Capítulo único.

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Su espalda estaba pegada a la blanca pared de la habitación y con su diestra cubría sus labios para evitar sollozar. Sentía su corazón hacerse pedazos poco a poco, porque apenas ayer había visto a sus padres irse y horas después, junto a su hermano mayor, habían recibido la trágica noticia de que ambos habían fallecido en un accidente automovilístico a causa de un camión que impacto con el vehículo.
Es increíble cómo la vida cambia en un instante, ¿No? Antes de la trágica noticia, estaba feliz, jugando videojuegos en línea con su amigo TaeMin, pero en un instante, la vida se le vino abajo.
No vería más a sus padres y eso dolía a niveles inimaginables.

Sabía que su hermano intentaba lucir fuerte, pero esos ojos hinchados indicaban todo lo contrario. Él también sufría y no podía dudar de ello.
Poco a poco sus piernas flaquearon y se dejó caer en el piso, abrazando sus rodillas y soltando por fin ese hiriente sollozo; soltando todo su dolor.
¿Cómo se supone que seguiría ahora? Su mundo se había venido abajo y agradecía aún tener a su hermano, pero sin sus padres nada sería igual.

Se aferró a su mismo, apretando las manos en su pantalón de vestir sin poder contenerse más, total, estaban en un velorio y era normal escuchar llantos desgarradores, ¿No?
MinHo se sumió en su propio mundo, llorando descontroladamente. Extrañaría mucho a sus padres, porque para él, su familia lo era todo.

De forma sorpresiva, sintió una mano posicionarse sobre las suyas que mantenían apretando la ropa que llevaba, por lo cual se vio obligado a lazar la vista, aún si sus lágrimas le impedían enfocar o su rostro lucía rojo e hinchado, pero por fortuna, logro ver ese típico cabello rubio de su amigo KiBum, quién lo miraba con empatía y unas pocas lágrimas en sus ojos.

—Min, te estuvimos buscando —Comentó con una voz suave y bastante dulce, acariciando con lentitud y suavidad la mano ajena —. Estábamos realmente preocupados y vinimos lo más rápido posible, preguntar cómo estás sería tonto ahora pe-...

La frase del rubio fue cortada por sentir los fornidos brazos ajenos rodearlo, acción que no dudó en corresponder de inmediato, acariciándole el cabello azabache.
MinHo ocultó su rostro en la curva que unía el cuello y hombro derecho de Key, llorando hasta sacar todo el dolor que cargaba consigo durante esas horas.
Necesitaba apoyo y agradecía infinitamente haber sido auxiliado por aquel rubio de ojos gatunos.

Permanecieron en silencio total, Kim le daba caricias a su amigo, pasando sus dedos con dulzura por su cabello y susurrando en su oído que estaba bien llorar, que los tenía a él y sus amigos.

—No estás solo, lo sabes, ¿No? —La usual voz escandalosa de Bum no estaba ahí, sino que era una dulce y suave —. Sé que duele. Sabes que nosotros también los queríamos mucho.

Poco a poco lo separó de él para que conectarán sus miradas y el chico de tez clara le brindo una sonrisa adorable, sincera y llena de cariño, la cual provocó que el dolido corazón de Ming saltará de alegría. Siempre ha creído que él posee la sonrisa más bella del universo.
Los delgados dedos del rubio secaron sus lágrimas con delicadeza, como si Choi pudiese ser una figura que se rompe al más mínimo tacto.

—Gracias... Bum —Susurró con la voz aún rota, porque tampoco es que el dolor se esfumará tan simple —. Muchas gracias por venir.

Otra vez se unieron en un abrazo lleno de cariño, hasta que sintieron unos brazos posarse sobre KiBum y rodear hasta donde alcanzara a tocar a MinHo, siendo seguidos por otras dos personas.

—Seguimos viendo de lejitos, pero también queríamos abrazar a MinHo hyung —Comentó con un puchero un peli plateado de labios gruesos.

—Ajá —Les apoyó a duras penas un chico de cabellera albina, haciendo un sobre esfuerzo por parar de llorar debido a su sensibilidad hacia cualquier cosa que se relacionara con sus amigos.

