OO6 | LA VERDAD

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Luego de aquel momento tan tenso, Donghee le pidió que la dejase pensar un poco, pues no podía decirle tan rápido que no. Claro que quería poder vivir con él en aquella mansión y llena de comodidades, pero sabía perfectamente que eso no era posible porque su madre jamás se lo permitiría y tampoco quería que Jungkook descubriese su mentira.

Estaba completamente segura de que si eso pasara, entonces, lo perdería por completo, así que se preguntaba, ¿por cuánto tiempo podría seguir manteniendo sus mentiras?

Si bien estaba entrando en su último año de instituto, pero sabía que cumplir pronto diecinueve tampoco haría que Jungkook la aceptase. Siempre le dejaba muy en claro lo poco que le agradaba que Saerok, al ser tan joven, fuese la prometida de uno de sus mejores amigos, así que menos la aceptaría a ella.
Jungkook pareció aceptar el hecho de que lo pensara, aunque no le agradó mucho esa respuesta, pero no dijo nada ya que sus amigos regresaron a la mesa. La cena transcurrió de manera lenta para la pelinegra que no podía dejar de pensar en la propuesta de Jungkook, deseando más que nada que la vida que fingía tener para él, fuese más que cierta porque así podrían vivir juntos y ella disfrutando todos los días de sus lujos.

En el camino al hotel fueron en completo silencio, Donghee sintiendo cómo la tensión era insoportable, por lo que colocó rápidamente música. Jungkook la observó por un momento, pero volvió la vista hacia el frente para concentrarse en el camino. Ella no podía comprender para nada su comportamiento, si estaba molesto por su respuesta o en realidad estaba más que tranquilo y sólo era su cabeza que imaginaba cosas.

Una vez en la habitación, Jungkook pasó luego de ella al baño, por lo que Donghee se sentó en la cama sintiéndose realmente agotada. No solamente lo estaba físicamente, también mentalmente por sus mentiras, por la culpa, y a la vez, por sentir que había nacido con la edad equivocada.
Realmente deseaba que fuese real lo que estaba teniendo con él, porque estaba segura de que era un buen hombre y de que podría darle todo lo que necesitaba, pero sabía muy bien que por ella no podría serlo.

—¿Te ayudo a quitarte el vestido?

Aquella voz suave llamó por completo su atención, por lo que giró la cabeza observando cómo Jungkook se encontraba quitándose la camisa, lo que hizo que no pudiese evitar admirar por un momento su torso desnudo.
Ella al darse cuenta de que había quedado embelesada por él, asintió repetidamente y levantándose para darle la espalda. El escuchar sus pasos le provocaba nervios y se estremeció al sentir cómo bajaba lentamente el cierre de su vestido, para luego apartar sus mangas. Estas cayeron por sus hombros y Jungkook comenzó a bajárselo, por lo que ella llevó los brazos a sus senos para cubrirlos, quedando solamente con sus bragas también rojas. Donghee volteó lentamente observando cómo iba bajando, colocándose en cuclillas, por lo que levantó sus pies, turnándose para que él pudiese terminar de quitar su vestido. Estaba realmente asombrada por cómo la ayudaba, y fue más cuando le quitó sus tacones, levantando la cabeza para conectar sus miradas. No podía comprender para nada su forma de mirarle, pero provocaba que sintiese un cosquilleo recorrer su vientre.
Jungkook volvió a incorporarse sin apartar la mirada de ella como si estuviese hechizado.

—¿Qué...?

Donghee fue interrumpida por los labios de Jungkook que la besaban de manera apasionada, siendo correspondido con algo de torpeza. No sabía porqué estaba tan temblorosa, pero es que él estaba causándole miles de sensaciones inesperadas, como si fuese su primera vez.
Quiso poder pasar los brazos por los hombros de él para poder corresponderle mejor, pero Jungkook rompió el beso. Este se inclinó hacia adelante comenzando a dejar besos húmedos por su cuello, pasando la lengua, lo cual la hizo jadear. Donghee se sorprendió cuando los besos iban bajando, las manos deambulando por su espalda para luego pasarlas por su cintura. El sentir el tacto de aquel hombre sobre su piel le provocaba deliciosas como abrumadoras sensaciones, gimiendo cuando subieron a sus senos, estrujándolos con delicadeza.

Donghee inclinó su cabeza hacia atrás, arqueando su cuerpo, permitiéndole saber que estaba, sin dudar, ofreciéndole su cuerpo para que hiciese lo que quisiera. Las manos de Jungkook acunaban sus senos, amasándolos, pasando los pulgares por sus pezones, robándole un gemido más alto al inclinarse hacia adelante, pasando su lengua para luego succionarlos.
Ella no podía evitar reaccionar, pidiéndole más con el lenguaje de su cuerpo, y Jungkook iba a dárselo.

