Capítulo 26.

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—Ugh... —Jimin ahogó un gemido mientras mordía el dorso de su mano con fuerza.

La habitación estaba comenzando a inundarse de gemidos y del obsceno sonido de sus pieles húmedas chocando.

—¿Quieres correrte, amor? —preguntó Jungkook, susurrando cerca de su oído, haciendo que todo el cuerpo de Jimin temblara ante el escalofríos que recorrió su cuerpo y luego dio un lametón en la nuca expuesta.

—S-sí... —lloriqueó y apretó con más fuerza las sábanas.

—Pidelo, amor. —Jimin pareció negar levemente con su cabeza— Venga, pidelo y tal vez te deje.

Jimin quiso insultarlo. Quiso maldecir y mandarlo donde jamás nadie lo mandó antes, pero no podía, no tenía las fuerzas necesarias.

—N-no puedo... Ugh... —las grandes manos de Jungkook estaban sobre sus caderas, en un agarre firme y doloroso. Jimin sabía que su delicada piel quedaría visiblemente magullada después, pero no le importaba realmente.

—Sí. Sé que puedes —le animó y aumentó las penetraciones en él, golpeando duramente su próstata.

Jimin serpenteó sus caderas en un pobre intento de huir, pero no le sirvió de nada. Jungkook se molió más duro en él.

—Jung-aaah... —se ahogó con su propia saliva cuando Jungkook azotó su nalga con un duro golpe.

Jungkook, el maldito animal en celo, sonrió satisfecho ante la reacción de Jimin, quien estaba hecho un completo desastre bajo suyo.

—Ya no más... ugh...

—Pidelo.

—T-te voy a matar-aah... s-sí, ahí, no pares. Ugh... —Jungkook sonrió, golpeando y con fuerza la próstata de Jimin.

—Venga, amor.

—Por... por favor, ya no puedo más...

—Vale, pero me voy a salir y quiero que te des la vuelta.

—¿Qué? No-aaah...

—Sí, ven —se salió del interior de Jimin rápidamente, recibiendo un sonidito en modo de protesta por parte de su novio.

Con ayuda de Jungkook, Jimin se volteó y abrió de inmediato sus piernas, dejando al castaño acomodarse entre ellas. Jungkook llevo una de sus manos a la cintura de Jimin, hundiendo sus dedos en un agarre firme y con la otra tomo su polla y se alineó en él, entrando de un solo golpe, haciendo que Jimin arqueara su espalda y hundiera los dedos de sus pies en las sábanas, enroscando sus deditos.

—Aaah... ya, me aah... —sus palabras fueron cortadas cuando Jungkook se inclinó hacia delante y lo besó, sin dejar de moverse dentro de él.

Jungkook sintió como Jimin tembló cuando el orgasmo lo alcanzó y el líquido tibio y viscoso manchó sus estómagos. Jungkook no se detuvo, ni siquiera cuando Jimin comenzó a tener espasmos por la sobre estimulación en su próstata.

—Mierda —gruñó cuando el calor en su vientre se formó y salió del interior de Jimin.

—Aaah... —gimió al sentirse vacío tan de repente, pero Jungkook trepó por su pecho, quedando a horcajadas sobre él sin apoyar su peso y comenzó a masturzarse en su cara.

—Abre, ugh... abre esa boquita, amor —una de las manos de Jungkook bombeaba su polla con movimientos rápidos, mientras que la otra estaba enterrada en los cabellos de Jimin, jalandolo hacia adelante, acercandolo aún más a su miembro duro.

Jimin abrió su boca y sacó la lengua, mirando muy atentamente a su novio. Sus labios lucían tan rojitos, hinchados y brillosos, sus mejillas con un hermoso tono carmesí, sus cabellos rubios revueltos y pegados a su cara a causa del sudor. Jimin era un completo desastre y eso excitó aún más a Jungkook, haciendo que su vientre bajo se contrajera y que el bendito orgasmo llegara, corriendose mientras seguía bombeando su polla.

Vio como salió su esperma disparada al rostro sudado de Jimin y lo disfrutó. Malditamente disfrutó correrse en ese bonito rostro, pero la felicidad duró poco.

