Profecía onírica

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El relato anterior era sobre una pareja que se forma en el segundo libro, por eso no revelo sus nombres y ahora traigo un adelanto de algo que supuestamente ocurrirá en los próximos libros de Dolce Inferno. Como todavía no la he escrito puede variar y yo puedo cambiar de opinión, pero de momento es una escena muy reveladora, más de lo que parece.

La verdad es que me he quedado de piedra al releerlo. No recordaba haber escrito algo así!!XD

Supongo que por eso no me atrevo a reescribir Dolce Inferno ahora, porque mis emociones de aquel entonces, mi forma de sentir,pensar y vivir eran diferentes a las de ahora así que para retomar la historia no me quedaría otra que reescribirlo todo, contar la historia que siempre he querido contar como la persona que sea en el momento en que me sienta preparada para retomar esta historia.


Dicho esto... no sé si es mejor que lo leáis u os quedéis con el epílogo xDDDD Bueno, tomadlo como una locura más mía, que yo estoy muy loca jajajaja


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No tengo claro donde estoy, pero creo saber que esto no es más que un sueño. Lo sé por lo ligero que siento mi pecho, como si en lugar de un corazón contaminado no tuviese más que un agujero y esta sensación de vacío resulta un gran alivio para mí. Por primera vez me libro de mis preocupaciones, de mis confusos sentimientos; ahora me siento como un ángel de verdad, segura de mí misma, rebosante de poder.

La oscuridad me envuelve, afuera hace calor pero entre estos estrechos y laberínticos pasillos el frío es tan denso como lo es mi determinación. Entre mis manos sujeto un ramillete de pequeñas rosas rojas que se van abriendo y difuminando poco a poco. Oh, no son flores, es sangre tibia que gotea entre mis dedos. He matado a alguien, sé que ese alguien era importante para mí, pero por más que miro su cadáver en el suelo no logro reconocerle. Es un chico joven, pero se puso en mi camino y no me quedó otra, eso es lo que me habéis enseñado hasta ahora.

Un hálito de luz que se filtra por un agujero ilumina una silueta que conozco demasiado bien. Su única ala negra destaca por entre las demás sombras, mientras la tenue luz lame sus plumas de terciopelo. Caín clava sus arremolinados ojos en mí, susurra algo pero sus palabras se pierden en algún punto de los corpúsculos que nos rodean. Entonces recae en el cadáver que se extiende lánguido ante mis pies y su expresión cambia por completo. Por un momento tengo la sensación que los elefantes grabados en la piedra se despiertan de su letargo. Su mirada es tan intensa que siento cómo una parte de mí quiere ser absorbida por su magnetismo, pero mi pecho está hueco, no hay lugar para las emociones. En mi mente sólo coexisten dos posibilidades: matarle o perecer todos.

Me agacho junto al cadáver y le quito el arma que sujeta. Ahora me pertenece, el instrumento más poderoso de la Creación, y lo elevo hacia apuntar al pecho del diablo. La sonrisa de él se realza. Percibo cierta melancolía, pero también seguridad y...alivio. Camina hacia delante, recortando la distancia que nos separa, y vuelve a pronunciar algo, pero tampoco le escucho esta vez, mi corazón está sordo.

Se detiene junto a mí y abre los brazos en forma de cruz. Arrima su pecho a la boca de Brahmastra, siento su corazón palpitando a través del letal arma. Sé que nadie nos va a detener, que todo depende de este momento, pero a mí me da igual, sólo quiero acabar con mi trabajo. Aprieto el gatillo y la luz que desprende el Brahmastra es tan intensa que me absorbe a mí también.

Despierto en mi habitación en Enoc. Las cortinas negras bailan un lento vals arremolinándose con la suave brisa nocturna. La figura plateada de Serafiel me ciega hasta que mi vista se acostumbra a esa luz tan intensa.

-No deberías estar aquí, estás arriesgando mucho, Serafiel.

Él me saluda con una sonrisa hermética.

-Necesito una respuesta. El tiempo se nos acaba -me explica con una voz que no admite ser contrariada.

Agacho la mirada, buscando qué responder a eso.

-Lo que he visto, ¿se trata del futuro?

-Es UN futuro, uno de los muchos caminos que el destino aguarda para ti, pero todos los demás conllevan a la destrucción.

Sigo sin despegar las pupilas de la alfombra. Ahora que he recuperado mi corazón no puedo evitar estremecerme ante lo que he hecho. Aunque sólo fuese un sueño... Las palabras que un día Caín me dijo cobran ahora todo el sentido.

"Algún día tú me matarás"

Una lágrima traicionera resbala por mi mejilla.

-¿A qué viene ese numerito ahora?

El príncipe está molesto, él no tiene sentimientos por lo que no sabe lo que se siente al llorar.

-Quiero crear un Mundo nuevo, perfecto, hermoso, donde la luz y la oscuridad conviven en harmonía, donde pueden bailar juntas sin miedo a destruirse mutuamente.

-¿Vas a permitir que Metatrón destruya el Mundo por un maldito diablo?

-No -tiembla mi voz.

-Para construir ese mundo necesitas vivir. Para vivir tienes que matarle.

Ya lo sabía, no tiene por qué repetírmelo, pero el escucharlo de su perfecta boca hace que toda la bruma se aclare. Su voz es tan fría que disipa los vapores aturdidores de mi cabeza.

-He tomado una decisión -le comunico. Mis manos tiemblan cerradas en un puño, pero mi mirada se ha vuelto firme. Baste de vacilar, basta de ser la herramienta que todo el mundo intenta manipular.

Serafiel se aproxima a mí. Nunca había visto a ningún otro ser desplazarse de esa manera tan hermosa. Es bello y cruel a la vez. Cuando llegase el momento, ¿podría ser yo como él?

Sus seis alas se extienden sobre mí. Me atrapan, me rodean. Sabe que he elegido lo correcto, yo también y aún así me siento tan mal... Se inclina hacia mí aunque percibo en la escarcha de sus iris que lo hace a regañadientes, que esto le resulta repulsivo y a mí me entristece que piense así. Ojalá él pudiese disfrutar como yo lo hacía. Y entonces sus labios marmoleños acarician los míos con una impasibilidad que me hace estremecer. Para traspasarle algo de mi propio calor avivo el beso, le transmito a través de mi lengua toda la intensidad de las emociones que me abruman incesantemente.

La puerta se abre de golpe. A pesar de eso yo no quiero retirarme pues cuando beso a alguien lo hago con toda mi pasión por lo que pierdo el raciocinio, pero él me aparta secamente. Algo aturdida, me giro hacia la puerta. Se trata de Adramelech que, por su expresión, sé que nos ha visto. Ahora tengo que matarle, anticipo que Serafiel no moverá ni un músculo para mancharse de sangre. Lo siento por el demonio, pero Caín no puede saber nada de esto.

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Ya solo queda un relato :(


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