Al sentir cómo su boca dejaba sus pezones y sus manos bajaban por su cintura, volvió a observarlo. El pelinegro estaba arrodillado frente a ella, llevando las manos a los bordes de sus bragas para así comenzar a bajárselas lentamente.
Este humedeció sus labios como si estuviese saboreándola, por lo que Donghee sintió un cosquilleo bajar por su vientre llegando a su feminidad cuando las bragas tocaron el suelo.

—Sigo intentando enmendar mi error —murmuró levantando la cabeza, conectando sus miradas mientras pasaba las manos por sus muslos, sintiéndola estremecer—. Voy a complacerte en todo.

Donghee quiso decir algo al respecto, pero acabó chillando por la sorpresa cuando Jungkook tomó una de sus piernas, pasándosela por el hombro, para luego pegar los labios a su feminidad. Ella sólo pudo aferrarse a la cabeza de él al sentir cómo pasaba la lengua hasta llegar a su clítoris, succionándolo, provocando que arqueara su espalda y soltara un gemido por lo alto.

—Voy a dártelo todo —aseguró con voz profunda—. Todo lo que me pidas.

—¿Todo lo que te pida? —preguntó jadeante cuando él volvió sus labios a su feminidad. Jungkook sólo respondió con un "Mhm"—. Si te pidiera, por ejemplo, un coche como el tuyo, ¿me lo darías?

—Dije todo lo que me pidas, amor —recalcó levantando la cabeza, para así conectar sus miradas por un momento.

Jungkook volvió a concentrarse en su sexo, recorriéndolo con la lengua y succionándolo con los labios, por lo que ella soltó un gemido ahogado, arqueando su espalda. Sentía que era un experto en lo que hacía, cómo su lengua entraba y salía de ella a su antojo mientras llevaba las manos a su trasero, enterrando los dedos en sus nalgas.
Por instinto, Donghee comenzó a mover sus caderas frotándose sobre la nariz, labios y barbilla de Jungkook, masturbándose. Gemía y chillaba de puro gozo, empuñando su cabello mientras que él seguía con los movimientos de su lengua, por momentos llegando a ser circulares.
Aumentaba los movimientos de su lengua, cortos y frenéticos sobre el clítoris, con su rostro empapándose por los fluidos por cómo continuaba frotándose con frenesí en su rostro.

Donghee empuñó con más fuerza su cabello, provocando que hiciese un sonido involuntario con la garganta, pero ella soltó un gemido más profundo, casi un grito al sentir los espasmos al haber alcanzado el orgasmo. Jungkook, al sentir cómo le llenaba de su sabor la boca, gruñó satisfecho pasando la lengua sobre toda su feminidad, mientras apretaba con más fuerza sus nalgas.

Este bajó con delicadeza su pierna, levantándose lentamente, observando cómo sus piernas temblaban, intentaba recuperar el aliento y su rostro se encontraba sonrojado. Donghee, al ver el suyo húmedo, su mirada oscurecida donde podía reflejarse la lujuria, jadeó. Él estampó los labios con los suyos en un beso devorador, arrancándole el poco aliento que había recuperado. Su lengua pasó sobre sus labios haciendo presión para que le diese acceso, y en cuanto se lo dio, parecía penetrar su boca, por lo que ella no dudó en acariciarla con erotismo, llegando hasta a succionarla y robarle un gemido.

Las manos de Donghee se dirigieron sobre su espalda, aferrándose a él, el cual comenzó a desabrocharse el pantalón rápidamente para bajárselo, provocando que su erección saltara. Ella quiso llevar la mano a su miembro que le rozaba el vientre, pero él la tomó rápidamente de la muñeca.

—Colócate en la cama —ordenó con voz profunda.

No dudó en obedecerlo, apoyando las manos y las rodillas en el colchón, por lo que Jungkook se acercó, colocándose detrás de la fémina, acariciando su trasero. Jungkook tomó su miembro bien duro y venoso para empezar a rozarlo contra su feminidad, escuchándola jadear.
Deseaba más que nada poder estar dentro de ella, pero continuaba frotándose sintiendo su humedad, gruñendo por lo bajo.

—Métela —pidió con la voz más aguda de lo normal y por lo bajo, casi lloriqueando.

—Habla más fuerte que no te escucho.

—¡Métela de una vez, Jungkook! —ordenó moviendo sus caderas para buscar más contacto.

