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Lucía como si hubiera sido desalojado de su edificio, con una caja apilada torpemente encima de otras cajas. Sentado en la acera de la construcción en una tarde de fin de semana, la luz del día se desvanecía lentamente, reflejando la oscuridad que ha invadido su mundo. Sus fanales apesadumbrados y llenos de tristeza miraban fijamente el pavimento, mientras sus piernas se encogían hacia su rostro en un gesto de desesperación. En ese momento, su inspección se elevó y se halló con unos pies femeninos justo frente a él. Siguió el camino ascendente con su mirada y notó que pertenecían a Yoo Jimin, su exnovia. Ella, sin vacilar un segundo, acomodó su falda de jean y se sentó a su izquierda, emanando una serenidad que contrastaba con el caos que sentía en su interior.

—Te ves... mal.—comentó Jimin suavemente, su voz cargada de preocupación y compasión. Sabía que algo andaba mal, y aunque ya no estaban juntos, aún le importaba profundamente.

Seungmin dejó escapar un suspiro fatigado, su organismo vencido por el cansancio. Apoyó sus brazos sobre sus rodillas alzadas, mirando a su exnovia con una mezcla de engorro y resentimiento. Era evidente que su visita a su departamento no era una mera coincidencia. Jimin vivía en los edificios más cercanos a la universidad, y ninguno de los amigos de ella residía en esa zona. Era obvio que Jimin ha venido con la intención de seguir hiriéndolo emocionalmente.

—La maldita Policía del Reino de Tailandia me desvalijó... destrozaron todo el cuarto oscuro, Yoo Jimin. Mi proyecto, mis pasatiempos, todo se ha ido a la mierda. Y para colmo de males, aquí estás tú, fingiendo que todo está bien.—expresó Kim Seungmin con un destello de locura en su mirada, evidenciando el impacto que los detectives y la situación han tenido en él. 

Debido a que la frustración y el resentimiento se entrelazaban en las palabras de Seungmin, entretanto luchaba por contener su ira. Sentía que los detectives habían detonado algo dentro de él, desencadenando una tormenta de emociones que amenazaban con consumirlo por completo. Pero entonces Jimin asintió, demostrando que comprendía el punto de vista del castaño. Sin embargo, ella movió sus manos en negación, su mirada mostraba una pizca de vergüenza.

—Yo solo vine a disculparme, Seungmin.—explicó Jimin, su habla llena de sinceridad. Empero, Seungmin frunció el ceño, confundido ante esa revelación.

—¿Disculparte?—repitió, su voz reflejando su incredulidad. No podía entender por qué Jimin se disculparía después de todo lo que había sucedido, recordando su soberbia.

—Fui una verdadera perra contigo. No supe valorar lo que teníamos y cometí errores imperdonables. Tú fuiste la forma más hermosa que la vida me ha mostrado de que vale la pena arriesgarse a amar, pero como siempre, arruiné todo.—Jimin bajó su visión, sintiendo el peso de sus propias acciones. Una mezcla de arrepentimiento y tristeza se reflejaba en sus ojos mientras hablaba con sinceridad.

Kim Seungmin escuchó las palabras de Yoo Jimin, su rostro mostrando una combinación de sorpresa y dolor. A pesar de todo lo que había sucedido entre ellos, las palabras de Jimin resonaron en su corazón, recordándole los momentos felices que compartieron y la conexión que una vez tuvieron.

El silencio se instaló entre ellos, dejando espacio para la reflexión y la posibilidad de una reconciliación, o es lo que ella esperaba porque él no quería tener ninguna relación con ella. No obstante, no quitaba el hecho de que Seungmin necesitaba escuchar esas disculpas de ella desde que eso pasó. Seungmin dejó escapar una risa nasal, reconociendo la verdad en las palabras de Jimin. Su risa resonó en el aire, mezclándose con la risa de ella. En ese momento, ambos se dieron cuenta de que Seungmin había perdonado a Jimin por sus errores pasados.

—Sí, definitivamente fuiste una perra...—dijo Seungmin entre risas, su tono revelando que había dejado atrás el resentimiento y el dolor.

