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Kim Taehyung no podía creerlo. Lo cual, dada su tan cuestionada profesión, era algo que decir. Por favor, él era adepto a lo paranormal, lo que mal llaman un cazafantasmas. Y, aun así, cuando abrió la puerta no esperó encontrarse a...

–Jeon Jungkook –sonrió con las mejillas coloradas y tensas por la sorpresa–. Bienvenido, gracias por tu aplicación, esperamos puedas ofrecer nuevas visiones al grupo.

Detrás de él, Kim Seokjin bufó una risa y arrastró la silla para hacer espacio en la mesa redonda. Lee Jieun, por el contrario, no reparó en la interacción y continuó leyendo.

–Anda, Tae, déjalo entrar ya.

Para vergüenza suya, Taehyung notó que aún estaban de pie en la puerta y con las manos unidas. Para horror también notó cómo la sonrisa de Jungkook ganaba fuerzas.

–Gracias por esta cálida bienvenida –respondió Jungkook, pasando junto a él y empujándolo con el hombro–. Y espero ser una adhesión productiva al grupo.

No resistió rodar los ojos, captando tardíamente cuan infantil se portaba. Pero este era el mismo Jeon Jungkook que desertó sobre fantasmas y un montón de mierdas científicas. De hecho, dada la creciente popularidad del Seúl Ghost Club, que tuvo un reportaje en una revista de distribución nacional, Jungkook dirigió a ellos su primer artículo. Con una especial dedicación a Ghostly, fuente de inspiración en el camino de hallar la verdad y nada más que la verdad científica. Así firmó Taehyung su entrevista. Y las primeras cartas que compartió con Jungkook.

–¿Te importaría comentar el caso otra vez, Ji? –preguntó Seokjin y su voz se perdió en un bostezo que no ocultó.

La chica sonrió a su novio. Jungkook ocupó el asiento libre, mientras Taehyung iba por otra silla a la cocina. Un poco se arrepintió de prestar su apartamento para las reuniones del club, porque era apenas una caja de zapatos con muebles recolectados de ventas de segunda mano. Aunque al volver y unirse a la mesa, percibió que Jungkook no se fijó en ello. De hecho, solo se fijó en él y esto, para alguien como Taehyung que se sonroja con espantosa facilidad, era un problema.

–Estaremos en S., hay reporte de al menos cinco casos situados en la vieja aceitera –miró a Jungkook, que por fin despegó sus ojos de él para verla–, los testimonios coinciden en su mayoría, a excepción del reporte de un joven que acusa la manifestación de un pariente recientemente muerto al que nunca le devolvió el dinero prestado.

–¿Puedo leer las denuncias?

La petición no extrañó a nadie. Era obvia la curiosidad del muchacho. Así como la de todos por este. Y es que Jungkook era, a palabras de Taehyung, un cerebrito, ¿qué iban a esperar de su estampa? Lentes, ropa anticuada cubriendo un cuerpo escuálido y desgarbado. Sin embargo, este prejuicio estético se vio aplastado por la pinta grunge con que se presentó el científico: camiseta negra ajustada a un cuerpo ejercitado y unos pantalones de jean rotosos que a Taehyung le remitieron a los conciertos de Sanulrim. Si le preguntaban, Taehyung no creía que esto era apropiado para una reunión, no si quería dar una buena impresión. Pero esto era algo que diría porque él lleva camisa abotonada hasta el ridículo, el cabello engominado y unos pantalones de cachemira que lo hacen parecer a él el típico cerebrito y no el espiritista.

–Adelante, iremos por café –dijo Jieun, Seokjin la siguió. Taehyung supo que iban a besuquearse a la cocina.

Era un noviazgo asqueroso, si le preguntaban. ¿Por qué nadie le preguntaba? Bueno, está mintiendo. Hay alguien que le pregunta qué piensa, qué opina y qué le parece. Aunque ahora está concentrado leyendo y asiente sin ver a los dos que se van. El movimiento, descubre Taehyung, logra que el cabello largo del chico caiga hasta su rostro. ¿Qué son esas greñas? Quiere preguntar, pero no es irrespetuoso. Aunque no evita ver a un lado, a la pila de papeles sobre la mesilla esquinera, y da con la foto de Jungkook con el cabello recortado. Tal vez de cuando hizo la milicia, ¿habrá hecho la milicia ya? No lo sabe, por lo pronto, se queda en silencio absorbiendo el gesto de concentración del muchacho.

–Estoy familiarizado con mi rostro, pero si quieres comentarme tus impresiones soy todo oídos, amigo mío.

Bajó la hoja, dejándola sobre la pila que alineó con paciencia y con la supervisión imperturbable de Taehyung. Luego cruzó los brazos y lo enfrentó con una mirada cautelosa. Taehyung resistió desviar los ojos, porque intuía que esto era apenas una táctica de Jungkook para intimidarlo.

–No dejaré que arruines esto –movió un dedo en círculos, abarcando la reducida extensión de su apartamento, pero más allá también su investigación–. Así que si viniste a...

–No respondiste mis cartas, Taehyung.

Silencio. Ahora sí, sus ojos se movieron, cayendo al patrón del mantel donde talló con las uñas cortas las flores bordadas. No acostumbraba a usar manteles, prefería la textura lisa de la madera. Sobre todo, al escribir sus informes, sus avances en la investigación y las cartas dirigidas a su actual visitante. Aunque no respondió las últimas, era verdad. No tuvo coraje, pero no le diría esto.

–Este trabajo es importante para mí.

–Lo sé.

Sí, pensó Taehyung, quedó entendido en nuestras cartas.

–Fue agradable discutir sobre el fenómeno fantasma, pero luego el tema viró en una dirección que no esperaba.

Jungkook se mordió los labios, culpable. Taehyung descubrió el lunar situado justo debajo de la boca de Jungkook, antes se distrajo en las pestañas del chico, en la cicatriz de su mejilla, en cómo arrugaba la nariz cuando leía y el modo en que sus manos sostenían la hoja con soltura, pero presión suficiente para marcar sus venas.

–Es...

–Café con leche y tanta azúcar como para pudrir tus muelas –cantó Seokjin, dejando una taza frente a Taehyung y otra ante Jungkook–. El tuyo es simple, lo siento, no pregunté cómo te gusta.

Prefiere el té, calló decir. No quería darle a Seokjin más motivos para fastidiar. Aun así, se aferró a la taza agradecido por la interrupción.

