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Un alfa de cabello rubio y grandes lentes, observaba desde lejos a cierto lindo omega de hebras castañas claras.

Un suspiro escapó de sus labios cuando el menor pateó el balón directo al arco, el movimiento hizo que sus cabellos se movieran levemente, dejando al descubierto esos bonitos orbes color miel que solo el poseía.

TaeHyung miró la escena totalmente embelesado, sintiendo su corazón palpitar fuertemente contra su pecho y las mariposas en su estómago se hicieron presentes.

El definitivamente amaba a Jeon JungKook.

El capitán del equipo de fútbol, porque sí, JungKook había ganado ese título por ser un excelente líder y un gran jugador, a pesar de ser un omega, el lindo chico siempre se esforzó por ser aceptado en el equipo. Era un chico muy popular, siempre estaba rodeado de alfas, omegas y algunos betas en la hora del descanso, era un chico muy dulce y sociable, por lo que tenía muchos amigos en la secundaria. Además, de tener muchos pretendientes que luchaban por una oportunidad de salir con el.

En especial hoy, un día antes del baile de graduación.

Y TaeHyung no era la excepción, el quería que ese omega sea su pareja esa noche y, tal vez, solo tal vez, tener la oportunidad de cortejarlo.

Pero a diferencia de otros alfas, TaeHyung no era alguien extrovertido, egocéntrico ni mucho menos sociable. El era muy tímido y reservado, un chico que pasaba desapercibido para todos en la secundaria. Por lo que veía imposible que alguien como Jeon JungKook acepte ir al baile con el.

Con una expresión triste en su tierno rostro, se limitó a mirar una vez más al bonito omega antes de ir a su siguiente clase. Se sorprendió cuando sus ojos se encontraron con los ajenos, y no, no se trataba de JungKook, era JiHyo, una porrista y mejor amiga del castañito, ella solo rió un poco al ver las mejillas rojitas del alfa, quien salió corriendo del lugar con el corazón latiendo a mil por segundo.

Ya un poco más alejado, hizo un puchero sintiéndose muy avergonzado, lo más seguro era que esa omega se burlara de el por estar observando a JungKook como un acosador y luego hablaría mal de el al castaño. Sus ojos se volvieron acuosos, rayos, maldecía ser tan sensible. La idea de el y el menor juntos en la fiesta se hacía cada vez más lejana. Sorbió su nariz y acomodó sus lentes para después dirigirse a su clase con la cabeza gacha.

Mientras, una linda chica de cabello rosado contaba alegremente a su mejor amigo que él había ido a verlo entrenar, logrando así, un leve rubor en las mejillas del contrario.




|°°°|




Ahí estaba otra vez, escondido detrás de un árbol de cerezo, ese alfa rubio de lentes redondos y voz grave, se encontraba en su escondite favorito, el que usaba cada vez que ese lindo omega salía por un poco de sol.

Ese fue el lugar donde lo vio por primera vez, estaba teniendo una charla muy animada con una omega de grado mayor y no pudo evitar quedar embobado por ese chico de cabello claro.

TaeHyung se encontraba algo decaído, en todo el día había visto a muchos alfas e incluso betas acercarse al menor con muchos regalos y pidiéndole por favor que sea su pareja en el baile. Su lobo agitó la cola feliz al ver como el omega rechazaba amablemente las invitaciones, y su idea de ser el quien lo invite se hizo presente otra vez en su cabeza.

Justo ahora se encontraba debatiendo mentalmente si debía acercarse al omega, quién estaba sentado en una de las bancas tomando un jugo de durazno. Su flequillo se movía al compás del viento mientras sus pies se balanceaban levemente en el aire, ya que por su apenas bajita estatura, no lograba tocar el suelo.

Tierno

Un nuevo y enamorado suspiro salió de sus rosados labios, su sonrisa boba apareció en su rostro y sus mejillas se pintaron de un bonito carmín.

Miró por última vez el pequeño sobre morado con destellos, el cual debía entregar al menor, y se armó de valor para avanzar unos metros. Había escrito esa carta hace mucho, como un borrador en donde le confesaba sus más sinceros sentimientos al castañito, solo que esta vez, pasó la carta a limpio y la decoró con diversas pegatinas y un pequeño lazo celeste pastel. Además, en la carta se encontraba la frase "¿Te gustaría ir conmigo al baile de graduación?" al final de todo lo que le había escrito.

