Despues del encuentro de Leonardo y Shinigami, en el castillo hacian los preparativos para la fiesta de navidad.
Luces por todos lados, adornos multicolores, melodias hermosas, y mucho amor y alegria llenaban el ambiente de todo el reino. Hasta la gente que no tenia mucho era beneficiada por los Hamato. En las afueras del reino se realizaba un enorme banquete donde todos eran bienvenidos, ricos, pobres, mujeres, niños adultos y mutantes.
En la mesa principal estaba la familia real agradeciendo por otro año de buena fortuna y que todos encontraran la felicidad.
Mientras los adultos comian, los niños jugaban, pero habia una pequeña pareja de niños que se dirigian a otro lugar en el paisaje nevado.
R-¿A donde vamos Neiko?
TC-Tranquilo, es un lugar que encontre cuando buscabamos a Leonardo y me parecio hermoso para decirte algo.
R-Ok, te seguire hasta donde tu desees mi Neiko.
Caminaron otros pocos minutos y antes de pasar por entre unos arboles, TC cubrio los ojos de su pequeño amado volteando su bandana, lo tomo de la mano y con cuidado lo guio a un hermoso lugar.
AL estar frente al sitio, TC volteo la bandana de Raphael dejando maravillado al pequeño con la hermosa estampa ante sus ojos.

R-Neiko...esto es hermoso, nunca habia venido a este lugar.
Raphael corrio hacia el kiosco para poder ver mejor a los cisnes en el lago , las mariposas volaban en aquel lugar, a pesar de ser invierno, la nieve no llego a tocar aquel hermoso paraiso. Raphael estiro su mano y un petirojo se poso en su dedo regalando una bella melodia para el joven principe.

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R-Que hermosa bienvenida señor ave del bosque.
TC solo sonrio por la inocencia de la pequeña tortuga, todo era hermoso y perfecto. TC garraspeo un poco asustando al petirrojo y poniendo triste a Raphael.
R-Hay no, se asusto mi nuevo amiguito.
TC-Lo siento mucho, no era mi intension, pero es que tengo algo que regalarte antes de que se den cuenta de nuestra ausencia en el banquete.
Raphael con una hermosa sonrisa corrio para abrazar al tigre, eso le gustaba a TC, posar su barbilla en la cabeza del pequeño sintiendo su piel, oir su corazon latiendo al mismo tiempo que el suyo, y su respiacion en su pecho le daba un calor unico.
Se quedaron de esa manera varios minutos, fueron separados por los cantos de las aves que regresaban a sus nidos por la proxima venida de la noche. Raphael siempre veia a su prometido con una sonrisa y un brillo en sus ojos solo para el, lo que venia a continuacion dejo un poco confundido al pequeño. TC se arrodillo frente a el tomando una de sus manos y llevando la otra a su espalda para sacar una bolsa de terciopelo rojo.
Aunque estaba un poco nervioso, TC sin dejar de mirar a su pequeño tomo valor para hablar desde lo mas profundo de su corazon.
TC-Raphael...aunque se que solo somos unos niños...no puedo permitirme dejar que otros piensen que no tienes a alguien que te ame y te haga respetar. Yo elegi este lugar para darte la prueba maxima de mi amor hacia ti.
R-¿Me vas a regalar un chocolate Neiko?
Soltando un poco su mano, abrio la bolsa para sacar un hermoso brazalete dorado y gemas rojas.

Lo puso en su muñeca dejando maravillado al joven principe de bandana roja.
TC-Este brazalete representa nuestro compromiso hasta que pueda darte un anillo de compromiso, con esto todos sabran que mi corazon es tuyo para siempre.
Raphael levanto su brazo para hacer que el poco sol lo iluminara viendo como brillaba.
R-Es hermoso, pero es mas hermoso el amor que nos tenemos ¿no lo crees Neiko?
Aun arrodillado TC no dejaba de ver a Raphael y lo feliz que estaba con su pequeño y simbolico regalo, la felicidad fue mayor cuando Raphael se lanzo para abrazar al tigre por el cuello muy feliz de lo que habia recibido. TC tambien lo abrazo acariciando su caparazon con dulzura.
La noche se alumbro con las pocas estrellas en el cielo, los pocos invitados que estaban seguian comiendo y bailando felices, de pronto las campanas del reino empezaron a repicar anunciando la llegada de la navidad, abrazos, besos y buenos deseos se manifestaban en la cena.
TC y Raphael llegaban tomados de la mano para celos de Leonardo quien de inmediato noto el brazalete de su hermano causando un enorme odio en el.
L-Ese brazalete debio ser mio, para mi deben ser las joyas y el oro de todo el mundo y el reino de mi padre, pero muy pronto todo sera para mi y todos ellos seran mis esclavos.
Los jovenes prometidos ignorando el odio de Leonardo se pusieron a bailar pensando solo en su futuro lleno de amor entre ellos y para compartir con los dos reinos.
Aunque la felicidad a veces tiene un camino de espinas que solo el amor verdadero es capaz de atravesar.