Un rubio iba caminando con su grupo de amigos, estos iban riendo hasta que un chico golpeó al rubio él cuál se giró a dirección del chico que iba corriendo. Los demás se detuvieron al ver al rubio parado él cuál seguía viendo cómo el chico desaparecía entre la multitud.

—¡Hey Jimin! —lo llamaron.

—Sí. —sonrió para ver a los chicos.

—¿Vendrás con nosotros a la fiesta? —habló un chico mientras lo tomaba de los hombros.

—La prueba será en unos días debo de estudiar. —los vio apenado.

—Venga Park una noche de fiesta no te hará daño. —dijo un pelinegro.

—Está bien. —sonrió el chico.

Los chicos festejaron mientras abrazaban al rubio él cuál río con los chicos, el grupo de amigos llegó a un restaurante donde se pusieron a comer y a hacer bromas. El rubio miraba la sopa sin decir nada, los demás chicos vieron la actitud del chico él cuál sonrió para verlos.

—Hey Jimin estás raro. —le dijo un chico.

—No es nada Minjae. —sonrió. —es solo que estoy un poco cansado.

—No entiendo por qué te matas estudiando ya que eres el número uno. —habló un castaño mientras se llevaba a la boca un trozo de carne.

—Trato de obtener la beca para la universidad. —los vio.

—Vamos Jimin tu padre es un funcionario. —rio otro chico que estaba a su lado. —él te la puede pagar.

—Trato de darme mis propias cosas. —los vio. —ahora a comer la comida se enfría.

Los chicos siguieron comiendo y disfrutando de la tarde, al caer la tarde él llegó a su departamento para prepararse para la fiesta. Él llevó su mano a su pecho, sentía una sensación extraña, pero no le tomó importancia. Al alistarse se subió en su auto para dirigirse a la fiesta, él iba conduciendo tranquilo, hasta que otro auto golpeo el suyo. El auto fue dando vueltas hasta ir a parar hasta una construcción, el rubio estaba sacando sangre de la boca, él miró como pudo su cuerpo y se dio cuenta de que un hierro atravesaba su cuerpo. Él cada vez iba perdiendo el conocimiento mientras escuchaba como las patrullas se dirigían donde él se encontraba, lo último que vio fue un hombre él cuál sonreía de manera retorcida.

Park Jimin es un estudiante estrella, es querido por sus compañeros de clase y profesores, es educado e inteligente. Él no se mete con nadie, es muy generoso y amigable, todos lo aman y lo respetan, él...

Todos miraban al rubio él cuál caminaba con la mirada agachada, todos se preguntaban ¿Qué le había pasado al chico lindo y sociable? Sabían que algo había cambiado luego de aquel accidente que sobrevivió milagrosamente, pues él había sufrido un accidente de tan magnitud que se sorprendieron al verlo caminar, pues en su accidente se había roto todos los huesos, además de que un hierro había atravesado su hígado y un riñón.

—Hey Jimin. —lo llamaron.

El rubio pasó de largo para irse a una esquina, algo había pasado con el dulce y gentil chico, algo que lo había vuelto callado y reservado. Él ya no hablaba con nadie, aunque sus notas se mantenían, él había cambiado mucho. Ahora estaba pálido ya no había ese brillo y sonrisa que lo caracterizaba, ya no había nada del Park Jimin que las personas conocían. El rubio miraba a su alrededor como había personas de piel grisácea y con un aura luminosa, él podía ver a los fantasmas...

Él podía tocar fantasmas.