Sonrió leve mirando de soslayo al lindo omega, con un poco más de valentía se acercó hasta quedar frente al omega, junto las manos detrás de su espalda, llevando la carta con ellas. Tomó un poco de aire y se sonrojó nuevamente al tener a esos orbes acaramelado mirándolo atentamente.

—Oh...hola, Hyung.—El alfa sintió sus mejillas calientes al ver la bonita sonrisa de conejito de poseía el omega. Era mucho más bonita de cerca...

La voz de JungKook era tan suave y dulce, que el tan solo escucharla hacía que sus piernas temblaran como fideos. Y ni que decir cuando cantaba, parecía un ángel, según TaeHyung. Ah...definitivamente, le gustaba mucho ese omega.

Una pequeña risita lo hizo salir de su ensoñación, parpadeó varias veces encontrándose con la expresión divertida del menor. Dios, ¡Se había quedando mirándolo todo este tiempo y no se dio cuenta! sus abultados cachetes se volvieron dos adorables tomates de tan solo pensar en lo vergonzoso que debió haber sido eso.

—¿Hyung...se encuentra bien?.— Sintió las suaves y delicadas manos del menor posarse en su frente...¡Esperen!...¡JungKook lo estaba tocando!

¡3312 tenemos un 3312!

—N-no, digo, ¡Si!, digo...¡A-adiós!

Y sin darse cuenta, se encontraba corriendo hacía el salón más cercano de ahí. Dejando a un omega demasiado confundido.

Y algo decepcionado.




|°°°|




Suspiró frustrado, sus codos apoyados en la mesa de esa biblioteca y descansaba su rostro en ambas manos, mirando la carta que se encontraba unos centímetros de él.

Rayos, ¿Por qué tenía que ser tan cobarde? ¿Por qué no podía confesarse con naturalidad?, era un tonto, no podía ni siquiera estar en la misma habitación con el omega sin desmayarse o tartamudear de los nervios.

Se rendía, era imposible, sus oportunidades de invitar al menor, si es que en algún momento las tuvo, se fueron a las mismísima mierda.

Volteó su cabeza, encontrándose con el pasillo de los libros de Historia, el lugar donde habló con JungKook por primera vez.

Aún recuerda, la amabilidad del menor al recoger los libros que habían caído de su manos, recuerda lo calientes que se sintieron sus mejillas al tener tan cerca a ese lindo omega del que estaba enamorado, y estuvo apreciando las lindas facciones del castañito y terminó susurrando un pequeño "G-Gra-cias" antes de salir corriendo despavorido de ahí.

Regresó a su posición inicial y tomó con sus dedos el pequeño sobre, mirándolo con una expresión triste en su rostro. Un puchero apareció en su labios de corazón, se sentía un tonto por haber dejado a JungKook muy confundido, de seguro estaba pensando de que es un cobarde y un mal alfa, eso solo lo hacía poner peor.

No podía hacer nada más, el no era grande, fuerte ni musculoso como lo eran el gran Kim NamJoon o tal vez como Min YoonGi, ni mucho menos era como Park JinYoung. El simplemente era un alfa que le gustaban las películas animadas y los perritos, prefería mil veces quedarse en su casa viendo "Mi villano Favorito" que ir a una fiesta con muchos adolescentes hormonales.

Sin muchos ánimos, guardo la carta en su mochila, o al menos eso creyó, ya que no tenía los lentes puestos, y se dirigió a su siguiente clase, no percatándose de la carta que yacía tirada el el frío piso de aquella biblioteca. A pasos lentos, salió del lugar, sintiendo a su lobo rasguñar de tristeza por dentro.

Un bonito y popular omega que pasaba por ahí se percató del sobre que se había caído de las manos de su Hyung y sonrió, pensando que así tendría una excusa para poder hablar con ese guapo y tierno alfa. Con una radiante sonrisa recogió lo que parecía ser una linda carta y la volteó dejando ver el reverso de ésta. Su corazoncito dolió y las lágrimas se acumularon en sus ojitos al ver lo que estaba escrito en letra muy bonita.

