Capítulo 1

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💧Magia: Sea Witch.

💧Género: aventura, fantasía.

💧Shipp: Jikookmin.

💧Extensión:
—Capítulo 1: 2570 palabras.
—Capítulo 2: 2932 palabras.
—Capítulo 3: 3423 palabras.
—Total: 8925 palabras.

💧kooromi_

Bullicio, música, pregones, transeúntes; el mercado del puerto siempre era animado en las mañanas. Todos deseaban obtener el mejor y más fresco pescado del día, así como las mercancías de mejor calidad importadas de los países vecinos. Los mercaderes y comerciantes hacían sus trueques y negocios, para luego comenzar el transporte por tierra de los víveres y el resto de las compras. Los galeones, imponentes y majestuosos, escoltados por goletas y corbetas, se observaban flotando en la bahía, mientras los marineros y trabajadores se encargaban de descargar todos los bienes traídos del otro lado del mar.

Parecía ser un día como cualquier otro, pero una embarcación distinta a las usuales descansaba en el muelle. Regia y hermosa, asomaba desde el final del puerto una fragata que, apesar de no anclar muy seguido, era conocida por todos en Lorelei. Sus tres velas estaban recogidas, y desde el mástil de la vela mayor se observaba ondear una bandera negra con una luna roja en su centro; los cañones asomaban desde la cubierta artillada, suficientes como para abatir a cualquier enemigo; en la proa, se veía uno de los marineros, probablemente el Contramaestre, cuantificado mercancía y anotando cifras mientras los demás embarcaban las provisiones. Se estaban preparando para zarpar.

A paso firme y decidido, un joven de cabello y ojos azabaches, con un piercing en su ceja derecha, usando unos pantalones color marfil y botas negras, camisa blanca holgada cubierta por un chaleco marrón, se acercó a un trío que conversaba animado a unos metros del barco, todos con camisas blancas o beige y enfundados en pantalones negros. Se ajustó su morral y su espada en su espalda, se acomodó los guantes que llegaban hasta sus codos por encima de las mangas de la camisa, a pesar de tener sus dedos al descubierto, y caminó a sus amigos.

—¡Hey! —saludó—. ¡Ha pasado un tiempo! —Se acercó con una sonrisa sincera—. Todo un año.

—¡¿Pero qué tenemos aquí?! ¡Si es nada más y nada menos que Jeon Jungkook! —Un hombre delgado, de cara algo larga y cabellos castaños, lo abrazó efusivo.

—También me alegra verte, Hope.

Jung Hoseok era un hombre divertido y carismático, el músico del barco, siempre contagiando a todos de su alegría y dando vida a las largas travesías. El apodo de "esperanza" era idóneo para alguien como él.

—Okay, ya entendimos que es a Hoseok al que más extrañabas, pero ¿podrías saludarnos a nosotros también? Al menos por compromiso —habló esta vez un hombre de facciones tan hermosas que podría hacer desmayar a cualquier moza—. Creía que yo era tu mejor amigo, pero ya veo que alguien más tenía el título, y no lo sabía.

—Tae, no seas dramático. Sabes que eres como mi hermano, no hables como si no te quisiera. —Una sonrisa cuadrada adornó el rostro del aludido.

Jeon sintió una palmada en su espalda, tan fuerte que casi le saca el aire y que hizo a su gruesa cadena plateada salir de dentro de su camisa; Kim Taehyung, el médico de la tripulación, siempre era así de exagerado.

—Así que aún la llevas —dijo, deteniendo su vista en los eslabones entrelazados.

—¡Claro que sí! ¿Acaso ustedes no?

Todos mostraron su prenda al unísono. Era la muestra de su amistad imperecedera, que se había consolidado ante la reticencia a abandonarse entre ellos incluso en situaciones de vida o muerte. Era un lazo físico para una conexión moral y sentimental que habían construido a base de confianza y entrega, cuando el mar estuvo a punto de engullirlos y llevarlos al Más Allá.

—No podríamos quitárnosla. A pesar de que no necesitemos una prueba de nuestro vínculo, esta cadena nunca abandona nuestros cuellos. —La voz del tercer integrante del pequeño grupo que recibió a Jeon se escuchó por primera vez. Un hombre de estatura algo baja, piel pálida y expresión felina—. Namjoon y Jin siempre la llevan también.

