—TaeHyung, deja de llorar —YoonGi estaba atando los cordones de las zapatillas del mayor.

TaeHyung había querido impresionar a unas chicas en la pista de atletismo, pero había terminado cayendo por llevar los cordones desatados, se había raspado las rodillas bastante feo, y había tenido que curarlas con algo de agua oxigenada y un poco de algodón, y ahora tenía los pantalones arremangados sobre sus heridas.

—Pero duele~ —se quejó, haciendo pucheros, también se había golpeado la cara, así que cargaba una bolsa con hielo sobre su frente, donde estaba rojo por el golpe.

—TaeHyung... —YoonGi lo miró con cansancio—. Eres un idiota.

—Ya lo sé~

YoonGi se levantó con un quejido y se sentó a su lado.

—Pero por algo salí contigo, ¿No? —dijo el mayor luego de un rato, YoonGi lo miró y frunció el ceño con una mueca en sus labios—. Y por algo salías conmigo también, así que también, YoonGi, eres un idiota.

El menor se tomó un segundo completo para pensarlo y al final asintió.

—Si, también por algo estoy aquí... Sigo aquí, así que sí, Kim, te confirmo que también soy un idiota —dijo, se sentó a su lado.

TaeHyung asintió levemente, se apoyó un poco sobre YoonGi, tanteando terreno, el mayor no se movió, así que TaeHyung prosiguió para apoyar su cabeza en el hombro del otro.

Y YoonGi lo dejó, porque le gustaba, porque le hacía sentir más vivo por dentro.

En su mente, TaeHyung pidió que el menor volviera con él, que, de una vez, lo aceptara de nuevo, porque nunca encontraría a nadie más como él.

Pero era cuestión de recordar por qué habían roto, y por qué YoonGi estaba como estaba, para soltar todo deseo con un suspiro cansado.