+

JJK:

No sé si de verdad creíste que me sentiría halagado por tu dedicación. No sucedió. ¿Así se manejan los cerebritos? Tomo cuidado de no enfrentarme a ninguno. Ni siquiera a ti. Por eso te escribo. Estoy en contacto con noticiosos, con periódicos, pero si no me suscribo a números científicos es por una razón: no soporto la soberbia. Dile erudición, dile afán de conocer la verdad. Yo le llamo como es: soberbia. Quieres desmentir nuestro trabajo, no probar la verdad sino tergiversarla hasta que se adapte a tus teorías. Si no, ¿por qué rebatir cada publicación de la revista Círculo paranormal? En especial, desde nuestro reportaje. Llevo viendo fantasmas desde los cuatro años y hoy en profesión cumplo casi siete años. En este tiempo, jamás sentí necesidad de meterme con el trabajo de otros. Intenta pensar y reflexionar sobre ello, quizá estás mal encarando la ciencia. No quisiera que desperdicie tus filosas apreciaciones en nosotros. No nos importa qué digas, ¿materia oscura? Lo que sea, nos da igual. Ocúpate de tus asuntos, déjanos atrás. Y sigue adelante.

Cordiales saludos, Ghostly.

+

Jungkook movió el asiento, reclinándolo hasta quedar horizontal. Dormirían en el coche durante la tarde para una vez entrada la noche ingresar al establecimiento. Otra vez, Taehyung estuvo preocupado por la opinión sobre su Pony azul, con el interior revestido en cuero sintético gris que rechinaba cuando se acomodaban en los asientos. Sin embargo, Jungkook estuvo encantado de acompañarlo –tal vez queriendo zafarse de los besuqueos de Seokjin y Jieun que eran bastante insistentes en expresar su amor- y hasta mencionó que estuvo a punto de comprar uno, pero debió pagar la renta de su pensión.

–Me siento emocionado –confesó Jungkook, y sus dientes asomaron en la sonrisa más tierna que le ha visto Taehyung desde que llegó hace tres días–. Esto es mejor de lo que esperaba.

–Sí, debe parecerte un juego –respondió, un poco grosero en lo que se quedaba acurrucado bajo la manta–. Pero tómatelo en serio, es trabajo.

–¿No crees que lo hago?

–No. –Supo que era tonto mentir, pero lo sostuvo. Quizá seguía enfadado por el ridículo suéter de calavera de Jungkook y la broma que nació de este–, hasta donde supe, negaste contundentemente la existencia de los fantasmas.

Y era tan elocuente esta afirmación que Taehyung, de no haber vivido lo que vivió, podría acabar convencido de que no existían. De que tal vez, como arrojó Jungkook en la primera disertación, fuese un mero miedo a la muerta y la desconocida existencia del más allá. Y, para el caso, hubo meses de intercambio de cartas como para traer a colación este argumento. Sin embargo, no iba a dar brazo a torcer.

–Parte de mi trabajo es negar el tuyo, ¿acaso no piensas que es poético?

–No veo cómo.

Pero no pudo dejar de pensar en que podría haber algo de razón en lo que Jungkook trataba de decir. No lo de poético, lo otro. De no estar tan empeñado en desmentir el fenómeno fantasma, ellos no se hubieran conocido. No habrían mantenido correspondencia por meses. Y mucho menos lo hubiera visto en persona, como ahora. Pero esto, lejos de darle un punto a Jungkook, se lo daba a él y su "superstición" como lo llamó el científico. Taehyung confiaba en que todo sucedía por un motivo, aunque este permaneciera en misterio.

No supo que se estaba quedando dormido hasta que la voz de Jungkook lo espabiló. Se removió en el asiento, rumiando algo que pareció animar al otro a repreguntar. O quizá, como él, Jungkook no podía callar sus preguntas a veces.

–¿Es verdad? ¿En serio viste un fantasma a tus cuatro años?

Se sonrojó. Todavía no entendía cómo pudo confiarle aquello a Jungkook. Apenas se dejó llevar por el tono de la conversación. Y eran cartas, ¿qué más daba lo que decía? No tendría al otro frente a él para medir sus reacciones. Sí, quizá un tanto susceptible, pero no podía evitar ponerse en guardia. La ciencia no haría que perdiese el detalle en su memoria del miedo ante lo que presenció y mucho menos del alivio cuando algo más, ese fantasma del que habla Jungkook, vino hasta él y lo rescató.

–Era mi abuelo –susurró, sin saber por qué su voz adquirió un tono de secreto–. Nunca lo conocí, pero cuando crecí vi su fotografía junto a la de mi abuela. En el cementerio.

–Vaya, debió ser una gran impresión.

–Lo fue, pero no tanto como al darme cuenta que lo que viví fue una experiencia paranormal –se talló los ojos, no supo cuándo es que estos se inundaron de tristeza. Por lo que se reprendió ser tan sensible así que atacó–. Y tienes razón, mis motivaciones son personales, pero no menos válidas...

–Alto, no es necesario que te defiendas –lo tranquilizó Jungkook, que estiró una mano y lo tomó de la muñeca–. Ya estamos más allá de discusiones, ¿no lo crees? Vine aquí para conocerte y ver tu trabajo.

El tacto cálido de Jungkook potenció su sonrojo, pero no dejó de agradecer el consuelo. Lo reconocía, ahí en la sonrisita tenue de este, que no estaba siendo un idiota. Apenas sí... el chico que firma sus cartas con frases como "Con cariño, JJK" o las últimas que nunca respondió: "te quiere, Jungkook".

–Ha sido una decisión un poco apresurada.

–Me dije que venir era apenas una locura –fue turno de Jungkook de enrojecer y dejar caer la mano entre los asientos–. ¿Sabes? Podría tener mis años de tesis arrojados a la basura, pero aquí me tienes. Prometo no hacer berrinche.

–Te llevaré por helado si eso ocurre –Taehyung buscó su mano, Jungkook le dio un apretón por respuesta.

+

Estimado Ghostly:

Veo que no has podido apreciar la inocente broma, te he llamado mi musa desde el primer momento y quiero continuar haciéndolo. Nos vuelve cercanos, pero más que eso, nos torna compañeros. Estamos por y para la verdad. Tú desde el espiritismo, yo desde la física. Quiero que no lo tomes a personal, esto es trabajo. Esto es arte, incluso. ¿No lo crees así? Nos atraviesa lo fantástico, el misterio de la vida y de la muerte, pero también las estrategias y artilugios para desentrañar cada incógnita. Hacemos arte al crear verdad allá donde la oscuridad nos tapa los ojos. Tú con tus creencias de que existen tales seres incorpóreos y yo desde afirmar que la materia oscura no es la condición de estos fantasmas. Los fantasmas, según comentaste en tu entrevista, son seres intangibles que conservan esencia, recuerdos, actitudes o aspecto de sus vidas. Me hiciste pensar mucho en esta descripción hasta que tuve que racionalizarla: si no son corpóreos, no están hechos de materia ordinaria o bariónica (protones, neutrones) como nosotros. Por ende, están fuera de la estándar tabla periódica. Debo entonces pensar una alternativa para su constitución no física y fue cuando caí en la hipótesis de que están hechos de materia oscura: está ahí, pero no se ve. Podría continuar, pero quisiera que me respondas, ¿los fantasmas son susceptibles a la luz?