—Estamos todos para ti, Min, no lo dudes —Y habló finalmente el quinto integrante del grupo, un joven castaño de dulce sonrisa.

El hijo menor de la familia Choi rio como pudo, sintiendo una mínima chispa de alegría pasar por su cuerpo por tener a sus amigos con él, brindándole ese apoyo que requería en esos momentos.
Le alegraba saber que en realidad aún no lo perdía todo.
Amaba saber que aún tenía a su hermano, sus amigos y especialmente a Kim KiBum.

[. . .]

El tiempo es algo imposible de controlar y los días vuelan.
Habían pasado ya dos meses desde aquel trágico día en la vida de MinHo, pero cada día recibía apoyo por parte de sus amigos, quiénes lo invitaban a salir o buscaban cualquier excusa para juntarse y pasar un excelente momento juntos.

En ese momento se hallaban paseando en una plaza como un grupo común; bromeando y riendo de los comentarios ocurrentes que tenían.

—Deberíamos ir a comer, muero de hambre, hyungs —Casi ordenó el menor de todos, haciendo un suave puchero con esos gordos labios.

—Vayamos por pollo —Contestó con alegría el mayor, esbozando una de esas sonrisas angelicales que poseía.

—Fuimos hace dos días, hyung. Yo digo que ahora vayamos por hamburguesas o carne —El reclamo de TaeMin provocó que JongHyun soltara una risa alta, siendo seguido por el rubio y azabache que también los acompañaban.

—Bueno, perdón por ser un eterno amante del pollo —Sus hombros se alzaron para restarle importancia a aquello, ahora haciendo reír al peli plateado — ¿Entonces a dónde iremos?

—Yo voto por carne —Hablaron los dos más altos al unísono, mirándose un momento entre sí y sonriéndose —. Conexión.

Esa nueva palabra que pronunciaron al mismo tiempo hizo reír a los demás, mientras que ellos siguieron mirándose por un instante.

—Están conectados como una pareja —Les intento molestar el albino más bajo, manteniendo una sonrisa de diversión.

—Nadie dice nada de cuando tú te le insinúas a TaeMin estando ebrio —Se defendió el moreno alto, ganándose una mirada fulminante del bajito.

—Calla. Sí no lo recuerdo, no pasa.

—Ya, ya, ¡Quiero comer! —Demandó el Lee menor, cruzándose de brazos, intentando evitar ese momento vergonzoso —. Vayamos por carne, ya se me antojo.

Y dicho aquello, todos tomaron rumbo hacia algún restaurante cercano, continuando con pláticas casuales.
Desde el incidente, la relación entre KiBum y MinHo comenzaba a ser más fuerte. Inconscientemente siempre se perdían ambos en un mismo mundo, hablando entre ellos sin recordar que no estaban solos, pero sus amigos no los interrumpían, porque estaban seguros de a quién más necesitaba Choi, era a ese rubio con risa y voz de perico descompuesto.

—¿Harás algo el viernes, Bummie? —Se animó a preguntar por fin, después de pensar tanto en ello —. Me gustaría que saliéramos, eh... Tú y yo.

—¿Es una cita? —No se resistió a decir eso, soltando una risa ligera.

—Se podría decir que sí —Sus hombros se alzaron un instante, intentando lucir un poco indiferente a esa idea, pero por dentro, su corazón sentía que iba a explotar de alegría.

—¡Claro! Me encantaría, Min —No quiso disimular su entusiasmo. Le encantaba pasar tiempo con el moreno y desde el accidente, ambos se habían hecho más unidos.

Constantemente hablaban por llamada hasta que alguno cayera dormido e incluso logrando hablar por horas hasta la madrugada.
Tenía poco que había pasado también el cumpleaños de TaeMin y aún si era un festejo para él, el dúo MinKey no dudó en pasarla bien juntos, tomando un poco y disfrutando de una convivencia agradable e inclusive dulce.
Les encantaba estar con el otro.

En cuanto terminaron su caminata hasta un restaurante, se sentaron en una mesa y ordenaron.
Todo transcurrió normal, entre bromas, risas y pláticas amenas. Una bella tarde entre unos amigos inseparables casi desde su niñez.

[. . .]

¿Sabes? Ya quiero verte, aún si salimos el martes —Comentó con su gruesa voz a través del micrófono del móvil.

