Capítulo 3.

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Él tiene una mirada triste, como la de un pájaro que está enjaulado y es invitado por la luz del sol para intentar salir al exterior.




La idea de dormir y no volver a abrir los ojos nunca más, era algo realmente tentador para Jimin. Dormir y despertar igual de cansado, igual de deprimido, igual de vacío ya lo tenía bastante agotado y no había nada que lo animara, no hasta ahora.

Llevaba viendo hace un mes a Jungkook, y cuando estaban juntos era realmente fascinante para Jimin, olvidaba todo lo que lo abrumaba hasta que volvía a su vacío y silencioso departamento. Con Jungkook, se sentía completo y aunque era tarde para él, un pensamiento llegó a su cabeza cuando se despidió del castaño hace dos días en su última salida.

Todo estará bien al final y si no lo está, es que aún no he llegado a ese dichoso final.

Todo estará bien. Tiene que estar bien, todo va a estar bien.

Se repetía una y otra vez.

El sol de las mañanas es realmente molesto cuando intenta colarse en una habitación completamente oscura, donde no hay ni siquiera una pequeña luz artificial, donde yace un frágil cuerpo cansado de existir.

—Maldita sea —se quejó mientras se removía en su cama, su cabeza dolía y para qué decir el cuerpo y sentía demasiado frío. Desde el día anterior sentía esos malestares pero no había querido ir al doctor. Ahora estaba ahí solo y sin nadie que le acompañara mientras se sentía mal.

Jimin se acurrucó nuevamente en su cama y se cubrió completamente, estaba aún más deprimido y las lágrimas caían por sus rosadas mejillas, su respiración se sentía caliente a causa de la fiebre y su delgado cuerpo pesaba más de lo normal.

Quizás lo mejor sea morir de una maldita vez. Pensó pero luego se rió de lo ridícula que era esa idea. El no quería morir, él quería sanar y empezar de nuevo, amar y que lo amen, tener esa familia que ahora deseaba, quería ser feliz.

¿Pero con quien? Así como iba, jamás tendría nada.

Perdido en sus pensamientos, lamentándose y luego imaginando lo que deseaba, cayó sumergido en el sueño pero un sonido lo hizo despertar.

Su celular.

¿Dónde carajos estaba?

Se levantó con dificultad y temblando del frío para ir en busca de su teléfono, pero este dejó de sonar.

—¡Perfecto! —gruñó— Me levanté por nada.

Iba a volver a la cama, cuando nuevamente su teléfono comenzó a sonar y Jimin pudo ver que estaba tirado a los pies de la cama.

Cuando lo tomó entre sus manos, pudo ver quién llamaba

Jungkook.

Su corazón inmediatamente comenzó a latir desenfrenadamente, y una tierna sonrisa se formó en sus labios sin que él se diera cuenta.

Por su parte, Jungkook el día anterior había ido a la mansión Kim y vio a Taehyung allá con el pequeño Taeho. Comenzaron a charlar de temas que ambos compartían hasta que recibió la llamada de Jimin avisando que se sentía mal y no iría al otro día a la academia.

Cuando colgó la llamaba miró a Jungkook y quizás pensó que era buena idea contarle, pensó unos segundos si debía o no decirle pero en vista de que no apartaba la mirada de él, Jungkook simplemente pregunto.

¿Está todo bien? —esto hizo sacar de sus pensamientos a Taehyung.

No lo sé —miró hacia su hijo para luego volver a mirar a Jungkook— Jimin... No se siente bien y mañana tengo unos trámites que hacer, aparte de que osito Taeho tiene un control con su pediatra —suspiró— Se me dificulta ir a cuidarlo —hizo un pequeño puchero.

Oh. Creo que mañana no hay mucho que hacer en la empresa, podría ir a ver si necesita alg...

¿Enserio? —preguntó con una bella sonrisa cuadrada y esto hizo reír a Jungkook.

Claro.

¡Eso sería genial!

Entonces por eso ahora estaba llamando a Jimin, para saber si necesitaba algo o ver que tan mal se encontraba.

—¿Jungkook? —se escucha al otro lado de la línea.

—Hola...

—Hola.

—Estás en casa, ¿no?

—Sí...

—Iré a verte, sé que estás enfermo y seré tu doctor personal por hoy —bromeó.

—No es necesario, estaré bien.

—Ya estoy abajo —soltó una risita.

—¿Q-Qué?

—Que voy subiendo al elevador ahora mismo, para que me abras la puerta.

—No quiero salir de la cama.

—Entonces esperaré afuera hasta que tengas ánimos de abrir.

—Solo pon la clave...

—¿Seguro que me darás la clave? ¿Y si soy un secuestrador?

—La cambiaré cuando te vayas.

—Bien, ¿cuál es?

—Uno, dos, tres, cuatro.

—¿Es en serio?

—Muy en serio.

—Bien, te veo en unos minutos.

—Vale.