—¡Vaya, Yoongi, veo que oficialmente no queda nada de aquel grumete tímido de hace cinco años! —Jungkook le extendió su mano, que fue sostenida en un fuerte apretón; con la otra intercambiaron un par de palmadas en los hombros.

—Mi era de trapear el piso y limpiar los cañones ha terminado, ahora soy el Jefe de Artilleros.

—Sigo pensando que Nam está loco —intervino Taehyung—. ¡Si apenas y puedes con un cañón! Ni las ruedas te ayudan.

—El Capitán tiene buen ojo, es todo. Si reconoció mi destreza por sobre mi físico, por algo será, ¿no crees? —contestó sin dudar, orgulloso de su logro.

—Créeme, Yoongi, nadie en la tripulación duda de tu talento —aseveró Hoseok.

—¿Dónde está el Capitán, por cierto? —preguntó Jeon.

—Fue una audiencia con el Rey —contestó Yoongi—. Deberías haber visto cómo envió a todo un batallón de sus sirvientes y caballeros para despedirnos y escoltar a Namjoon al palacio. ¡Ni que le importáramos a ese imbécil! Seguro está rezándole a la Diosa del Mar para que muramos en el viaje.

—No deberías hablar así del Rey —añadió Taehyung—. Que odie a nuestro Capitán y a todos nosotros por ser los escoltas más solicitados del reino y que nadie precise de su flota, no quiere decir que nos desee la muerte.

—Más bien creo que siente que no necesita desearla para que se cumpla. ¿No viste cómo vinieron todos a despedirnos hace unas horas? ¡¿Por qué las flores y las velas?! Creen que vamos a una muerte segura por voluntad propia. —Hobi se sentó en un barril de madera para acomodarse—. Ninguno de nosotros siente que va a morir. Antes de ocupar espacio de mi cerebro para eso, prefiero hacerlo enumerando las cosas que podré hacer con toda la riqueza que traeremos de Gehena. —Todos asintieron enérgicos en respuesta, con una exclamación.

Ese comentario esclareció un poco un par de dudas que habían llegado a Jungkook. Le había resultado extraño que nadie estuviera alrededor del barco o se mostrara interesado. Se trataba de la primera expedición a Gehena después de casi un siglo. ¿Las aguas de la muerte que ningún marinero se atrevía a profanar estaban a punto de ser invadidas y no había ni un par de ojos curiosos? ¡Imposible! Simplemente se trataba de que ya toda la algarabía había ocurrido antes de su llegada.

«Así que suicidas...», pensó Jeon.

Cuando después de mucho tiempo recibió una carta de Namjoon invitándolo a su viaje, no dudó en responder que embarcaría. Su vida se había vuelto sumamente rutinaria y aburrida, se limitaba a ser guardaespaldas o cazar bestias salvajes en los bosques. No había rivales que valieran la pena, ya había abatido a los oponentes dignos y los restantes no se atrevían a hacerle frente. Se había vuelto fuerte y famoso, hasta ser reconocido como el mejor Aventurero de Lorelei. El Capitán, en el pasado, más de una vez le había mostrado nuevos horizontes más allá del océano, sacándolo de su monotonía. Le comentó que desafiaría las aguas de Gehena, y Jungkook no dudó en aceptar, su espíritu pedía adrenalina.

—¿Qué hay de ti, Kook? —Taehyung preguntó, pero Jungkook estaba tan perdido en sus pensamientos que ni siquiera sabía de qué estaban hablando.

—Perdón, no estaba escuchando. ¿Qué decías?

—Te preguntaba qué planeas hacer con las riquezas que traigamos de Gehena.

—Realmente no lo he pensado, no es algo que me interese mucho, mi interés está en algo más. —Un brillo expectante apareció en su mirada.

—¿Y de qué se trata? —se interesó Yoongi.

—Quiero derrotar a la bruja —afirmó.

—¡¿Hablas en serio?! —Hoseok se mostró incrédulo.

—¡Por supuesto! ¡Chicos, estamos hablando de la bruja de Gehena, la que domina el mar y el clima, que controla monstruos marinos a su antojo! —Alzó los brazos a ambos lados de su cuerpo—. Debe ser la criatura más poderosa no solo de Lorelei, sino del mundo. ¿No les parece la mejor forma de ponerme a prueba? Ya no quedan retos a superar aquí, es aburrido como el demonio.