Este sonrió al escucharla tan desesperada por sentirlo, pero comenzó a palpar el calor de su feminidad con los dedos, sorprendiéndola al sentir cómo introducía dos en su interior. Entraban y salían con una gran facilidad haciéndole gemir, pero uno más largo y profundo salió de su boca al sentir cómo agregaba un tercer dedo.
El placer iba aumentando para la fémina, al igual que las embestidas de los dedos del pelinegro, que por momentos se arqueaban en su interior. Un placentero cosquilleo iba apareciendo en el vientre de ella que movía sus caderas intentando sentirlos mejor, ya que Jungkook a propósito los alejaba provocando que protestara, pero volvía a embestirla.

Podía escuchar cómo su respiración era pesada y jadeaba sin parar cada vez más excitada, hasta su mano estaba empapada por ella que levantó más su trasero, por lo que él los introdujo más profundo haciendo círculos. Donghee gimió ahogado, aferrándose a la manta, haciéndole saber que estaba por correrse, lo que hizo que Jungkook sacara rápidamente sus dedos.
Quiso protestar, pero no le dio tiempo para nada cuando sintió cómo Jungkook le arrebataba el aliento al enterrar su miembro con violencia.

La fémina soltó un grito ahogado, mientras Jungkook gruñía al sentir cómo su miembro era apretado por sus paredes. Notaba cómo se le dificultaba respirar, por lo que dirigió la mirada a su rostro ya que lo había girado apoyando la cabeza en la almohada, pero este estaba un poco cubierto por su cabello, aunque podía ver cómo tenía sus ojos cerrados con fuerza y estaba algo enrojecida.
Al sentir cómo estaba acostumbrándose a él, comenzó a embestirla de manera lenta pero dura. Jungkook no estaba soportándolo más al escucharla jadear por lo bajo, por lo que la tomó con más fuerza de la cintura, empezando a embestirla ferozmente logrando hacerla chillar.

Estaba dejándose llevar por sus gritos y el frenesí del roce de su miembro con su estrecha vagina. Todo estaba tornándose más intenso, sólo podía escucharse los gritos de ella, la respiración pesada de él y el choque violento de sus testículos contra su sexo.
Donghee quería hablar, pero parecía que se le hacía imposible mientras se aferraba a la almohada con fuerza, la cual estaba húmeda por su saliva.

—¿Ésto es mucho para ti, amor? —preguntó bajando la intensidad, pero aun así, embistiéndola duro provocando que tuviera que ahogar sus chillidos—. Dime...¿prefieres lento ahora?

—S-Sí... —su voz salió ahogada.

Jungkook sonrió saliéndose de su interior, para así ayudarla a voltear, observando cómo su cabello estaba desordenado, su rostro enrojecido, sus ojos lagrimosos y sus labios húmedos por la saliva.
La tomó entre sus brazos, besándola con avidez, colocándose sobre ella que lo rodeó con sus brazos, acariciando con la pierna el trasero del pelinegro que sonrió sobre sus labios. Este bajó una de las manos por su cintura, provocando que jadeara por la sorpresa cuando los hizo girar dejándola sobre él.

Donghee mordió su labio inferior, acomodándose mejor encima de él, sin apartar la mirada de sus orbes oscuros e intensos que la miraban con una gran lujuria, más cuando sintió que tomaba su miembro erecto. Estaba tan húmedo por sus fluidos, duro y venoso que deseaba más que nada volver a tenerlo dentro, por lo que empezó introducirlo de manera lenta, volviendo a acostumbrarse a él.
Gimió inclinando su cabeza hacia atrás, mientras Jungkook se encargaba de llegar profundo en ella. Él la miró con una sonrisa, sintiéndose hechizado por la adolescente que llevó las manos a su pecho desnudo, volviendo a conectar sus miradas mientras movía sus caderas de adelante hacia atrás. La sujetó fuertemente de la cintura, jadeando al ver cómo se movía sobre él.

En un principio, los movimientos de Donghee eran suaves y delicados, llegando a torturar a Jungkook, el cual pasaba las manos por sus senos, masajeándolos, pellizcando con suavidad sus pezones. Este al ver cómo inclinaba su cabeza hacia atrás, continuando con sus movimientos y gimiendo, pasó la mano por su nuca volviendo a conectar sus miradas porque estaba embelesado.
Apartó el cabello de su rostro, acariciando su mejilla y bajando hasta su labio inferior, gimiendo al sentir cómo el vaivén empezaba a tornarse más agresivo y rápido.

—Oh, ¡sigue así, carajo! —pidió Jungkook, enterrando los dedos en su trasero para ayudarla con los movimientos.

Donghee quiso hablar, pero un sonido involuntario escapó de su garganta al sentir cómo sus cuerpos chocaban con más fuerza y los gemidos eran más altos. Las uñas de ella se enterraban en sus anchos hombros, escuchándolo gruñir cómo un animal.

