Capítulo 3

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La visión de Jungkook se fue aclarando paulatinamente a medida que sus ojos se abrían. Se sentía mareado y desorientado, el simple hecho de estar vivo era algo sorprendente. No sabía dónde estaba o cómo había llegado ahí. Un escalofrío estremeció su cuerpo, se sentía húmedo y sus cabellos, aún mojados, se pegaban en su frente. Cuando sus ojos lograron enfocarse en el panorama que lo rodeaba, notó que se encontraba en el interior de una fría cueva de roca negra, cuyos relieves resaltaban a la vista gracias a cristales azules incrustados en los laterales y encima; varias estalactitas y estalagmitas mostraban sus puntas desde el techo y el suelo, respectivamente. Su cuerpo descansaba en la oscura dureza y sus piernas colgaban, cayendo en el agua. No parecía haber un punto de contacto entre el agua y el exterior, ¿cómo había entrado? Lo último que recordaba era haber sido arrastrado por la violentas aguas, agarrado con todas sus fuerzas al cuerpo de la serpiente marina, intentando no caer.

Se tambaleó un poco, pero logró levantarse. Todo a su alrededor era sospechosamente tranquilo, preocupante. Gracias a la tenue luz emitida por los cristales, ubicó un camino que se adentraba a lo profundo de la caverna. No sabía qué podría depararle ese lugar, pero tampoco podía quedarse en ese callejón aparentemente sin salida, no sabía cómo había entrado ahí, mas no se le ocurría otro método que no hubiera sido submarino. Si por algún motivo la serpiente lo había dejado ahí y decidía volver, podría ser demasiado peligroso. Su espada probablemente se había quedado clavada en el monstruo, si no es que descansaba en las profundidades del océano.

Se puso en marcha. Sus pasos se sentían pesados y torpes al inicio, le costaba mantenerse en equilibrio, pero lentamente fue recuperando la estabilidad, pudiendo sentirse más confortable en su propio cuerpo. No tenía idea de a dónde se dirigía, la incertidumbre era demasiado grande. ¿Estaría ya en Gehena? ¿Sus amigos estarían bien? ¿Qué había pasado con El Destructor? ¿Cuánto tiempo había transcurrido? En medio de su martirio mental, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo justo antes de escuchar una voz decir:

“Veo que has sobrevivido, me alegra mucho. ¿Te encuentras bien?”.

—Eso creo —susurró confundido, más para sí. ¿Qué estaba pasando?

Se trataba de la misma voz melodiosa del joven que escuchó después de ser arrastrado sin rumbo por la serpiente, luego de caer por la borda. ¿De quién se trataba? Si podía comunicarse de esa manera, de la misma manera en que los hechizos de la bruja eran lanzados, podía ser que...

“¿Cómo te llamas? Soy soy Jimin, Park Jimin”.

—¿Quién eres? —preguntó Jungkook, desconfiado.

“Solo soy alguien cuyo tiempo se ha detenido por quinientos años”.

«¡¿Qué?!». La mente de Jeon se aceleró ante esa confesión.

—¿A qué te refieres? Fuiste tú quien pidió ayuda, ¿cierto?

“¡¿Te llegó mi voz?! ¡Menos mal! Es la primera vez que alguien entraba en mi radio de control, no sabía si funcionaría la telepatía, así que solo pude ordenar a la serpiente que te trajera aquí una vez pude comandarla”.

La mente de Jungkook intentaba procesar todo lo que estaba escuchando de la manera más ecuánime posible. ¿Radio de control? ¿Telepatía? ¿Órdenes a la serpiente? A la vez que demasiadas interrogantes se formulaban en él, ninguna podía abandonar sus labios, era todo tan alocado que no encontraba siquiera por dónde comenzar. Sin embargo, en medio de todo su caos mental, un par de preguntas escaparon sin pensarlas demasiado.

—¿Eres la bruja? ¿Qué quieres de mí?

“¿Bruja? No exactamente. Y lo único que quiero es pedir tu ayuda. Eres el primer y único humano que ha conseguido llegar hasta aquí en quinientos años”.

—¿Cómo que “no exactamente”? —repitió—. ¿Quinientos años? ¿Tu tiempo detenido? ¿Mi ayuda? No entiendo nada. —Sus pasos se detuvieron a la vez que sus dudas estallaron—. ¿No que hiciste un pacto con el diablo?

“Ojalá hubiese tenido siquiera esa opción”.

