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:・* Verbena*・:

Yoongi se había levantado temprano para poder arreglar las flores de Jimin a tiempo y no tener algún contratiempo como fue el pincharse con las espinas el día anterior. Sus padres aún no salían de la habitación y al parecer su hermano seguía durmiendo, por lo que se aventuró al jardín delantero a buenas horas de la mañana.

Ese día había pensado que podría tomar más que una flor o un pequeño ramo, ese día podía llevarle más, ya que a Jimin le encantaban. De todas formas, su madre tenía muchas en casa, no le harían falta unas cuantas.

Ese día tomó el guante de cocina de sus padres y su tijera, teniendo mucho cuidado con las espinas de esas flores o las que estuvieran a su alrededor, no quería resultar herido.

Guardó algunas flores en su lonchera y tomó otras iguales a esas, solo que eran de color amarillo.

Lo que el pequeño Min Yoongi no notó, fue el espantoso abejorro que descansaba en una de las flores amarillas, la cual fue tomada de golpe y colocada en la lonchera.

El gordo abejorro voló molesto fuera de la lonchera, posándose sobre el brazo derecho de Yoongi, quien golpeó la zona con su mano izquierda al sentir las extrañas patitas sobre su piel.

Grave error.

El aguijón del abejorro se enterró en el brazo del pequeño pálido, quien chilló con dolor ante el punzón. Tomó rápidamente la lonchera y corrió de vuelta a la casa, notando que el abejorro no estaba más, pero la pequeña punta de su cola, estaba en su brazo, el cual comenzaba a dolerle y a hincharse.

Si mamá o papá ven esto, sabrán que estuve en el jardín temprano.

Intentó no llorar por el dolor y ardor que sentía en su brazo, mordiéndose el labio y secando las lágrimas para aguantar a llegar al colegio, ahí podrían ayudarle y pensarán que había abejorros en la institución. Parecía un plan perfecto.

Lo que no era tan perfecto, es que Yoongi es alérgico, por lo que su brazo se hinchó el doble de lo que normalmente se hincha.

Cuando vio su brazo de ese enorme tamaño, quiso lanzarse a llorar con sus padres, pero tuvo que aguantarse, ya que no se le ocurría otra forma de cubrir sus acciones. Se colocó un suéter envuelto en ese brazo, con la excusa de que lo llevaría por su hacía frío más tarde, aun cuando estaban en verano.

Cuando llegó a su salón, notó que no había ningún niño aun, por lo que colocó las flores en su lugar con una nota que había escrito la noche anterior, en donde decía lo mismo que la anterior, solo que en color morado.

Se permitió el llorar con fuerza cuando terminó de colocar la sorpresa de Jimin, asustado por el tamaño que su brazo había adquirido. Minutos después la maestra llegó al salón, seguida de Jimin, quien al ver el estado de Yoongi, corrió asustado hacia él.

― ¿¡Yoonie, qué te pasó!? ―Jimin sintió sus ojos llenarse de lágrimas, el brazo de Yoongi estaba muy hinchado y casi morado, por lo que la maestra corrió rápidamente donde las enfermeras, quienes estaban ahí desde temprano.

―M-me pico un animal―el pequeño rubio comenzó a llorar junto a su amigo, intentando quitar las lágrimas que bajaban por las pálidas mejillas.

―Yoongi, Jimin. Vengan―la maestra de ambos niños corrió hacia ellos y los tomó de las manos, aunque el rubio no quería soltarse de Yoongi, por lo que corrió a su otro extremo y su abrazo a su brazo sano.

Las enfermeras quitaron el aguijón y aplicaron algunas cremas para el brazo de Yoongi, inmediatamente llamando a los padres del menor, ya que se notaba que era alérgico a las picaduras.

Jimin en todo momento se quedó al lado de Yoongi, su manito entrelazada con la del pálido, intentando darle algo de aliento. Incluso había llevado las flores que encontró frente a su mesa, pensando en que podía mostrárselas a Yoongi y que este no se concentrara en el dolor.

―Bien, los padres de Yoongi están aquí―la enfermera habló y la maestra ayudó a Yoongi a bajar de la camilla, limpiando su rostro con toallitas para bebés.

―Señorita ¿puedo acompañar a Yoonie a su auto? ―la maestra asintió con una pequeña sonrisa, llevando al par de niños hacia el auto.

No sabía cómo había pasado, Yoongi solo le había dicho que el abejorro le persiguió desde la entrada del colegio.

Jimin sonrió cuando los padres de Yoongi lo abrazaron al verle el brazo tan hinchado, ambos llenando de besos al menor, quien a penas había podido dejar de llorar. Sostenía la mochila de su amigo, esperando a que los padres lo tomaran.

―Hola cariño ¿cómo te llamas? ―la madre le preguntó al rubio, mientras su esposo hablaba con la maestra.

―S-soy Jimin, un gusto―el rubio hizo una pequeña reverencia, entregándole la mochila a la madre de Yoongi.

Soora recordó las palabras de la maestra hace algunos días, sonriendo al ver al pequeño que Yoongi estaba cuidando últimamente.

―Un gusto pequeño, me encargaré de que Yoongi mejore, no te preocupes―su corazón punzó cuando vio los ojos rojos y nariz colorada del pequeño, notando que había llorado por su hijo. ―algún día podrías venir a casa y jugar con Yoonie.

El pequeño rubio asintió, aún demasiado concentrado en ver a su amigo, quien comenzaba a dormirse en los brazos de su madre.

―Le diré a mi mami―la adulta sonrió y vio cómo su esposo se acercaba a ella.

―Las enfermeras colocaron unas pomadas en el brazo, pero sería bueno el llevarlo al médico, para que le de los medicamentos adecuados―los padres asintieron y entraron al auto nuevamente, despidiéndose de la maestra y el pequeño rubio.

Yoongi se sentía fatal por la picada del abejorro, pero estaba feliz de que a Jimin le hayan encantado las flores, al menos.

Lo que no supo, es que había dejado su lonchera en el salón, el pequeño rubio notando que en ella había pétalos de la misma flor que había recibido y un lápiz de color morado al lado.

mxyoongx.

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