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━━ CAPÍTULO UNO
░ 彡 ⛓ ESCONDERSE ❜


1 DE NOVIEMBRE, 1981.
📍 PRISIÓN DE AZKABAN.
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Los criminales de la prisión de Akaban comenzar a reír. Solía suceder seguido, todos estaban locos, pero parecían gozar realmente de poder ver a algún otro infeliz que ingresaba como criminal.

La prisionera de la celda 197 no tuvo que adivinar el motivo de porque tanto alboroto, desde su celda tenía una vista algo clara para admirar al nuevo criminal.  Apoyando sus brazos en los gruesos y fríos barrotes, empujó su cabeza entre ellos para poder ver mejor. Divisó a, al menos, cinco aurores, quienes arrastraban a un hombre. Los dementores los seguían desde atrás, tratando de los acercarse, pero eran alejados por los aurores.

Los prisioneros comenzaron a reír aún mas fuerte al escuchar como el hombre trataba de imponerse y gritaba cosas incoherentes mientras los aurores intentaban silenciarlo. Imponerse no cambiaría las cosas, no había forma de vencer a cinco aurores bien entrenados y armados. O por lo menos no sin una varita.

—Celda ciento noventa y seis —anunció uno de los aurores, estaban cerca, en la celda de al lado.

Tal vez si estirara un poco el brazo podría alcanzar a robar una varita... Pero falló en el intento. Al darse cuenta de sus intenciones, uno de los aurores se apresuró a lanzarle un hechizo aturdidor que la dejó tirada en el piso.

Riéndose del estado de la prisionera, los aurores se apresuraron a empujar bruscamente al criminal, metiéndolo en su nueva celda.

Aún aturdida, la rubia comenzó a reír, retorciéndose en el suelo al ver al nuevo prisionero gritar su supuesta inocencia.

Ahí nadie era inocente, ni siquiera el alma más pura...





— FUGITIVES  ⛓
Kaila x Sirius  .⃗₊








ACTUALMENTE. 1993.
📍A 8KM DE AZKABAN.
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Los dos fugitivos corrían alegremente. La rubia lideraba la carrera, corriendo entre los árboles y esquivando las piedras. Sus pies descalzos disfrutaban de la sensación de la tierra en ellos. Por otra parte, el hombre corría, admirando todo lo que encontraba como si jamás lo hubiera visto, cada tanto se convertía en un enorme perro para poder saltar con agilidad las rocas.

—¿Te das cuenta de lo que significa esto, no? —habló de repente el hombre, mirándola con una sonrisa.

Sus rostros estaban pálidos y cadavéricos. Si no fuera porque sus ojos brillaban de emoción, cualquiera pensaría que acababan de salir de una tumba.

—Que somos libres.

—Aún no lo somos, no del todo —agregó al ver la confusión de la chica—. Somos fugitivos.

Kaila se encogió de hombros. No podían tener todo tan fácil, con estar fuera de esa prisión era suficiente. Ella, a diferencia de Sirius, no tenía a nadie importante a quien demostrarle su inocencia.

En los doce años que habían pasado en Azkaban, Sirius podría haber llegado a amar a Kaila. Gracias a ella había logrado mantenerse lo suficientemente cuerdo y no caer en la locura completa. Había tenido compañía en esos años de tortura, y ahora la tenía en los años de escape.

—Tenemos que escondernos —recordó Sirius.

Kaila se dio la vuelta para observarlo. Sus ojos azules brillaban a la luz de la luna. La noche era agradable, un poco fría pero los dos criminales estaban acostumbrados, después de todo habían pasado más de doce años en una cárcel rodeada de seres que lograban congelar todo a su alrededor.

—¿Sabes? Con un poco de maquillaje, un vestido ajustado y un acento americano, podría hacerme pasar por una sexy extranjera que pasea a su perro —comentó Kaila elevando las cejas mientras fingía un mal acento americano.

Sirius se burló.

—¿Un sexy extranjera?

Kaila rodó los ojos y lo examino con la mirada.

—No se de que te dejas —dijo comenzando a caminar nuevamente—. Tu estas igual.

Sus cuerpos estaban esqueléticos ante la falta de comida, traían la ropa rajada, y el rostro y cabello sucio. La melena rubia de Kaila llegaba abajo de su cadera y Sirius tenia el pelo por los hombros. Tal vez solo necesitaran comida y un lugar donde descansar lejos de los dementores, para poder reponerse.

—Si, pero mi acento americano es mejor.

Kaila rodó los ojos mientras Sirius comenzaba a seguirla.

Tenían un plan. Habían planeado todo desde que leyeron una nota irrelevante en El Profeta, la foto no fue tan irrelevante para Sirius. No estarían ahí afuera de no ser por eso.

Buscaban poder demostrar su inocencia y vengarse de los verdaderos culpables. Sabían dónde estaba uno de ellos y ahora tenían que atraparlo.

Esa maldita rata...

Por otro lado, Kaila aún no sabía quien había matado a su hermano. No tenía pistas ni nada que pudiera ayudarla. Desde que entró a Azkaban estuvo muy atenta a saber que había hecho cada criminal con la esperanza de que el asesino de Jack estuviera ahí. Pero jamás encontró ningún culpable.

Lo iba a buscar. Por supuesto. Ella iba a vengar a su hermano. Y todo aquel que le dijera que la violencia no era la mejor opción, podía irse bien a la mierda. No quería al asesino de Jack en Azkaban, tampoco que le den el beso del dementor. No, ella quería matarlo.

Si la iban a encerrar en Azkaban al menos que le dieran motivos.

Jamás se le hubiera ocurrido que se estaba dirigiendo directamente al lugar donde estaba el asesino de su hermano.

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