—¡Voy a venirme! —advirtió la fémina, mientras él mordía su labio inferior con fuerza, intentando controlarse.

—Hazlo. Lleguemos juntos, amor.

La adolescente se dejaba caer sobre el miembro de Jungkook, cabalgándolo con ímpetu, gimiendo por lo alto, sintiendo cómo el cuerpo de él se tensaba, por lo que se aferró con más fuerza.
Sintiéndose exhausta, pero sin querer detenerse, se recostó sobre Jungkook, besándolo con lujuria y pasión, sintiendo cómo ambos en un par de embestidas más llegaban al orgasmo, gritando el nombre del otro hasta que volvieron a juntar sus labios.

Donghee se dejó caer desfallecida sobre Jungkook, que la estrechó contra sus brazos, bajando la cabeza para así poder mirarla cómo ella a él, intentando ambos recuperar el aliento. Este sin poder evitarlo más, juntó sus labios en un beso lujurioso y con amor.

—Eres tan ardiente. Eres la mujer que tanto necesito —confesó sobre sus labios, llevando la mano a su mejilla.

—Te amo —soltó sorprendiéndolo.

—¿Qué? ¿Hablas en serio? —preguntó atónito.

—Te amo, Jungkook —repitió volviendo a juntar sus labios.












(...)














Los días pasaron y Donghee detestó tener que volver a su casa, al instituto, que se acabaran los días apasionados y llenos de regalos por parte de Jungkook. No podía dejar de pensar en su propuesta, la cual se la recordó cuando estaba enseñándole a conducir, provocando que ella casi atropellara un bote de basura al estar aprendiendo a estacionar.
Había vuelto a repetirle que se lo dejase pensar unos días más, lo que Jungkook no podía comprender para nada porque sentía que siquiera era necesario que lo pensara por todo lo que estaban viviendo los últimos días. Creía que estaban más que bien, que ella estaba abriéndose más con él y que el amor estaba naciendo de manera intensa.

Donghee quería más que nada poder decirle que sí, pero eso era algo imposible, por lo que no sabía qué podía hacer ya que jamás esperó que le hiciera esa propuesta tan rápido. Sabía que no había nadie mejor para ella que Jungkook, pues en ningún otro lado conseguiría un multimillonario y soltero que pudiese fijarse en ella, hacerle disfrutar de su dinero, por lo que por más que buscase a alguien, tendría que acabar conformándose con menos.

Jungkook luego de pasar la tarde jugando al golf con Taehyung, se dio una ducha e invitadó a cenar a Donghee. Ahora ella se encontraba frente al portón de su casa, pero se desconcertó demasiado cuando recibió un mensaje de su parte pidiéndole que cerrara los ojos. No entendía porqué debía hacer algo cómo eso, pero obedeció escuchando cómo el portón se abrió y Jungkook se acercaba a ella dejando un beso sobre sus labios.

—Estás tan hermosa como siempre. ¡No abras los ojos! —exclamó rápidamente, soltando una ligera risa y llevando la mano de manera delicada para cubrirlos sin arruinar su maquillaje.

—¡Pero...!

—Yo te guiaré. Confía en mí que ésto va a gustarte, amor —aseguró colocándose detrás de ella.

—Eso espero.

—Tú relájate. No es nada malo.

Jungkook fue guiándola cuidadosamente, y Donghee se aferraba a su brazo por temor a que pudiese a tropezarse. Este al ver lo que había frente a ellos, sonrió y se colocó a un lado de ella, apartando su mano lentamente.

—¿Y-Ya puedo abrir?

—Sí, ya puedes hacerlo.

Cuando Donghee abrió los ojos, sintió cómo sus latidos se aceleraban y la emoción la invadía, como la sorpresa. Frente a ella se encontraba un Mercedes Benz blanco con un moño en el techo, por lo que soltó un chillido cubriéndose los labios, mientras Jungkook la miraba con una gran sonrisa al ver que sí le había gustado su sorpresa.

—¿Qué dices? ¿Te gusta? —preguntó llamando su atención.

—¡¿Que si me gusta?! ¡Claro que sí! —exclamó emocionada acercándose rápidamente, mirándolo embobada—. ¿E-Es mío?

—Bueno, aún no has sacado tu licencia de conducir y necesitaba tu documentación para ponerlo a tu nombre —explicó haciendo una mueca—. Pero en cuanto saques tu licencia, podemos ir a ponerlo a tu nombre. De todos modos, claro que es tuyo.

Donghee soltó otro chillido sin pensar en absoluto sus palabras, para luego acercarse rápidamente a él, aferrándose, lo que provocó que Jungkook jadeara por la sorpresa y la fuerza, pero aún así, sonrió envolviéndola con sus brazos.

