Capítulo 75

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Narra Hulk:
Todavía me quemaban las manos, después de haber estado posadas en la cintura de Chloe.
Puto Hamilton, ya podría mirar por dónde va...
Y en el fondo le estaba agradecido, si no hubiera sido porque el de Mercedes piensa que el Paddock es un circuito para su patinete... No hubiera podido tenerla tan cerca esos segundos...
Tomé aire, intentando que su olor se despegara de mí después de aquel abrazo.
¿Qué coño estás haciendo, Nico?
Me sentía estúpido, el más imbécil de todos, no por haberla dejado ir, porque todos sabemos eso que dicen, de que si quieres a alguien debes dejarlo ir. Chloe ahora era feliz, y eso era lo único que yo necesitaba, que ella estuviera bien, aunque no fuera conmigo.
Pero joder, ¿cuándo iba a dejar de pasearse por mi cabeza?
Estaba esperando en la puerta del box, a que llegara mi jefe. Me tocaba darle una noticia que no le iba a gustar escuchar...
Cyril Abiteboul no tardó en aparecer.
-Señor, tengo que hablar con usted un momento- dije, sin mirarlo a los ojos.
-¿Qué quieres Hulkenberg? No tengo tiempo para tus tonterías.
El corazón se me aceleró.
-Ricciardo no va a poder salir en la segunda sesión de libres.
-¿CÓMO?
-No se encuentra bien, señor.
Abiteboul soltó un alarido que seguro se pudo oír en la otra punta del Paddock.
Di gracias porque se había largado sin decir nada más. Aquel hombre me odiaba, lo sabía, y lo tenía asumido, pero me destrozaba la forma en la que me menospreciaba; para él, Daniel era la estrella, y yo... Bueno, yo solo le servía para rellenar el equipo.
*Conversación de WhatsApp*
Nico: Ya se lo he dicho al jefe.
Daniel: Gracias tío, siento que hayas tenido que ser tú.
Nico: Sin problema. Oye, creo que Abiteboul ha ido a buscarte.
Daniel: No me encontrará, estoy en la habitación de Max.
Nico: Oye Daniel.
Daniel: ¿Sí?
Nico: No puedes seguir con esa mierda.
Daniel: Sabes que no puedo evitarlo.
Nico: Sabes que yo no voy a decir nada, pero puedes hundir tu carrera deportiva tú solo.
Daniel: No te preocupes por mí, lo superaré.
Nico: Cómo?
Daniel: Aún no lo sé, necesito tiempo.
Nico: Es por Alex, verdad?
Daniel: Da igual por lo que sea.
Nico: Pero es por ella.
Daniel: Puede ser.
Nico: Hablaré con Chloe.
Daniel: No, Nico, con Chlo no.
Nico: Ella sabrá ayudarte.
Daniel: Ya lo hablaremos más tranquilamente, tío.
Nico: Se te acaba el tiempo, Daniel, tienes que buscar una solución.
Daniel: Suerte en los libres.

Guardé mi móvil en el bolsillo, y tras tratar de sacar de mi cabeza la imagen de Chloe abrazada a mí minutos antes (sin conseguirlo, claro), continué preparándome para la sesión de entrenamientos.

Narra Carlos:
-Te he dicho que no voy a salir- dije, asegurándome de que mi voz atravesara la puerta.
-Dame una explicación, Carlos- podía oír la voz de Lando con claridad.
No pude contestar, porque estaba ocupado escuchando toda la mierda que tenía que decirme la sombra que me observaba desde el rincón opuesto al que yo me encontraba.
"No podrías haberlo hecho peor en el entrenamiento de hoy"
Me tapaba los oídos con fuerza, pero no era suficiente.
"Solo eres un crío mimado, si no fuera por tu padre no estarías aquí"
No podía más.
"No llores, cobarde"
No podía evitarlo.
"Cualquiera lo puede hacer mejor que tú, enchufado"
Mi respiración se agitaba por momentos.
"Te cogieron en Mclaren porque tienes un patrocinador, no por tu talento"
Me estaba haciendo sangre en las palmas de las manos, al clavarme las uñas cerrando los puños con fuerza.
"Inútil"
La boca me sabía a sangre.
Los gritos de Lando al otro lado de la puerta me mantenían en la realidad.
Intentaba concentrarme, para no dejarme ir, pero me costaba demasiado, me suponía un esfuerzo desmesurado.
"No eres capaz de hacer nada por ti mismo"
Tal vez era cierto, y no servía para nada, por eso no era capaz de salir solo de aquella situación.
-Carlos, respóndeme, por favor.
No me salían las palabras, tenía mucho calor de repente y me estaba empezando a ahogar.
"Pareces un crío, Sainz"
Estaba tirado en el suelo, traté de incorporarme, pero me fue imposible; me temblaban las manos, las piernas, todo el cuerpo.
"Carlitos no es capaz de cuidarse solito"
La voz canturreaba, y podía oírla con total claridad, como si estuviera dentro de mi propia cabeza, la cual estaba a punto de estallar como una bomba de relojería.
Mi compañero aporreaba la puerta sin cansarse, esperando una respuesta que no llegaba.
-Joder, Sainz, como no contestes voy a entrar- gritó Lando nervioso.
Juro que intenté responder, pero lo único que conseguí emitir fue un gruñido frustrado.
-MIERDA- la voz del británico me retumbó en la cabeza.
"¿Va a salvarte tu amiguito? PARECES UNA PRINCESA"
Me iba a explotar la cabeza.
Oí como mi compañero ponía patas arriba todo el box, aunque no sabía para qué.
Tras un tremendo grito que me taladró la mente, el pestillo de la puerta cedió ante el fuerre golpe que atestó Lando en la puerta, con uno de los neumáticos de lluvia.
Me estaba sujetando la cabeza como bien podía cuando el chico se arrodilló a mi lado, abrazándome con fuerza, y sujetándome la cabeza para que me tranquilizara.
-Vamos Carlos, respira- susurró.
El monstruo se había escapado, había huído una vez más, gracias a la aparición de uno de los míos.
-¿Por qué?- pregunté con un hilo de voz, refiriéndome al empeño que tenía el chico en ayudarme.
-Te quiero, Carlos, eres el mejor amigo que se puede tener, ¿me entiendes?

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