Tres.

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Me levanté de la cama con la espalda y cuello totalmente destrozados.

—Nota mental, no acostarme con nadie borracho —dije al aire mientras me sentaba en el borde de mi cama, algo mareado.

Pinché varias veces el cuerpo de la persona que yacía a mi lado, asegurándome de que no estaba muerto ni mucho menos.

—Joder, Tyler, ¿intentas sacarme un riñón o qué cojones? —Bufó el chico, levantándose.

—No, solo estaba asegurándome de que no tendría que arrastrar tu cadáver para esconderlo, Jacob. —Bostecé.

—Lamentablemente para ti, sigo vivito y coleando. —Meneó sus caderas y se puso sus pantalones entre risas—. Me tengo que ir, es tarde.

—Bueno, tarde, son las ocho de la mañana. —Fruncí el ceño.

—Déjame recordarte que hoy es miércoles y que hay clase.

Solté un gemido de frustración. Sí, era verdad.

—Yo tengo que ir al trabajo —resoplé.

—Me sigue sorprendiendo que aún no te hayan despedido —comentó.

—¿Por qué todo el mundo me dice eso? —espeté—. Ni que fuera tan incompetente.

—No es que seas incompetente, pero sí agresivo. —Se vistió por completo y dejando un beso en mi mejilla, se despidió—. La próxima vez que nos acostemos, será mejor que no sea estando borrachos.

—No habrá próxima vez, imbécil.

Cuando escuché la puerta del apartamento cerrarse, me tiré a mi cama de nuevo y me cubrí el rostro con la almohada.

Tenía que dejar de participar en las supuestas quedadas grupales que hacía Elián entre semana porque siempre acababa con alcohol.

Me dirigí al baño para prepararme y después de una larga ducha para aclarar mi mente, me vestí con una camisa blanca holgada y unos pantalones negros ajustados. Me miré en el espejo y después de cambiar varias veces la posición de la camisa, por fin me sentí satisfecho conmigo mismo.

Me peiné el cabello hacia atrás, esperando a que cuando se secara, se quedara con esa forma.

Agarré mi móvil y salí de mi habitación, caminé hacia la cocina, encontrándome al resto desayunando.

—¿Adónde tan elegante? —preguntó Hass con la boca llena.

—Al trabajo —respondí con sorprendente seriedad.

Normalmente, hubiera soltado un comentario sarcástico, pero hoy no estaba de humor.

—¿Acaso Jacob no lo ha hecho bien? —cuestionó.

—¿Qué? ¿De qué hablas?

Agarré las cosas más básicas que pude para hacerme un desayuno decente.

—No sé, lo he visto desaparecer a la velocidad de la luz, y bueno, tú estás de mal humor. —Se encogió de hombros.

—Jacob se ha ido porque tiene clase —repliqué—, además, ¿por qué estaría de mal humor tan temprano?

—Por eso mismo, porque es temprano. —Se unió Ben entre risas.

Entrecerré los ojos y lo observé fijamente.

—¿Cómo vas a pensar eso? Si Ty-Ty ama despertarse temprano y tener que vivir una vida de adulto independiente —rió Elián a mis espaldas.

—No me llames así, Elián.

—Qué aburrido que eres. —Hizo un puchero.

—De todos los adjetivos existentes, no utilizaría precisamente aburrido para describirme, pero supongo que es por eso que dicen que algunos tenemos juicios equívocos.

—No comencéis otra vez —suspiró Hassel.

—Yo opino que los que se pelean, se desean —le masculló Ben a Hass cerca de la oreja.

—Bonita forma de romantizar la violencia.

—Tyler no está de humor, anotado. —Ben arrugó la nariz.

—No hay que ser precisamente muy brillante para notar eso. —Elián se rió por lo bajo y dejó sus platos en el fregadero para después volver a su habitación—. Por cierto, dentro de diez minutos en la puerta, Tyler.

Asentí mientras terminaba de comerme mi tostada.

Seguí charlando con los otros dos, pero más calmado y sin que se me notase tanto el humor de perros que llevaba encima.