—¡Ay! ¡M-mi ojo! —gritó— ¡Oh dios, me entró en el ojo! —chilló nuevamente y Jungkook soltó el agarre en los cabellos de Jimin.

Jungkook, aún estaba bajo los efectos de su reciente orgasmo, respirando de forma errática y la mente levemente nublada, sin poder procesar lo que Jimin le reclamaba entre gritos y lloriqueos.

—¡Mierda! —cubrió sus ojos con sus manos— ¡Quedaré ciego, idiota!

—Deja... deja ver —hablo, aún estaba agitado.

Salió de encima del rubio y tomó una camisa que había tirada en el suelo y se acercó a Jimin, quien cubría sus ojos y chillaba del dolor.

—Deja limpiarte, bebé —Jimin negó con sus cabeza.

—Necesito agua y un doctor.

—Entonces ven —lo tomó de las muñecas, alejando sus manos del rostro. No pudo evitar soltar una carcajada cuando lo vio con sus propios restos esparcidos por toda la cara.

—No te rias, tonto —bufó molesto, con un ojo cerrado y el otro abierto.

—Vamos a bañarnos y limpiar tu ojo —lo guió hasta el baño.

—Me duele... —se quejó, nuevamente.

Jungkook giró la perilla del agua caliente y dejó a Jimin ahí, bajo la tibia lluvia artificial. Él se metió también y comenzó a dejar pequeños besos en su hombro mojado y luego en su cuello, todo mientras Jimin lavaba su cara.

—¿Aún duele?

—Me arde —puchereó dándose la vuelta para quedar frente a frente con Jungkook.

Jungkook, el maldito idiota, sonrió divertido nuevamente.

—Eso pasa por no cerrar los ojos.

—Oh, cállate.

—Te amo. Ciego o no, te amo.

—¿Qué historia le contaré a pollito cuando pregunte el porque estoy ciego?

—Oh, venga. No seas exagerado, amor —se inclinó y besó los labios hinchados de Jimin.

—Uhm... —tarareó gustoso al sentir las grandes manos de Jungkook en sus caderas, el agarre era firme y posesivo. Y Jimin amaba eso de Jungkook.

—¿A qué hora llega tu mamá con pollito? —sus manos bajaron hasta las nalgas de Jimin y amasó la piel suave y firme sin mucha delicadeza, haciendo que el rubio gimiera.

—Ugh... a l-las cinco... —tartamudeó.

Las manos de Jungkook comenzaron a moverse en dirección de su entrada.

—Tenemos tiempo —susurró ronco en el cuello del rubio y luego dio un lametón.

—S-sí... hay ugh... tiempo...

El dedo de Jungkook entró sin problemas. El interior de Jimin era tibio y suave.

—Date la vuelta, bebé —ordenó y Jimin lo hizo. No opuso resistencia, él estaba igual de excitado como Jungkook en ese momento.

Jimin se volteó y apoyó su frente y sus dedos en los azulejos mientras arqueaba su espalda y se paraba en puntillas, dejando su culo expuesto y a disposición de Jungkook. No hizo falta mucha preparación, por lo que Jungkook simplemente se alineó y entró en él de una sola estocada.

—Agh... —gimió entrecortado Jimin, mientras Jungkook se molía en su interior, golpeando sin piedad una y otra vez su ya estimulada próstata.



***

Minjung jugaba con sus manitos en su gimnasio acolchado que había en el piso. Había llegado de visitar a sus abuelos hace más de una hora.

—¿Qué está haciendo mi pollito? —preguntó Jimin, mientras se arrodillaba para sentarlo y una mueca de dolor se dibujó en su rostro.

Bien, haber tenido sexo alocado no habia sido buena idea, sin mencionar su ojo accidentado, el cual estaba malditamente rojo.

—Da, da, da... —fueron las sílabas que el pequeño pronunció feliz mientras agitaba las manitos.