Sería una cortesía que respondieses, sobre todo, porque intento comprender el fenómeno paranormal. Si es también tu objetivo, házmelo saber en tu respuesta. La espero desde ya.

Con cariño, JJK.

+

Entrar a la vieja aceitera fue un poco complicado. Los portones traían anchas cadenas oxidadas que Seokjin y Jungkook rompieron mientras Taehyung y Jieun trepaban por una ventana. Fueron estos últimos quienes dieron el acceso a los demás, porque hallaron dentro un pesado fierro que les facilitó terminar de romper las cadenas. Agradecieron el permiso firmado del municipio, porque un poco debieron forzar la puerta. Aunque el edificio estaba abandonado desde hace años, todavía podía aparecer el propietario a reclamar.

Las puertas chirriaron espantosamente, pero ninguno se acobardó. Jungkook parecía, tal como había dicho al despertar de su siesta, emocionado por la excursión. Y no en mal plan, sino genuinamente curioso. Lo cual, lo volvía un científico de los buenos, supuso Taehyung. No tenía otro científico para comparar. Ni le interesaba tenerlo, con un cerebrito entrometido y metiche, bastaba.

–Cámara termográfica, lista –comenzó Jieun, la luz proyectada por el dispositivo favoreció sus rasgos y la mostró etérea, Seokjin por poco deja caer la baba.

–Colocaré los micrófonos ambisónicos –dijo Seokjin y se volvió para explicarle a Jungkook cuando consultó sobre ellos–. Estos conos traen cuatro micrófonos para captar el sonido a 360 grados.

–Increíble –lo siguió.

Taehyung los vio marcharse, meneando la cabeza por el entusiasmo del científico. Jieun, a su lado, lo codeó. Sabía qué le diría antes de que lo soltase siquiera, por lo que contuvo sus expresiones.

–Es guapo, ¿eh? –Notando que Taehyung pretendía ignorarla, siguió de todas formas–. Y le gustas.

–Claro que no –respondió demasiado rápido y alto, como para hacer eco en el edificio. Prendió y clavó el detector de movimiento y vibración, yendo a la otra esquina para colocar otro–. Estás viendo cosas donde no las hay.

Perimetrar la zona es tedioso, así que intenta hacerlo lo más rápido y efectivo que pueda.

–A eso me dedico, ¿no? –bromeó la chica, recibiendo una mirada ceñuda–. Lo siento, estoy pasando demasiado tiempo con Seokjin.

–Se nota –pero sonreían los dos–. Y no es lo que crees, vino para desmentirnos y se irá cuando no lo consiga.

Oh, ¿qué era eso? ¿Duda? ¿Miedo? Mejor que sea catarro y no anticipación a la despedida.

–Claro, si eso te ha dicho, solo espero no te arrepientas de creerlo –su amiga le trasmitió su apoyo, con un ligero toquecito de mano, antes de extenderle un medidor electromagnético–. Conduce el camino, entonces.

Pero aunque Taehyung se dispuso a trabajar, no puso todo su corazón en ello. Y no le preguntaron dónde es que estaba el resto, por fortuna, porque no estaba seguro de poder responder.

+

JJK:

Siento que si tu carta tuviera rostro, este sonreiría socarrón. Burlescamente. Pero en vista de que me explicas que esto es apenas desde el respeto, elegiré dar un voto de confianza. No sé de qué materia están hechos los fantasmas, pero quizá tienes razón en no contarlo dentro de los estándares de humanos vivos. Atraviesan paredes, aparecen de la nada y se van así como llegaron. Una vez, comparto y quizá te ayude a entender a lo que voy, estábamos revisando una propiedad que antes fue una escuela y encontramos un espíritu saliendo del suelo. Estábamos en planta baja y no había sótano, es decir, brotó de la tierra. Y luego, cayó también de espaldas al suelo y desapareció. ¿Será esto lo que dices de materia oscura? Déjamelo saber, pero no seas tan técnico. No todos tenemos doctorados o lo que sea que reciben los intelectuales al final de un largo trayecto de estudios. Tenemos intuición, pasión y curiosidad. Y muchas veces, percepción y agudeza más allá que la de otros.

Ahora, para responder a tu pregunta. Los fantasmas se alejan de la luz. Prefieren ambientes en penumbras, apenas iluminados.

Saludos, Ghostly.

+

Los reportes hablaban de sonidos propios de la aceitera, esto es, maquinaria que se encendía por la noche. Algunos comentaron que se oían voces y otros sostuvieron que se veía, por las ventanas del piso superior, una presencia fantasmal. Un hombre, suponían. Por el momento, el equipamiento paranormal no captó señal alguna de entes extracorpóreos, pero eso no los desanimó. Llevaba tiempo conectar con los espíritus, por lo que Taehyung inició un diálogo, con motivo de invocarlos. Para obtener respuestas de sí o no, habían invertido en un dispositivo de respuesta binaria.

–Estamos aquí para comunicarnos, no queremos invadir, ¿hay alguien con nosotros? –Apuntó de derecha a izquierda, aguzando el oído–. Por favor, danos una señal.

Tropezó por una madera que no vio –¿cómo hacerlo, cuando la luna apenas iluminaba el lugar?– y fue sostenido enseguida por Jungkook. Este lo tomó de la cintura, atrayéndolo hacia él para enderezarlo. Taehyung agradeció la penumbra para cubrir su sonrojo.

–¿Hay alguien con nosotros? –fue turno de Seokjin de hablar, aunque su voz llegó lejana porque estaba en la planta baja.

–Gracias –espetó a Jungkook antes de soltarse, no es que se quedó unos momentos de más entre sus brazos, ¡no!–. Si hay un espíritu aquí, déjanos saber de ti.

Por unos largos minutos, nada ocurrió. A veces, los espíritus tardaban en decidir si valía la pena interactuar con el grupo que los invoca. Jungkook comentó que tal vez fuesen tímidos, Seokjin lo secundó y Jieun y él rodaron los ojos. Ahora, estuvo tentado a repetirle lo mismo. Pero pronto, el chillido de arrastrar un metal en uno de los cuartos que habían pasado los alertó de la presencia. Se volvieron enseguida, esta vez, con Jungkook liderando el camino. Este traía un detector de campos electromagnético más sofisticado que el de los de su equipo, con el que apuntó y registró una leve anomalía. Taehyung, por encima de su hombro y reconociendo lo delicioso de la colonia del otro, sonrió satisfecho.

–Quisiera ver tu sonrisa –conversó Jungkook, pillándolo en su fanfarroneo–. Debe ser preciosa.

Oh. Se ocuparía de censurar esa parte de la grabación de voz.

–Calla y entra al cuarto.

–Vaya, qué directo.