Cuando Elián salió de su habitación, ya vestido y peinado, lo tomé como la señal para esperarlo en el recibidor.

Ninguno de los dos dijo ni una palabra durante el trayecto del ascensor hasta el garaje, pero tampoco era una cosa rara entre nosotros, sobre todo por la mañana. A pesar de que Elián y yo nos picábamos mucho, también teníamos nuestros momentos de silencio porque no se nos ocurría nada para decir del otro.

Al llegar al coche, me senté en el asiento del copiloto y abroché mi cinturón entre bostezos.

—¿Cuánto has dormido? —preguntó Elián.

—¿Menos de cuatro horas? —Me encogí de hombros.

—Entonces, normal el humor que me llevas.

—Mimimimimi.

—Qué maduro eres.

—¿A que sí? —dije con tono burlesco—. ¿Y a qué se debe el tuyo? ¿Con quién te has acostado esta vez?

—Con nadie.

Alcé una ceja en respuesta.

—¿Nadie?

—Estaba demasiado ido —masculló entre risas.

—Eres el único al que se le ocurre beber entre semana.

—Dijo el que se bebió media botella de ginebra anoche —contestó.

—Todos tomamos malas decisiones —me justifiqué.

—Oh, sí, todos acabamos por hacer striptease una vez en la vida.

—¡Cállate! —le ordené con las mejillas sonrojadas—. Fue un reto tuyo, encima te quejarás.

—Oh, no, me has entendido mal porque no me estoy quejando. —Desvió la mirada mientras por fin arrancaba el motor del coche y salía por la puerta del garaje del edificio.

—La próxima vez te obligaré a ti —murmuré.

—Avísame para que me prepare, ¿sesión pública o privada?

—Deja de meterte conmigo, ¿quieres?

—Me niego, es demasiado divertido.

Rodé los ojos y nos quedamos callados lo que quedaba de viaje.

Al llegar, me despedí de Elián sacándole el dedo del medio y entré al almacén para agarrar mi delantal y ponérmelo. Mientras salía, pude verlo de nuevo, sentado en la barra bebiendo café.

—Al final, voy a pensar que te encanta estar conmigo. —Me senté a su lado.

No tenía nada que hacer, ya que apenas había clientes y Xian junto a Ilén, se estaban encargando de los que había.

—Desearías. —Revolvió su café y le dio un sorbo.

—Con un psicópata como tú, jamás.

—Más de la mitad de la población bebe café, Tyler. Literalmente trabajas en una jodida cafetería.

—No sé de qué me hablas.

Suspiró y negó con la cabeza. Sin embargo, tenía una sonrisa.

—Ey, Tyler, toma. —Ilén se nos acercó y me entregó una nota.

—¿Tan temprano? Qué cojones.

Fruncí el ceño mientras la leía.

"Long nights, daydreams.

Sugar and smoke rings, I've been a fool.

But strawberries and cigarettes always taste like you.

- Z."

—Ya ni siquiera me traduce la canción —me quejé.

—Pero ¿tú no eras un experto hablando en inglés? —se burló Elián.

—Excepto cuando son las nueve de la mañana, teñido. Mis neuronas están en mantenimiento.

—Usa el traductor del móvil.

Lo miré con asco y poco me faltó para mandarlo a la mierda, pero sabía que si reaccionaba así, le haría aún más gracia de lo que ya se la hacía.

—Ojalá pudiera responderle —suspiré.

—Dile a Ilén que le pase el mensaje, que parece saber quién es. O a Hassel —propuso.

—No hace falta, ya se lo diré cuando descubra quién es.

—Pareces muy seguro de ti mismo —señaló.

—Lo estoy.

—¿Y qué le dirás cuando lo hagas?

—Que deje de ser un cobarde.

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En Instagram (en donde, por cierto, me podéis seguir @chen_cita) salió por votación popular actualización de FMG y aquí está 🫡, de repente me sentí inspirada y pude escribir un capítulo medio decente creo yo.

Espero que os haya gustado jej, y esta vez la canción es "Strawberries & Cigarretes" de Troyes Sivan :)).

Besitos de media mañana ✨.

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