Minjung ya había llegado a los seis meses y no había sido fácil para ellos como padres. La primera comida de su pequeño había resultado un desastre total y Minjung lloró hasta que reemplazaron la papilla verde que había frente a él por su mamadera con leche tibia. Cuando el primer diente comenzó a asomarse, fueron dos días y una noche donde el pequeño estuvo mañoso y donde nada lo calmaba, ni siquiera su tan preciada leche tibia, lo mismo con la vacuna que le correspondía al mes que cumplía. Y Jesús, los seis meses definitivamente era un caos total, pero siempre contaron con el apoyo incondicional de sus amigos y en el caso de Jimin, de sus padres.

Jimin sentía que se estaba quedando calvo ante el estrés y Jungkook... Dios, Jungkook solo quería follar. Aunque para Jimin eso no era un problema, es más, él lo estaba disfrutando.

—¿Estás feliz, amor? —le extendió unos coloridos juguetes y Minjung los recibió, pero los tiró hacia un lado y estiró sus pequeñas manitos hacia el collar que colgaba de su cuello— ¿Cómo es que prefieres esto antes que tus juguetes? Ven aquí, iremos a dar una vuelta.

Tomó a Minjung entre sus brazos y besó una de sus mejillas regordete, haciendo que el pequeño hiciera un puchero.

—No pongas esa cara, te beso todo lo que quiero aun si no te gusta —le dijo a modo de regaño, pero sin dejar su tono lleno de cariño y volvió a besarlo, haciendo que Minjung comenzara a llorar— Ya, ya. Nunca más, amor.

—¿A dónde van? —preguntó Jungkook, quien iba bajando las escaleras mientras retiraba el resto de pintura que había en sus dedos. Luego de saciarse de Jimin, decidió que quería pintar y así lo hizo.

—Iré a ver a Tae —le sonrió y Minjung estiró sus bracitos hacia su padre— Oye pequeño traidor, a mí es a quien debes preferir antes que a Kookie.

Minjung comenzó a lloriquear y a hacer pucheros.

—Bien. Te lo dejo entonces —Jungkook sonriendo, tomó al pequeño entre sus brazos y este se acurruco en su cuello - Iré a ver a Tae, no se ha sentido bien y lo noté sin muchos ánimos cuando lo llamé por teléfono.

—Vale, yo me encargo de este gordito.

—Le das una leche en media hora o antes, si es que anda mañoso.

—Yap —caminó de vuelta a la alfombra acolchada y se sentó ahí con su bebé, tomó el control del televisor y encendió la televisión. Minjung comenzó a mover sus piecitos y manitos feliz cuando vio la pantalla iluminarse y proyectar imágenes.

—¿Qué haces? —preguntó Jimin.

—Vamos a ver un vídeo de tomates —respondió mientras entraba a YouTube y comenzaba a escribir en el buscador.

—No debe ver dibujos animados, es un bebé —advirtió, pero Jungkook no se vio preocupado en hacerle caso.

—Yo los veré —mintió— Además, tú ya te ibas.

—No encuentro mis lentes de sol —Jungkook volteó a verlo y enseguida soltó una risita

—¿Es en serio, amor?

—Tan en serio como tu semen en mi ojo, idiota —bufó— Aun me arde el ojo y esta rojo.

—Tus lentes están en un mueble en la cocina, por allá los vi —volvió su vista al televisor sin dejar la sonrisa de lado.

Jimin caminó a la cocina por sus lentes y Jungkook puso el vídeo. Para cuando Jimin volvió a la sala, vio como Jungkook meneaba juguetes sonajeros en su manos y cantaba para su hijo, quien movía sus bracitos feliz al ver como su padre hacía el ridículo para él.

—¡Ponemen tomato, tomato! ¡Naneun ya chusu doel goeya! ¡pailba!

—Me voy —gritó, mas fue ignorado.

Jimin salió de su hogar y no caminó mucho ya que la casa de su amigo estaba a una cuadra de distancia. Tocó el timbre y quien salió casi de inmediato fue Jiyu, la mujer que se encargaba del aseo y de vez en cuando de cuidar a Taeho.

—Señor, Park —saludó con una pequeña reverencia.

—Hola, Jiyu —saludó con una sonrisa— ¿Tae? —preguntó y ella frunció los labios.

—El señor Jung está encerrado en su habitación, no quiere ver a nadie.

—¿Está enfermo?