Se quedó solo, balbuceando. Escuchó la risita de Jungkook, pero decidió no contestar. Lo siguió, viendo cómo los números en su dispositivo notificaban de una presencia. Y, de hecho, la atmósfera se espesó, como si el aire se volviera denso de polvo. Le costó no estremecerse cuando sus cabellos fueron barridos por una correntada suave de aire. Buscó alrededor, tratando de acostumbrar sus ojos a la oscuridad, pero no halló nada. Solo escuchó como si alguien corriera junto a él, pasos pesados que se alejaron tan deprisa como le fue posible.

–¿Qué fue eso? –preguntó Jungkook y Taehyung lo notó ante él, por lo que estiró la mano para conducirlo fuera–. ¿A dónde vamos?

–Hay que seguirlo –dijo, tan calmo como podía con la adrenalina bullendo en su cabeza.

¡Esta era su oportunidad de vencer al agnosticismo! Y aun así, mientras más avanzaban por el pasillo, por poco cayendo ante los obstáculos de mugre, menos comprendía por qué le importaba tanto. Se había dicho que esto no era por Jungkook, más que por continuar su labor investigativo. Aun así, aquí estaba, abusando de la confianza de los espíritus para su beneficio.

Un empujón desde el frente lo envió a los brazos de Jungkook, que jadeó cuando percibió que algo le rozó el brazo al pasar.

–¿Crees que está jugando con nosotros?

–No, más bien parece enojado, muy enojado –y en ese instante, los gritos de Jieun le hicieron ponerse en guardia, saliendo del agarre de Jungkook–. Vamos con ella.

Llegaron a la vez que Seokjin, quien se apresuró a abrazar a Jieun, pero no pasó demasiado cuando ella se recompuso y dijo:

–Lo vi.

+

Estimado Ghostly:

Mi carta sonríe, pero es de pura dicha por compartir mensajes contigo. Al contrario, tu carta no ha hecho sino gruñirme, como si quisiera morder mi mano en cuanto me le acerco. Aun así, le doy especial atención a tus palabras y no me burlo de ellas, por eso, acabo ganando su confianza. ¿Será así también con nosotros? ¿Crees que podamos ser amigos algún día? Quisiera conocerte, es extraño hablar con alguien al que no puedo vincular un rostro, o meramente un boceto basado en características genéricas. No quiero presuponer que eres hombre, ni mayor o joven, si es que eres atractivo o no. (Lo siento, presupongo: me refiero a ti como varón, hazme saber si esto es correcto, por favor). En este sentido, me llevas ventaja. Has visto mi rostro (de nuevo, presupongo, ¿viste mi rostro?) El número de la revista Physical Review Letters ha hecho una galería con fotografías de sus usuarios más reconocidos, entre ellos estoy yo. Te la envío junto a esta carta, para que me conozcas. No quiero presionarte, pero sí quisiera verte también.

Me he ido por las ramas, pero es que me agradas aun cuando no hayamos sino diferido en pensamientos y creencias. ¿Será que así se inicia la amistad adulta? Déjame saber qué piensas sobre esto. Ahora sí, gracias por responder la pregunta sobre los fantasmas y la luz. Y retomo tu descripción de apariciones desde la nada y desapariciones a esa nada misma. Esto podría encajar en la materia oscura de la que te hablé (perdón si sueno técnico, intentaré no aburrirte). La materia oscura está ahí, pero no la vemos. Pesa, porque tiene masa y por ende, gravedad. Y no interactúa con los fotones, es decir, con la luz. Si nos basamos en esto, podríamos confiar en que los fantasmas son efectivamente seres de materia oscura. Pero, ¿y sus manifestaciones? ¿Sus voces sollozantes, sus golpes en las ventanas, el hábito de abrir o cerrar puertas, mostrarse ante los humanos vivos? Esto no podría contemplarse dentro de la materia oscura porque no podríamos verlos. Y porque sin materia bariónica, como expliqué en la carta anterior, no tendrían actitudes humanas. Necesitarían un sistema para ello, propio de la materia oscura.

Entonces, de nuevo estamos desde el comienzo: ¿de qué están hechos los fantasmas? Si es que estos existen. Lo siento, debo decirlo. Es mi modo de responder a tu pulla, ¡y no escribas que no lo fue! Porque me permito citarte: "Tenemos intuición, pasión y curiosidad. Y muchas veces, percepción y agudeza más allá de la de otros". Te arrojaste cualidades que nos son comunes, pero me las has negado. Tengo intuición, mucho de la ciencia se sustenta por ella. ¿Pasión? De sobra, para la ciencia y para otros aspectos de la vida, como por ejemplo, el baile (¿te gusta bailar? ¿con qué te diviertes cuando no estás trabajando?) y curiosidad... es el principio de la ciencia y aun así, muchos nos la critican. No queremos ser dueños de la verdad, apenas queremos saberla y luego contársela a todos. Somos unos chismosos, ¿no lo crees? No niego que puedes tener percepción, agudeza, pero hasta que no resolvamos lo de nuestros fantasmas no podré darte ese punto.

Investigaré sobre materia oscura, hazme saber si te interesa que lo comparta contigo.

Con cariño, JJK.

PD: derramé mi té de hierba menta mientras escribía. ¿La mancha no te recuerda a los ovnis de los que Sagan parlotea tanto?

+

La excursión de la primera noche fue más productiva de lo que Taehyung esperó. Jungkook no había dejado de analizar la situación, buscando por dónde meter alguna de sus teorías para arrojar luz a lo extraño de la experiencia. Sin embargo, se rindió y se unió al almuerzo de Taehyung. Había llegado sin invitación, pero con una ofrenda de paz de comida y helado y Taehyung le permitió entrar. Hubiera deseado que Seokjin y Jieun estén también, pero estos se fueron a su apartamento para hacer cosas de novios de las que Taehyung no siente una pizca de envidia, ¿okay?

–Estarás satisfecho, ¿no?

–Fue una delicia –comentó Taehyung, sonriendo al saber que no era a la comida que se refería.

No es como si midiese el marcador uno a cero contra la ciencia, pero se sentía así. Aunque no fue grosero de mencionarlo durante el almuerzo, no podía ofender a quien le trajo sabrosas porciones de jajjangmyeon. Su madre lo había educado mejor que eso. Y Yeontan, su Pomerania, lo había aprobado en cuanto ingresó al apartamento y jugó con él a la pelota.

Compartieron una risita más antes de que Jungkook se pusiera en pie y recogiera los platos. Ofreció lavar la losa, en tanto Taehyung servía dos copones de helados de chocolate con cerezas. Le agregó chips de colores, incluso. Los disfrutaron de pie, junto a la mesada y viéndose tan relajados que no resultó extraño que Jungkook volviera a la carga con su pregunta:

–¿Por qué no respondiste mis cartas?