—¡No puedo creerlo! —exclamó riendo, separándose unos centímetros para ver su rostro—. ¿Por qué?

—¿Qué?

—¿Por qué me has regalado un coche? —preguntó arrugando levemente la frente. 

—¿No recuerdas esa noche en el hotel? —cuestionó llevando un mechón de cabello detrás de su oreja—. Tú me preguntaste si era capaz de regalarte un coche, mientras yo tenía mi boca...

—¡Ya recordé! —aclaró sintiendo su rostro arder—. Pero...Pero no tenías...

Shh...me está gustando complacerte —confesó acariciando su mejilla
—. ¿A ti no te gusta que lo haga, amor?

A Donghee se le dificultaba respirar al sentir cómo Jungkook pasaba su pulgar por la comisura de su labio inferior, mientras su mirada parecía oscurecerse y podía notar algo de lujuria en estos. Tragó con dificultad intentando desaparecer aquellos pensamientos que aparecían por su cabeza, y así concentrarse nuevamente en la emoción que sentía al saber que Jungkook parecía estar tan dispuesto de darle lo que le pidiera.

—Gracias, Jungkook —sonrió.

Este le devolvió la sonrisa, para luego inclinarse hacia adelante y juntar sus labios en un suave beso. La fémina le correspondió rápidamente, sintiendo cómo este pasaba la lengua por sus labios pidiéndole acceso, el cual le dio.
Jungkook recorría toda su boca con la lengua, apegándola más a él, sin importarle en absoluto que manchara su boca con el labial que llevaba. Estaba encantado por ella.

Cuando se separaron intentando recuperar el aliento, Donghee soltó una risilla al notar cómo estaba manchado por su labial.

—Déjame limpiarte —dijo todavía riendo, pasando la mano por su barbilla mientras Jungkook sonreía también limpiándose.

—Deberías estrenar tu regalo —comentó dirigiendo su mirada al coche.

—¿A-Ahora? —preguntó nerviosa.

—Claro. ¿Sabes cómo lo harás?

—¿Cómo?

—Llevándome al restaurante, así que aquí tienes —sonrió sacando la llave del coche que la tenía guardada en el bolsillo delantero de su pantalón—. Llévanos, amor.

Donghee al tener la llave en su mano, quiso chillar de emoción, pero supo reprimirlo, observando cómo Jungkook rodeaba el coche para subir en el asiento del copiloto.














(...)











Una vez en el restaurante, Donghee se acercó rápidamente a la vidriera, observando asombrada la vista a la ciudad ya que el restaurante estaba ubicado en un mirador. A la fémina le gustaba saber que él había reservado aquel espacio para que pudiesen estar solos, hacía que emocionada quisiera brincar a sus brazos. La mesa con velas estaba ubicada a un lado de la vidriera donde podían observar la ciudad, lo que le daba un ambiente más romántico.

Cuando tomaron asiento, pensaron en qué podían ordenar para comer como también para beber, por lo que Jungkook decidió pedir champagne para beber, creyendo que eso era lo que más le gustaba a la pelinegra. Y una vez que la comida estuvo frente a ellos, Donghee quedó boquiabierta al ver cómo subían un grupo de hombres con instrumentos musicales, por lo que al ver la sonrisa de Jungkook, supo que él se había encargado de contratar los servicios de una orquesta.
Estaba encantada con todas las sorpresas que había preparado aquella noche, pero a la misma vez sentía cómo una presión se instalaba en su pecho.

¿Era culpa? No lo sabía exactamente, pero sí estaba teniendo miedo por todo lo que le estaba haciendo sentir.

—Hoy vas a pasar toda la noche conmigo aunque deba trabajar temprano, ¿verdad? —preguntó dándole un sorbo a su copa de champagne.

—Claro que sí —sonrió.

—Ahora ya no tienes excusas, porque no va a ser más necesario que tengas que llamar a un taxi y esperar...

—Sobre eso...—habló nerviosa, capturando toda la atención de Jungkook—. El coche va a tener que quedarse en tu casa por el momento.

—¿Por qué? —frunció el ceño por la confusión mientras apoyaba los brazos en la mesa.

—Es que...por el momento no tengo...ya sabes, dónde dejarlo.

—Donghee...

—Trata de entenderme, ¿sí?

—Es que...es todo tan extraño contigo.

Donghee mordió su labio inferior por los nervios, detestándose por el hecho de que si su madre la viese con ese coche, sería un completo caos. No sabría qué excusa decir, por lo que no le quedaría más que soltar toda la verdad.

—Jungkook, no es así.