—No lo sé, pero no quiso comer en el almuerzo.

—¿Y Taeho?

—Salió con el señor Hoseok desde la mañana.

—Vale. Iré a ver a Tae —avanzó hacia el interior.

—Está bien —cerró la puerta luego de que Jimin había entrado a la casa.

Jimin subió las escaleras y se detuvo en la puerta cerrada que daba al dormitorio de su amigo, tocó un par de veces sin obtener respuestas por lo que decidió girar la manilla y para su sorpresa estaba sin seguro.

—¿Tae? —habló bajito cuando asomó su cabeza al interior del dormitorio.

La habitación estaba oscura y un bulto se veía en la cama.

—¿Tae? —volvió a decir y caminó hacia la cama.

—¿Mimi? —murmuró mientras se removía en la cama— ¿Qué pasó? —preguntó mientras se sentaba.

—Lo mismo me pregunto. ¿Qué te pasó?

—Nada —extendió su brazo para alcanzar el interruptor de la lámpara que había a su lado y la encendió— ¿Por qué estás con lentes de sol?

—Porque viene con mi outfit —Taehyung alzó una ceja, clara señal de que sabía que esa no era la razón— Y... hay mucho sol —su amigo miró hacia la ventana, donde se filtraba un poco de luz— No querrás saber, creeme —terminó por decir.

—Bien.

—Ahora, ¿qué te pasó? ¿Te sientes mal? —Jimin notó a su amigo un poco pálido, con visibles ojeras bajo sus ojos y más delgado. ¿Cómo había bajado tan rápido de peso en unos días?

—Un poco...

—¿Qué tienes? —preguntó mientras se sentaba en el borde de la cama, al lado de su amigo.

Taehyung lo miró, sus ojos reflejaban cansancio y tristeza, luego bajó la mirada a sus manos.

—Uhm... y-yo...

—¿Qué pasa? Ay no me asustes, venga suéltalo —insistió ya servioso.

—Voy a tener un bebé —dijo, casi en un susurro y luego escondió su rostro entre sus manos.

—¿Un bebé? —preguntó aun cuando había escuchado bien

—Sí...

—¡Por dios, Tae! —soltó emocionado y lo abrazó— Felicidades. Vas... osito tendrá un hermanito, otro osito. Estoy tan feli... —se detuvo cuando un sollozo por parte de su amigo llegó a sus oídos— Oye, ¿no estás feliz? —preguntó preocupado.

—Sí, pero...

—¿Hoseok no quiere?

—No es eso... —sorbió su nariz— Solo... no estamos bien.

—¿Cómo? —preguntó incrédulo.

—No estamos bien, Jimin. No estamos nada bien y ahora con un bebé en camino... —Jimin no supo qué decir. Él no había notado que sus amigos estaban mal y se sintió mal.

—Tae...

—Lo quiero tener y Hoseok igual, ese no es el problema porque ya hablamos apenas me enteré. El problema es que... me siento solo...

Jimin guardó silencio y lo abrazó, Taehyung se aferró a él y dejó escapar unas lágrimas traicioneras mientras seguía hablando.

—Creo que... Hoseok se casó con su trabajo —sorbió los mocos— Y cuando le sobra tiempo lo ocupa en Taeoh, y está bien, es su hijo, ¿pero y yo? Tengo un mes de embarazo y él ni siquiera se dio cuenta de que bajé de peso, de que pasó en el baño vomitando, de que pasó llorando porque me siento solo...

—Lo siento, y-yo tampoco...

—Tú tienes un bebé, tu familia y está bien. Hoseok es mi esposo, es el hombre que prometió cuidarme y amarme siempre, pero parece un extraño que solo viene a dormir...

—Él te ama, Tae... —intentó consolarlo.

—No lo sé. Ya nada sé con respecto a él...

—¿No han hablado?

—No quiero hablar, no quiero que me diga... —abrazó aún más a Jimin, escondiendo su rostro en el cuerpo del rubio— No quiero escuchar algo que me duela...

—Tranquilo —acarició su espalda— La comunicación es importante, lo sabes. Deben solucionar esto y hablar por ese pequeño que viene en camino y por Taeho.

—Lo sé...