"Para el omega más hermoso del mundo"




|°°°|




Era el último receso del día. Por ello, se podía ver a muchos estudiantes ayudando con la decoración del salón que usarían para la fiesta y otros aprovechaban el tiempo para invitar a esa persona que ellos querían.

Obviamente TaeHyung no era uno de ellos.

El joven alfa decidió pasar el descanso en el salón de arte, le gustaba estar ahí, le gustaba pintar, y mucho, con sus pinturas, expresaba todo lo que no podía decir con palabras, era libre al momento de dibujar, sentía que podía ser el mismo. Justo ahora terminaba los detalles de un dibujo que el mismo había hecho, consistía en un lindo atardecer, el cielo pintado de diferentes tonos rojo y violeta con unos toques de naranja y debajo un cristalino mar pintado de celeste azul y blanco. Pero lo que más resaltaba del dibujo eran las dos sombras que se encontraban dentro del agua, esos dos hombres tomados de la mano, ambos completamente de negro, como si fueran sombras en realidad.

TaeHyung estaba muy satisfecho de su trabajo, se había esmerado tanto por hacer ese dibujo y al fin todo encajaba justo como el lo quería. Tomó el lienzo entre sus manos y sonrió orgulloso de su pintura. De verdad significaba mucho para el.

Unas voces femeninas detrás de la puerta lo sacaron de sus pensamientos, al principio creyó que se trataba de una pelea o algo así y decidió no darle mucha importancia, pero el bullicio continuó. Frunció el ceño ¿Qué acaso no sabían lo que era el silencio?

Bufó una vez más antes de guardar sus cosas, se aseguró de tener todo lo que había traído y se sorprendió al ver...Esperen...¿Dónde estaba-

¡Por Dios, Jungkook, solo entra de una vez!

¿Que...?

La puerta fue abierta de golpe, dejando ver a un bonito omega, el cual parecía haber sido empujado con algo de fuerza, por lo que casi pierde el equilibrio.

JungKook sacudió un poco sus prendas y acomodó su desordenado flequillo antes de levantar la mirada, cuando lo hizo, sus ojos se encontraron con unos cristales que cubrían las orbes contrarias. Se encogió en su lugar, dudando un poco lo que debía decir.

—Uh...hola Hyung.— Sonrió leve.

El nombrado parpadeó un par de veces, y cuando cayó en cuenta de que tenía a su amor platónico parado frente a el, su rostro enrojeció.

—Uhm...Hyung yo.— Acomodó sus mechones rebeldes detrás de su oreja con algo de timidez.— Yo...vine a entregarle esto.— Mostró el sobre que tenía en su mano.— Lo olvidó hoy...en la biblioteca.— Extendió el papel esperando a que lo tomara.

El mayor desvió su mirada al objeto que se le estaba siendo entregado y su rostro se puso pálido Acaso...¿Esa era...?.

No, no podía ser verdad. Díganle que lo que Jeon JungKook tiene en sus manos no es la carta en donde le confesaba sus sentimientos. En ese momento, TaeHyung solo quería hacerse invisible y si no volvía a la normalidad, por el estaba perfecto. Con manos temblorosas recibió el sobre con su confesión.

—¿T-Tu...l-la leíste?.— Preguntó, atreviéndose a mirar a los ojos del menor, notando como éstos se encontraban levemente rojitos e hinchados.

JungKook negó al instante, no, el no la había leído, no hubiese soportado leer la confesión del chico que le gusta a otra persona.

—No es mi deber leerla, Hyung...Usted, d-debe dársela a esa persona especial.— Trató de sonreír un poco, pero su corazón estaba muy dolido.

TaeHyung sintió el aire volver a sus pulmones, miró una vez más al castañito frente a el. Esta era una oportunidad perfecta, pero tenía miedo, miedo de ser rechazado, miedo de que se burle de el, miedo a que la pequeña amistad que había formado con el omega se arruine por completo.

Su vista cayó en el sobre morado que sostenía en sus manos y luego miró a JungKook. Dios...¿De donde estaba sacando tanta valentía? ¿Es que acaso funcionará?, no lo sabe, pero...El que no arriesga no gana.

