Capítulo 29: Dura realidad

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Mike

Observo detenidamente a la persona que se encuentra delante de mí, todavía me encuentro atónito ante su confesión, se muestra firme y seguro como si en verdad no le importase lo que fuera a contestarle. Presenta su bastón delante de él.

Estoy desesperado, no sé la forma en la que le voy a explicar a Ada que todo es un malentendido.

-Se lo he contado- repite por tercera vez, al ver que mis labios no se despegan, se empieza a revolver en el sitio.

-Mike , tenía que saberlo- titubea notablemente inseguro.

Respiro ondo y la ira comienza a revosar en mi interior.

-¿¡Y por qué has hecho semejante cosa!?- Le grito demasiado alto, incluso yo me asusto por la fuerza que posee mi voz, pero no puedo evitarlo, intento controlarme apretando los puños mientras visualizo como los nudillos se empiezan a transformar blancos poco a poco.

-Estás con Tiffany, no quería que sufriera aún más cuando se lo contestes, si algún día te decidías.-

-Jack ya lo hemos hablado mil veces con anterioridad, iba a contárselo- digo sin mantener contacto visual con él, sigo sin despegar la mirada de mi puño cerrado.

-Y como no lo has hecho yo cumplí con mi palabra, se lo iba a contar.-

- No la iba a transformar- respondo lo que es verdad, aunque tuviera que hacerlo no podía ya que ella se ha transformado en algo mucho más importante como para hacerla daño.

Jack abre unos ojos como platos, seguramente se encuentre incrédulo ya que no sabe mis sentimientos hacia Ada, se piensa que la estoy manipulando , cosa que al principio fue cierta, pero ahora no. Este duda si hablar o no,  lo sé porque escucho como comienza a decir algo por lo bajo, pero luego se arrepiente. Para cuando le voy a explicar acerca de mis palabras, nuestra conversación se ve interrumpida cuando escucho  la forma en la que alguien entra dentro de la tienda de Jack, produciendo que levante la mirada de mis nudillos por primera vez y la fije en la persona que acaba de entrar.
Y para colmo allí se encuentra la rubia de Tiffany, la ira solo aumenta y maldigo el día que la conocí.

-Mike, ¿podemos hablar?-

-No- le respondo simplemente mientras levanto mi cuerpo del suelo y salgo de aquel lugar sin mantener contacto visual con ninguno de los dos, ya tengo bastante como para aguantar a otra persona más.

-¡Mike!- Escucho su aguda e insoportable voz, no quiero escucharla, solo quiero estar solo y averiguar la manera para que Ada me perdone.
Pero oígo la manera en la que sus pasos aumentan y se encuentra detrás de mí. Vuelve a llamarme pero no amengúo siquiera el paso.

-Mike escúchame- dice, su tono de voz esta vez es más tranquilo, captura mi brazo con su mano, acto que hace que me gire totalmente para que me diga lo que quiera decirme que sea de tan suma importancia y luego desvanecerse a la misma velocidad a la que llegó.

-¿Qué quieres?- La pregunto al ver que no me dice nada, cosa que hace que me irrite aún más, no me gusta que me hagan perder el tiempo.

-He pensado, que ahora que ya no tienes que fingir nada con Ada... - comienza pero se para y sus blancas mejillas comienzan a bañarse de rojo. Me suelto de su mano y esta vez sí que me interesa lo que desea tanto decirme.

-¿Qué has pensado?- Pregunto curioso aunque con el mismo tono cortante, mira hacia otro lado, como si la diese vergüenza, cosa que me cabrea ya que ella no es vergonzosa.

-Tenía pensado que podíamos mudarnos a otra ciudad, o país.-

Si hubiera sido en otro contexto no hubiera dudado en reírme delante de su cara, ante sus palabras, sabía el motivo por el que me lo decía y no se lo iba a permitir.

- No vas a evitar que siga viendo a Ada- la digo mientras cruzo los brazos sobre mi pecho para que se de cuenta que no va a convencerme.

-Porfi- pone pucheros, cosa que empieza a irritarme y soy consciente de que no le dejé las cosas claras en su día, creía que pillaría la indirecta al no ir nunca con ella y preferir estar con Ada antes que con ella.