La voz perteneciente a quien se había presentado como Park Jimin, en un tono suave, le confesó una verdad diferente. Medio milenio atrás, Adirael, hijo de Beelzebub, en un intento de traicionar a su padre y convertirse en uno de los siete príncipes del infierno, provocó la "extinción" de las brujas, y la aparición de Gehena en el Mar Negro. El demonio, en busca de ofrecer alimento a sus hordas de lacayos, decidió construir un portal que comunicara el Inframundo con el mundo humano, para así usar a las personas como dieta fundamental. Sin embargo, crear algo de tal magnitud consumiría una gran cantidad de poder mágico, una que no se podía permitir perder si se proponía derrotar a uno de los más grandes demonios de todos los tiempos: su padre. Saber la existencia de brujas y magos, se había convertido en su solución, era tan simple como usar la magia que poseían esos seres inferiores y preservar la propia. Los humanos eran solo ganado, no merecían poseer un don tan especial como la magia, debían sentirse agradecidos por convertirse en el alimento de seres superiores.

Todas las brujas y magos fueron teletransportados a Gehena, donde sus vidas fueron arrebatadas y su poder mágico fue sellado en cristales de los cuales se extraería la energía en el momento en que el portal fuese a ser creado. Jimin había sido el único superviviente, mostraba una cantidad de partículas mágicas muy superior a las de cualquier otro humano y una capacidad innata para controlar el océano y todo lo relacionado a las masas de agua; ¡¿qué mejor espécimen para custodiar el poder sellado en los cristales? Fue encerrado y sus hechizos controlados para crear un campo de protección alrededor de la isla, un halo carmesí que traería la muerte a todos aquellos que se atrevieran a adentrarse en él.

La voz del joven continuó explicando a Jungkook cómo las almas de sus familiares, amigos y de todos los magos, se convirtieron en un simple experimento fallido que jamás llegó a concretarse. La traición de Adirael fue descubierta y todos sus planes quedaron en el olvido. Los seres humanos jamás supieron siquiera sobre ello. Gehena quedó en el olvido, sin nadie capaz de entrar a terminar con el suplicio al que se vio sometido el joven mago durante cinco siglos, con muchos muriendo en vano en busca de un tesoro inexistente, y las almas de todos los magos prisioneras en cristal por el resto de la eternidad, incapaces de revivir o descansar en paz.

Las dudas de Jungkook conllevaron a un colapso de su cerebro producto a la información que recibió. Cada palabra que fue transportada a su mente mediante esa dulce e hipnotizante voz, puso de cabeza toda la historia y la verdad que había conocido durante su vida. Los libros de historia y las enseñanzas de sus viajes le habían permitido saber muchas cosas, pero jamás pensó que un encuentro tan inesperado fuese a poner patas arriba su sentido común. Desde que supo de la existencia de Gehena, su recopilación de información siempre llevaba al mismo resultado: la Bruja del Mar hizo un pacto con el Diablo, custodia su tesoro, las riquezas más grandes de todo el mundo descansan ahí. Otros decían que las brujas se habían extinguido, algunos hasta aseguraban que nunca habían existido. Sin embargo, él siempre hizo oídos sordos a esos comentarios, quería creer que un reto sin precedentes le esperaba en Gehena, ansiaba derrotar a la bruja y convertirse en el Aventurero más reconocido de todos los tiempos. ¡¿Qué hacía ahora con todo lo que acababa de escuchar?!

Estaba atónito. La bruja debía estarlo engañando, todo debía ser una mentira. ¡Tenía que serlo! De seguro era un plan macabro de esa malévola existencia para aprovecharse de él de alguna manera. Porque así describían a las brujas los libros, los abuelos y hasta los juglares: manipuladoras y falsas. Esa explicación, por muy congruente que se escuchase, no podía ser cierta. De serlo, significaba que Jeon estaba siendo testigo del castigo más cruel que pudieron imponerle a un ser humano. Y es que la voz parecía de apenas un adolescente. Si la bruja no estaba manipulando su tono, tal y como lo hizo para los hechizos, significaba que un casi niño había estado siendo obligado a usar sus poderes para asesinar personas por medio milenio.

Era muy difícil no creer. Demasiado difícil. Cuando todos los argumentos eran así de válidos, cuando todo a su alrededor estaba repleto de cristales que brillaban en la oscuridad, rebosando vitalidad sin ninguna justificación, cuando en lugar de ser devorado por la serpiente marina o ser engullido por el océano, había despertado sano y salvo gracias a esa voz... Cuando precisamente esa voz tan melodiosa que arrullaba su nervioso corazón se tiñó de melancolía, era imposible no sentir opresión en el pecho.