—No me gusta verte así, me deprime —puchereó, aun cuando Taehyung no lo estaba viendo— Y debes comer.

—Lo sé...

—Te quiero, sabes —dijo mientras se quitaba los lentes de sol.

—Sí, yo... También te quiero, Mimi.

Jimin se quedó ahí hasta que Taehyung logró calmarse y luego fue por comida para que se alimentara. Se quedó a su lado hasta que dieron las ocho de la noche y Hoseok con Taeho habían vuelto.

—¡Hyung! —corrió hacia Jimin para abrazarlo apenas entró al dormitorio.

—Osito —Jimin lo envolvió en sus brazos y le acarició el cabello, revolviéndolo un poco— ¿Dónde fuiste hoy?

—Papá me llevó al cine, luego a comer rico y al final a unos juegos —contó emocionado y luego vio a su padre.

—Apá, te extrañé —besó su mejilla y Taehyung lo abrazó— ¿Ya te sientes mejor, apá?

—Sí. Ya estoy mejor, bebé.

—¡Hey! —Hoseok habían entrado al dormitorio— ¿Como estás, Mimi? ¿Qué le pasó a tu ojo? —preguntó y caminó hasta su lado para besar una de sus mejillas.

—Estoy bien y solo me entró algo por eso está rojo —le sonrió.

—¿Seguro que está bien? Se ve muy irritado.

—Estoy bien —sus mejillas se volvieron violentamente rojas. Mentalmente, buscó cien maneras de torturar a Jungkook por su ojo.

—Vale. ¿Y pollito?

—También está bien, ahora se quedó con Jungkook.

—Oh, que bueno —se acercó a Taehyung y dejó un casto beso en su frente— Vamos, bebé —llamó a su hijo— A lavar las manos y los dientes para ir a dormir.

Taeho puchereó, pero obedeció y se despidió con besos en las mejillas para todos.

—Me llamó Jin ayer —dijo Taehyung, rompiendo el corto silencio que se había formado y Jimin giró su rostro para mirarlo.

—¿Y qué dijo?

—El salón ya está reservado. Quiere ver las decoraciones y la comida en estos días.

—Oh, ¿ya? — había olvidado por completo su boda. Ser papá a tiempo completo lo consumía tanto que incluso olvidaba cosas importantes como aquello.

Los preparativos para la boda ya habían comenzado y era Seokjin, la señora Park y Taehyung quienes se encargarían de todo. Jimin solo tenía que elegir el diseño de las invitaciones y su traje de novio.

—Ya —afirmó Taehyung— Yo creo que en un par de semana estará todo listo.

—V-vale.

—Práctica tus votos.

—Sí, gracias por eso uhm... por ayudarme en esto, pero si no te sientes bien, no lo...

—Que dices, tonto. Estoy bien, solo creo que ando más sensible por las hormonas —sonrió o eso creyó— Está bien.

—Mañana voy a venir de nuevo y traeré a pollito.

—Bueno.

—Ahora me iré o encontraré a Jungkook calvo y llorando en alguna esquina.

Con un abrazo y un beso en sus mejillas, Jimin se despidió y salió del dormitorio, bajó las escaleras y encontró a Hoseok, quien salió de la cocina.

—Me voy —le dijo.

—¿Te voy a dejar?

—No, está bien —se acercó y lo abrazó, haciendo que su amigo lo envolviera en sus brazos— ¿Sabes que tienes que hacer algo, verdad?

Hoseok suspiró, entendiendo que Jimin estaba al tanto de su problema con su esposo.

—Sí, lo sé.

—Bien —se alejó del cuerpo de su amigo— Si hacen algo y uhm... solo llamame si Taehyung está mal y no puedes verlo, ¿bueno?

—Tranquilo, estará bien.

—Eso espero —se despidieron y Jimin salió de ahí para ir a casa.

Cuando abrió la puerta de su hogar, el silencio y la oscuridad lo recibió. Cerró la puerta con cuidado y caminó hacia las escaleras para subir, sin encender las luces.

—¿Estas son horas de llegar, Jovencito? —Jungkook había salido de la habitación, sorprendiendo a Jimin y haciéndolo dar un brinco del susto.