—¿Cuándo voy a poder conocer a tu familia? —examinó inclinándose hacia adelante, provocando que ella se tensara.

—Ya has conocido a mi tío.

—Pero ni siquiera sabe que estamos juntos —recalcó intentando hablar relajado—. No me has presentado como tu pareja, así como yo he hecho, Donghee.

—Pero él sabe que lo eres. Luego de eso, le hablé de ti.

—¿Y tus padres? ¿No crees que ha llegado la hora de que los conozca?

—Yo no tengo una familia perfecta como la tuya.

—¿Y eso qué? Es tu familia, así que eso es lo que importa.

—No tengo un padre, Jungkook —aclaró desviando la mirada por un momento, pero al notar cómo este parecía necesitar que siguiese hablando, suspiró—. No sé nada de él desde que tengo conciencia. Mi madre me dijo que, simplemente, nos dejó.

—¿Y tu madre? ¿Por qué no quieres presentármela?

—No es que no quiera. Me encantaría poder, pero...es complicado.

—¿Por qué?

—Como te dije, es azafata, así que se la pasa viajando —respondió encogiéndose de hombros—. Además, no tiene una buena opinión de...los hombres como tú.

—¿Hombres como yo? ¿A qué te refieres? —preguntó arrugando el rostro.

—Años mayor que yo, multimillonario, ya sabes...

—¿Y eso qué? No me considero para nada un mal hombre —dijo intentando mantener la calma—. Tengo un gran puesto de trabajo, tengo dinero, poder, puedo darte la vida que cualquier mujer desea, y eso no vas a conseguirlo otra vez en tu vida. Soy el indicado para ti, Donghee.

—Yo lo sé...

—Pues, yo siento que no es así —confesó conectando sus miradas y soltó un suspiro—. Siento que no sabes lo que quieres, y eso no me gusta para nada, Donghee.

La fémina lo observó angustiada, intentando mantener la calma, pero es que en ese preciso instante estaba más que segura de lo que quería. Deseaba poder seguir con él y tener una buena relación, sin mentiras de por medio, pero eso era algo imposible porque él jamás se lo perdonaría.

—No es así.

—Quiero creerte más que nada —murmuró apoyando la mano sobre la suya, mirándola angustiado.

—Hazlo. Te he dicho que estamos en la misma página.

—Está bien.

Asintió soltando un suspiro, intentando hacer a un lado aquellas dudas que rondaban por su cabeza, provocando que una inquietud se instalara en su pecho. Prefería creer en sus palabras e intentar ignorar que podría haber algo más, porque quería más que nada poder avanzar junto a ella.

—Ven.

Se levantó tomando su mano para así hacer que ella también se levantara, y al ver su mirada de confusión, llevó la otra mano a su cintura para apegarla más a él. Ella sonrió al comprender, por lo que apoyó su cabeza en su pecho, llevando la mano libre a su hombro, concentrándose en la música mientras comenzaban a bailar lento.

—Jamás creí que gracias a ese compromiso con el que sigo en desacuerdo, podría acabar encontrando a la mujer que lograra entrar a mi corazón —confesó con una pequeña sonrisa mientras ella cerraba los ojos con fuerza, intentando ignorar cómo su corazón se encogía. Levantó la cabeza conectando sus miradas, notando cómo él parecía algo nervioso.

—Yo tampoco creí que podría pasar algo cómo eso y menos que podría llegar a amarte —confesó con una sonrisa.

Al escucharla no pudo evitar sonreír a la vez que soltaba su mano para así llevarla a su mejilla de manera delicada, sintiendo cómo los nervios se iban esfumando.

—No sé qué si es destino o casualidad, no sé tampoco cómo es posible que sienta tanto en tan poco tiempo, pero mi corazón está loco de amor por ti, así que no perderé el tiempo —habló con una sonrisa—. Es aquí, y ahora, dónde dejaré mis nervios de lado, y contigo, con quien quiero un futuro...

—J-Jungkook...

Su voz salió temblorosa y débil al darse cuenta a dónde quería llegar, más al llevar su mano al bolsillo que tenía dentro de su chaqueta. Quería más que nada detenerlo, pero estaba atónita al ver cómo se arrodillaba frente a ella con un estuche negro.

—Seo Donghee, creo más que nada que tú puedes ser esa mujer que tanto necesito en mi vida —habló nervioso, abriendo el estuche y enseñando un anillo brillante de compromiso—. ¿Quieres casarte conmigo, mi amor?

Jungkook la observaba sintiendo su corazón golpear contra su pecho por los nervios, pero aun así, mantenía su sonrisa, deseando más que nada que aceptase. Mientras tanto, la fémina lo observaba atónita, deseando que no fuese real porque ella no se había esperado para nada que algo así pudiera pasar esa noche.