—¡Mierda! —exclamó frustrado. ¿Qué se suponía que hiciera con toda esa información?

Un pequeño silencio triste se instauró, seguido de una nueva intervención de la voz.

“¿Tú podrías... contarme sobre el resto del mundo? ¿Qué hay ahí afuera actualmente? No sé sobre nada fuera de Gehena”.

Esta vez el tono era tan tímido e inocente que a Jungkook le recordó a cuando los niños de las aldeas rurales le preguntaban con inocencia por la vida en las ciudades y otros continentes, ansiosos por conocer y escuchar relatos de lugares fantásticos y desconocidos. Park Jimin podía ser perfectamente tomado como eso, un chico al que se le fue arrebatada la oportunidad de vivir, conocer, disfrutar y ser feliz. ¡¿Cuántas vidas inocentes habían sido sacrificadas por un plan macabro del que nadie tenía idea?! ¡¿Cómo era posible que los demonios, de los que muy poco o nada se hablaba, incluso menos que de las brujas, hubieran deformado la historia y la realidad de una manera tan cruel?! Jeon sintió algo estrujarse en su pecho, no pudo evitar querer hacer todo lo posible por satisfacer esa curiosidad. Comenzó a compartirle sus experiencias y aventuras a Jimin.

A medida que avanzaba, despacio y precavido, manteniendo una conversación con la misteriosa y atrayente voz, sus dudas y desconfianza fueron pasando a un plano secundario. Cada vez que la hermosa sonrisa de Jimin se transmitía directamente a su cabeza, se sentía hipnotizado, era lo más bello que había escuchado jamás. Saberse haciéndolo reír y disfrutar de la que era probablemente su primera conversación en siglos, oírlo preguntar curioso sobre sus aventuras y viajes, sobre su persona... Era una sensación tan confortable la que los envolvía en esa extraña plática, que el azabache no podía creer que se estuviera sintiéndose ansioso por poder contemplar el rostro dueño de tan hermosa voz, y no precisamente para asesinarlo.

Jungkook había tomado la decisión de conversar para tratar de obtener alguna clase de información que le fuera de utilidad, pero acabó disfrutando tanto que eso pasó a un plano secundario. Se había mentalizado para en caso de que fuera un engaño, hacer lo que tenía originalmente planeado: matar a la bruja; sin embargo, se encontraba a sí mismo deseando que no fuera así.

Notó cómo sus pasos iban en ascenso paulatinamente. El diámetro de la laberíntica cueva se iba incrementando y el número de cristales celestes crecía, dando mayor iluminación, y las estalactitas y estalagmitas iban disminuyendo en contraste, hasta el punto de casi sentirse en una cueva de diamantes. Cuando divisó lo que parecía la salida a un espacio más grande, aceleró su subida, pensando, más que nada, en que encontraría a Jimin ahí.

Un espacio enorme hecho totalmente de cristales color celeste se expandió ante sus ojos. Todo brillaba con intensidad y belleza, era irónico que fuera gracias a las vidas arrebatadas injustamente de millones de magos de todo el mundo. El corazón del Aventurero se detuvo por una fracción de segundo cuando sus ojos quedaron atrapados el lo que apreció en el centro de ese gran lugar. Bajo un halo de luz carmesí, de un color similar al de las aguas de Gehena, flotaba una gran burbuja de agua, dentro de la cual se encontraba el cuerpo de un joven, cubierto con una túnica blanca. Bajo dicha burbuja, bordeando el círculo rojo luminoso, se esparcían unas runas que brillaban de un color similar, en un idioma que Jungkook no supo comprender.

Se acercó lo suficiente hasta poder divisar con claridad las facciones del joven. «Hermoso», pensó. La piel nívea y acendrada del muchacho era algo visible en sus extremidades, pero más fácil de apreciar en su rostro. ¡Oh, su rostro! Los cabellos plateados como la luz de la luna flotaban lentamente en el agua, su nariz pequeña y perfilada le daba un toque de ternura a su rostro, mientras que sus gruesos labios color cereza le daban un toque demasiado sensual. De un momento a otro, los ojos del chico comenzaron a abrirse lentamente, dejando ver un tono de azul tan hermoso que ni el más costoso y refinado zafiro podría equiparársele.

“Hola. Al fin puedo ver tu rostro”.

—Hola... —contestó por inercia, anonadado.

“Aún no sé tu nombre, ¿me lo dirías?”.

—Jungkook... Jeon Jungkook.

“Hermoso nombre”.