—Yo también ya quiero verte, Min —Las mejillas blancas del chico de cabellos dorados se tiñeron con una dulce tonalidad rojiza, que agradecía no podía ver el menor —. Me encanta pasar tiempo contigo.

A mí también —Su sonrisa fue amplia y su corazón dio latidos rápidos. Era imposible explicar la felicidad que le traía KiBum y el cómo le ayudaba emocionalmente tenerlo a su lado.

No existían las suficientes palabras al explicar todo lo que le hacía sentir. Key es un excelente chico, llenó de amor y apoyo. Siempre ha estado para los cuatro y ayudarles en todo lo que pueda.
Choi pensaba que el niño bonito de ojos felinos era la perfección hecha persona.
Su personalidad era dulce, aún con todo y ese lado escandaloso que tiene. Le encantaba escuchar la risa que seguro podían oír hasta Francia.
Sus ademanes, la forma en la cual sus cejas se fruncían y esa pequeña cicatriz dónde ya no pudo crecer más vello. Lo clara perfección de su piel, tan lisa y suave.
Dios, ¿De verdad era posible que alguien te encantará tanto? Nunca se había sentido de esa manera. Solamente Kim KiBum hacia saltar su corazón, lo hacía sentir aquellas famosas mariposas dar vueltas en su estómago.

Pasaron alrededor de dos horas más hasta que llegaron las doce cuarenta y seis, por lo cual el mayor se despidió, comentando que ya tenía sueño y sus párpados le pesaban.

—Min, ya iré a dormir, nos vemos más tarde, ¿Está bien? —Sonrió de manera dulce, aún si no podía verlo.

Está bien, KiBummie. Descansa y ten dulces sueños —Un suspiro salió de sus labios antes de proseguir —. Te quiero, KiBum. Mucho.

—Yo te quiero más —Y sin permitirle responder, colgó la llamada, dejando el móvil en la mesita de noche y cubriéndose el rostro totalmente emocionado.

Le dijo que lo quería. Ambos lo dijeron.
Dios, juraría que su pequeño corazón iba a explotar. Después de tanto tiempo gustando de él, por fin pudo decirle eso. No era la primera vez que se decían un "te quiero", pero estaba seguro de que esta vez era distinto.
Ambos lo sentían en todo su cuerpo.
Y con aquellos dulces pensamientos, el rubio cayó en brazos de Morfeo.

Mientras tanto, en otra parte de la ciudad, el joven de ojos grandes miraba perdido el techo.
Juraba que sus palpitaciones las sentía hasta sus orejas, incluso las vibraciones alcanzaban a llegar a su espalda.
Lo adoraba. Era lo mejor que pudo llegar en su vida.
Estaba seguro que, si no hubiera llegado aquel día, hubiera estado destruido y seguro su propia conciencia estaría perdida en el tormento diario.
Se sentó en la orilla de la cama, admirando primero la foto familiar en su mesa de noche. Sonrió con melancolía y acarició un instante el rostro de sus padres, en definitiva, los extrañaría siempre, porque los amaba.

Sus pies le ayudaron a levantarse y caminó hasta el escritorio donde solía hacer sus trabajos o tareas de la facultad y ahí estaba una foto de KiBum. Una fotografía que había impreso hace apenas un mes y no lo pensó dos veces para enmarcarla.
Se podía apreciar esa tierna sonrisa y esos pómulos que amaba y deseaba llenar de besos. Sus labios acorazonados, con toques rosados naturales y ni hablar de lo brillantes que eran sus ojos.
Tomó suavemente el marcó, acariciando esta imagen que le trajo paz. Sin poder resistirlo, dejó un beso sobre el vidrio que protegía esa preciada imagen para él y tras hacer esto, se recostó de nuevo en su cama, reproduciendo la canción llamada "Get you the moon", comenzando a conciliar el sueño con KiBum rondando sus pensamientos.

[. . .]

Sí pudiera describir sus sentimientos en ese momento, podría asegurar que morirá de nervios mientras sostenía aquella bolsa de regalo.
Estaba en un parque, esperando por KiBum y ansiaba que llegase ya, pero otra parte de él tenía miedo, porque estaba a nada de decirle sus sentimientos con total sinceridad.

