LA REINA DEL CRIMEN

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Desde que me puse a escribir más en serio y, sobre todo, desde que asumí que mi género es el misterio, me puse la meta de leer cuanto libro de dicho género se me pusiera por delante. Ya fueran malos o buenos, del subgénero policial o novela negra, o esas novelas de investigación histórica. Además de activar mis antenas para buscar ese tipo de libros en Wattpad (lo que me ha costado bastante, debo reconocerlo), el objetivo principal era comenzar con esos autores o libros del género que son considerados clásicos. Con Conan Doyle tenía el trabajo avanzado, pero me faltaban Ágatha Christie, Raymond Chandler y aún me quedan Dashiell Hammett, Georges Simenon y muchos otros. En fin, que me faltan demasiados, pero en eso estamos. 

La primera deuda que decidí pagar fue con Ágatha Christie. De ella solo había leído (y hace mucho tiempo)  la novela Diez Negritos, pero claramente no era suficiente. Sentía la necesidad de conocer por escrito a Poirot, porque ya lo conocía en el plano audiovisual gracias a una serie de la BBC (creo que es de la BBC) que veía en el cable. Muy buena, por cierto. La recomiendo. También conocía por una serie a Miss Marple, pero nunca había leído algo de ellos. Así que fui poco a poco comprando las novelas que se encuentran en cualquier librería de acá de Santiago (que son cinco, un pobre porcentaje de la obra total de Christie). Llegaban a mis manos y las leía y cada vez que terminaba una pensaba en escribir una entrada al respecto, para luego decidir tomarme un tiempo. Al final los conseguí todos, los leí todos y sentí que había llegado el momento de sentarme a escribir lo que pienso sobre Ágatha Christie y sus libros. 

Acá va:

Esta escritora británica es reconocida mundialmente por ser la reina del suspenso. Con una obra que consta de 200 libros según internet, se le considera además prolífica y una de los pilares del género policial. Creó a Hércules Poirot, un detective belga que puede parecer similar a Sherlock (Christie siempre reconoció a Conan Doyle como una de sus más importantes influencias), pero que no lo es tanto. Pero ya hablaremos de él. De momento podemos decir que la relación de la creadora con su criatura fue en cierto punto tan tirante como la de Doyle con Holmes. Dicho en términos simples, Ágatha Christie se aburrió de escribir sobre él, pero estaba medio condenada a hacerlo porque era su personaje más leído. En el extremo opuesto, creó a Miss Marple, una ancianita que también investiga casos, pero que no es una detective. De esa señora también hablaremos más adelante. 

Por supuesto, Ágatha no se conformó con escribir sobre estos dos personajes, sino que tiene varias novelas que también son de misterio, pero en las cuales esos dos no meten las narices. De hecho, una de sus novelas más importantes no tiene un detective titular. ¿Qué demuestra esto? Pues que la autora estaba realmente obsesionada con el género policial, no escribía solo por estar interesada en un personaje. 

Como lectora asidua de libros de misterio y sabiendo lo que se decía de esta escritora, fui buscando suspenso, cosa que encontré. Por lo general me adelanto a lo que va a pasar en las novelas que leo, pero debo reconocer que me cuesta muchísimo hacer eso con Ágatha Christie. Y si lo logro, lo hago solo un par de capítulos antes del desenlace. La mujer tiene un talento innato para hacerte dar mil vueltas a las teorías, confiar y desconfiar en lo que crees, para darte cuenta al final que todo puede ser. Tiene una elegancia también muy distintiva. Puede estar narrando una escena del crimen, con un cadáver en el centro que ha sido apuñalado doce veces y aún no te sientes abrumado por lo grotesco de la situación. Muy inglesa, por decirlo así. 

Quizás mi mayor problema con Ágatha Christie es la frialdad de su prosa. Es agradable, pero comedida. Cuando la leo siento una inmensa admiración a nivel literario, sobre todo por su capacidad como constructora de puzzles mentales, pero no siento ninguna emoción más allá de eso. Es como ver una partida de ajedrez entre dos maestros muy hábiles. No la critico por eso, ya que entiendo que se debe por un lado a la época y por otro a su estilo. Porque Christie condensa todo lo humano y lo pasional en el crimen en sí y en los motivos que tuvieron los criminales para llevarlo a cabo, no en las descripciones de los hechos. 

Ahora, vamos a un análisis libro por libro.