–No sabía cómo –fue honesto, y se metió una porción de helado tan grande que el frío que cubrió su boca le llegó hasta el cerebro–. ¡Auch!

Las manos también frías de Jungkook lo tomaron del rostro y enderezaron, le explicó cómo debía solucionar el congelamiento, pero no lo escuchó ya que estuvo al pendiente de cómo los sus pulgares del chico le acariciaron la frente hasta que pasó el congelamiento. Desde esa perspectiva, el rostro de Jungkook asemejaba al de un pez, con ojos saltones. ¿Y cómo es que recién se percató de cuán grande era su nariz? No que afease el conjunto de su rostro, de todas formas. Entonces, cuando estuvo repuesto y su cabeza a temperatura normal –tal vez a más grados que la media porque se sonrojó- quedaron tan, pero tan cerca que se respiraron dulces.

–Quisiera una respuesta antes de que me vaya.

¿Para qué?, quiso decir Taehyung, si de todos modos te irás.

+

JJK:

No puedo creer que me enviaras una revista de científicos, ¿qué piensas que hice con ella? Te daré unos segundos para que adivines. No, no enmarqué tu fotografía. Aunque la salvé de que Yeontan, mi mascota, orine en ella. Ese fue el destino de Physical Review Letters, supongo que mi perro también es alérgico al pensamiento científico y sus pretensiones. Por cierto, déjame decirte que no creí que fueras tan joven. Me ha impresionado la diferencia entre tú y los demás cerebritos. Ahora, cuando te escribo, puedo imaginarte al leerme. Sí, tienes razón, es menos extraño de ese modo. Y sí, te llevo ventaja, pero a diferencia de ti, no tengo una revista interesada en fotografiarme. Aunque podrías buscar en internet el blog celebrandolamuerte.com, estuve en el "cazafantasma del mes" en la publicación de agosto. ¡Y no te atrevas a reírte! La terminología de mi profesión suena a cuentos, pero es serio el asunto. Aunque no cazo fantasmas, ¿cuál sería el propósito de ello? Yo solo los contacto y establezco una comunicación para liberarlos a su plano astral. Si me muriera y me atascara en la tierra de los vivos, lo menos que espero es que sean amables conmigo. Pensando en esto, ¿crees en la vida más allá de la muerte? Sé tan científico como te plazca, adelante.

Ahora, me tranquiliza un poco que los fantasmas no sean de materia oscura. Imagina que la ciencia exclamase algo así, la gente estaría espantada de morir y volverse una forma siniestra. Posiblemente no sea el caso, la materia oscura no tiene por qué ser maligna, pero su nombre puede orillar a creerlo. Y sí, te agradecería si me compartes qué encuentras sobre esta materia oscura. Aunque si ya no es posible catalogar a los fantasmas con esta, de todos modos quisiera leerte. Te envío también algo, es una de nuestras últimas grabaciones. Nos adentramos a un asilo de ancianos donde los residentes denunciaron que por las noches solían oír fantasmas lamentándose o moviendo muebles. Cuando llegamos y establecimos contacto, enseguida obtuvimos respuestas. Han quedado en el cassette registrado, te aconsejo buscar un sitio silencioso y una cassettera con buen sonido porque los lamentos son ininteligibles a veces. Déjame saber qué te pareció.

Y lo siento, tienes razón. Me apresuré al presuponer cualidades que no tienes, es que es tan fácil caer en lo que todos piensan de los científicos. Así como para ustedes es sencillo tildarnos de farsantes o locos. Te ruego me disculpes, no correspondía. Pero siguiendo en esta línea, sí, admito de nuevo que te juzgué mal, no pensé que te gustara el baile (no pensé en que te gustara nada, medio que olvido que eres un chico ¡un jovencito ahora sé!). Como has dicho, tenemos algunos aspectos en común, no el baile. Yo no bailo, pero sí disfruto de pintar. Me ayuda a dejar las preocupaciones por un rato.

Saludos, Ghostly.

PD: Te concedo la descripción, sí me recordó a un ovni.

+

La segunda noche de exploración, nada sucedió. La aceitera estuvo tan silenciosa que el viento pudo corretear silbando bajito y la luna ni se esmeró en proyectar suficiente luz para ellos. Seokjin y Jieun descartaron continuar antes de que la madrugada se les fuera dando vueltas para nada, pero Taehyung decidió quedarse. Por lo tanto, Jungkook también se quedó con él.

–Puedes marcharte –le dijo, abrazándose y suspirando sin esconder la decepción–. Ya tienes un tanto a tu favor, anda a dormir o celebrar.

–Te acompaño.

En la oscuridad, Taehyung celebró que lo hiciera. Por mucho que odiara perder –en algo que no se pensó como una competencia, pero él estaba inclinado a ganar de todas formas–, no quería despedirse de Jungkook. Era divertido estar con el chico, apenas hablando. Sobre todo, sin tener que estar fingiendo que esto era debatir. Ni siquiera tenían que hablar de ciencia ni fantasmas. Solo de ellos. Jungkook le contó, por ejemplo, por qué le gustaba la ciencia en primer lugar:

–Era una caricatura muy educativa y hablaba de la divergencia social –se defendió ante la risotada de Taehyung que retumbó en la aceitera–. ¡Oye, es verdad!

–Claro, todas las grandes mentes han empezado sus carreras viendo Xmen, no te creas.

Jungkook lo empujó, riendo también cuando no pudo mantener la fachada seria.

–Eres cruel –acusó, moviéndose para encarar a Taehyung y no dándole oportunidad de zafarse–. Pero te dejare llevarme a desayunar.

–Oh –Taehyung perdió la sonrisa, mordiéndose los labios sin saber qué contestar–. ¿No crees que sería mejor ir a dormir?

–No huyas, por favor –Jungkook susurró, y su hálito tibio rozó el rostro de Taehyung; lo tomó de las manos–. Yo...

La oscuridad fue una aliada para que Taehyung pudiera soltar su valor, sin temor a que sus miedos lo pillen. Aunque nada pudo callar los latidos estruendosos de su corazón cuando se decidió a actuar. Lo ignoró. Se acercó a Jungkook, pensando que tal vez estaba equivocado en presuponer –no sería la primera vez–, pero no queriendo dar marcha atrás. Para cuando su rostro chocó con el de Jungkook, no tuvo otro pensamiento más allá de lo inmediato: labios suaves presionados contra los suyos, manos cálidas, respiraciones agitadas y un sinfín de alarmas que sonaron en su cabeza pidiendo que se detenga mientras otras, también altas y estridentes, diciéndole que continúe.