Y justo cuando Jungkook pensó que había visto lo más hermoso del universo frente a él, la aparición de una sonrisa en los labios de Jimin le permitió ver que ahora era cuando estaba contemplando la perfección.

“Entonces... ¿Me ayudarías, Jungkook? No puedo hacer esto solo”.

—¿Qué quieres hacer?

“Voy a destruir Gehena”.

—¡¿Qué?! —Los pensamientos de Jungkook se aceleraron—. ¿Cómo que destruir? ¿Qué pasará entonces con mis amigos? El barco aun sigue... —Se dio cuenta de que no lo sabía realmente—. ¿Qué sucedió con el barco en el que vine?

“Sigue a flote, pero no sé por cuánto tiempo más lo consiga. Los hechizos se activan de forma automática a medida que se avanza, no soy capaz de hacer nada para evitarlo. En mi radio de control lo más que puedo hacer es comunicarme y, con gran esfuerzo, controlar a un monstruo marino. Solo puedo usar magia en este lugar, y con límites. Es por eso que necesito de tu ayuda, Jungkook, así podrás salvarlos también”.

—¿Qué tengo que hacer? —preguntó sin dudar. Si la posibilidad de salvar a sus amigos, aun minúscula, se abría ante él, la tomaría. Si a pesar de sentir que todo era verdad, resultaba ser una mentira, ya se las arreglaría, ahora lo único que podía hacer era aferrarse a cualquier esperanza, por minúscula que fuese.

“Necesito que confíes en mí. No puedo salir de esta burbuja, tengo que poner mi magia en tu interior para que seas tú quien anule el hechizo de las runas que me mantiene prisionero. Una vez que lo hagas, las partículas mágicas que están desperdigadas por Gehena deberían regresar a mí, el clima se normalizaría y los monstruos regresarían a dormir a las profundidades”.

Parecía una oferta tentadora. Demasiado. Pero todo parecía demasiado sencillo, algo no compaginaba.

—Dices que puedes usar magia aquí dentro, incluso puedes introducir tus hechizos en mi interior. ¿Por qué no habías escapado por ti mismo antes?

“Lo he intentado, pero es imposible. He tratado de poner mi magia en la mayoría de las estalactitas y estalagmitas, que son lo poco que he podido encontrar en este lugar, pero al no tener inteligencia, no pueden contener los hechizos, acaban convertidas en grava”.

—Ya veo. Y... si todas las partículas mágicas dispersas en Gehena regresan a ti, ¿qué planeas hacer con ese poder? —La vida de sus amigos estaba en juego, pero la posibilidad de que todo fuera un engaño seguía dando vueltas en su mente. Esta persona con voz determinada no tenía nada que ver con la voz de niño inocente que había estado conversando con él en las últimas horas.

—Liberar las almas prisioneras de todos los magos aquí en Gehena, para que puedan descansar en paz.

Jungkook prefirió creer. Fueran cuales fuesen las consecuencias. No tenía otra alternativa; además de que una parte de él deseaba confiar en la sinceridad que se escuchaba en la voz de Jimin, sin importar si usaba su tono inocente o resuelto.

—Confiaré en ti, Jimin. Hagamos esto.

A partir de que pronunció esas palabras, la cadena de acontecimientos se desarrolló tal y como el mago había dicho. Sin ápice de falsedad. Jimin dio forma a una esfera de agua condensada dentro de la cual comenzó a introducir su poder, mostrándose con un brillo azulado similar al de los cristales, pero de un tono más intenso y brillante, después la guió fuera de la burbuja que lo aprisionaba, viajando hacia el pecho de Jungkook e introduciéndose en este, completando el proceso. El Aventurero solo tuvo que colocar sus manos sobre las runas y dejar la magia fluir fuera de su cuerpo, lentamente el hechizo fue haciendo efecto y la simbología que rodeaba la luz carmesí que se cernía sobre Jimin, desapareció. Segundos después, un temblor sacudió con fuerza el lugar, haciendo al azabache perder el equilibrio. Cual si de estrellas fugaces se tratara, un cúmulo inmenso de partículas luminosas comenzó a entrar por el halo carmesí, volviéndolo plateado y entrando a la burbuja, al cuerpo de Jimin. La esfera de agua se reventó y el joven de cabellos plateados flotó lentamente hasta posarse delicadamente sobre el suelo, de pie frente al azabache.

—Gracias, Jungkook, nos has salvado —dijo por primera vez con palabras brotando de sus labios y no por telepatía—. Tus amigos también están a salvo.

—Gracias —respondió aliviado, sin perder de vista los movimientos del mago, quien se dirigió a pasos lentos y algo tambaleantes hacia una de las paredes de cristal.