-Tiffany, hemos roto- le digo inexpresivo y manteniendo la mirada con la suya. Esta me mira con terror en los ojos, pero no siento nada ante ese gesto ni al que comienza a hacer. Deshace la mirada de la mía y comienza a respirar de forma dificultosa, visualizo como sus mejillas comienzan a bañarse de lágrimas. Soy consciente de que no debo estar aquí así que continúo el camino que había emprendido mientras escucho un llanto a mis espaldas.

Ada

Visualizo el techo que tengo encima de mi cabeza, las vigas de madera desgastada colocadas perfectamente encima de mi cabeza, al igual que la lámpara que desciende de el techo. Llevo toda la mañana en la misma posición, el cuerpo tendido de forma recta y erguida en la cama con ambas manos descansando sobre mi regazo y múltiples lágrimas corriendo por mis mejillas sin ningún control. Son calientes y dejan mi rostro ligeramente húmedo a su paso. Estas brotan de mis ojos y se deslizan por toda la cara. Estas lágrimas son silenciosas , así que no me preocupo por si mamá me pudiera escuchar ya que hoy es domingo y no trabaja en casa de los Bradley.

Mi cabeza es todavía una maraña de preguntas y mi estado de ánimo está más que bajo ya que ni siquiera me apetecía leer ni quiera un libro aunque el contenido de este fuera muy escaso. Aquella mañana pienso en Mike, al que no solo esa mañana irrumpe en mis pensamientos aunque en aquella en especial me duele y tortura su presencia en mi mente. Pienso en nuestra primera cita, lo nerviosa que me encontraba al igual que ansiosa y triste cuando tuvimos que despedirnos. No presté apenas atención a la película ya que observaba de refilón como Mike sí que lo hacía, la contemplaba y por poco se le olvidó pestañear debido a lo absorto que estaba en ella, aunque me lo pasé más que bien aquella noche , por el más mero hecho de poder visualizar su rostro hubiera sido suficiente para mí, pero fue mucho mejor. Recuerdo que ocasionalmente realizaba chistes sobre la película, en especial sobre los personajes.

Entonces algo irrumpe mis pensamientos, hace que despierte de mi ensoñación. Al principio no escucho que es, pero después descubro que el timbre de casa resuena por segunda vez, claro está si la primera vez donde yo todavía seguía soñando despierta había sido aquel agudo sonido.

-Ada, baja - grita mi madre, me revuelvo en el sitio e incororporo produciéndome un leve mareo debido seguramente a las adivinar  cantidad de horas que había estado inmóvil en aquella posición.

Me seco rápidamente las lágrimas pasando los dedos por toda mi cara, y vuelvo a realizarme la cola de caballo que se suponía que antes también poseía en la cabeza.

Mientras cierro la habitación y me encamino hacia abajo en mi interior albergo la más mínima esperanza de que Mike sea el que se encuentre en el hall de la casa, aguardando mi llegada. Pero me sorprendo por que él está aquí, no Mike al que hubiera deseado encontrarme con su ropa casual de siempre,  seguramente se encontraría apoyado en la pared sin mantener contacto visual con mi madre, callado si esta le hubiera hechado alguna charla. Pero, para mi gran decepción no era él sino  George el que se encontraba en la entrada aguardando lo más probable mi llegada, charla con mamá como si fueran amigos de toda la vida, me sorprende encontrarme con esta situación, George hablando con mi madre como si en realidad no estuviera en el punto de mira de todos, además de que al caer la noche, la luna alumbraría su piel, de la cual empezaría a crecer vello sin ningún control, además de que sus dientes aumentarían de tamaño y auyaría en vez de hablar, pero sobre todo el hecho de que mamá estuviese hablando con un hombre. No consigo escuchar ni una sola palabra de su conversación, ya que estos se percatan de mi llegada, seguramente por el sonido que producían mis pies contra la madera de la escalera al descender de la misma.

Los dos me miran a la vez, pero yo fijo la mía en el rubio que se halla al lado de mi madre y me es inevitable pensar.  ¿Qué hace él aquí?

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