+

Querido Taehyung:

Permíteme dirigirme por tu nombre, siento que ya hemos superado cualquier grado de formalidad. Me has hablado de ti, te he visto y sé una de tus pasiones además de lo paranormal. Insisto, ¿no es así que inicia la amistad adulta? Por tu parte, me has visto, leído y también sabes mi secreto del baile. Si quieres otro secreto: disfruto el arte en cualquier expresión. Y te digo esto porque ahora necesito ver qué es lo que pinta alguien con tu profesión, con tu carácter. No temes a los fantasmas, puedes pintar a la mismísima muerte si te atreves. Y quizá, de nuevo, presupongo y solo retratas paisajes o rostros. En cualquier caso, quisiera ver alguna de tus pinturas. ¡Por favor, amigo Taehyung, queridísimo Ghostly! Cada vez más asombrado de verte. Tuve que ir hasta la facultad en la que estudié que es el punto donde tienen algo de conexión de internet para buscar el blog. Pedí ayuda a la amable bibliotecaria que me vio feo cuando le nombré el blog. Se quedó un poco impresionada con el contenido y la estética gótica (¿es necesario que se muestren tan oscurantistas? Es apenas una duda, no estoy siendo rudo). La bibliotecaria, la señora So, dijo que eras un joven apuesto. Coincido con ella. Eres joven. Eres muy apuesto. Si tuviera mascota, tampoco dejaría que se orine en tu fotografía. Pero no tengo y tu fotografía está a salvo conmigo (me tomé el atrevimiento de imprimirla, espero no te importe, ¿o estoy siendo un tanto raro?).

Ahora, el contenido del cassette. ¿La voz grave que te eriza los vellos del cuerpo es tuya? ¿Cantas? Perdona, pero es que fue una grata sorpresa oírte. ¿Notas que yo te llevo la ventaja ahora? Te he visto y te he oído. Tu voz es magnífica, podría escucharte disertar horas y horas sobre encuentros y experiencias extra corpóreas y captarías mi total atención de principio a fin. Pero me voy por las ramas, seguro notas que lo hago mucho. Pero no tengo con quién hablar de ciencia, mis amigos se aburren, en cambio tú, me lees y me respondes con más información y este intercambio resulta riquísimo para los dos, ¿no lo crees? También oí dos voces más, un varón y una mujer, ¿son tus amigos? Y sí, me distraje pensando en cómo es una exploración de este tipo. Se oyen muy respetuosos, podrían estar asustados con esos sonidos confusos, pero se mantuvieron en su labor. El sonido, en sí, fue una suerte de interferencia, como al desconectar la frecuencia de radio y luego una voz, quiero pensar que es a la que te referías, sollozando. Fue escalofriante y me detuve un momento a procesar lo que había oído antes de continuar con el resto del cassette. Estoy ahora más entusiasmado por saber qué ocurre en este mundo fantasmal. Lo siento, si pensabas librarte de mí con esto, has conseguido todo lo opuesto.

Sobre materia oscura, ya que te has mostrado interesado, te comparto mis hallazgos. Lisa Randall, una "cerebrito" como dirías tú, estudió sobre materia oscura, ya no simple que es a la que yo hacía alusión, sino compleja. Esto es, vista desde fuera de una óptica antropocéntrica, lo cual, lleva a reconsiderar lo que conocemos. Entonces, no sería descabellado pensar que existen sistemas completos de materia oscura, sin fuerza electromagnética, con fotones oscuros. Aun así, no se sostiene la idea de nuestros fantasmas en este sistema tampoco porque, de existir este modelo de materia oscura compleja, no explicaría la interacción de los entes. No sucedería en absoluto. Y sí, son intangibles, pero bien me has comentado y me has hecho oír que se expresan, es decir, producen sonidos. Y dado su peso, ¿cómo es que no caen al centro de la tierra, atraídos por la gravedad, pero incapaces de interactuar con nada que los detenga de precipitarse? Así que, de nuevo, estamos desde cero.

Pero, entonces pensé, ¿y si los fantasmas son una forma de energía? Y estoy indagando al respecto. Escríbeme si quieres mis apreciaciones sobre esta nueva hipótesis. O solo escríbeme para conversar.

Te saluda con cariño, Jungkook.

+

Los espiritistas no se dedicaban a colarse a sitios para contactar entidades por el mero arte de volverse popular. Era una labor dedicada a la solidaridad entre almas del más acá con las del más allá, si se quiere. Taehyung no buscaba ser considerado un héroe, apenas una herramienta para que aquellos que no pudieron llegar al siguiente plano astral, cumplieran su cometido en esta tierra y se marchasen en paz. A veces, sin embargo, no ocurrían contactos amigables, pero podía sobrellevar estos contactos con seres violentos o maliciosos con una fe pura en que su alma estaba protegida por la vida de buenos actos y pensamientos que lleva. Esto, creía él, era un escudo mayor que el de la fe impuesta.

Sin embargo, visto así su trabajo parecía más interesante de lo que era. También tenía su lado burocrático, por así decirlo. Y esto era investigar, rastrear nombres, direcciones, vincular apariciones con identidades para componer un cuadro de quién es este espíritu. A raíz de esta investigación, tenían que encontrar lazos familiares, de amistades para preguntar y seguir indagando –desde el respeto, no el chisme–, y dar con una razón por la que permaneció en el plano de los vivos.

–Estoy seguro de que era este hombre –señaló Jieun, estremeciéndose por el recuerdo–. Kang Sohyung, nacido en 1912 en Y., vivió la mayor parte de su vida ahí, pero en 1968 se mudó a S.

–Suponemos que consiguió trabajo en la primera oferta laboral de la aceitera –agregó Seokjin, acariciando con el pulgar los nudillos de Jieun, su mano cubría por completo la de ella y a Taehyung le pareció adorable–, coincide con la inauguración en ese mismo año.

–¿Cuándo murió? –preguntó Jungkook, que estaba ocupado golpeteando una lapicera.

Taehyung se cuidó de no verlo por más de unos segundos. Lo había hecho durante los últimos días, incapaz de enfrentarlo tras el beso. Ya había conciliado con una conclusión: fue poseído. O bien, no. No quería ser idiota al respecto, pero nada podría hacer que encare el tema. Y Jungkook, si bien intentó hablarlo, pareció entender que no él no estaba listo.

–Hace trece años, en 1974 –comentó entonces, lo que sea para dejar de pensar en el beso.

Aunque su cabeza era un cassette que en lado A y B solo reproducía: beso, beso, beso, beso, beso, beso... ¡Y qué beso! Los labios de Jungkook, delgaditos y rosados, engañaban a los usuarios inocentes como él porque lo devoraron. ¿Pero qué tan inocente había sido a fin de cuentas? Bueno, pues mucho. Ni siquiera supo cuándo es que se movieron hasta que su espalda quedó pegada a la pared y las manos enterradas en el cabello negro de Jungkook. Tampoco estuvo al tanto de cuándo las propias manos de Jungkook decidieron a bien moverse hasta su trasero. Y de no sentir la dureza en su muslo, coincidentemente en estado con la suya, podrían haberlo hecho ahí. ¡En una aceitera abandonada! Ah, ¿cuándo es que se echó a perder así? ¿Y de cuándo le gustaban los hombres? Tal vez eso era lo que debía preguntar, ya que le gustaba preguntar mucho, pero no lo hizo hasta ahora.