—¡Jungkook! —llevó su mano al pecho— Casi me matas del susto, tonto.

—Te extrañe, bebé —tomó la mano de Jimin y lo acercó a su cuerpo— ¿Y tus lentes de sol? —preguntó mientras besaba sus mejillas, sus labios.

—Uhm... se quedaron donde Tae... —sonrió y luego frunció el ceño en una mueca.

—¿Qué pasó? ¿Aún sigue enfermo?

—No está enfermo...

—¿Entonces?

—Tiene un bebé.

—Oh... vaya, me alegro.

—Uhm... sí, yo igual. El problema es que no están bien con Hobi —Jungkook no dijo nada, no le gustaba opinar o hablar de problemas ajenos.

—Vamos a la cama, estoy cansado y quiero cariñito —lo guió al dormitorio, pero antes de entrar se detuvo— ¿O tienes hambre?

—No, estoy bien.

Entraron al dormitorio y Jimin miró de inmediato a su pequeño, el cual dormía plácidamente abrazando un peluche de pollito y sonrió.

—¿Cómo se portó pollito?

—Muy bien —ambos comenzaron a quitarse la ropa para ponerse sus pijamas y de vez en cuando se besaban.

Fueron juntos al baño a cepillar sus dientes y luego entre besos y caricias llegaron a la cama.

—Bebé —Jungkook abrazó a Jimin y se enterró en el pecho del rubio.

Jimin comenzó a acariciar sus cabellos castaños con cariño.

—Eres como un bebé grande, Kookie —soltó una risita y Jungkook miró hacia arriba para besarle el mentón.

—No, el único bebé grande eres tú.

—Tonto.

—Ya. Igual me amas.

—Sí.

El silencio se instaló y Jimin no dejó de acariciar a su novio, quien seguía aferrado a él.

—Jimin... —habló luego de un rato.

—¿Um?

—Mañana...

—¿Qué quieres hacer mañana? —preguntó, orgulloso de que lo conocía tan bien.

—¿Acompañame?

—Iba a ir a ver a Tae con pollito.

—Oh, ya.

—Pero, ¿a dónde quieres ir?

—Uhm...

—Jungkook. 

Jungkook miró hacia arriba para verlo.

—Quiero ir al cementerio, a visitar a mamá.

Nunca antes desde que habían vuelto a estar juntos, Jungkook lo había llevado a visitar la tumba de su madre y Jimin no lo mencionaba, solo esperaba que cuando estuviera listo, lo llevara.

—Vamos —dijo sin pensarlo— Llamo a Tae y le explico que no podré ir, paso a verlo más tarde.

—No solo está mi madre ahí, Jimin...

—¿Cómo?

—Está el señor Baek y Jieun —hubo un pequeño silencio.

—¿Señor Baek?

—Quien me ayudó luego de que mi madre murió —explicó sin tanto detalle.

—¿Cual es el problema que están ellos ahí?

—¿No te molesta?

—Claro que no, Jungkook. Me sorprende que creas eso, es más, me estoy sintiendo ofendido —se quejó, pero sin dejar de hablarle con cariño.

—Lo siento...

—Ya. ¿Entonces mañana vamos en la mañana?

—Sí.

—¿Presentaremos a pollito?

—Sí. Uhm... quería hacerlo hace tiempo, pero Minjung era muy pequeño.

—Nunca es tarde, Kookie.

—Te amo —subió y besó los labios de Jimin.

—T-también... amo... —balbuceó entre el demandante beso que estaba recibiendo.

Jungkook dejó a Jimin con su espalda pegada a la cama y se posicionó entre sus piernas, inclinado hacia delante y apoyando su peso en sus codos a los lados de la cabeza de Jimin para no aplastarlo. Se besaron hasta que la excitación en sus cuerpos fue notable.

—T-te odio, ugh... —gimió Jimin cuando la mano de Jungkook se coló bajo su pijama, tocando su piel a su antojo, encendiéndolo ante el roce de sus yemas tibias.

—Me amas.

—Ugh... sí, ahí, aaah... no, espera... —Jungkook sonrió y no se detuvo. No hasta tener suficiente de él.  

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