Diez Negritos

Esta debe ser, sin duda, una de sus novelas más reconocidas. Y no faltan razones, porque si Ágatha Christie es recordada por ser una escritora de misterios tipo Clue, acá es cuando lo hace con más maestría. Es un crimen al más puro estilo cuarto cerrado, pero a nivel macro, porque no es en una habitación, sino en una isla entera donde víctimas y asesino están encerrados.

El argumento es simple: diez desconocidos son invitados a pasar un fin de semana en la Isla del Negro. Todos están muy confundidos por las razones para haber sido llevados a ese lugar, pero los seduce la mezcla de unas cortas vacaciones gratuitas y la curiosidad. La cosa se vuelve oscura cuando comienzan a ocurrir muertes que se relacionan, de manera muy siniestra, con una canción infantil y con la desaparición paulatina de las figuras de diez negritos que ocupan el centro de la mesa.  

Debo reconocer que de las cinco novelas que he leído de Christie, esta es la que menos me gusta. Es intrigante y mantiene el suspenso hasta el final, pero es en la que más sentí esa falta de emoción. Tampoco logré conectarme con ninguno de los personajes y eso siempre les resta a los libros según mi perspectiva. De todas maneras la recomiendo porque es una novela esencial en la obra de la autora.

Asesinato en el Orient Express

Luego de leer Diez Negritos y decidir que ya era tiempo de leer más a Ágatha Christie, busqué el libro que despertara con mayor fuerza mi interés y di con este. No solo tenía una buena sinopsis y era de los libros más conocidos de ella, sino que aparecía Poirot. Era perfecto. 

A pesar de que después de este leí otros tres, este sigue siendo mi favorito. Lo tiene todo y al más puro estilo de Christie. Primero, un buen misterio y del tipo cuarto cerrado, esta vez en un tren que viaja desde Estambul hasta Inglaterra. Segundo, una gama tan variada de sospechosos que me hizo dudar incluso de las ancianas y de las institutrices. Tercero, Poirot. Y cuarto, uno de los mejores finales que he leído en el género.

Vayamos por parte.

El misterio es de esos que uno no sabe si catalogar de simplón o muy complejos: un hombre es asesinado en su compartimento y desde ese momento todos los pasajeros del tren se vuelven sospechosos. Cuando los tres hombres que se hacen cargo de las investigaciones comienzan los interrogatorios para establecer las coartadas, estas demuestran ser perfectas para todos, pero raras. Y a esto se suma el hecho de que el mismo Poirot estaba allí, lo que lo convierte en un testigo, no en ese detective que llega después y tiene que conocer desde cero a los implicados. No, Ágatha Christie juega con esa idea de poner al detective en el centro de todo desde el principio, así que Poirot ya se ha hecho ciertas ideas sobre los pasajeros, escuchó cosas, vio otras y luego tiene que ir encajando todo. 

Los implicados en esta novela me parecen de los personajes más interesantes de la autora (de lo que he leído, al menos). No sabía qué imagen hacerme de ellos. En una página los descartaba como culpables y a la siguiente leía todo lo que hacían con lupa. Era terrible... y terriblemente divertido. Y, como un extra que siempre se agradece, me conecté con ellos. No al nivel de otras historias, pero al menos me importaba lo que les pasaba. 

Pero claro, el personaje que yo venía a ver actuar era Poirot. Antes de leer este libro me esforcé por no ir con ideas preconcebidas respecto a él o esperando demasiado de él. Quizás uno de los peligros de leer y ser fanática de Sherlock es que después, inconscientemente, quieres que todos los detectives se le parezcan. Así que dejé de lado la Aileen Fan Loca y me dispuse a conocer a Poirot. Y debo decir que me encantó.

Al estilo de Ágatha Christie, elegante y sutil, Poirot se mueve por el misterio de una manera que no avasalla y que no deja con la boca abierta a los que la rodean. De hecho, y esto es algo que encontré muy interesante, la mayoría de la gente lo ve y no lo toma en cuenta. Para ellos no es más que un hombrecillo rechoncho con un bigote raro. Cuando se presenta, algunos reconocen el nombre gracias a anteriores casos, pero no con ese asombro que puede acarrear una escena similar de otro detective literario. Sus deducciones tampoco son esas verborreas interminables que lo explican todo, hasta el caos en el universo. Por supuesto que tiene la escena final en la que revela los misterios, pero no se siente como ese momento de iluminación total. 

Y lo que más me gusta de él es lo humano que se siente. Casi como un vecino que uno conoce desde hace mucho tiempo y que, llegado un momento de crisis, toma las riendas para restablecer el orden. Eso es lo mejor que tiene Poirot, la sensación de paz y confianza que da su presencia. No es una bomba a punto de explotar de entusiasmo como Sherlock (ahí va una comparación), sino un apoyo y un pilar. 