—Es hora de poner fin a todo... Llevo siglos creando este hechizo solo para ustedes —susurró y colocó una de sus manos sobre la pared—. Vaimud taevasse. ¹

Todo el cuerpo de Jimin comenzó a brillar con gran fulgor, y los cristales respondieron de la misma manera, cual si hubieran entrado en resonancia. El brillo se volvió cada vez más intenso, hasta que explotó en un mar de luciérnagas celestes que comenzaron a elevarse al cielo, brindando un panorama hermoso en demasía y que marcaba el final de siglos de sufrimiento silencioso.

Lo único que quedo a su alrededor fue un montón de arena blanca que se extendía por quilómetros sin ningún rastro de vegetación o fuente de vida. El Sol brillaba, el cielo se expandía azul y sin una sola nube, la brisa del mar soplaba con normalidad y las olas llegaban suavemente a la orilla. Una isla desierta en medio de la nada, esa era la identidad de Gehena.

—Ya pueden descansar en paz, hermanos.

—¿Has logrado liberar sus espíritus?

—Sí. Y con ello mi trabajo ha terminado. —Se volteó hasta quedar frente a frente—. Gracias de nuevo, Jungkook, sin ti esto no hubiese sido posible.

—No hay qué agradecer. Mis amigos también han logrado sobrevivir gracias a ti, estamos a mano —dijo aliviado, luego de haber visto la silueta de El Destructor en la lejanía, todavía a flote.

—Es momento de que yo también acompañe al resto de las almas. —Sonrió con obvia tristeza.

—¡¿Qué?! ¡No puedes morir! ¡No ahora que hay un nuevo comienzo para ti frente a tus narices! —replicó molesto—. ¿Es este el motivo tras tu determinación? ¡No me jodas! —Ni el propio Jungkook podía comprender el porqué de la magnitud de su enojo, simplemente sabía que le molestaba esa decisión.

—Lo poco que me contaste de este mundo me deja ver que no hay lugar para brujas o magos. Es lo mejor.

—¡No lo es! No puede ser lo mejor cuando disfrutaste tanto con mis relatos y estabas tan lleno de curiosidad. ¡Admite que quieres quedarte! ¡No me mientas!

—Pero es que yo... no tengo a nadie y...

—¡Me tienes a mí! —respondió con seguridad.

—¡¿Qué?! —El aire casi escapa en su totalidad de los pulmones del mago al escuchar esas palabras. Se sonrojó.

—¡Ven conmigo, Jimin! ¡Déjame mostrarte el mundo! Permíteme compartir contigo mis aventuras y enseñarte que existe un destino mejor para el último mago, que simplemente desvanecerse en la nada por pagar pecados de los que no es responsable. —Le extendió su mano—. Yo confié en ti. ¿Confiarías tú en mí?

Los ojos azules del joven mago se iluminaron con emoción, de una manera tan hermosa que Jungkook no pensó que podría existir.

—Sí, confío. —Tomó su mano con una sonrisa.

Había un vasto mundo por conocer, aventuras que compartir y una vida que vivir. La oportunidad de alcanzar la felicidad con sus propias manos se había abierto frente al último mago en la tierra, aun tras medio milenio de soledad y desesperanza.

Aclaración que había olvidado hacer:
«Gehena» deriva de Ge Hinnom, del hebreo, que significa Valle de Hinom (en tiempos bíblicos, fue el lugar donde se cometieron actos de maldad). Es además el equivalente islámico del infierno cristiano.

Hemos llegado al final. Ni yo misma me lo creo, creí que mi cerebro se derretiría y se me saldría por un oído. Siempre me entra moridera cuando voy a escribir los finales xD. Quizás no era esto lo que esperaban para un capítulo final, pero fue lo que se me ocurrió. Perdón si quedó muy feo. 😩

Casi no pude revisar la ortografía, disculpen si hay muchos errores.

Aquí dejo la traducción del hechizo.
1) Espíritus al cielo.

La historia de Gehena cierra aquí, aunque si alguien desea que haga una continuación en la que narre los viajes de Jungkook y Jimin a partir de ahora, lo puede dejar en los comentarios. Quién sabe y hasta los demonios retornen al mundo humano jajajaja #desmadre.

Esto sería todo por ahora. Gracias a quienes vinieron aquí a leerse otra de mis locuras, y si es la primera vez de algunos leyéndome, espero les haya gustado y se animen a leer algo más.

Chao chan 😘

Hasta el próximo fanfic.

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