Treinta.

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Los cementerios seguían siendo lugares lúgubres. Los odiaba. Los odio.

—¿Preparado? —me preguntó Elián, dándome un apretón de manos.

—Depende, ¿qué significa estar preparado? —Me encogí en mi sitio.

—Ya sabes... No, mentira, si ni yo lo sé, Tyler. —Se relamió los labios.

—Muchas gracias por el apoyo emocional, Eli. —Rodé los ojos.

Él carcajeó.

—Perdón. —Dejó un beso en mi frente—. Es que también me he puesto nervioso.

—Pues no te pongas nervioso porque me estreso yo también —ordené.

Él rodó los ojos y volvió a darme un apretón.

—Todo va a salir bien —prometió.

—¿Seguro?

—Sí, Tyler, todo saldrá bien —aseguró,

Tragué saliva antes de ponerme de puntillas para intentar darle un beso, pero el cabrón era muy alto y yo no llevaba zapatos con plataformas.

—¿Elián?

—Sí.

—Agáchate.

—¿Por qué haría eso?

—¿No ves que no llego, pedazo de imbécil?

Él rió antes de inclinarse y presionar sus labios contra los míos. Sonreí y lo abracé por el cuello.

—Saldrá bien. Lo has hecho muy bien, Tyler.

Asentí, entrelazando nuestras manos de nuevo.

El ambiente cambió al traspasar las verjas oxidadas. El lugar era solitario y silencioso, pero con Elián a mi lado, no me sentí tan perturbado.

Caminamos un rato hasta encontrar esa lápida con ese dichoso nombre: "Nissiro Walsh".

Esta vez, no sentí mi corazón detenerse. Esta vez, no me faltó el aire. Esta vez, no se me aceleró el pulso. Esta vez, dejé de tenerle miedo a la realidad.

Me agaché y quité un poco del polvo que se había acumulado con mi mano.

—Hola, Niss, siento la tardanza.

—¡Felicidades, Ty-Ty! —se mofó Airy.

—Imbécil —gruñí.

—Oh, vamos, por fin te has sacado el carné de conducir —rió—. Es merecedor de una celebración.

—¿Con tarta incluida? —resoplé.

—Mya la ha hecho con mucho amor. No te atrevas a menospreciarlo.

—Muchas gracias, Mya. —Hice un puchero—. Pero, ¿era realmente necesario?

Él se encogió de hombros.

—Eli y Airy me dijeron que te hiciera una.

—¡Elián! —le reclamé.

Este desvió la mirada y comenzó a silbar.

—Dios Santo, que solo me he sacado el carné, no es un tampoco algo tan impresionante.

—No tanto como cuando casi atropellaste a aquel niño...

—¡Se puso en medio! —me excusé.

—O como cuando le apagaste el ordenador a otro alumno...

—¡Confundí las torres!

—O como cuando casi te cargas al examinador con el coche de prueba...

—¿Quieres parar ya, Elián? —Me cubrí la cara de la vergüenza.

—Lo siento, lo siento. —Comenzó a carcajear, sentándose a mi lado para darme un abrazo.

—No, ya no quiero de tus sucios abrazos. —Lo intenté empujar.

—Oh, vamos, Ty, era una bromita. —Intentó besarme, pero puse mi mano entre los dos.

—Te odio.

—Ambos sabemos que eso es mentira.

—Te odio —repetí, pero esta vez sí dejé que me besara.

—Oh, vaya, ¿qué celebráis tan animadamente? —saludó Daniel.

—¡Tyler se ha sacado el carné de conducir! —anunció Mya con orgullo.

—Felicidades, teñido. Pensé que te detendría la policía antes.

Le tiré una cuchara a la cara.

—¡Agresión a un animal! —acusó Airy, haciendo a Elián reír con fuerza.

—Auch, ya sé que me odiáis, pero al menos disimulad.

—¿Para qué disimular si ya lo sabes? —Airy se encogió de hombros, recibiendo una patada por debajo de la mesa de mi parte—. ¡Auch!

—Solo bromean —sonreí con falsedad—. ¿Qué haces tú aquí?

—Venía a por un café junto a mi novia —indicó.

—¿Novia? ¿Tú? ¿En serio alguien te quiere...? ¡Auch, Mya! —Airy se acarició la nuca, adolorido.

—Sí —rió Dani—. Ya viene.

—Uy, quiero verla para asegurarme de que no es una invención tuya.

Y antes de que pudiera volver a pegarle, Airy me sujetó el tobillo y sonrió victoriosamente. También logró detener a Mya.

—Afortunadamente, aún no escucho voces. —Dani se encogió de hombros.

Entonces, Emma apareció y se nos acercó, colocándose al lado de Dani. Este pasó su brazo por su cintura y la saludó con un beso.

—Hola, Emms —sonrió Elián.

—Hola, Elián. ¿Qué tal estáis todos? —preguntó.

—Vivos —contestó Airy, con desinterés—. ¿Tú eres la novia de Dani?

—Uhm, sí, ¿por?

—No me lo esperaba —indicó el pelinegro.

—Tyler nos presentó —explicó la rubia.

—No, lo decía porque no entiendo la rara orgía que os habéis hecho en este grupo. —Nos señaló.

—Que te den, Airy —resoplé.

—No, gracias. Estoy bien ahora mismo —carcajeó, haciéndome rodar los ojos.

—¿Y el resto? —preguntó Emma.

—Creo que estarán aparcando. —Elián se encogió de hombros.

