Capítulo 21.

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Busco con la mirada a Sam, no está en ningún lado. Hugo tampoco está cerca.

Estoy sola.

Mis manos tiemblan mientras busco el arma de Christian dentro de su saco, busco el seguro para quitarlo y la levanto. El arma se balancea insegura en mi mano.

Cuando la miro, tomo conciencia del líquido rojo que mancha mis dedos y la empuñadura del arma.

—¡Christian! —no quiero bajar el arma pero necesito revisarlo—. Por favor, responde. ¿Estás herido?

No sé si se golpeó la cabeza o le dispararon en alguna zona vital que justifique su inconciencia, solo sé que necesito revisarlo.

Miro a mi alrededor al resto de los comensales, la mayoría de ellos llorado y hablando en susurros mientras hacen llamadas a lo que supongo es la policía. Incluso el hombre y la mujer que nos atendieron lucen aterrorizados del otro lado del salón.

Bajo el arma al piso y reviso rápidamente la cara y cabeza de Christian. No hay sangre ahí, además de la que van dejando mis manos. Abro otra vez su saco para mirar su pecho y lo veo, la mancha roja que se extiende con las fuerza en la tela de mi vestido.

Está herido.

Palpo su cuerpo inerte hasta detenerme en su cuello, tiene un rozón leve que necesitará atención pero no es la causa del nuevo color en mi vestido. Toco sus brazos y hombros, haciéndolo gruñir en su inconciencia.

—Dios mío, te dispararon... —mis dedos buscan dentro de la tela con cuidado y encuentro una herida de entrada y salida en su hombro—. Tenemos que sacarte de aquí, ¡Necesitas ayuda!

El llanto y los sollozos no me dejan concentrarme y el miedo me atenaza la garganta.

No le falles...
No le falles...
No lo dejes morir...

—¡No! —me golpeo las mejillas con las manos ensangrentadas—. ¡Reacciona, Ana! ¡Haz algo!

Cómo puedo, le pasó el saco por el brazo sano y luego con cuidado por el hombro lesionado, sabiendo que necesito hacer presión para detener la hemorragia.

Si no la detengo, no podrá sobrevivir.

Lo recuesto sobre el piso, pongo el saco sobre su herida y presionó con fuerza, dejando caer mi peso para contener la sangre dentro de su cuerpo. ¿Dónde estás, Sam? ¿A dónde fuiste?

Aún se escuchan disparos en el exterior, pero no como al inicio. Parece ser suficiente para las otras personas que poco a poco corren hacia las salidas en un intento de ponerse a salvo.

—Christian, vamos, ¡Vamos!

Pasos rápidos se aproximan sobre el cristal roto en el piso, y levanto la cabeza esperando ver a Prescott con el auto para que ayude a subir a Christian, pero no es él.

Un tipo de piel pálida y cabello oscuro con tatuajes en los nudillos me mira y sonríe.

—Apártate, perra.

Levanta el arma que no noté en su mano y apunta hacia Christian. Mis manos aún hacen presión en la herida y tengo solo valiosos segundos para idear algo que me ayude a salir de esto.

¡Vamos, Ana!

No lo dejes morir como a Elliot...

—¿Eres sorda o estúpida? Dije que te apartes.

Se acerca más, intentando intimidarme con su arma y su apariencia. Hace el amago de una patada sobre mi cara, pero mantengo mi atención en él.

Lo he decidido.

Prefiero morir junto a Christian que dejarlo solo y a merced de estos criminales.

Mis cejas se fruncen lo suficiente para hacerle saber al tipo que no estoy obedeciendo, mientras mi mano busca a tiendas el arma que dejé junto a mi regazo.

—Bien, entonces te mataré a ti y luego a él, pequeña puta.

Su arma aún apunta a la cabeza de Christian cuando alcanzo la mía con dedos fríos, me aseguro de ubicar el gatillo y agradezco a todos los cielos haber quitado el seguro de ella.

Porque lo próximo que sé, es que levanté el brazo lo más rápido que pude y disparé.

El sonido me aturde.

Un pitido dentro de mi cabeza es todo lo que escucho mientras el cuerpo del hombre cae hacia atrás. Ni siquiera sé dónde le dí, pero tomo el arma con ambas manos y disparo dos veces más, las que sean necesarias para saber que Christian está a salvo de él.

Bajo la pistola sin soltarla, volviendo a usar mi mano libre para presionar la herida. El aturdimiento no me permite escuchar cuando otra persona se acerca y aparece en mi campo de visión.

Apunto con el arma sin pensarlo.

—¡Hey, soy yo! ¡Baja eso! —Sam se inclina para tomar de nuevo el pulso de Christian. Sus manos están ensangrentadas—. Hugo tiene la camioneta al frente, vamos a llevarlo.

Antes de que pueda ponerme de pie, el frente del establecimiento es impactado por la parte trasera de la suv y un Hugo con la cara magullada salta del asiento del conductor.

—Maldito idiota, te dije que trajeras la camioneta, ¡no que nos atropellaras! —Prescott le gruñe.

Hugo lo ignora para ayudarlo a levantar a Grey y ponerlo en el asiento de atrás.

—Ana, sube al auto ya. —se dirige al puesto del conductor—. Llama a la clínica, diles que vamos en camino.

Hugo asiente y toma el teléfono para marcar, pero se gira para mirarme todavía sentada en el piso con mi vestido y mejillas llenas de sangre.

—¿Vienes o no? —dice, y creo que es la primera vez que me dirige la palabra.

Dejo las zapatillas en el piso y tomo el arma de Christian junto con el saco para continuar presionando la herida mientras llegamos a emergencias.

Solo cuando estoy ahí, sentada a su lado y sintiendo su pulso, es que me felicito a mi misma por defender a mi hombre de morir a manos de ese imbécil.

Tengo qué ser fuerte.

Protegeré mi espalda y la de Christian si eso es lo que necesito hacer para que confíe en mí. Y lo haré.

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¡Capítulo nuevo!

Este va dedicado a las Cerecitas ganadoras de la última dinámica del grupo. Felicidades mis niñas 🥳

vivimar1923
Fatima3025
ArisleydaSnchez
AngiAlvarado
moritaDiana
F3RGrey

(◍•ᴗ•◍)❤

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