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Jimin se encontraban solo en su habitación, mirando el techo.

Su jefe le había dicho que se tome unos días, ya que el bar se había llenado de prensa y era abrumador tanto para el como para sus compañeros.

La última semana se había filtrado el nombre del bar en donde trabajaba y pues los periodistas no tardaron en llegar.

Jungkook no lo había llamado como había dicho, ni siquiera le había enviado un mensaje en casi dos semanas.

—Tal vez ya se olvidó de mí.

Todo había pasado tan rápido ese mes que hasta había olvidado la cena con sus padres, que por cierto, desgraciadamente le había llegado otro sobre diciendo que se iba a posponer para dentro de dos semanas, ya que tenía un viaje de negocios.

Fue una maldición y una bendición para Jimin, maldición porque hubiera querido que la reunión pasara y ya no pensar en si ir o no, y bendición porque aquel dia de pensar en si sí ir o no se tenía que posponer.

Aunque igual no iba a ir.

O eso quería, porque su orgullo lo hacía dudar.

Literalmente recibió el sobre un día antes de la reunión, poco después de que se dejara de ver con Jungkook, la cena sería en menos de un día.

El tiempo pasó tan rápido y tan lento y a la vez, que ya estaba abrumado de tanto pensar.

—Lo sabía, fue solo un juego.

Sonrió con tristeza antes de encender la televisión y poner algo en ella, quería quitar todos sus pensamientos de su mente, desde la nueva carta de papá hasta las mensajes y llamadas inexistentes de Jungkook.

Pero no pudo.

La cena sería el día siguiente al anochecer, y detestaba la idea de reconsiderar la invitación de el señor Park.

Tenía tantas cosas que demostrarle.

Pero tenia tantas cosas que reprocharle también, y no creía tener el valor de llegar a hacerlo.

Tenía miedo que en el momento en el que hable, no salgan las palabras, le daría una terrible impotencia y terminaría derramando lágrimas.

Uno, dos...

Ir o no ir...

Dos, uno...

No ir o ir...

—Esto me va a consumir.

Bufó molesto con sus pensamientos. Apagó las luces, se tomó una pastilla para dormir y se dispuso a dormirse sin más.

La pastilla tardaría un poco en hacer efecto, y en ese tiempo sus pensamientos no cesaban.

Seguían rondando en su cabeza las palabras de dicho papel que su oadre le había enviado.

Si se atrevió a enviarle una carta, ¿cómo pudo atreverse a enviar otra? Después de todo, ni siquiera tienen una relación.

Nada.

Lloró, por supuesto, la impotencia de saber que  es capaz de atreverse a decirle que se va posponer así de la nada su dichosa cena como si a el le importara.

Lo odiaba.

Y si su mente lo seguía haciendo pensar de ese modo, iba a volverse totalmente loco.

Y no quería.

Antes de quedar completamente dormido, y con sus últimos susurros, Jimin tomó una decisión.

—Iré...

El sol ya se estaba escondiendo, Jimin estaba en bata de baño viendo si se arrepentía en últimos momentos.

Suspiró y vió en su pequeño armario un traje para ir a la cena de los Park.

Nada.

No había comorado un traje, solo tenía rl que había usado cuando fue bartender en la boda en la que había sido contratado, y se notaba que era de trabajo.

Suspiró pesado hasta que un recuerdo se le vino a la cabeza.

La noche antes de que dejaran de verse, cuando Jungkook lo llevó a su departamento, le dio un obsequio, le había dado una caja negra, y curiosamente antes de que se se fuera le dijo que la abriera solo si era importante.

No la había abierto, no sabía que era, y no perdía nada con ver que había.

—Es importante llegar bien presentado a la cena de el idiota que me sacó a patadas de su casa, si...

Sacó la caja y la puso sobre su cama.

—Es importante demostrar que estoy bien sin el...

Soltó el lazo blanco que envolvía a la caja y alzó lentamente la tapa deseando que haya algo que le ayude en ese momento.

—Claro que es importante...

Susurró antes de quitar la tapa por completo y dejar a la vista una carta escrita a mano.

Para ti, Jiminie, cuando lo vi
supe que estaba hecho
para el pequeño rubio
el cual me trae loco.

Jungkook ♡

L

a boca de Jimin se abrió levemente al ver lo que había dentro de la caja de color negra.

Era un traje completamente rojo, ¡Rojo! Sacó todas la prendas sin poder aún ocultar su notable asombro.

Desde el pantalón, hasta la camisa eran completamente rojos y habría que decir que eran muy sedosos al tacto.

No tenía tiempo para pensar, era la única opción de traje que tenía, era eso o ir con su uniforme de bartender.

Además, ¿qué tan mal podría verse un traje completamente rojo en el?

[♤♡]

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