—¿No vas a responder? —preguntó soltando una risilla histérica, aunque intentaba parecer relajado.

Donghee intentaba que su voz saliese, pero seguía sin poder procesar lo que estaba sucediendo, siquiera podía escuchar la orquesta, hasta que comenzó a negar con la cabeza repetidamente, provocando que la sonrisa de Jungkook se borrara.

—No, no, no...—murmuró tomando rápidamente su bolso, teniendo la intención de marcharse, pero Jungkook la tomó rápidamente del brazo mientras la orquesta dejaba de tocar.

—¿Q-Qué haces? ¿Qué...?

—Lo siento —musitó con los ojos cristalinos, soltándose para comenzar a bajar las escaleras rápidamente.

—¡Donghee, espera! ¡Explícame! —alzó la voz, aferrándose a la barandilla de la escalera, inclinándose hacia adelante para ver cómo seguía bajando completamente histérica—. ¡Dame una razón! ¡Vuelve, Donghee!

Jungkook sentía cómo su corazón daba un vuelco e hizo unos pasos hacia atrás, sin poder creerse nada de lo que había sucedido. Siquiera podía sentir las miradas, y su visión se volvía nublada mientras pasaba los dedos por su cabello, tirando de este, intentando contener el llanto.

Al sentir su celular vibrar, lo sacó del bolsillo de su pantalón rápidamente con la esperanza de que pudiese ser Donghee, pero al ver que era Taehyung, soltó un suspiro de frustración, decidiendo contestar.

¡Te he llamado más de quince veces, idiota!

Taehyung, no estoy de humor para tus estupideces —advirtió con la voz temblorosa—. Adi...

—¡Espera!

—¡¿Qué rayos quieres?!

¡He ido a buscarte hasta a tu casa porque tienes que saber algo importante!

Dime de una vez qué rayos quieres o te colgaré.

¿Dónde estás? Tengo que enseñártelo.

Estoy...o estaba en una cita con Donghee, pero ya se acabó, así que voy a necesitar que me busques.

—¿Qué te busque? ¿No fuiste en tu coche?

—¡Si quieres enseñarme esa mierda, búscame!

Ya, tranquilo, amigo. Envíame la dirección.













(...)













Jungkook había intentado soportar en todo el camino las preguntas de su mejor amigo. Fue con sus manos empuñadas, con su garganta ardiendo por el nudo que tenía formado y temblando de la gran impotencia que cargaba por cómo acabó su noche.
Una noche en la que había tenido grandes ilusiones de que pudiese ser una de las mejores, llenas de sorpresas para Donghee, creyendo que diría que sí a su propuesta de matrimonio y podrían finalizar haciendo el amor. Pero, al contrario, iba en el coche de su mejor amigo, intentando contener el llanto, lleno de dudas por la manera de actuar de aquella fémina, arrepintiéndose por completo por no haberla investigado. Pues, quizás así, sabría el porqué no le permitía entrar en su vida, qué era lo que tanto buscaba esconder.

—¿Puedes decirme por qué tuve que buscarte? ¿Para qué tienes coches? —preguntó con un sobre amarillo en una de sus manos, cerrando la puerta de la entrada tras su espalda.

—Oh, no vayas a tener un gran gasto de combustible —habló cínico, dirigiéndose al despacho.

—Bueno, sí. Recuerda que aún no tengo tanto dinero como ustedes.

—Si no fuese por tu madre...

—Ya, ¡¿por qué estás tan enojado?! —alzó la voz al estar enfadándose por sus ataques—. Sólo te pregunté el porqué tuve que buscarte.

—Donghee se lo llevó.

—¿Por qué dejaste que se lo llevara? ¡Es tuyo! —recalcó acercándose mientras Jungkook se sentaba en la silla, masajeando su frente—. ¡Jungkook!

—¡Ese no! ¡El coche que se llevó es el que le regalé! ¡¿Contento?!

—Dime que es una broma y no has sido tan idiota...

—No lo es, carajo —respondió entre dientes—. Ahora dime qué tienes allí.

—Lo que tengo aquí no va a gustarte para nada —advirtió tenso.

—¿De qué se trata?

—De Donghee.

—¿Qué? ¿La investigaste aun cuando te dije que no lo hicieras? —examinó alzando una ceja a la vez que se levantaba apoyando las manos en el escritorio.

—A Jungsoo no le agrada para nada, así que sólo la ayudé —aclaró provocando que él suspirara.

—¡¿Qué importa lo que ella sienta?! ¡Era mi relación, así que no tenías porqué ayudarla!