Y el no estaba dispuesto a perder.

Se deshizo del lazo que envolvía dicha carta, bajo la atenta mirada del de los ojos de bambi. Abrió por completo el sobre, dejando ver el papel que contenía sus sinceras palabras de amor.

— Hyung ¿Que-

Para el omega más hermoso del mundo....— Sonrió, sus manos humedecían un poco el papel, pero no le importaba, este era su momento.—...Jeon JungKook

El castañito abrió sus ojos en sorpresa... ¿Acaso estaba soñando?

"No sé qué tiene tu mirada que me hace sentir como si estuviera flotando en las nubes, y me hace desear ver mi reflejo en tus ojos todos los días y a cualquier hora.

No sé qué tiene el sonido de tu voz que, cuando lo escucho, me parece ser la canción más hermosa que he oído jamás y, sin importar cuánto lo intente, no logro sacarlo de mi cabeza.

No sé qué tiene tu sonrisa que, cuando la miro, mi corazón se paraliza y me hace querer detener el tiempo para que ese momento sea eterno.

No sé qué tienes tú que me has conquistado sin ningún esfuerzo, y ahora no tengo miedo de confesar que de ti me he enamorado."

Levantó un poco la vista para ver la reacción del menor y sonrió cuando vio a este sonriendo tímido y con sus mejillas de un intenso color rosado. Satisfecho regresó a la lectura.

"Dicen que las palabras se las lleva el viento y por eso he decidido escribirte una carta de amor, para que lo que siento quede por siempre plasmado en papel y tinta y, aún más importante, en tu corazón.

Desde que te conozco, no he parado de pensarte y lo único que quiero es estar cerca de ti para mirarte, abrazarte y besarte sin límite de tiempo.

Porque algo dentro de mí se enciende cuando te miro y quiero que esa emoción dure para siempre, por eso te escribo todo lo que siento en el fondo de mi alma, con la esperanza de que tú también sientas lo mismo por mí.

Siempre soñé con un amor tan grande y sincero que me hiciera sentir que vuelo, y gracias a que te conocí, ahora puedo tenerlo

Mi amor por ti, no tiene comparación, te amo Jeon JungKook, te amo como jamás nadie ha amado en la vida. Quiero hacerte feliz, hacerte saber que para mí eres el chico más perfecto del mundo y estaría muy feliz, si me dieras la oportunidad de ganarme tu confianza y tal vez...también ganarme tu corazón."

Así que...Jeon JungKook.

"¿Te gustaría ir conmigo al baile de graduación?"

Finalizó, la vergüenza y timidez volvieron a instalarse en su cuerpo, no se atrevía a levantar la mirada, pero unos brazos rodeando su cuello lo hicieron saber que todo había salido bien.

Al separarse ambos adolescentes se miraron ruborizados entre sí, sus corazones latiendo en sintonía junto a sus aromas mezclándose en el lugar. Entonces, el omega decidió hablar.

—G-Gracias Hyung, es...es lo más bonito que alguien me ha hecho, gracias...— Se atrevió a besar la mejilla del alfa, sintiendo sus cachetes sonrojarse aun más.

—Entonces...uh...¿Q-Qué dices, JungKookie?.— Preguntó con cierto temor en sus palabras. JungKook sonrió, estaba muy feliz, no podía ocultarlo.

Había esperado mucho tiempo por esto, desde que empezó a gustar del mayor, lo encontraba muy tierno y amable, siempre lo observaba irse a su casa después de clases, nadie sabía de sus sentimientos por el alfa, a excepción de JiMin y JiHyo sus mejores amigos, ellos siempre le decían que debía acercarse más al alfa rubio, pero siempre se avergonzaba un poco, pero ahora, sabe que sus sentimientos son totalmente correspondidos y lo supo de la manera más hermosa del mundo. Sonrió nuevamente en dirección al mayor, no tenía ninguna duda.

—Digo que si, Hyung...mil veces si.












Tenía demasiadas ganas de publicar un oneshot así ¡dios!

¿Les gustó?

Esta vez lo dejaré en mi perfil, no lo voy a borrar, denle amor porfa.

L@s amo!

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