—Oh, bueno, ojalá poder quedarme para saludar al idiota de mi hermano y a Thiago, pero tenemos prisa. Mandadle saludos, también a Hass y a Zackie. Decidle al rubio que me debe dinero. —Nos mandó un beso y se fue junto a Dani, quien se despidió con la mano.

Nosotros cuatro seguimos charlando con tranquilidad hasta que, una hora después, llegaron los otros.

—Menos mal que estaban aparcando —solté sarcásticamente.

—¿No ves que Elián se lo ha inventado? —ironizó Airy.

—Sí, ya.

—Era por decir algo —rió el mencionado.

—Idiota.

—Yo también te quiero. —Besó mi mejilla.

Nos apretujamos en los asientos hasta que cupieron todos.

—Ya sabemos que nos echabais mucho de menos, pero disimulad un poco, anda —sonrió ladinamente Hass.

—Uf, muchísimo. —Rodé los ojos.

—Sois unos amargados. —Hizo un puchero—. Zack, mímame.

El rubio rió por lo bajo antes de hacer caso a su novio y llenarlo de besos.

—Ugh, qué asco. —Airy desvió la mirada.

—No digas eso, Airy —rió Mya.

—Nosotros dos los hemos tenido que soportar durante todo el viaje en coche —se quejó Thiago.

—Al menos teníamos el móvil —agregó Ben.

—Callaos, anda, que la velada de hoy es en honor de Tyler. —Hass cambió de tema habilidosamente.

Ellos sonrieron y me felicitaron, haciéndome sonrojar de la vergüenza.

—¡Nunca tenéis fe en mí!

—Yo sí, siempre. —Elián pasó su brazo por mi cintura.

—Elián, siempre fue Elián. —El rubio le sacó la lengua.

—Envidioso —lo acusó mi novio.

Me relamí los labios.

Mi novio.

Sonaba bien.

—¡Sí! ¿Por qué lo sabía Hass antes que yo? —lloriqueó Zack—. ¡Tener amigos para esto! ¡Desde que tenías tres años te he estado limpiando el culo, Elián Muñoz!

—¡No es mi culpa que seas igual que yo cuando nos emborrachamos, Zackarias! —espetó su mejor amigo.

—¡Si sabes que somos así, porque no nos cuidas mejor! —dramatizó.

—Bueno, la próxima vez tomas agua, por imbécil. —Le sacó el dedo del medio.

—Amo el drama —rió Airy, recibiendo otro golpe de Mya.

Hoy estaba en racha.

—Sois terribles —carcajeé yo.

—Como siempre —añadió Ben.

—Ocho años así. —Thiago negó con la cabeza.

—Ha pasado tanto y todo gracias a mí —suspiró Hass—. Qué cansado es ser una celestina.

—Eso es verdad, todos tenemos pareja gracias a Hass. —Zack frunció el ceño.

—¿Ahora te das cuenta? —cuestionó su novio.

—Sí. —Hizo un puchero.

—Es curioso cómo siempre hemos sido nosotros seis, y bueno, Kyle —carcajeó Elián.

—Sí, Kyle siempre es el apestado —bufó Hass—. Nunca se une a nosotros.

—Porque está navegando el mundo con mi hermana —reí.

—No me imagino el día en el que alguna de las parejas rompa. Será incómodo de cojones —silbó Airy.

—¡No nos gafes, idiota! —Ben le lanzó una servilleta hecha bola.

—¡Oye! —le reclamó el pelinegro.

Entonces, comenzaron una pelea de comida y objetos potencialmente mortales.

El resto nos quedamos mirando como espectadores, riéndonos y burlándonos.

Y, aunque hubieran pasado ocho años, se seguía sintiendo como si estuviéramos en nuestros tiempos de instituto.

Todos los recuerdos, todos los momentos, todas las experiencias... formarían parte mí para siempre.

Miré a Elián y le sonreí. Este me imitó antes de estrecharme entre sus brazos y dejar un beso sobre mi frente.

—Francamente, te quiero —susurró esta vez contra mis labios.

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Voy a llorar porque aquí termina oficialmente la trilogía CEL. Han sido tantas aventuras, tantas noches en vela, tantos capítulos descartados para llegar aquí.

Aún queda un capítulo de FMG, pero ya no sale nadie aparte de la pareja principal. Esto es un adiós a Hass, Zack, Ben y Thiago (a Kyle también). De Airy y de Mya podéis saber más en sus libros ("Aquella canción de invierno" y "Aquella melodía de verano", también aparecen estos personajes, pero no son principales).

Sé que aún no hemos llegado al final, sé que falta un capítulo, pero quiero agradeceros de corazón, a los que habéis llegado de STO y os habéis quedado en HEL hasta llegar a FMG.

Elián y Tyler siempre tuvieron un lugar especial en mi corazón y, aunque siento que la historia no les hace justicia, tengo futuras intenciones de corregir toda la trilogía en conjunto para que queden bien. Incluso he pensado en la opción de reescribirlos, pero eso será en un futuro lejano. Por ahora, quiero tomarme un largo descanso de estos seis personajes, a los cuales he querido y he dado todo de mí para hacerlos únicos.

Ojalá os haya gustado. Creo que estoy muy sentimental porque esta es la tercera novela que termino este año (¿cómo? ni yo lo sé). Gracias por acompañarme en mis locuras y nos vemos una última vez en el próximo capítulo.

Un beso de media mañana.

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