—¿Era? —preguntó desconcertado, pero Jungkook tan sólo suspiró—. Escucha, entiendo tu enfado, pero descubrimos algo importante.

—Dime y vete de una vez. Necesito descansar.

—No sé si podrás hacerlo luego de lo que voy a enseñarte —comentó haciendo una mueca.

Taehyung sacó lo que había dentro del sobre, dejándolo sobre el escritorio, lo que hizo que Jungkook arrugara la frente al ver fotografías de Donghee, una junto a quien ya podía reconocer como Hoseok, pero su desconcierto creció cuando la vio con un uniforme escolar junto a la fémina que quiso saludar la vez que se fueron a Jeju.

—¿Qué carajos es ésto, Taehyung?

—Donghee te ha llenado de mentiras. En lo único que ha sido sincera es en el trabajo de azafata de su madre, como también de la Clínica Veterinaria de su tío —explicó acercándose—. Y con Jungsoo fuimos con él para confirmar lo que vimos, sacándole un poco de información porque hasta creí que estábamos volviéndonos locos...

—¡Habla! —exigió agotado.

—Donghee tiene diecinueve años. Sigue en el instituto, así que estás follándote a una adolescente, hermano.

—No...—su voz salió débil, casi inaudible mientras observaba las fotografías.

—Es más, hasta nos creamos una cuenta de Instagram, donde fingimos ser un chico de su edad. Su cuenta tiene un nombre extraño, pocos seguidores y una fotografía que no fue fácil identificarla, pero logramos encontrarla —comentó sacando su celular, para así desbloquearlo—. Allí tiene muchas fotos, así podrás comprobar que no mentimos porque son de este año. Mira...

Jungkook le arrebató rápidamente el celular, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza al bajar y ver sus fotos con el uniforme escolar que salía en la fotografía que estaba en su escritorio. Había una donde salía junto a su tío en la Clínica Veterinaria, con la descripción dando a entender que era algo que quería estudiar, luego había otra fotografía junto a su madre, en el instituto junto a sus amigas. Todas las fotografías eran sobre la vida normal que llevaba, provocando que Jungkook sintiese cómo se le dificultaba respirar y su visión se volvía nublada.

Su sangre hervía y un grito de rabia escapó de su garganta mientras estrellaba el celular de su amigo contra el suelo, provocando que este jadeara por la sorpresa.

—¡Mi celular, Jungkook! —gritó indignado, acercándose rápidamente para tomarlo.

Al ver su pantalla rota quiso soltar miles de insultos en contra de su amigo, pero al ver cómo este apoyaba una de las manos sobre el escritorio, intentando así sostenerse mientras con la otra cubría su rostro y su pecho subía y bajaba por su respiración pesada, tragó con dificultad. Sabía perfectamente que debía encontrarse demasiado afectado y hasta llorando, pero no quería ser visto por él.

—V-Vete...

—Pero...

—¡Que te vayas, carajo! —ordenó apartando la mano de su rostro, permitiéndole ver sus ojos cristalinos y enrojecidos.

—Lo siento, pero necesitabas saber la verdad —musitó caminando hacia la puerta, pero al llegar al umbral se detuvo para volver a mirarlo—. Llámame si necesitas algo...o a cualquiera de nosotros. Estaremos para ti.

Jungkook sólo asintió, inhalando y exhalando con ambas manos apoyadas en el escritorio. Mordió su labio inferior que estaba tembloroso, intentando contener el llanto y escuchando cómo su amigo se marchaba.

Por su cabeza pasaba cada momento compartido con aquella pelinegra, la primera vez que la vio con aquel vestido rosado, notando con facilidad sus nervios, cómo siempre sospechó que algo escondía, pero decidió dejarse llevar por ella, sin esperarse querer hasta un futuro a su lado.
Sintiendo su sangre hervir comenzó a romper las fotografías, queriendo gritar para sacar toda aquella rabia que estaba acumulando, pero la verdad era que nada lo lograría. Deslizó su espalda contra la pared, rompiendo en llanto mientras se cubría el rostro con la mano y sentía su corazón desgarrarse por sus mentiras, por haber sido utilizado sin importarle en absoluto que sus sentimientos por ella eran verdaderos.

¡Hola!

Ya era hora de que Jungkook descubriera sus mentiras, ¿cierto? ¿Esperaban que él se atreviera a pedirle matrimonio? ¿Cómo creen que actúe ahora que sabe la verdad? ¿Va a querer enfrentarla? ¿Cómo se imaginan que va a terminar esta historia? El siguiente es el final, la verdad no quiero que termine todavía porque ya me encariñé con la historia jajajs

Espero que les haya gustado el capítulo, si es así no se olviden de votar y comentar

¡Nos leemos en el capítulo final!

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