cuando vi a la pequeña chica rubia arrinconar al gran pelirrojo, parecía una bestia feroz jugando con su presa.

—¡Siempre es lo mismo contigo, siempre te metes en problemas!¡Acaso no puedes tener un poco de pudor por lo menos!¡Tenencuentaqueestamosenunnuevoañoescolarporlotantonoseguiresoportandocomotutevuelvesunmaniaticoacadarato...—

Si dije que la rubia era rara, pues me corrijo, era una rara con un carácter pesado funcionado con un muy agudo acaso de verborrea vigente. La forma en la que estaba regañando al chica era impresionantemente rápida, tanto que no respetaba las pausas para hablar.

— P-pero... E-espera... V-vamos a- a calmarnos un poco— en un torpe anto de detener la metralleta verbal de la rubia, el chico trato en un vano intento de acallarla.

Me incorporé, limpiando un poco, mi pantalón en el proceso.

— Debesdartecuentaquetusaccionestienenconsecuen...— no terminó de hablar la chica debido a que ella se dio cuenta que una de sus manos había chocado con mi cara.

Maldije a mis adentros mientras mi cuerpo se iba de espaldas. Para mal o para bien, fue que no sentí el golpe del suelo en el instante, pero para mal, era que no estaba callendo sólo.

El sonido del pupitre callendo junto conmigo y el chico de lentes se hizo presente en el salón.

Mi corazón latía a una gran velocidad mientras trataba de reincorporarme. Pero me quedé estupefacto al ver al chico a mi espalda, no parecía afectarle el que yo cayera encima suyo, la
gente normal hubiera reaccionado al igual que yo, pero no ocurría con ese chico, es más, estaba solamente dormido, roncando como un oso.

—¿Que le pasa a este sujeto? ¿A estado dormido todo este tiempo?—pregunte en voz alta a mi mismo.

En menos de solamente 1 minuto, pude ver que todo se había arruinado para mí.

Aplausos, aplausos solamente era la forma de decirle a la vida que la admiraba en su trabajo de arruinarme mi nuevo inicio. Era increíble, mi plan se había estropeado de un momento a otro, me sentía enojado, terriblemente irritado, quería solamente gritar de la impotencia.

— ¿Vez? ... Adonde sea que vayas no puedes hacer nada bien... A menos de que yo esté allí —.

Cualquiera pensaría que ese fue alguien más hablando, alguien que se acercó para decirme esas palabras. La verdad no, y odiaba que no fuera así. Allí estaba el, hablándome de nuevo, aquel ser que sólo podía atribuirle la culpa de estar en donde estoy.

—¡Ya cállate!—

Grité histérico. Creando que todos me miraran de manera rara.

—¿Eh? ¿Que está pasando?¿Ya acabo la clase—el chico de pelo morado parecía estar despertando de su sueño profundo por fin.

—¡Ya fue suficiente!— la voz autoritaria del profesor resonó en el salón con un tono de irritación.

El llegó a donde estábamos, mirándonos con total reproche a nosotros cuatro.

— Cuando acabe la clase, todos ustedes se quedarán a organizar el salón— pronunció el profesor, sin siquiera mirar o preguntar sobre el por que estábamos en esa situación.

Los cuatro estuvimos de acuerdo con nuestras reacciones. Cada uno soltó un aire mientras que la palabra "¿Ah?" Salía de nuestros labios.

— Creo que tendremos tiempo para ver cómo se desarrolla esto... Jeje—mi cabeza volvió a hablar, mientras esa risa irritante se hacía escuchar.

Como dije antes, la vida es como un juego de ajedrez, aveces ganas, aveces pierdes, todo está entre el blanco y el negro, lo bueno, y lo malo. Pero... ¿Que sucede cuando tú tienes todas estas cosas en ti? O mejor dicho, ¿Que pasa cuando tú eres tu propio enemigo?.



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Esta es una historia que no será como mis otras historias, cada capítulo será corto, y tal vez uno más largo que otro pero no pienso alargarlo mucho.

Espero les haya gustado. Recuerden dejar su comentario y darle una estrella para seguir viendo cómo desarrollo está historia, me despido. Cuídense.

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