Jimin se unió a su risa, aliviada y agradecida por la oportunidad de redimirse. En ese instante, la tensión que había existido entre ellos se disipó, dejando lugar a una nueva conexión basada en el perdón y la posibilidad de un nuevo comienzo. 

—Igual deberías sentirte bien, Seungmin. Beom no es para tanto.—comentó Jimin con picardía. Ella chocó su hombro contra el de Seungmin, una sonrisa traviesa en su rostro.  Seungmin no pudo contener la risa, sabiendo exactamente a qué se refería Jimin con su comentario sobre la experiencia sexual con Beomgyu. Ambos compartieron un momento de complicidad, recordando los detalles íntimos que han compartido en el pasado. Pese a la ruptura, la conexión entre ellos seguía presente, y podían reír juntos de los momentos compartidos.

—Eso en verdad que me hace sentir bien.—replicó Seungmin, su risa mezclada con nostalgia y diversión. Era un recordatorio de los momentos vividos y de cómo habían crecido y aprendido juntos. Yoo Jimin asintió, disfrutando de la risa compartida y la complicidad que aún existía entre ellos. 

Después de un breve momento de risas, el ambiente se volvió sereno y el silencio llenó el aire. Jimin miró el edificio y luego a Seungmin, su rostro reflejando una mezcla de preocupación y curiosidad. No pudo contener la pregunta que había estado rondando en su mente y decidió compartirla con su antiguo novio.

—¿Crees que algún día encuentren a Mintara?—escudriñó Jimin, su berrido llena de incertidumbre y anhelo. 

Seungmin se sumió en un breve silencio, su mente inmersa en los pensamientos que han estado presentes desde la desaparición de Mintara. Observaba como día tras día surgían nuevos casos de femicidios en todo el mundo, y cada vez que una mujer desaparecía, el temor de que nunca regresara o, peor aún, de que regresara sin vida, se apoderaba de él. La oscuridad de la realidad golpeaba su corazón, recordándole la crueldad y la injusticia que muchas mujeres enfrentaban. Sentía una mezcla de impotencia y miedo, sabiendo que Mintara también estaba expuesta a esos peligros.

El peso de la incertidumbre y la angustia se reflejaba en los ojos de Seungmin mientras finalmente rompía el silencio.

—¿Desde cuándo te importa tanto Mintara? Pensé que no te agradaba.

—Es cierto que en el pasado no tuve la mejor relación con Mintara, pero eso no significa que no me importe el bienestar de las mujeres. Todos merecen ser tratados con respeto y tener la oportunidad de estar a salvo. Aunque nuestras diferencias hayan existido, eso no cambia el hecho de que me preocupo por ella y tengo la esperanza de que aparezca sana y salva.—Jimin reflexionó. Ella bajó los ojos brevemente.—¿O tú piensas lo contrario?

La insistencia de Jimin por conocer los pensamientos de Seungmin resonaba en su mente, creando un eco inquietante. Miró a Yoo Jimin, sus ojos fruncidos tratando de descifrar las intenciones detrás de su persistencia. De manera discreta, echó un vistazo a su alrededor, buscando cualquier indicio de algo extraño. Sin embargo, decidió no saltar a conclusiones precipitadas y optó por seguir con la conversación, aunque jugando con las suposiciones de Jimin sobre una persona en particular.

—Tengo fe en que Mintara aparecerá—emprendió Seungmin, lleno de determinación y esperanza—. Pero si me preguntas en quién desconfío...—su voz se apagó, dejando la frase en suspenso antes de continuar en un tono más bajo.—Apostaría a todas mis cartas que es Felix. 

Las palabras de Kim colgaron en el aire, creando una atmósfera de misterio y tensión. Jimin lo miró, acojonada por su revelación. Aunque la sospecha de Seungmin era solo una suposición malévola, no podía evitar sentir una punzada de preocupación por lo que le pasara a la princesa menor de la nación. No obstante, la reacción de Jimin a las palabras de Seungmin fue inmediata y fuerte. Se levantó de la acera, claramente ofendida por las palabras de quien alguna vez fue su pareja. Sus facciones mostraba una mezcla de estupor y disgusto, mientras tanto sus ojos centelleaban de indignación.