–¿Tae? ¿Nos estás escuchando?

No. Claro que no. Y el bochorno de su cara fue respuesta para todos. Sin embargo, Seokjin no estaba en el ánimo bromista y lo dejó pasar.

–Por hoy creo que terminamos –se levantó, estirándose hasta que Jieun lo golpeó en el estómago e hizo un sonido chistoso.

–Nos vemos mañana, descansen, no beban si conducen o si quieren evitar más tensión sexual.

Ah, la del ánimo era Jieun. Cuando se despidieron, se quedó de pie junto a la puerta. No podía volver con Jungkook y deseó que Yeontan despertase para mentir sobre darle un paseo.

–¿Puedo pasar, por favor?

–¿Qué? Oh sí, por supuesto –se movió a un lado–. Jungkook...

–No es necesario –le sonrió este, pero sus ojos no brillaban–, te veré en la noche.

El portazo no fue rudo, pero a Taehyung le cayó fatal.

+

Jungkook:

Ya que has usado mi nombre, puedo bien usar el tuyo. Aunque no estoy seguro de qué honorífico corresponde. ¿En qué año has nacido? Soy del 61, dime si debo llamarte hyung o por el contrario. Tal vez podamos saltearnos otra formalidad, si te parece bien. Como si fuéramos amigos, tanto como escribes.

NO canto. Ni en la ducha. Aunque gracias, supongo. Nadie me había dicho algo sobre mi voz y para mí es tan familiar que no la considero siquiera. Te concedo esa ventaja, por ahora. Y sí, las demás voces son de mis amigos, Seokjin y Jieun, quienes trabajan conmigo. Les he hablado de ti. Tenía que explicarles por qué tenía un recorte de revista de ciencias con tu fotografía. A ellos también les pareces guapo. Te envían saludos, por cierto. La otra voz, la de ultratumba (usaré términos oscurantistas, apenas para fastidiar), convenimos en que era de Yo Dooshim, quien murió hace treinta años. Fue a causa de un infarto, previo a conocer a sus nietos. Suponemos que sus lamentos eran debido a esto, pero convocamos a una espiritista para que pudiera facilitar su pasaje a donde pertenece, libre de culpas y arrepentimientos. Los residentes del asilo están contentos con nuestros servicios, por lo que, estoy celebrando. Levanta una copa, de lo que sea que tomes, por mí, aunque estés intentando desmentirnos. Yo haré lo mismo, salvo que mi copa es de helado de chocolate con cerezas.

Sobre la materia oscura, no debería asombrarte que no te diera las respuestas que querías. Tienes que confiar en tu intuición y en que no existen todas las respuestas. ¿No es eso lo bonito de la vida, también? ¿Crees en Dios? ¿Tienes fe en el misterio? Tal vez no sea el más indicado, porque no practico dogmas, aun así, permito poner mi corazón en que hay algo además de nosotros, más allá de nosotros o a pesar de nosotros. Esto es un consuelo, podrías pensarlo. ¿Y qué de malo sería? Nos deja vivir, nos ayuda a repensar la vida, incluso. Cuéntame en qué crees, si es que crees en algo además de la ciencia. Y también, háblame de esta nueva hipótesis de fantasmas y energía.

Tu amigo, Taehyung.

+

La última noche, Jungkook ni siquiera llegó. Taehyung se obligó a no dejar traslucir su decepción y para cuando terminaron –lo que fue una sesión espiritista exitosa–, escapó a casa. No sin antes oír un breve sermón de sus amigos:

–¡Ve y besa a ese hombre si no quieres que lo haga yo!

–¡Seokjin!

La risa escandalosa de su amigo retumbó en la aceitera. Su amiga lo abrazó y apretujó y Taehyung se dijo que quería eso. No es que no lo haya pensado antes, pero esta vez había alguien ahí por quien se permitía soñar la posibilidad. Así que, atendiendo el consejo de sus amigos, partió a buscarlo.

+

Querido Taehyung –hyung:

Cuánto me alegra tu última firma. No pensé ganar un amigo desde el antagonismo ciencia–superstición. ¡Vaya vueltas de la vida! Tal vez comience a creer en los milagros y las casualidades. Porque ha sido una suerte hallar tu reportaje, aquel con el que me permití explayarme sobre la materia oscura y los fantasmas. ¿Puedes imaginar que hasta ese momento no pensé siquiera en abordar tal tema? Estaba perdido y sin encontrar mi voz, pero leerte me incentivó a querer investigar qué sucedía. Qué nos perdíamos el resto de nosotros, los cerebritos y no creyentes. Ha sido tu prosa apasionada, ya lo sé, y ha sido tu respeto con los muertos también aunque no practiques la fe. Responderé tus dudas sobre mis credos. Me temo que no te sorprenderé al decirte que me alejé de la fe desde hace años, pero nada tuvo que ver la ciencia. De hecho, la ciencia me ayudó a vivir el agnosticismo. Me hallé encontrando que mucho de lo que aprendí, tenía que desaprenderse. Que aquello que se condena con infiernos de paisajes incendiarios, es también quién soy. Dirás que soy vago, pero por mucho que intente, amigo mío, explicar a qué me refiero, todavía hay miedos que me persiguen. Y no quisiera perderte por ello. Pero te confesaré que sí deseo creer. Es, como escribiste, un consuelo pensar que hay otro sitio luego de que nos vayamos de este. De lo contrario, la nada es angustiante. Será por eso que no lo pienso demasiado, para no mortificarme antes de tiempo.

Saluda a tus amigos de mi parte, diles que quisiera también conocerlos. Mis amigos no saben de ti porque soy un tanto celoso, así que te guardé para mí. Espero no te ofenda esto. Y me ha hecho feliz que me encuentres guapo, no se me escapó tu escudo detrás del plural. Pero entiendo si no estás cómodo con referirte así a otro varón. A muchos les resulta un tanto violento. Déjame decirte que no es mi caso...