Todos estallaron en carcajadas.

—¿Qué es tan gracioso? —preguntó Jeon, algo irritado por esa reacción.

—¡No, Kook, no nos reímos de ti! Nos reímos de todos nosotros. De cómo estamos locos y nos encanta estarlo. O sea, ¡vamos a embarcarnos en la que todos llaman "expedición suicida"! ¿Crees que nos burlaríamos de ti? —contestó Yoongi.

—Es solo que nunca habíamos pensado en la posibilidad de enfrentar directamente a la bruja, mucho menos derrotarla. Hace quinientos años desaparecieron sin dejar rastro, ni siquiera se sabe a ciencia cierta qué poderes tenían o si aún existirá alguna. —Hoseok ofreció un punto a valorar.

—Exactamente —intervino Tae—. ¿Siquiera hay una bruja en Gehena? Todo podría tratarse de simples leyendas y que estemos en presencia de un homólogo del Triángulo de las Bermudas, aquí en Mar Negro.

—Pero... ¿y si existiera? ¡Yo creo que es real! Tantas historias no deben ser un invento sin base. Además, ¿cómo iban a entrar a Gehena sin enfrentarla?

—Para vencer al mar contamos con Seokjin, ya de lo demás cuando llegáramos a la isla, si es que la hay, se encargaría el Capitán. Sabes que pensar es su especialidad. Le hemos confiado nuestras vidas hasta ahora, este viaje no será la excepción.

Ciertamente, Kim Seokjin era conocido como el mejor Navegante de todos los océanos, su capacidad era innegable; nadie mejor para franquear las aguas imposibles de Gehena. También entendía la posición de dejar todo en manos de Namjoon. Se dirigían a aguas prácticamente desconocidas, ni siquiera sabían qué iban a encontrar cuando atravesaran las turbulencias. ¿Alguien había visto la isla como para poder asegurar que existía, o se trataba también de una leyenda? Con tanta incertidumbre de por medio, lo mejor era dejar las dudas de lado, disfrutar la aventura y pensar los movimientos en su determinado momento.

—¡Eh! ¡El cuarteto de vagos que está allá abajo! ¡¿Tengo que ir a golpearlos para que regresen a trabajar?! —Una voz conocida para Jeon se escuchó llamar desde la fragata—. ¡Su descanso ya se acabó!

—¡Seokjin, cuánto tiempo! —saludó eufórico el azabache.

—¡Pero si es Jungkook! ¡Qué bueno verte, muchacho! —saludó de vuelta—. Listo, se acabó el sentimentalismo. ¡Trae tu trasero a cubierta, hay mucho por hacer aún! ¡Va para todos!

—¡Sí, señor! —respondieron al unísono haciendo un saludo militar improvisado. Jin solo renegó resignado y regresó a su propia labor.

Seokjin a veces les recordaba la madre o el padre regañón que no tenían. Eran almas libres e independientes, pero que llevaban a sus espaldas la pérdida de sus seres queridos. Kim Namjoon los había acogido desde su adolescencia y les había brindado un lugar al que llamar hogar, ellos eran una familia. Jungkook había considerado una vez la opción de viajar permanentemente con ellos, pero había acabado acompañándolos solamente cuando quería moverse entre continentes. Jeon era un alma libre, deseaba conocer el mundo, superar retos, sentirse vivo y movido por sus pasiones. Sí, un hombre apasionado, sin duda; cuyas andanzas no se detenían y su corazón no tenía otro dueño que la aventura.

En menos de dos horas, los preparativos estuvieron listos, solo faltaba el regreso del Capitán, quien como traído por el llamado mental de su tripulación, abordó. Su ceño estaba algo fruncido y sus hombros, tensos. Algo de enojo era visible en las facciones de ese hombre que, a pesar de ser estricto con todos por igual, siempre solía llevar una expresión afable ante su tripulación. Sin embargo, su rostro se ablandó en cuanto sus ojos se encontraron con la figura conocida del azabache.

—¡Jungkook! —Se acomodó su casaca negra y se quitó el sombrero, dejando ver su cabellera castaña, recogida en una coleta baja que llegaba hasta sus hombros—. Ya empezaba a creer que no vendrías.