—Claro que no fue Felix.—reafirmó Jimin con vehemencia, defendiendo a su amigo.

—¿Por qué estás tan segura?

—Porque Felix es mi mejor amigo y además es el novio de Mintara. ¿Por qué su propio novio le haría algo así, Seungmin?—cuestionó Jimin, su berrido teñido de paranoia y defensa.

Seungmin rio suavemente ante la reacción de Yoo. Su risa tenía un tono de condescendencia y sarcasmo, como si supiera algo que Jimin no entendía.

—Quizás, solo quizás, Felix estaba cansado de mantener su relación en secreto, de esconderse entre las sombras sin que nadie supiera la verdad.—respondió Seungmin, su tonalidad de voz lleno de especulación y sospecha.—Y entonces... en medio de su frustración y desesperación, decidió armar todo ese plan macabro. Un plan para secuestrarla y tenerla solo para él.—Seungmin continuó su teoría, su voz baja pero clara en el aire tranquilo. Su mirada se volvió distante, como si estuviera visualizando la escena en su mente.

Las palabras de Seungmin parecían colgar en el aire, creando una atmósfera de tensión y sospecha. La idea de que Felix, la persona que supuestamente amaba a Mintara, pudiera ser responsable de su desaparición era inquietante y difícil de aceptar. Jimin se quedó en silencio, procesando las palabras del castaño. Aunque la sospecha era difícil de aceptar, no podía ignorar la lógica detrás de la teoría de Seungmin. La situación era enrevesada y llena de perplejidades, y entreambos se encontraban en medio de un arcano que parecía cada vez más ambiguo y retorcido. Empero, ella estaba segura de que Felix no podía ser el causante de todo ese drama que es el secuestro de la princesa. 

—Supones mucho de mi amigo...—pero Seungmin la interrumpe de inmediato.

—Indudablemente, Jimin. Las parejas siempre son los principales sospechosos en un caso como este, y tiene todo el sentido del mundo. ¿Has visto cómo reaccionó cuando te dije todo eso en el salón? Es impulsivo, y eso lo hace aún más sospechoso.—determinó Seungmin, bufando y desviando la mirada hacia un costado.

Ella no pudo evitar sentirse herida por las palabras de Kim Seungmin, sin embargo, también sabía que tenía una carta bajo la manga. Decidió sacarla a relucir, capturando la atención de su exnovio.

—¿Y tú qué?—chilló Jimin, completa de determinación y desafío.—Tú también tenías tus encuentros secretos con Yontararak. ¿Quieres qué suponga cosas de ti de la misma manera en que lo has hecho con mi amigo? Muy bien, hagámoslo entonces.—el aire se llenó de tensión mientras ambos se miraban fijamente, desafiándose mutuamente.—Tal vez la razón por la que la policía está constantemente sobre ti es porque tú eres el verdadero sospechoso, Seungmin. Tienes fotografías de la princesa tomadas horas antes de su secuestro, te veías con ella a escondidas. ¡No puedes decirme que eso no es sospechoso porque lo es, demonios! Tal vez te diste cuenta de que no podrías estar con ella románticamente y por eso la secuestraste. No te quedó otra opción.

Kim Seungmin se quedó en silencio, las palabras de Jimin resonando en su cabeza. Había una tensión palpable en el aire, mientras que luchaba por encontrar las palabras adecuadas para responder. La acusación de Yoo Jimin ha golpeado un nervio, y el ojicafés sabía que tenía que enfrentar las sospechas y aclarar su nombre. Sin embargo, mientras las palabras de Jimin continuaban, Seungmin notó algo extraño. ¿Cómo sabía ella sobre las fotografías si los detectives a cargo del caso nunca han revelado esa información en las noticias? Eso lo dejó perplejo, sencillamente que también le dio una extraña sensación de satisfacción.

Una sonrisa de orgullo se dibujó en su rostro, evidenciando de que ha descubierto algo que Yoo Jimin preferiría mantener oculto. Chocó sus palmas contra sus piernas y se levantó de la acera, acercándose lentamente a aquella mujer que decidió molestarlo aún más en esa tarde de fin de semana. Su sonrisa se ensanchó al ver los nervios evidentes en el rostro de su exnovia.