Vayamos a lo que nos ocupa. Le he estado dando vuelta a la idea de que, si al morir nos volvemos un cuerpo intangible, hechos de esencia, pensamientos, comportamientos humanos, podríamos ser apenas energía. Esto coincide con la descripción de seres no corpóreos, y podrían interactuar con la materia estándar. Sin embargo, yo mismo me enredé al apresurarme en este camino. Por lo que debí revolver entre mis conocimientos y preguntarme hasta dar con otro veredicto. Aun así, seré tan terrenal como pueda para que me sigas, ya que no quiero ser tan cerebrito. La energía es una forma simple de existencia del universo, por lo tanto, ¿cómo funcionarían las estructuras complejas en ella? Me refiero a los pensamientos, por ejemplo, o al habla. ¿Cómo se moverían? ¿Cómo aparecerían en videos? No sería tal cosa factible. Y esto debido a que carecerían de estructura mecánica para producir estos eventos reconocibles e inteligentes. De nuevo, también, debido a su peso, ¿cómo evitarían caer al centro de la tierra? Así que hallé cause en el segundo principio de la termodinámica: la entropía siempre tiene que crecer en el universo. Pero al universo no le gusta la funcionalidad o la estructura, así que cualquier energía (sea cinética o en este caso fantasmal) será convertida en simple y homogénea. Y, encima de esto, dispersa. Es decir: se volvería calor. Así, nuestros queridos fantasmas perderían su particularidad fantasmal.

Por si preguntas, sí hay energías estables que no son calor, pero esto sería torcer el segundo principio de la termodinámica demasiado para ajustarlo a los fantasmas. Porque para que estos se manifestasen necesitarían una fuente de energía externa con ellos, así no se disiparían. Además, de ser el caso, podríamos medirlos ya que dejarían un rastro de su existencia al interaccionar. Así que no, los fantasmas no son una nueva fuerza de energía. Lo siento, querido amigo.

Tal vez podamos celebrar un empate, si te parece. Antes brindaste conmigo y créeme que me serví un poco de leche de banana para acompañarte en tu celebración, así que pensé, ¿por qué no me dejas invitarte un trago?

Te quiere, Jungkook.

+

El hotel donde se alojaba Jungkook estaba algo retirado del centro de S. Cuando llegó, Taehyung pensó que había sido algo apresurado llegar sin avisar, ¿cómo es que encontraría la habitación de Jungkook? No creía que los encargados de la recepción le ofrecieran la información a un extraño. Pero aun así, tomando valor, entró. Vio el sitio, sin poder creer que estaba a punto de arribar al cuarto de un cerebrito que vino hasta S. para verlo y él se la pasó escurriéndose. Llámenlo cobarde, él no preguntaría por qué. Lo sabe. Y, de todos modos, ahora no se siente listo y sale corriendo al bar.

En la barra, sin embargo, lo encontró.

Jungkook lucía cabizbajo, pero al verlo se enderezó. Su rostro era una postal del asombro y de esperanza. Taehyung decidió ir con calma. No podía estropearlo. No cuando sabía que Jungkook se iría al día siguiente y... sí, estaba aterrado de perderlo. Pero se obligó a creer que no era tarde.

–Te invito el siguiente si me no me echas antes de que hablemos.

–Te dejaré que lo haga si respondes algo –le pareció justo, por lo que accedió.

Se subió a la banqueta junto a Jungkook, viendo en derredor para notar que no había demasiadas personas. Dando con el reloj junto a la puerta se dio cuenta por qué, eran casi las seis de la mañana.

–Adelante.

–¿Me escribirás?

No era la pregunta que esperaba, pero se contentó con empezar con algo tranquilo.

–¡Por supuesto! –Se adelantó en su banqueta, para secretear con Jungkook–. Es mi trabajo contrariarte, ¿recuerdas?

También se adelantó Jungkook, y estaban tan cerca que Taehyung por poco se embriaga del trago del otro. Le gustó. Además, la bebida había coloreado el rostro de Jungkook, pintado de brillos sus enormes ojos. Y sus labios se veían enrojecidos, como si hubiera usado labial o acabaran de besarlo.

–Siento haberte asustado –parecía que las palabras le herían al ser pronunciadas, pero continuó–. Me gustas, Taehyung, ¿no es eso una total y absoluta locura? Y cuando vine aquí pensé que podría lidiar con ello, con que me rechaces. Aun así, cuando nos besamos lo supe. Esto no es algo que pueda esconder de ti, fingir que no existe. Me gustas mucho.

–¿Es por eso que viniste? –en su cabeza, no venía al caso, pero la ciencia perdía un dos a uno, según su marcador.

–Sí, cuando no respondiste temí que todo acabase. Esta era mi única chance de averiguar si tenía que parar y dar retirada o por el contrario –la mano de Jungkook tembló cuando se alzó para tomarlo del mentón–. Me gustas, Ghostly, ¿no quedó claro en mis cartas? Ni siquiera había visto tu rostro y esperaba leerte cada semana, fuiste mi amigo y confié en ti sin dudar cuando seguimos escribiéndonos. ¿Cómo lo llamarías tú? ¿Casualidad? De cualquier modo, sucedió.

–Le diría una desafortunada primera impresión y un gasto en papel y estampillas –dejó caer su cabeza a la mano de Jungkook, que tomó su rostro con tanto cariño que lo conmovió–. Lamento no haber respondido, es que me tomó por sorpresa notar que nosotros... bueno, estábamos coqueteando. No me di cuenta al principio, pero en las cartas que siguieron tras el empate fue más evidente. Y me dije que era un juego, que no debía ser serio al respecto, aun así me encontré sonriendo por tus bromas y tus historias. Y quise más, pero no me atreví a pedirlo –respiró, notando que ya no podía seguir evadiendo la pregunta que lo atormenta en sus silencios y en sus noches de insomnio–, Jungkook, yo...

Aunque lo desearon, no se besaron. Se alejaron con las mejillas teñidas de vergüenza al oír el carraspeo molesto del bartender. Salieron del bar, rumbo al ascensor y cuando este los aisló por unos segundos, decidieron que habían esperado suficiente. El beso esta vez fue iniciativa de Jungkook, pero el premio al entusiasmo la llevó Taehyung cuando lo abrazó y arrinconó. Entre besos y suspiros, llegaron a la habitación y entonces, solo entonces, Taehyung se dedicó a demostrar, más que responder, a la pregunta ¿me quieres, Ghostly?



Nota:

SamSam: ¡Amén al SamYa!

Tardísimo, pero pasaron cosas jaja

De todos modos, no podía dejar de celebrar el SamYa, que es una cosa bella que vivir, you know? Estuvo genial crearnos una fecha de aniversario, ¿cómo no lo hicimos antes? Da igual, siempre feliz de compartir con vos, no dejo de sorprenderme de lo genia que sos y no solo por tus creaciones. Me siento afortunada de conocerte, la verda'

¡ipurpleu! 💜

pd: Ghostly iba a ser Jungkook, de ahí que él esté en la portada, pero cuando empecé a escribir Taehyung fue el elegido.

pd2: las referencias científicas se las debo a Date un vlog, que el otro día cerró su canal de Youtube y alta tristeza tengo.

pd3: es la primera vez que publico una historia con cartas, bah, que esta correspondencia sea tan esencial para el avance de la trama y me gustó. Fue diferente, quéseió.

pd4: le rezo a diario al JinLoki que me hiciste.

Quienes no sean Sam y de todos modos entraron acá: ¡gracias por leer!


:)

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