Del final de este libro no hablaré, porque para hacerlo tendría que dejar caer un spoiler y eso sería el peor crimen relacionado con Ágatha Christie. Solo diré que me dejó con la boca abierta.

Muerte en el Nilo

Poco después de leer el anterior libro, seguí con este, que también es uno de los misterios investigados por Poirot. No me pareció tan interesante como Asesinato en el Orient Express, pero sí lo considero más humano y cotidiano. Más pasional. No hay buenos buenos o malos malos, solo personas llevadas por las circunstancias. 

Le suma el hecho de que esté ambientado en un territorio tan exótico como Egipto, que es otra de las cosas buenas de la autora: no está casada ni con una ciudad ni con un país. 

Y Poirot, claro, tan perceptivo y cercano como en el anterior libro.

Muerte en la vicaría 

Este libro lo encontré en una feria de libros usados. Iba caminando con unos amigos, hablando de la vida, cuando por el rabillo del ojo detecté el nombre de la escritora. Me devolví como una poseída y lo compré casi sin preguntar el precio. Fue un acierto. No solo era una novela que no se encuentra en cualquier parte, sino que pasó a ser el único libro que tengo y he leído donde aparece Miss Marple. 

Ya dije antes que este personaje lo conocí primero por una serie. Sé que hay varias versiones, pero yo vi la protagonizada por esta actriz. 

(Puse esta foto porque era la que mejor se veía, no por Benedict. Lo juro)

La serie me parecía muy divertida, sobre todo por ella. Y es que Miss Marple tiene una particularidad y es que ella no es una detective, es solo una vieja chismosa. Sí, así como suena. Siempre está en el lugar y en el momento preciso para oír y ver lo que luego servirá para resolver un crimen. Y su mayor talento no es solo el espionaje, sino que a partir de su conocimiento de la naturaleza humana puede saber qué implican esas acciones y esos dichos. 

Su terreno es un pueblo pequeño de la campiña inglesa llamado St. Mary Mead, creado por Ágatha Christie para este propósito. Y bueno, como dice el dicho: los pueblos chicos son a veces infiernos grandes. Infierno grande que tiene como vigilante a Miss Marple. 

El libro en cuestión que leí tiene como narrador al vicario, habitante del lugar donde se comete el crimen, que consiste en el asesinato del hombre más detestado del pueblo debido a su temperamento. Clement Leonard, el vicario, es quien guía la acción y debo decir que es mi personaje favorito de Christie hasta el momento. Muy humano, casi patético y ese tipo de persona que solo quiere una vida tranquila. Me encantó desde el primer instante.

Quizás debido a que es la primera novela donde aparece Miss Marple, su participación, si bien es decisiva, no es permanente. Aparece en ciertos puntos de la historia para dejar caer lo que ella piensa, o lo que ella vio, o lo que ella escuchó. El narrador es plenamente consciente de que es una chismosa y que, por más que le pese, es muy probable que tenga razón en lo que dice. Todas estas escenas me hacían reír debido a su cotidianidad y también por su frescura. 

Cianuro espumoso

Esta es otra novela muy reconocida de Christie y la última que leí. Me timaron desde el inicio porque la portada tiene un sello que indica que es una novela sobre Poirot, pero él no sale por ningún lado. De todas maneras, es la segunda novela que más me ha gustado de la autora y creo que su mayor acierto es que no hay un detective titular, de modo que la narración se centra en dar a conocer a todos los implicados desde su propia perspectiva, no a partir del recurso habitual del interrogatorio. Es una especie de novela coral, que comienza con un suceso que puede ser un crimen o un suicidio y que, llegado un punto, desencadenará en otro crimen que puede o no ser un suicidio. Dicho de otra manera: es una trama donde el pasado repercute trágicamente en el presente, motivo que tras leer cinco novelas de Ágatha Christie he notado que es uno de sus favoritos. 

Este libro me gustó principalmente porque a pesar de tener todas las perspectivas a la mano, aún así me fue bastante difícil descubrir quién era el culpable. Gracias a esta novela me di cuenta que sí, Ágatha Christie de verdad es la reina del suspenso. Es la maestra, no hay más que decir. 


Por supuesto, seguiré leyendo sus libros, pero quería hacer ese pequeño muestrario con el camino ya andado. Y ustedes, ¿han leído algo de la Reina del Crimen? ¿Qué les parece? ¿Con qué libro creen que debería continuar?





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