—¡Min! —Escuchar su nombre salir de aquellos labios hizo su corazón palpitar más, si es que eso pudiera ser posible en ese momento — ¿Llevas mucho? Lamento la demora —El pucherito que apareció en sus rosados labios no pasó desapercibido ante los ojos de Choi, quién deseaba poder dejar un beso en esa zona.

—No, no. Tengo poco, pero... Uhm... —Las palabras se terminaron ahí, por lo cual solo extendió la bolsa hacia él —. Un regalo para ti, espero te guste.

—MinHo, no era necesa-...

—Lo hice porque quería. Lo vi y de inmediato pensé en ti —Mordió su labio inferior y se ganó una mirada curiosa por parte del contrario —. Por favor, ábrelo.

Basto con decir eso para que ambos se dirigieran a la banca más cercana, sentándose y Kim no lo pensó más al abrir la bolsa y sacar una linda caja negra de tamaño pequeño.
La abrió con lentitud, encontrándose con un dije con forma de luna con pequeñas piedras en ella. Los ojos del rubio quedaron en sorpresa, casi pareciendo que se saldrían de su área.

—Pero, Min, esto es mucho —Casi pudo sonar como un reclamo. Su corazón se había vuelto loco ahora, ¿Por qué darle un regalo tan de repente? Ni siquiera estaba cerca la fecha de su cumpleaños.

—No, esto es muy poco —Dicho eso, tomó una bocanada de aire algo larga, soltándola en un suspiro —. Y te diré por qué, Bummie.

Sus manos morenas tomaron las suaves del mayor, acariciándole delicadamente el dorso y conectando sus miradas, ambas llenas de brillo.

—Me brindaste apoyo cuando lo necesitaba y me ayudaste a luchar cuando yo estaba dándome por vencido. Me hiciste reír cuando estaba perdiendo todo —Escuchar aquellas palabras provocaron que el mencionado sintiera unas ganas tremendas de llorar —. Eres la razón por la que todavía sigo aquí; si pudiera darte la luna, te la daría y si la muerte viniera por ti, te daría mi vida.

Esas palabras llenas de cariño, tan afelpadas que podía sentirse cálido y lleno de amor. La mirada de dos enamorados estaba conectada e inconscientemente, KiBum soltó las primeras dos lágrimas de alegría, entrelazando sus dedos con los de Choi.

—Por eso compré este collar para ti, es lo más cercano que pude conseguir para darte la luna, KiBummie —Soltó una de sus manos del agarre y acarició con ternura sus mejillas, limpiando esas lágrimas y provocándole una risa nerviosa —. Me gustas en serio y quisiera saber si... ¿Te gustaría iniciar una relación conmigo, Kim KiBum?

Basto con aquello para que el mayor se lanzará a sus labios, saciando esas ganas que ambos sentían de besarse desde hace tanto.
Choi tomó la delgada cintura contraria y Key lo abrazó por el cuello, besando con dulzura y amor esos delgados labios que poseía el chico que adoraba.

Después de cortar el contacto entre ambos, se sonrieron, sintiendo esa bella sensación de amor correr por su cuerpo.
Ese beso dijo más que mil palabras, por lo cual no hizo falta decir más.
KiBum ahora era su novio y no podía sentirse más feliz. Se sentía más completo gracias a él y su apoyo incondicional, a sus bromas y ahora, gracias a sus labios rosados.

Lo amaba, eso no podía negarlo.
Y haría lo que fuera por protegerlo de todo, porque no quería perderlo como a sus padres, porque ahora él era el soporte de su mundo, lo es todo.

❀ ꒰ ੭' — — — — — — — — — — — ♡ೃ 

HOLA BBS<3
al fin terminé este romántico o.s MinKey:'3
¿Qué les ha parecido?
Pensé en que fuera todo narrado por MinHo, pero sentía que podía darle más detalles narrando como normalmente lo hago, que es en tercera persona.

Me inspire mientras escuchaba la canción de Kina con Snøw, que por cierto es muy romántica y la deje en multimedia 💕💕
Espero que les guste esta corta historia;u;

No olviden dejar su estrellita y comentar 💕 eso me da vida UwU

¡Nos leemos después!<3

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