—Sabes que he esperado esto por años, no rechazaría tu invitación por nada.

—Me alegra que así sea y no te hayas convertido en un pez de río, jajaja.

—Y a mí me alegra que parezcas estar de buen humor ya, por la cara que traías cuando subiste, pensé que algo malo había pasado.

—¿Viste a Su Majestad? —Seokjin se acercó con expresión preocupada. Namjoon chasqueó la lengua—. ¿Pasó algo? —Le puso la mano en el hombro, masajeando un poco con sus dedos para calmarlo.

—Pues digamos que el Rey se ofreció, amablemente —enfatizó con ironía—, a poner a nuestra disposición uno de sus galeones de guerra como apoyo a nuestra expedición. Mientras, él se encargará de mantener a buen resguardo a mi fragata hasta nuestro regreso.

—¡¿Qué?! —intervino Jungkook, incrédulo. Otros tripulantes cercanos también prestaron atención, interesados en la conversación.

—¡Cómo si fuera a entregársela! El Destructor es mi barco, a donde yo voy, él va. Además, ¡¿para qué rayos un galeón?! Si tanto quiere que no podamos escapar de esas endemoniadas aguas, que busque una manera más disimulada de demostrarlo —espetó enojado el Capitán—. Y ni aunque así fuera, ninguno de nosotros va con intenciones de morir. ¡¿Cierto?! —exclamó en dirección a sus hombres, quienes contestaron al unísono en una exclamación.

Los galeones eran buques de guerra excepcionales, permitían llevar gran cantidad de mercancía, marineros y armamento; pero eran demasiado lentos para una persecución en alta mar. La fragata era el barco idóneo para esas travesías, siempre lo había sido. La de Kim Namjoon era especialmente cotizada, construida por un carpintero de gran renombre que ya no se encontraba activo, había sobrevivido a tantos viajes y batallas, y había hundido a tantos barcos que hacía honor a su nombre con creces.

Obviamente, el Rey solo quería mantener las apariencias frente a sus súbditos, para obtener parte del crédito si el viaje tenía éxito; o una gran embarcación por la que valía la pena perder un galeón, si fracasaba. Porque Gehena era un sitio básicamente perdido en medio del mar, todos sabían donde estaba, pero para evitarla sin problema. Las criaturas que habitaban el halo rojo marino no salían de los márgenes de dicho territorio, y el clima endemoniado se limitaba a esa zona también. En el último siglo se había convertido en una existencia fantasma que todos ignoraban por miedo, un sitio al que solo un idiota se sometería, pues no interfería con el comercio ni la navegación. Parecía erguirse en medio de la nada, solo para recordarle al ser humano que era el único lugar que no podría gobernar.

Pues ellos eran esos "idiotas" que desafiarían una misión imposible. Serían los que retornarían victoriosos y recibirían los vítores y alabanzas de todo el mundo.

El viento sopló con fuerza desde el muelle, sacando una sonrisa a Namjoon, quien miró cómplice a Seokjin. El Navegante comprendió de inmediato de qué se trataba. El Capitán llenó sus pulmones de aire y exclamó:

—¡La Diosa del Viento está de nuestro lado! —Caminó hacia proa—. ¡Suelten las amarras! ¡Leven anclas! ¡Desplieguen la vela mayor!

—¡Sí, Capitán! —exclamó eufórica la tripulación.

—¡Marineros, a bordo! ¡Zarpamos a Gehena!

Jungkook vibraba de la emoción ante el inminente inicio del nuevo reto, tenía sangre de marinero, no lo podía negar. Sin importar lo que todos dijeran o pensaran, la bruja era real, podía sentirlo. Para él, todas las suposiciones que negaban la existencia de un ente tan poderoso, simplemente parecían falacias creadas por el miedo, buscando alejar los pensamientos de la incertidumbre a la que se dirigían. Probaría que existía, y él sería quien la derrotara. Traería su cabeza como prueba. Una muestra fehaciente de que había doblegado al ser más poderoso del planeta.

¡Ahhh! Holiwis. Aquí les dejo el nuevo shot, espero les vaya gustando y lean hasta el final. Es la primera vez que escribo aventura y fantasía, así que realmente no sé cómo estará, pero lo hice con mucho amor y ganas de intentar algo nuevo. 💜

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