Jungkook cortó la llamada, subió al elevador y marcó el piso de Jimin. En una de sus manos llevaba unas bolsas con medicinas y parches para el dolor muscular, también había comprado unas cosas para comer ya que desde la primera vez que volvió a ver a Jimin, se dio cuenta que este no estaba cuidando de su salud, estaba jodidamente delgado y parecía no importarle mucho al rubio.

Jimin no hizo ni un esfuerzo por levantarse de su cama y simplemente cerró sus ojos en espera de que Jungkook llegará, pero no pasaron ni cinco minutos y pudo escuchar el sonido de la puerta. Su corazón latía cada vez más rápido y fuerte.

—¿Jimin? —le llamó una vez que entró y dejó las bolsas en la mesa del comedor, se quitó su chaqueta y ladejo con cuidado en el sofá, dio un suspiro y luego se dispuso a caminar para ir a la habitación. Conocía perfectamente el camino y sabía cuál de las puertas era el dormitorio de Jimin.

Sonrió ante aquellos recuerdos que le llegaron como una bofetada en su cerebro.

Jungkook nunca sintió odio ni le deseó mal a Jimin. Al contrario, siempre quiso que cambiara para mejor y aprendiera realmente el significado de amar a alguien, sin ese miedo a lastimar y salir lastimado. Pero ahora, cada vez que lo veía sabía que Jimin había cambiado, pero no estaba seguro si había sido un cambio para mejor.

Cuando llegó a la habitación pudo ver una bolita de ropa en el centro de la cama y supo de inmediato que era Jimin.

—Jimin —habló y la cama comenzó a moverse. Jimin se asomó de manera lenta, dejando ver sólo su cara fuera de toda esa ropa de cama.

—Hola —habló con un hilo de voz, su garganta realmente le dolía.

—Hey... Te ves terrible —sonrió y se acercó a Jimin para tocar sus mejillas. Jimin puso mala cara ante el comentario— Estas hirviendo, Jimin.

—No es nada, ya pasará —volvió a taparse.

Jungkook salió de la habitación y Jimin pensó que se iría por lo que se puso triste inmediatamente y quiso arrancar su propio cabello por ser tan débil con sus emociones.

Pero lejos de irse, Jungkook fue a la cocina y puso a calentar agua para así ponerle paños tibios en la frente, se lavó sus manos con abundante jabón y agua, tomó una de las bolsas que traía y sacó unas sopas que SeokJin había preparado para Jimin.

Jungkook había pasado a la mansión de los Kim antes de ir con Jimin y les comentó que este estaba enfermo, por lo que no aparecería en la empresa. Namjoon se limitó a decir algo ya que no estaban con proyectos acumulados, pero Jin se puso en marcha para hacer una rica sopa y así hacer sentir mejor a Jimin.

Jungkook realmente agradecía ello.

Ahora, una vez que calentó la sopa y preparó un té verde con jengibre, se fue hasta la habitación y Jimin lo miró sorprendido.

—¿Qué es eso? —aún estaba acurrucado en su cama.

—Come y calla —sonrió y Jimin hizo una mueca— Siéntate y come, te sentirás mejor.

—Bien —obedeció y se dispuso a comer todo lo que había en el plato. A pesar de sentirse mal por el resfriado, su corazón brincaba de felicidad al no estar solo en estos momentos— Está rico —dijo en un tono bajito.

—Lo sé, yo la preparé —mintió, pero se delató cuando Jimin lo miró sorprendido y este se echó a reír - Bien, no fui yo.

—¿Quién la preparó?

—Jinnie.

—Oh...

—Cocina realmente bien —sonrió una vez más y tomó una servilleta para limpiar la comisura de la boca de Jimin— Si te comes todo y tomás la medicina que traje, te daré un premio.

Jimin lo miró por un momento y parecía todo tan irreal. Tener aquí y ahora a Jungkook, cuidando de él, preocupado por que terminara de alimentarse correctamente y tomará las medicinas que él le había comprado.

Esto hizo que su corazón doliera un poco.

Si Jungkook supiera realmente que lo necesitaba en su vida, que aun lo amaba y que no se sentía completo sin él, que necesitaba y deseaba con todo su ser escuchar nuevamente un "Te amo" de sus labios.

Pero tenía miedo.

Estaba acostumbrándose a la soledad de su corazón. Pero aun así lo necesitaba.

Sin darse cuenta, una lagrima traicionera bajo por sus mejillas acompañado de un pequeño sollozo.

—¿Jimin? - se apresuró a sacar la bandeja que Jimin tenía sobre sus piernas y la dejó en una mesita de noche— Hey, ¿qué pasó? —tomó otra servilleta y limpió las lagrimas que ahora salían sin detenerse.

—L-lo siento... —solo pudo decir eso cuando otro sollozo volvió a salir y cubrió su cara con sus dos manos.

—¿Por qué te disculpas? No has hecho nada, tranquilo —se sentó a su lado en la cama y lo abrazó— Tranquilo, todo estará bien —le aseguró.

¿Realmente todo estaría bien?

Jimin quería aferrarse a Jungkook en ese momento, pero tuvo miedo, miedo a ser rechazado.

Pero Jimin debía enfrentar sus sentimientos y dejar de huir.

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