—Y tú, ¿cómo es que sabes sobre las fotografías si esa información es clasificada, umh?—preguntó Seungmin, su tono de voz lleno de triunfo y sospecha. La cara de Jimin palideció ante la pregunta, su nerviosismo aumentando ante su descubrimiento. Se quedó en silencio, luchando por encontrar una respuesta adecuada.—¿Vas a responder o no, Yoo Jimin?—insistió Seungmin.

En ese mismo momento, ambos se hallaban en un punto muerto, cada uno esperando la respuesta del otro. La tensión era palpable, y la verdad parecía estar a punto de salir a la luz. Pero Jimin, rápida y astuta, decidió cambiar el rumbo de la conversación, esperando que Seungmin pasara por alto su pregunta incómoda.

—Eso no importa ahora, Seungmin—dijo Jimin, desviando la atención de su propia implicación en el asunto—. Lo que me interesa es que sepas que Felix no tiene nada que ver. No por ser su novio tiene la culpa de su secuestro.—insistió Jimin, su voz llena de determinación y convicción.

Seungmin frunció el ceño ante las palabras de Jimin, sintiéndose cada vez más frustrado por sus acusaciones.

—¡Oh! ¿Entonces yo, por encontrarme con ella una vez para una entrevista por su cumpleaños, sí soy culpable?—contraatacó Seungmin, su rugido lleno de irritación y rencor. Jimin abrió la boca para responder, pero él no le dio la oportunidad.—Eres una jodida egoísta de mierda, Yoo Jimin. ¿Para eso has venido a verme? ¿Para agotarme y explotarme los huevos? ¿O tratar de sacarme de mentira a verdad?

La acusación de Seungmin colgaba en el aire, creando una atmósfera de tensión y conflicto. Jimin se quedó en silencio, sorprendida por la repentina explosión de Seungmin. Ambos se quedaron en silencio, cada uno lidiando con su propia frustración y confusión. A pesar de la tensión, ellos sabían que aún tenían que enfrentar muchas más dificultades en su búsqueda de la verdad sobre la desaparición de Mintara.

—No sé de qué hablas, Kim.—respondió Jimin, tratando de mantener la calma a pesar de la creciente tensión.

—No sabes mentir, así que deja de hacerlo.—replicó Seungmin, su tono de voz lleno de exasperación y desdén. Tomó las cajas marrones y se volvió para entrar a su casa, pero no sin antes darle un último consejo a Jimin.—¿Te doy un consejo? Yo que tú no gastaría mi tiempo en ayudar a esos detectives, porque mientras más los ayudas, más sospechoso te vuelves para ellos—aconsejó, girando la cabeza sobre su hombro para mirar a Jimin directamente a los ojos—. Por cierto, te sigo odiando. Maldita perra...—susurró lo último, completo de resentimiento y amargura.

Sin decir nada más, se marchó hacia su departamento, dejando a Yoo Jimin parada en la acera, sorprendida y herida por sus palabras. No obstante, como siempre ha sido, Jimin no se quedó callada y decidió contraatacar insultando el aspecto físico de Kim Seungmin. Sus palabras resonaron en el aire, provocando que el muchacho detuviera sus pasos abruptamente, apretando las cajas que llevaba en sus brazos.

—¿Sabes qué? ¡Y tú deberías teñirte ese feo flequillo, Seungmin! ¡No sé! ¡Tal vez el rosa te quede mejor y le dé un toque de dulzura a esa amargura que llevas dentro!—exclamó Yoo Jimin, su voz cargada de sarcasmo y desprecio.

Las palabras de Jimin resonaron en el aire, dejando a Kim Seungmin momentáneamente sin palabras. El significado del rosa, asociado con la ternura, el amor y la amabilidad, contrastaba con la imagen de amargura que Jimin había proyectado sobre él. Seungmin sintió una mezcla de molestia y resignación, simplemente que decidió no responder a la provocación. Por lo tanto, con un suspiro, el universitario continuó su camino hacia su departamento, dejando atrás las palabras, en un intento de herirlo, de Yoo Jimin. Sabía que todavía hay mucho por solucionar en su departamento después de que la policía revolvió todo su hogar.

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